T R E S

— ¡Hola, mi amor!  —exclama Shōto viendo a través de la videollamada a su hijo Kasei quien está dormido en brazos de Mitsuki. Por detrás se ve a Masaru arrugando a Natsuki y a Enji tratando de adormitar a Kazuo.

— Mira, las bestias de guerra. —habla Katsuki sonriente. Le daba gusto ver a sus hijos después de una semana intensa de trabajo. Tenían que estar al corriente lo que significaba esfuerzo físico y mental. Las cosas no estaban para nada fáciles. El siguiente fin de semana irían a ver a las pequeñas gastritis para convivir con ellas, después de todo, que Katsuki mande su leche embotellada era bastante abrumador pensar que alguien le descubra.

¿Cómo les va? —pregunta Mitsuki sonriente. Katsuki rueda los ojos. Ahí iban las preguntas.

— Ahí vamos. —responde Katsuki restándole importancia. Quería burlarse acerca de haber derrotado a su novio en combates cuerpo a cuerpo o lo gracioso que fue verle recuperando el aire después de correr una larga distancia. Normal, después de meses teniendo una vida casera.

— ¿Cómo se portaron los bebés? —pregunta Shōto.— Son unos diablillos ciando quieren.

Y eso que apenas tienen tres meses. —ríe Masaru viendo a su nieta con suma ternura.— Ayer no paraban de llorar, creo que quieren ver a su madre.

¡Soy el padre! —reclama Katsuki ruborizado. Nunca aceptaría ser llamado la mamá. Odiaba eso. Era hombre, el que haya parido a trillizos no lo hace menos masculino.— ¿Así que las bestias no paraban de llorar? Les voy a dar de nalgadas.

¡Katsuki! —regaña Mitsuki visiblemente enojada.— No te atrevas.

— Los voy a educar con puño de hierro. —se cruza de brazos.— A mí me van a respetar quieran o no.

— ¿Y a mí? —pregunta Shōto apuntándose mirando a su pareja. Katsuki pone los ojos en blanco.

— No sé, pero a mí me van a adorar.

— Oh... —baja la mirada.

— Ya, ya. —besa su mejilla haciendo que el rostro de su novio se torne ligeramente rojo.— También te van a querer así que calla bastardo.

Me da miedo ver a mi propio hijo siendo tierno. —declara Mitsuki bastante perpleja. Katsuki rueda los ojos. Shōto no puede evitar acariciar su mejilla donde fue besado.

¡Buaaaa! —el pequeño Kasei se ha despertado. Mitsuki le levanta tomándole de las axilas y le hace mirar a la pantalla del ordenador. El bebé mira fijamente a Katsuki y sonríe por ello. Menea sus pequeños bracitos se extienden queriendo tocar la pantalla.— A-ah... Aaa...

Katsuki no puede evitar sentirse conmovido. Desvía la mirada, sonriente. Shōto se queda viendo a su pequeña gastritis.

— ¡Kaseiiiii! —alarga la "i" de forma chistosa llamando la atención del bebé. Ahora empieza a reír poquito.— ¿Cómo estás, mi amor? —Katsuki voltea a ver a su novio. No puede evitar pensar lo cariñoso que es con sus hijos. Un lindo y tierno padre.

¡Aaah! —el bebé ríe con más ganas y prontamente se pone a llorar. Mitsuki lo atrae a ella para después arrullarlo.

De tanto reír le dolió el estómago y ahora llora jaja. —Kasei se calma y se acurruca en el pecho de su abuela.

¿Cuándo vendrán? —pregunta Enji sin lograr que Kazuo duerma. Parece desesperarse.

— La siguiente semana, Kat no soporta estar sin sus bebés. Pensábamos traerlos y tenerlos aquí una semana de prueba. —aquello suena una locura.

Una cosa es tener mascotas o plantas pero otra es tener un bebé. —habla Enji.— Necesitarían llevarse a los niños en clases y no creo que siempre los tengan vigilándolos si no quieren que otros se enteren.

— Kat y yo lo hemos hablado... —Shōto toma la mano de su novio.— Vamos a comentarlo con nuestros compañeros de clase.

¿No creen que se están apresurando?

— No siempre les vamos a pedir que nos cuiden a las bestias. —Katsuki se cruza de brazos.— Además, UA también nos va a apoyar, sobretodo a mí por ser el que parió.

Tengan en cuenta que son tres.

— Pelos de mierda, Pikachu de mierda y Momia de cinta adhesiva se encargaran de eso. —declara Katsuki con los brazos cruzados. Shōto ríe por ello.

— Dijimos que hablaríamos de eso con ellos para evitar desgracias. También lo haremos con mis amigos.

¿Tienes amigos? —Shōto termina ocultándose detrás de Katsuki bastante herido.

— Tranquilos, me haré cargo de todo. —Katsuki termina la videollamada.

. . . .
. .

— Ugh... —Katsuki se acaricia el estómago. El día anterior había consumido bastante picante. Ahora definitivamente se trataba de una gastritis. ¿Cómo lo sabía? Shōto y él no habían tenido relaciones sexuales desde que tenía siete meses de embarazo. Lo que eran cinco meses sin hacerlo. Tenía ganas, sí, pero no quería embarazarse de nuevo, incluso le daba miedo pensar hacerlo con condón por el temor de que se rompa.

— ¿Te sientes bien, Bakugō? —pregunta Hanta viendo a su amigo retorcerse. Está junto con Shōto leyendo mangas, bastante normal. De esa manera poco a poco juntarían a ambos grupos de amigos o así lo veían ellos. El heterocromático está inmerso en la lectura. Katsuki asiente.— Recuerdo que antes de que fueras estabas así.

— Estoy bien, estoy bien. —gira los ojos.— Sólo es una gastritis. —Shōto escucha aquello y se pone nervioso.

— ¡Pe-pero no lo hemos hecho! —exclama girándose de su asiento con su lado izquierdo en llamas y viento de hielo del otro. Katsuki pone los ojos en blanco. Jodido idiota.

— ¿Qué? —Hanta se queda perplejo. Aquello no lo vió venir. Mira a Katsuki y ve como este se pone rojo y luego a Shōto quien está anulando su propio quirk, avergonzado.— ¿Ustedes son pareja?

— ¡Cállate! —exclama Katsuki avergonzado.— Ugh, bien, te lo diremos pero no se lo cuentes a nadie aún. Nosotros lo haremos pero después.

— Kat y yo somos novios. —continua Shōto nervioso.— Llevamos más de un año juntos.

Hanta pone los ojos en blanco.— Nunca creí que ustedes dos... Es que, son tan diferentes.

— Ugh... —desvía la mirada Katsuki caminando a donde está Shōto. Toma la mano de su novio. Se sentía nervioso a lo que diría su amigo.— Sé que es extraño como la mierda pero Todomeco me gusta.

— ¿Ah? —Shōto hace un puchero mirando a su novio.— Se supone que me amas...

— No diré eso en frente de alguien. —gira el rostro bastante rojo.

— Qué tierno luce Bakugō. —ríe Hanta.— Me agrada para ti, se ve que se quieren mucho. ¡Cuenten conmigo!

Katsuki esboza una pequeña sonrisa que va ensanchandose maquiavélicamente.— Y si intentas decir algo, te mataré.

— Aaaah, ahí está el Bakugō que da miedo. —declara Hanta nervioso.— Todoroki, deten a tu novio.

— Kat... —Shōto abraza a Katsuki calmandolo casi al instante.— Sero es un aliado ahora, ¿le podemos contar sobre la gastritis?

— ¿De qué? —Hanta ladea la cabeza.— ¿La gastritis de Bakugō? Uh, de eso todos estamos enterados, por eso se fue pero ahora está mejor.

— En realidad... —Katsuki desvía la mirada.— Ambos nos fuimos por temas de maternidad.

— ¿Ah? —Hanta mira a ambos. Si tenían una relación y se habían ido por maternidad todo ese tiempo justo después de que Katsuki tuviera una gastritis significaba que...— ¡Noooo! No es posible.

— Lo es.

— Pe-pero los hombres no se embarazan.

— Y tampoco tienen trillizos pero ya ves, hago lo imposible posible. —Katsuki se cruza de brazos. Hanta queda con la boca abierta.

— ¿Son padres? —ambos asienten.— Vaya... ¡Me encantaría ver a los bebés de Bakugō! Deben ser muy lindos.

— De eso les íbamos a decir después pero alguien está Todoidiota y la cagó. —Shōto hace un puchero.

— Lo siento.

— No pasa nada. —Katsuki acaricia sus cabellos.— No puedo enojarme contigo.

— Claro que sí, cuando Kasei se hizo popó y manchó hasta el futón. —Katsuki pone los ojos en blanco.— No debí decir eso.

— Cierto, amor... —Shōto se pone nervioso y quiere huir pero ahora Katsuki salta por encima del sofá y abraza a su novio.— Uh, cariño, mi amor.

— Auxilio... —susurra Shōto muerto de miedo a Hanta. El pelinegro no puede evitar reír.

Sin duda, Shōto era la mejor opción para Katsuki.

***
Hanta ya lo sabe, Hanta ya lo sabe~ y pronto los demás uvu

Espero que les haya gustado~ nos leemos.

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