PREOCUPACIÓNES

Dong Hua intentaba asimilar lo que Si Ming acababa de decirle.

- ¿Estás seguro de lo que acabas de decirme? – le pregunto. Sus ojos adquirieron la opacidad que Si Ming ya se esperaba solo de imaginar el momento de decirle la noticia.

- Yo no he podido verla. Ni siquiera lo solicite. Pero los rumores corren veloces por todos los reinos.

- ¿Son confiables tus fuentes de información?

- Todos confirman la misma versión. Incluso Zhe Yan hace diversos viajes entre sus diez millas de flor de durazno y la guarida del zorro.

Un silencio se hizo presente. Si Ming pudo notar como la mandíbula de su señor se contraía en una mueca involuntaria de pesar. Los ojos perdieron brillo y aunque no pudo asegurar que se hubiesen humedecido, se le figuro que algo había de eso.

- Prepara una sequito de doncellas, médicos y todo lo que pueda necesitarse. Dirígelos de inmediato hasta la guarida. Si preguntan, di que es solo para pagar el favor que la reina hizo durante su estancia en el palacio de Tai Chen. – ordeno sin mirar a Si Ming.

- Pero señor, la diosa Bai Qian es quien la custodia y cuida, dudo que ella...

- Has lo que te he ordenado – lo interrumpió – e intenta que sea recibido lo que envío.

- Así será, señor. – y haciendo una reverencia, salió de allí.

Dong Hua dejo escapar el aire con pesadez. Cerro los ojos e intento controlarse.

Apenas había recibido la noticia sintió que su corazón se desvanecía. Internamente rogo porque fuese mentira... o al menos que tuviera noticias favorables muy pronto.


***

Su Jin observaba a su compañero con diversión. La cara de incredulidad que tenía la habían puesto de muy buen humor.

Li Yuan se miraba las manos Y todo el cuerpo. Estaba vivo. Realmente estaba vivo. Ella había reunido los fragmentos del alma de él y lo había concentrado ahí mismo, dentro de la cueva en donde había hallado la gema.

- ¿Qué eres tú? ¿Una bruja? – pregunto retrocediendo un paso.

- Soy más que una bruja... soy una princesa celestial...

- ¿una princesa celestial? – y adquiriendo un aire burlón continuo – Desterrada, me imagino. Expulsada del cielo por haber hecho algo que iba contra las reglas de armonía que tienen, sino ¿porque una princesa celestial regresaría a la vida a un desterrado de la tribu fantasma como yo? – Su Jin intento no perder la paciencia con ese comentario.

- Por qué sé cuánto deseas vengarte del reino celestial y de todos los que ahí habitan. –Sus palabras parecieron afectar a Li Yuan, que de inmediato hizo una mueca de repulsión. – Debes estarme agradecido, resucitaste gracias a mí.

- No te pedí que lo hicieras... ahora dime, ¿Qué me pedirás a cambio de este gran favor?

- Quiero que te unas a mí en una lucha con el cielo. Ellos mataron a tu padre, acabaron con la grandeza de la tribu fantasma, entregaron el trono que te pertenecía a tu mediocre hermano... ¿A caso no quieres fastidiarlos y llevar a cabo tu venganza?

- Por supuesto que quiero. – y sonrió malicioso – estaré encantado de formar alianza contigo. – Su Jin sonrió.

- De ser así... te devolveré parte de tus poderes. – hizo un ademan con los dedos de sus manos y de inmediato Li Yuan se vio envuelto en una luz purpura, que pocos momentos después desapareció. – y ahora ven, hay una guerra que planear.

- Y esta vez yo ganaré...

Su Jin sonrió, aquel sujeto de la tribu fantasma era peligroso, no debía confiarse de él, pero precisamente por esas ansias de poder, es que lo necesitaba. si, ganaría... y a toda costa.


***

Bai Qian no sabía exactamente como reaccionar. Nunca se hubiese esperado que Dong Hua tuviese la valentía para enviar aquel séquito. En pie delante de la entrada de la guarida para evitar que pasaran, vio el numeroso grupo de seres halados dirigidos por Si Ming. ¿Ahora cómo iba a deshacerse de ellos sin dejar de ser diplomática?

- El señor Dong Hua envía con buenas intenciones a las doncellas más serviciales y a los mejores médicos de los nueve reinos principales para atender a su alteza. Esperamos poder con esto, ayudar a que ella se mejore pronto. – Si Ming levanto la mirada furtivamente para ver la expresión de la alta diosa, pero como también esperaba, se notaba conflictuada.

- Lord Dong Hua es muy amable... - inicio diciendo – pero no era necesario tanta amabilidad.

- Él solo desea pagar el favor que su alteza le realizo sirviéndole en el palacio de Tai Chen. Seria vergonzoso que fuese rechazado tal gesto de bondad. – y entonces los ojos de Bai Qian echaron chispas.

- También es deshonroso hacer suspirar de amor a una mujer para luego rechazarla y dejarla morir en tristeza. – inquirió. Solo de recordar lo acontecido sentía que le hervía la sangre. Si Ming no tenía argumentos para refutar aquello. – dile a Lord Dong Hua que el clan zorro agradece su bondad, pero la reina Feng Jiu se encuentra ya bajo nuestros cuidados. Hará bien en no volver a enviar a nadie... y tampoco aparecerse por aquí. – y con un desplante de superioridad dio media vuelta dispuesta a volver a dentro.

- Por normas de protocolo, no es correcto rechazar a alguien que desee pagar una bondad... menos si se trata de uno de los más antiguos dioses... - esa voz... esa infortunada voz hizo parar a Bai Qian. Se giró, y acercándose con pasos lentos y expresión distante, estaba Dong Hua.

- No me cansare nunca de decirlo; aquí en Qing Qiu tenemos otras costumbres diferentes a la tribu celestial. Aquí podemos decir lo que pensamos, lo que sentimos... y yo siento que usted...

- ¿Cómo se encuentra ella? – la interrumpió él sin inmutar sus gestos. Por fuera parecía tan sereno, pero en su interior, deseaba ver a Feng Jiu y comprobar con sus propios ojos si el rumor era cierto.

- Ella está bien. Ya está siendo cuidada. – un silencio incomodo se produjo. Ambos dioses se miraron intentando calarse mutuamente. Dong Hua avanzo aún más hasta quedar a un solo paso de ella.

- ¿Considera que podría pasar a verla, aunque sea un momento? – y entonces Bai Qian intento no demostrar su nerviosismo.

- Ella está descansando, no podrá recibirlo. No tiene caso que entre en este momento. Quizá en otra ocasión. Ella aún no está del todo bien. – abrió el abanico que había llevado consigo todo ese tiempo y comenzó a soplarse desviando la mirada. Dong Hua la observo un momento y luego, haciendo un ademan elegante con su brazo para acomodarlo tras su espalda se despidió.

- Dele mis respetos a la reina. Todos deseamos que se mejore pronto. Si requiere algo, envié un recado al palacio de Tai Chen y de inmediato será atendido.

- Gracias. Se lo diré...

Dong Hua camino delante del grupo de personas que había enviado y uno a uno fueron desapareciendo en luces que se elevaban al cielo.

Bai Qian intento recuperarse.

- ¡Rayos! Estuvo cerca... Feng Jiu, más te vale que aparezcas pronto... - dijo en voz baja. Sabía que, si Dong Hua descubría el engaño, el clan zorro estaría en grandes aprietos.




Por su parte, Si Ming iba tras de su señor. Y no pudiendo contenerse más abrió la boca para preguntarle algo, pero Dong Hua se adelantó a sus palabras:

- Supuse que no los dejarían pasar. Pensé que, si iba yo, tendríamos mas éxito, pero... no fue así. Es una verdadera lástima...

- También a mí me hubiera gustado ver a la pequeña princesa... - y Si Ming sonrió con cierta ternura – ojalá los rumores no sean ciertos, pero... la actitud de la alta diosa confirma la gravedad del asunto. De lo contrario, ¿Por qué impediría que la viésemos?

Dong Hua no dijo nada. Movió su mano indicando que Si Ming se marchara, en tanto él entraba a su palacio.

Las doncellas salieron rápido y pronto estuvo completamente solo.

- Jiu'er... no te mueras... - murmuro, y perdiendo el control un momento, estrello contra la pared la taza de té más cercana que tenía. El sonido estallo en un eco que pudo escucharse hasta las afueras del palacio, ahuyentando a las doncellas que aún estaban por ahí cerca y provocando en Si Ming una sonrisa de satisfacción, el cual de inmediato se escabullo para llevar las noticias de lo acontecido, ya que el plan iba por muy buen camino.

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