LA GRAN GUERRA
Fengjiu acariciaba el lado de la cama donde Dong Hua había pasado la única noche que estuvieron juntos. El aroma a sándalo blanco, característico de él seguía ahí, impregnando la estancia.
Los días habían pasado y él no regresaba. Se preguntaba a cada minuto si estaría bien, si pensaría en ella.
Se reprochó de igual forma su reacción.
- Quizá he exagerado... - se dijo así misma.
Estaba enamorada de Wen Chang, realmente quería casarse con él, pero Dong Hua despertaba en ella una pasión desmedida que inútilmente se había empeñado en ocultar y extinguir.
Dong Hua Dijun, debía admitirlo, siempre seria su talón de Aquiles. Ella simplemente era una polilla que siempre iría en dirección a la luz, en este caso, hacia él. Y entonces se cuestionó... si se hubiera casado con Wen Chang y Dijun la secuestrase luego de eso, ¿ella aun así habría pasado la noche con él? ¿ella se habría sujetado de sus brazos fuertes mientras los llamaba por su nombre? ¿ella se habría dejado besar cada rincón del cuerpo y le habría permitido descender hasta la humedad de su feminidad?... y cada que se cuestionaba esto, ella terminaba ruborizada y enojada consigo misma, tanto, que cuando se preguntó si Wen Chang sería tan apasionado como Dijun entre las sabanas, se abofeteo así misma para reaccionar y dejar de pensar esas cosas.
De repente escucho una campana sonar y una sensación de miedo la invadió.
- ¿Qué está pasando?... ¿Qué es eso tan grave que ha ocurrido para que suene la campana de Kun Lun?...
***
Cuando Wen Chang llego a montaña Kun Lun fue demasiado tarde. Sus compañeros discípulos estaban heridos y la gran mayoría inconscientes. Del enemigo no había rastros.
Mo Yuan llego unos minutos después. Un discípulo que estaba consciente y con algunos golpes relativamente leves les dijo que habían sido atacados por un ejército de miles de espectros liderados por Li Yuan y que se dirigían al reino celestial. Mo Yuan ordeno a los discípulos más pequeños, aquellos que se habían ocultado durante el asalto, que cuidaran de los heridos, mientras que él y Chang se dirigían veloces al cielo...
***
Bai Qian agitaba su abanico creando fuertes ráfagas de viento que cortaban a la mitad a algunos espectros. Los soldados celestiales hacían lo suyo con sus espadas; aunque habían intentado crear una formación "molecular" para impedir el paso de los enemigos hasta la alta diosa, esta fue deshecha en cuatro ataques y Qianqian termino por unirse a la batalla.
Ataviada con su armadura blanca de guerra como digna discípula de montaña Kun Lun, peleaba con una furia descomunal, no solo porque debía defender su hogar, sino porque sabía el daño que esos espectros probablemente habían dejado tras su llegada ahí en el que fuera el santuario de su maestro; y los aborrecía aún más.
Li Yuan, flotando tras aquel ejército que avanzaba veloz, disfruta ver como la oscuridad iba cubriéndolo todo. El reino celestial caería esa misma noche...
***
El escudo protector se quebró y el ataque de Sujin impacto directo en el pecho de Dong Hua, que cayó de espaldas al suelo mientras un hilo de sangre se escurría de su boca y surcaba su barbilla.
- No lo hagas más difícil... - Sujin sonreía. No tenía ni un cabello suelto de aquel rígido peinado adornado con una tiara de flores de oro, tampoco sus ropas de princesa celestial estaban manchadas de sangre o polvo. Dijun no había podido, en todo aquel tiempo de batalla, acertarle un solo golpe.
- Eres una ridícula... - le respondió mordaz mientras se limpiaba la sangre de los labios con el dorso de su mano y se ponía en pie – mírate, vistiendo aun como si fueses de la tribu celestial... déjame adivinar... ¿quisiste apoderarte de mí gema solo para vengarte de Ye Hua y Bai Qian?... – Sujin se petrifico y Dijun carcajeo – lo dicho.... Eres una ridícula...
Ella no soporto la burla y le lanzó un ataque. Él se hizo a un lado y aprovechando el polvo que provoco el impacto del ataque de ella contra las paredes del volcán, Dijun se abalanzo sobre ella con la espada al frente.
Sujin reacciono tarde; la espada destrozo parte de su manga e hizo que su tiara se callera. Él aún conservaba demasiada fuerza, no debía subestimarlo.
***
Ye Hua ataco por la espalda a Li Yuan y logro hacerle un corte profundo en el brazo.
- ¡Vas a pagarlo caro! – grito mirando la sangre que brotaba de su herida. Una batalla en el aire se desplego entre él y Ye Hua.
Mientras tanto, Mo Yuan y Wen Chang intentaban abrirse paso entre los ataques que recibían.
- ¡Wen Chang!
- ¡Maestro!
- ¡Bloquea la entrada al salón del trono! ¡No permitas que entren o se coronaran!
Las palabras de su maestro sonaban lejanas pese a encontrarse solo a un par de metros. El sonido de los gritos, de las espadas y los arcos disparándose predominaban; aun así, Chang supe perfectamente que hacer. Aprovechando la distracción que Mo Yuan hizo, se abrió paso entre los enemigos, agitando su espada y propinando golpes a diestra y siniestra.
***
Si Ming, al frente del palacio de Tai Chen, ponía a salvo los tesoros de la celestial y organizaba a las doncellas para que se ocultaran en los lugares menos accesibles del reino.
Cerro las puertas del palacio y apenas puso un pie fuera los quinientos soldados destinados a salvaguardar el hogar de Dijun presentaron armas.
- ¡Si Ming! – escucho gritar a Cheng Yu.
- ¿Estás bien?
- ¡Si! Pero han comenzado a filtrarse en los otros palacios... debemos hacer algo...
- Tu y yo no somos diestros en guerra... ¡Si tan solo su señoría estuviera aquí! – se lamentó.
- ¡Vamos! ¡Al menos asomémonos! Debemos estar enterados de lo que ocurre... - y tomándolo de la mano lo arrastro hacia el campo de batalla...
***
Li Yuan estaba exhausto. Combatir con Ye Hua era ya un reto, pero combatir al mismo tiempo con Mo Yuan lo era aún más. Los dos hermanos estaban dándole muchos problemas. Su cuerpo tenia golpes y heridas por todos lados, la sangre empapaba sus ropas.
Miro de reojo a sus guerreros, en tierra, Bai Qian mantenía un buen ritmo de pelea, pero poco a poco los espectros iban tomando terreno. Sonrió.
Desvió un ataque de Mo Yuan hacia Ye Hua y aprovechando el momento comenzó descender en dirección a Bai Qian, que seguía peleando y agitando su abanico, absorta en defenderse, sin mirar siquiera que la espada de Li Yuan iba en su dirección. Afortunadamente Wen Chang lo golpeo en el costado, desviando el ataque. Ahora debía enfrentarse a tres oponentes...
***
- ¡Por que no te mueres de una vez! – grito Sujin perdiendo el control mientras intentaba dar una estocada con una espada a su oponente.
- ¿Qué ocurre? ¿Estas comenzando a sentirte cansada? – dijo Dijun con ironia.
Estaba pálido y sentía que sus fuerzas lo abandonaban, pero tenía el suficiente coraje para provocarla y burlarse de ella. Aunque Sujin tuviese la gema y controlara sus poderes, el hecho de ya no tener privilegios de un ser inmortal hacían que fuese agotador emplear la gema por periodos largos de tiempo. La estrategia de Dijun era simplemente cansarla e intentar arrebatarle la gema en el momento de más debilidad.
Se enlazaron en una batalla de espadas en la que Dijun era excelente; en cambio Sujin compensaba su falta de maestría con magia.
De repente el cuerpo de ella se sacudió y la gema brillo.
- ¡No puede ser! ¡Maldición! – grito ella. Dijun quiso aprovechar esta oportunidad y ataco. Logro acertar dos golpes a u enemiga, pero cuando estiro el brazo para intentar apoderarse de la gema que relucía sobre el pecho femenino, la espada de ella le atravesó el costado. Sujin saco su espada. La sangre de él se escurrió hasta la empuñadura y algunas gotas cayeron al suelo. Él retrocedió tocándose la herida. La sangre comenzó a filtrarse por sus dedos.
Ella lo miro un instante, pero había algo que requería con urgencia su atención, así que desapareció de inmediato en una nube de humo.
Dijun cayo de rodillas, su espada ahora yacía en el suelo, las pocas fuerzas que le quedaban, se drenaban junto con su vida...
***
Fengjiu miraba el cielo relampaguear. Se sentía impotente al no saber que ocurría. Había salido de la cabaña al escuchar el toque de la campana. ¿estarían todos bien?
No puedo evitar dar un grito cuando escucho el ruido sumamente fuerte de algo quebrándose. La barrera protectora que Dijun había puesto se rompió. Ante sus ojos vio como poco a poco desaprecia. Por un momento tuvo un atisbo de alegría, era libre, pero de inmediato un presentimiento acongojo su corazón y recordó las palabras que él le había dicho:
- "La barrera está conectada a mi alma..."
El rostro de la joven se desencajo en una mueca de terror. La idea de que Dijun hubiera muerto la petrifico, el aire le empezó a faltar, sintió que el suelo se le movía y las lágrimas salieron a borbotones...
***
Sujin encontró a su ejército de espectros retrocediendo.
- ¿Qué ha pasado? – pregunto a uno.
- El señor Li Yuan fue atravesado por tres espadas... Ellos son los responsables... - dijo un espectro mientras señalaba a los dos hermanos y Wen Chang.
Sujin no había previsto que Li Yuan fuese tan débil. Pero ya habían llegado lejos, no permitiría retroceder.
Sobrevoló a su aun numerable ejército y se colocó al frente. Extendió los brazos y de inmediato una explosión envió a los de la tribu celestial al suelo.
Los espectros aprovecharon para ganar terreno.
Bai Qian, desde el suelo, recupero su abanico y lo agito tan fuerte que un huracán se creó, lanzando lejos a una gran cantidad de enemigos.
- ¡Así que tú estabas detrás de esto Sujin! – le grito.
- Ya no somos iguales Bai Qian... ahora yo soy más poderosa que cualquiera de ustedes juntos... - y barrio con la mirada a Ye Hua y Mo Yuan – los poderes que controlo son los de Dong Hua Dijun... ¿se atreverán ustedes a hacerme frente?...
***
Los guardias del palacio de Tai Chen le cortaorn el paso. Ni siquiera pudo entrar. Auqneu se presentó como la reina de Qing Qiu, ni uno solo se movió permitiéndole el paso.
- Solo quiero saber si Dijun está ahí... - su voz sonaba preocupada.
- Su señoría se encuentra desaparecido desde hace meses, su alteza. – ella sintió que agua fría le caía sobre el cuerpo. ¿Dónde estaría Dong Hua? - Le sugiero que vaya a casa alteza, o que busque un refugio – le siguió diciendo el guardia – nos están invadiendo. No han alcanzado este palacio, pero en cualquier momento pueden hacerlo.
- ¿Quiénes? – pregunto sin entender nada. Pero en ese instante le suelo tembló y una explosión se oyó.
Fengjiu se dirigió presurosa en dirección a la agitación. Desde arriba vio lo que ocurría.
Parecían hormigas negras y blancas enfrentándose una a otra. Elevándose por los aires, pudo ver a su tía, Ye Hua, Mo Yuan y a Wen Chang. Sonrió aliviada, ellos estaban bien. Pero su mirada entonces también reparo en la figura que desplegaba una inmensidad de ataques mágicos. No podía creer que Sujin estuviera ahí.
- ¡Pequeña princesa!
- ¡Si Ming! – él y Cheng Yu se acercaron. – qué bueno verlos.
- ¿Cómo pudo salir de la barrera protectora de su señoría? – Si Ming la miraba atónito.
- No lo sé. Solo desapareció... ¿él está bien?
- ¿La barrera desapareció? – Si Ming dio un paso hacia atrás.
- ¿Qué ocurre? – pregunto la joven reina con la voz en un hilo.
- Fengjiu... - dijo suavemente Cheng Yu – si dices que la barrera desapareció solo porque si, es probable que Dijun este agonizando...
Fenjiu sintió que las rodillas le fallaban. Si Ming rápidamente la abrazo para evitar su caída.
- Debe ponerse a salvo su alteza. Por favor venga conmigo. Yo la protegeré... le prometí a su señorita que yo cuidaría de usted hasta que la entregara al príncipe Wen Chang... - Fengjiu se liberó con brusquedad de los brazos de él.
- ¿Cómo? ¿Dijun sabía que podía morir, e incluso te dejo sus instrucciones póstumas?
- Lamento mucho que haya tenido que enterarse justo ahora. Se suponía que usted no debía saberlo hasta que la guerra terminará. – le respondió él apenado.
- Vamos pequeña – intervino Cheng Yu – no lo tomes a pecho. Dijun solo quería protegerte. Por eso te secuestro. Si tu andabas por ahí, él estaría preocupado de que algo malo te pasara y no podría luchar bien.
- Su alteza – Si Ming intento explicárselo rápido y delicadamente – Sujin posee una gema que fue creada con la mitad del alma de Dijun. La gema se ha corrompido y se ha vuelto tan poderosa que esta absorbiendo la vida de su creador. Él seguramente se enfrentó a Sujin y fue gravemente herido. Es probable que muera pronto.
- ¡Eso no va a pasar! – grito Fengjiu como una loca - ¿Qué se puede hacer?
- La única oportunidad es recuperando la gema intacta. Si algo le pasa a esa gema, de todas formas, Dijun morirá.
- Bien... ¡entonces le quitare la gema a esa estúpida!
Fengjiu no les dio tiempo a que la detuvieran. Voló por los aires, convoco su espada y conjuro seis réplicas exactas de la misma, las cuales lanzo en dirección a Sujin, que peleaba con Bai Qian.
Mo Yuan estaba ocupado peleando con los espectros, al igual que Ye Hua y Wen Chan, quien evitaba que tomaran posesión del trono celestial.
Sujin apenas y pudo esquivar aquel ataque imprevisto. Las espadas le hicieron cortadas menores en su cuerpo, incluso una, le cruzo el rostro, provocándole una cortada leve a mitad de su mejilla, la cual apenas sangro.
Fengjiu no perdió tiempo. Ataco directo a Sujin que ardía de coraje.
- ¡Fengjiu! – grito Bai Qian. Tuvo la intención de ayudar a su sobrina, pero cientos de espectros la obstaculizaron en una batalla. Wen Chang, observo a su prometida y se alegró por instantes de verla a salvo, pero su atención volvió a ser captada por los enemigos.
- Entrégame la gema y procurare darte una muerte sin dolor... - le dijo entre dientes.
- Pero que atrevida... ¿crees que puedes estar a mi altura?
- ¡Eres detestable! – le grito furiosa mientras la atacaba con todas esfuerzas – ¡eres indigna de utilizar los poderes de Dijun! ¡Dame la gema!
- ¡Dijun! – carcajeo en medio de sus ataques – lo deje tan mal herido que seguramente debe estar a punto de morir... apenas lo haga sus poderes servirán para alimentar más la gema... y yo... gobernaré.
- ¡¿Qué?! – Fengjiu se distrajo con aquellas palabras. ¿Cómo es que Sujin había vencido al magnifico Dijun?
- Lo que oíste... - y logro acertarle un golpe en el estomago a la joven reina – vencí a Dijun y más aún... mi espada aun lleva su sangre... - Fengjiu miro bien la espada de su oponente. Efectivamente las manchas de sangre aún continuaban ahí. Sintió que su sangre hervía y que sus mejillas estaban calientes. Apretó su espada y gritando furiosa se abalanzó contra aquella despreciable mujer.
- ¡Debí matarte cuando tuve oportunidad!
Se enfrascaron en una batalla en la que espadas y magia se mezclaban.
Fengjiu habia desarrollado excelentes dotes de guerra y sus poderes de alto inmortal combinado con su entrenamiento en Kun Lun le permitían mantenerse en línea con la batalla, pero los ataques de magia que Sujin empleaba eran de un alto nivel, no resistiría mucho.
Precisamente cuando Sujin la ataco con una explosión de poder, Fengjiu solo atino a levantar un escudo protector. El ataque impactaba contra el escudo, pero Fengjiu sentía que no podría continuar sosteniéndolo. En medio de un grito la barrera se quebró...
Wen Chang protegió a su prometida tomándola en brazos mientras el creaba un nuevo escudo, disolviendo por completo el ataque.
- ¿Estás bien? – le pregunto mirándola.
- Chang... - susurro ella y lo abrazo con fuerza.
Una explosión los hizo separarse y caer al suelo. Fengjiu se sentía adolorida.
Wen Chang se incorporó rápidamente y se interpuso en el camino de Sujin, que se dirigía hacia Fengjiu, pero Sujin estaba decidida a acabar con esto.
Un aura oscura la rodeo y de dos golpes mando a volar a Wen Chang.
- ¡Wen Chang! – grito Fengjiu angustiada
Los gritos de Bai Qian, Ye Hua y Mo Yuan que le pedían escapara parecieron lejanos, para Fengjiu todo pasaba en cámara lenta.
Sus ojos solo miraban el cuerpo boca debajo de su prometido. Cuando reacciono y quiso apoderarse de su espada ya era tarde, Sujin estaba frente a ella y su espada le atravesaba el cuerpo.
- ¡¡No!! – se escucho que alguien grito desgarradoramente. La tierra tembló, el cielo se cubrió de nubes negras y miles de relámpagos comenzaron a verse. Mil rayos cayeron en dirección a Sujin. La silueta imponente de Dong Hua Dijun pudo verse. De él emanaba un poder nunca antes visto. Parecía poseído, la tierra bajo sus pies se rompió y el lugar parecía desfragmentarse.
Por instantes tanto espectros como soldados celestiales se quedaron estáticos observando la escena. Sujin intentaba mantener su barrera protectora, pero aquel poder parecía ser más fuerte que el de ella.
- ¿Cómo es posible? – gruño – yo tengo el mismo poder que él. Estoy a su altura...
- Te equivocas...jamás serás como él... eres indigna... - estas palabras fueron pronunciadas débilmente en su oído. Una mano apareció frente a ella y de un movimiento rápido se apodero de la gema arrebatándosela.
Lo último que Sujin vio por el rabillo del ojo, fue a una ensangrentada Fengjiu sonriendo mientras se desplomaba al suelo sosteniendo en sus manos la tan ansiada gema.
La barrera protectora desapareció y los rayos impactaron contra su cuerpo.
En cuestión de instantes la silueta de esa mujer desterrada de la tribu celestial se desintegro, revolviéndose sus cenizas con el polvo que se elevaba en el campo de batalla.
Dijun intentaba jalar aire a sus pulmones. Se sentía mareado.
Su vista estaba nublada, el suelo se le movía... tropezó, pero incluso a gatas siguió avanzando hasta el cuerpo de Fengjiu.
Unos brazos lo tomaron, su brazo se apoyó sobre los hombros de alguien...
- Levántese su señoría... el suelo no es digno de usted... - Dijun reconoció la voz. Era Wen Chang. – por favor... solo usted puede remediar esto... sálvela...
¿Qué otra cosa podría querer DIjun si no salvar a la mujer que amaba?
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