TAI CHEN ARDE POR CELOS

Ya antes había besado, y sin embargo sentía como si aquel fuese el primero de sus besos.

Apenas los labios de él rozaron los suyos su cuerpo se estremeció y busco apoyo entre los brazos masculinos que de inmediato la sujetaron con fuerza por la cintura y eliminaron cualquier distancia posible entre los dos.

Cerro los ojos y se dejó llevar por el arrebatador deseo que podía sentirse. Un atisbo de conciencia la hizo darse cuenta que sus brazos ahora rodeaban el cuello de él y que sus lenguas ahora estaban en medio de un baile apasionado y húmedo que había encendido una llama en el sur de su cuerpo.

- Me impresiona como Mo Yuan ha fomentado la "hermandad" entre sus discípulos... - esa voz... Feng Jiu podía recordarla, aunque pasaran miles de años. De inmediato ambos jóvenes se separaron y ella se cubrió la boca con una de sus manos.

Dong Hua los miraba con desprecio. Sus ojos se posaron sobre Hao Xen unos momentos y lo barrio de arriba abajo, para luego mirarla a ella con severidad.

- ¿Quién es usted? – pregunto Hao Xen mientras aparecía una espada en su mano derecha. Tal acción hizo que Dong Hua levantara una ceja con cierta sorpresa, mientras Feng Jiu se aterrorizaba.

- Hao Xen, por favor... no lo hagas. No sabes con quien hablas. – murmuro. Sus palabras salieron con mucho esfuerzo mientras sus ojos no dejaban de mirar a Dong Hua, el cual, con el movimiento elegante que le caracterizaba, llevo una de sus manos a la espalda y miro con superioridad al muchacho.

- ¡Le hice una pregunta!

- ¡Basta! – le suplico ella. – por favor déjanos solos. Es un viejo amigo mío.

- ¿Lo conoces Feng Jiu? ¿Estarás bien? – ella asintió aturdida. Hao Xen suspiro. Desapareció la espada, se inclinó con desconfianza solo por mera diplomacia y se marchó sin decir más.

Apenas estuvieron solos, Dong Hua creo una barrera protectora alrededor de ellos que impedía que algún inmortal los escuchase o viese.

Feng Jiu no podía mirarles a los ojos. Su mirada vagaba por todo el suelo de aquí y haya. Fue él quien tomó la palabra.

- Qué gran descubrimiento he hecho hoy... - y acercándose a ella comenzó a rondarla como si fuese un tiburón a su presa – no solo descubrí que la reina de Qing Qiu no está enferma como todo el clan zorro lo ha hecho creer, sino que, además, descubrí que es discípula de Mo Yaun, y pro si eso fuese poco... que tiene un romance secreto con uno de sus compañeros... ahora... yo me pregunto... ¿Cómo reaccionaran los nueve reinos si yo repito estas mismas palabras?

Sin razón alguna, una furia descomunal se encendió en ella. Apretó los labios y encarándolo le respondió:

- Te diré que pasaría... no solo pueden obligarme abdicar por abandonar el trono, si no que el clan zorro perdería su estatus, además, arruinarías las relaciones que tiene mi reino con los demás, y si eso no te basta... yo estaría condenada a la deshonra por la eternidad. ¿Quieres que continúe con la lista, Dijun?

- Veo que estos trescientos años te han dado valor... y una lengua de serpiente que puedes usar no solo para ofender, sino también para besar... - Dong Hua no pudo terminar la frase. De inmediato, la mano de Feng Jiu le cruzo el rostro en una bofetada que lo hico girar levemente la cabeza debido a la fuerza.

Feng Jiu se arrepintió de tal agresión, pero no pudo detener el impulso de hacerlo. Sus ojos temblaron con cierto miedo. Entre la innumerable lista de errores que estaba cometiendo, ahora debía agregar el haber insultado aun altísimo dios, primer gobernante del mundo.

Dong Hua se acarició la mejilla que había recibido el impacto, como si quisiera corroborar que efectivamente había ocurrido.

- ¿A qué has venido? – pregunto ella aun con el rezago de valor que le quedaba.

- Supe que estabas enferma. Envié un sequito para tu cuidado, pero como te imaginaras fue rechazado. Luego supe que "la enfermedad de la rosa" era la que te aquejaba, así que fui a la montaña de Tai Shan por una rosa y brindarle a tu familia la cura... - en este punto, el semblante de él se modificó a uno irónico, incluso esbozo una sonrisa igual – pero me encontré que el Baihu dormía apaciblemente envuelto en una esfera de poder color rosa y luego, examinándolo bien, encontré entre su pelaje un pelo de zorro rojo... el resto solo fueron conclusiones.

- ¿Cómo supiste que estaba aquí?

- El único lugar que vendría a tu mente si desearas recluirte y escapar seria Kun Lun... por un momento pensé que estabas siguiendo los pasos de tu tía, pero después de ver lo que vi... que vergonzoso...

Feng Jiu no lo soporto más. Había escuchado suficiente. Levanto la mano para volver a descargar una bofetada en la misma mejilla, pero Dong Hua la sujeto con fuerza deteniendo el impacto, mientras que su otra mano rodea la cintura y arrinconaba a la joven contra la barrera.

Feng Jiu se retorció para intentar liberarse. El aliento de ella estaba a centímetros del rostro de Dong Hua. Un perfume a flor de lotos llego hasta ellos, mientras las mejillas de ella se encendían en rubor. El brazo de él rodeo aún más la cintura de ella y la apretó con fuerza hacia su propio cuerpo.

Feng Jiu podía sentir el cuerpo de él a través de la túnica. El agarre firme de su brazo y sus pechos aplastándose contra el pectoral de él. ¿En qué momento subió la temperatura y comenzó a hacer calor?

La barrera desapareció y si no fuese que ella estaba apoyada en el brazo de él, quizá hubiese caído al suelo. De inmediato Dong Hua se separó y miro por encima de ella.

- Un gusto saludarte Dong Hua – Mo Yuan se inclinó con la diplomacia acostumbrada – sentí tu presencia hace un rato. Como no llegaste hasta mi salón, creí que te habías perdido y Salí en tu búsqueda. Como sales poco del palacio de Tai Chen, creí que había lugar para que no recordaras el camino. – el dios del a guerra sonrió afablemente y sin demostrar alguna malicia ni sus palabras. Luego miro a Feng Jiu. – vigésima discípula, se hace tarde para tus deberes.

Fen Jiu entendió y dio gracias por haber sido salvada. Reverencio a Dong Hua y luego a su maestro y salió corriendo lo más rápido que pudo.

Cuando llego a la sala para hacer los deberes de limpieza, aun tenia las mejillas encendidas por lo ocurrido. Hao Xen se limitó a cerciorarse si estaba bien, más sin embargo no hizo pregunta alguna con respecto a ese extraño visitante.

Un tiempo después, Dong Hua atravesaba las puertas de su palacio celestial, mientras su túnica se hondeaba con elegancia a su paso.

El sequito de doncellas se arrodillo a su paso formando una valla humana hasta la puerta de su aposento, con un ademan les ordeno que se marchasen.

Ye Hua, que se dirigía precisamente hacia el palacio de Tai Chen, se encontró con una doncella, la cual venia aterrorizada y temblando, como si intentara huir de alguna catástrofe.

- ¿Ocurre algo en el palacio de Tai Chen? – pregunto de inmediato.

- ¡El alto dios Dong Hua Dijun ha perdido la razón! – exclamo ella comenzando a llorar.

- ¡Habla! – le dijo sacudiéndola pro los hombros.

- Yo estaba aun dentro de la cámara arreglando los papiros, y de repente el señor Dong Hua desato en ira. Quemo los cortinajes con rayos de fuego, hizo soplar un viento que revolvió los documentos. Se quitó la túnica purpura y la desgarro con fuerza, rompió floreros, lámparas... el palacio de Tai Chen está ardiendo por dentro... - la doncella siguió llorando – yo salí por la parte de atrás para no ser vista. Temí que me castigara pro haber presenciado eso.

- Por favor – le dijo él dulcemente – no comentes nada de esto con nadie. Tranquilízate y has venir a mí a Si Ming y Cheng Yu. ¡Rápido! – la doncella salió corriendo a cumplir la orden. Ye Hua se asomó a través de la entrada. El palacio de Tai Chen parecía en calma por fuera. – típico de ti, Dong Hua – dijo para si en voz alta – tranquilo e indiferente por fuera... pero por dentro una guerra esta desatada. Increíble que después de miles de años, el palacio de Tai Chen arda por celos...



***



Esa misma noche, Feng Jiu no podía conciliar el sueño. Su maestro se había retirado a meditar todo el resto de la tarde con probabilidades de no estar disponible hasta el cuarto día, por lo que o había podido hablar con él respecto a lo ocurrido.

Se quitó el anillo de jade y lo observo a la luz de la lámpara.

El jade brillaba en su esplendor engarzado e aquella armazón de plata.

Se sintió culpable. Nada de aquello hubiese pasado si hubiese sido más fuerte. Inevitablemente recordó lo que había pasado aquella tarde:

Hao Xen y ella habían estado descansando cerca en el mirador. Habían pasado dos semanas desde que ambos habían ascendido y por alguna razón se sentían más unidos que nunca. Siempre estaban juntos, y aunque a ella la seguían molestando el resto de los discípulos a espaldas del maestro, parecía ya no importarle tanto.

Él habia estado trabajando en aquella armazón por días, sin revelarle a ella exactamente la finalidad. Ahora, llevaba horas intentando montar la piedra de jade en la plata.

- Es para ti. – le dijo cuándo hubo terminado. Sin permitir que Feng Jiu reaccionara, tomo su mano izquierda y le coloco el anillo en el dedo anular. El jade brillo. Era un anillo precioso que contrastaba con la blancura de la piel femenina.

- Pero... ¿por qué? ¿Es por haber pasado la prueba? En ese caso temo que yo deba también darte algo. – Hao Xen sonrío.

- No necesitas darme nada. A menos que realmente ese sea tu deseo.

- ¿Mi deseo? – pregunto ella. Los ojos de Hao Xen centellearon y bajaron por unos momentos a los labios de ella, acción que percibió y la puso nerviosa.

- Si. ¿que deseas darme como obsequio? – la voz de él era ronca. Su lengua mojo sus labios y esta acción perturbo aún más a Feng Jiu que parecía hipnotizada. Ella trago saliva. Los rostros de ambos estaban a corta distancia. Un solo movimiento y podrían incluso besarse.

- ¿Qué te gustaría que te regalara? – respondió con cierto temor.

- Lo que me gustaría que me dieras... puede quizá ofender tu pudor... - con una de sus manos tomo la barbilla de ella obligándola a mirarlo. Feng Jiu no se movía ni un centímetro. Las respiraciones de ambos se entrecortaban. El corazón de ella latía a mil por hora. Entonces él la beso. Ese beso parecía remover en ella algo que no comprendía, pero que no deseaba entender en ese instante, así que se dejó llevar, y pronto, se encontró entre los brazos de él...

Se ruborizo ante el recuerdo y se llevó las manos al rostro para intentar ocultar su vergüenza.

Tenía que poner orden. Debía regresar a Qing Qiu y ver qué tan mal estaba todo, y también debía platicar seriamente con su tía. Necesitaba un consejo. Algo aparentemente había cambiado.

Apenas Mo Yuan despertara, le pediría una licencia para marcharse por unos días. Sí, eso haría. Alejarse también de Hao Xen estaría bien... necesitaba pensar.


---------------------------------------------------------------------------------

HOLA MIS AMADAS LECTORAS.

¿QUE LES PARECIÓ ESTE CAPITULO? ¿SE ESPERABAN QUE FENG JIU HICIERA ESTO? ¿SE IMAGINARON A DONG HUA CELOSO?

DEJEN SUS COMENTARIOS, YA SABEN QUE ME ENCANTA LEERLAS Y PLATICAR CON USTEDES.

DEJEN TAMBIÉN SUS ESTRELLITAS Y POR SUPUESTO, RECOMIENDEN LA HISTORIA PARA QUE TODOS SEPAN SOBRE ESTA HERMOSA PAREJA.

LES DEJO ESTA PREGUNTA A MANERA DE FORO DE DISCUSIÓN: ¿QUE CREEN QUE VAYA A PASAR AHORA?

NOS LEEMOS PRONTO.

ATT. WRITERROSSES.  

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top