ESPONSALES EN TIEMPOS DE GUERRA

Ye Hua conocía de sobra el temperamento brioso de su esposa, pero también la consideraba una mujer objetiva y cabal; siendo así, dio por hecho que ella estaría de acuerdo con su propuesta al momento de contarle lo que estaba ocurriendo desde hacía varios meses. Nunca se imaginó que ella se opondría firmemente a sus planes.

- Por favor entiende – intento él hacerla razonar – no es el momento adecuado para llevar a cabo una boda. ¿escuchaste lo que he dicho? Los reinos principales han estado siendo atacados, tenemos varios muertos, hay un caos avanzando hacia nosotros... no es oportuno realizar una celebración.

- Eso lo hubieras dicho antes de enviar las invitaciones – respondió ella con indignación – si sabias como estaban las cosas ¿Por qué no me dijiste nada? Entonces quizá habría persuadido a Fengjiu y Chang de posponer la ceremonia, pero eso ya no es posible. Las invitaciones se han enviado, los preparativos ya están listos, Qing Qiu y Qing Niao están movilizándose para la unión... lo siento Ye Hua, pero no intervendré para cancelar esto.

- ¿Tu interés en no cancelar se debe a que realmente a todo lo que acabas de decir? ¿o es debido a que temes que de no hacerse ahora haya algún otro impedimento? – Ye Hua calo los oscuros ojos de su esposa. Se sentó junto a ella y tomo su mano. Ella tembló.

- Fengjiu lucho por mucho tiempo en contra de este matrimonio, ahora que lo ha aceptado de muy buena manera, me preocupa que ocurra algo que la haga cambiar de parecer...

- ¿Y con ese algo te refieres a Dong Hua Dijun? – él sonrió.

- He escuchado lo terco que puede ser él. Temo que vuelva a seducir a mi sobrina o peor aún, que impida la boda. – Ye Hua sonrió con diversión ante los temores de ella. la imaginación femenina era siempre muy volátil. De una pequeña cosa eran capaces de armar toda una historia con principio, nudo y final.

- ¿Temes que haga algo como en las novelas románticas mortales que luego lees?... ¿Algo como robarse a la novia?

- ¡No te burles! – le golpeo ella suavemente en el hombro – estoy hablando enserio. Esta unión es importante para nosotros.

- No me imagino a Dijun secuestrando a Fengjiu. Te he contado lo que mi hermano sabe y también lo que Dijun ha hecho. Él realmente quiere tu sobrina, las cosas al parecer se han volteado, pero si de algo estoy seguro es que pese a toda esa ardiente pasión que siente, él jamás haría algo tan bochornoso como robársela antes de unir sus manos con Wen Chang. Lo conozco bien, al menos confía en mí. – Qianqian lo miro desconfiada. Confiaba en su marido, pero no en Dijun. Ese hombre de túnica purpura se había ganado su odio a pulso. Agradecía internamente que su sobrina se hubiese olvidado de aquella locura. Definitivamente lo mejor era seguir adelante con la boda.

Teniendo en cuenta que la union más esperada después de la de él y Qinqian era la que se efectuaría entre Qing Qiu y Qing Niao y que no iba a cancelarse, Ye Hua no tuvo más remedio que decir la verdad ante el consejo de todos los reinos. Después de seis meses intentando ocultarlo y resolverlo de forma interna, los últimos ataques de los lobos habían casi devastado los reinos de arena del oeste y el del mar del norte, en donde su tío era rey. Este último le contó lo horrible del ataque y de cómo había tenido que salir huyendo para salvar la vida de sus numerosos hijos y su esposa.





***

Los gobernantes de todos los reinos, tanto principales como los menores, se dieron cita en el salón de guerra del palacio celestial. En uno de los lados de Ye Hua se encontraba Bai Qian, mientras que en el otro el Maestor Mo Yuan.

Con un semblante solemne y serio, se informó lo que acontecido en los últimos meses. Se dieron las cifras de los muertos en cada reino por los ataques y también se habló sobre el número de soldados aptos para una guerra en caso de desatarse.

Pero lo que más conmoción causo, fue el hecho de revelar que Li Yuan del clan demonio estaba vivo. Nadie se explicaba la forma en la que podía haber regresado de la muerte. La lámpara recolectora de almas había sido rota en un arranque de furia de Bai Qian, aunque este último detalle nadie lo conocía.

La expresión en el rostro de los monarcas era de temor y angustia. Nadie deseaba sacrificar vidas.

Ye Hua intento incitarlos a no amedrentarse, a luchar si llegaba el momento.

- ¿Y si Li Yuan encontró la gema que equilibra el mundo mortal? – se escuchó que dijo alguien. Era el emperador de un reino lejano a orillas de un valle en el límite del mundo inmortal.

- ¿La gema que equilibra el mundo? ¿se sabe algo de eso? – Ye Hua se sintió intrigado y pregunto con la mirada a su hermano, el cual le respondió aun con duda.

- Nunca se comprobó su existencia. Todo quedo como un simple mito.

- Eso es cierto – retomo el emperador – pero según algunos pocos escritos al respecto dicen que la "Pínghéng" o gema del equilibrio fue creada al inicio del mundo para uso exclusivo del reino mortal, ya que comenzaron a haber disturbios, guerras, muerte y hambruna entre los humanos, por lo que esa gema fue creada para absorber las maldades de ellos y minimizar el impacto que tendrían si se llevarán a cabo esas malas intenciones. Fue creada con parte de la esencia del mundo inmortal.

- ¿Esa gema puede regresar a alguien a la vida? – cuestiono Bai Qian.

- Bueno... - el emperador dudo – en teoría no. Al menos no por si sola. La gema debería proporcionar sus poderes y ser dominada por un ser vivo para poder ejecutar el regresar a la vida a un muerto. Hay que recalcar que toda la energía que emplea esa gema es oscura. Nada bueno puede venir de ella.

- ¿Cómo es que no estábamos informados de eso? – Ye Hua estaba rojo de ira. Le molestaba mucho no conocer un detalle como eso. Pese a sus años de estudio e investigación, nunca había visto algún dato sobre esa gema. - ¿Y quién creo esa gema? ¿lo dicen los escritos?

Mo Yuan carraspeo un poco y bajo la mirada, intentando no involucrarse en aquella revelación. El emperador que había hablado se puso pálido y miro a todos lados intentando buscar una salvación, pero todos en la sala lo miraban. Viéndose sin salida, no le quedo más que decir el resto de lo que sabía.

- Si. Los pergaminos mencionan sobre quien fue el creador de la gema... - y apresurándose a intervenir como si intentara excusar a alguien de toda culpa continúo agitado - ¡pero esos escritos datan de miles de miles de años! ¡su señoría no debería poner atención en lo que dicen! ¡Quizá y solo fueron escritos por azar!

- Como sea que fuese – respondió Ye Hua – esto es algo que puede resultar importante. Al tener parte de la esencia del mundo inmortal, la gema debió ser creada por una altísima deidad... ¡¿Quién fue el responsable de eso?!... – grito. El emperador se trono los dedos y abrió la boca para responder...

- Fue el antiguo gobernante del universo... el magnánimo Dong Hua Dijun...

Todos abrieron los ojos sorprendidos ante la revelación. Las respiraciones se cortaron. Bai Qian miro a su maestro y este confirmo con la mirada que, al parecer, aquello resultaba cierto. Ye Hua bajo la mirada, eso iba mal, muy mal. Lo pensó un momento, había pensado no revelarlo todo, pero con esta nueva información mas valía tener a todos alerta, así que irguiéndose al frente de aquellos monarcas menores, procedió a informarles la desaparición de Dong Hua Dijun desde hacía meses y lo importante que era encontrarlo lo más pronto posible para obtener más información de esa gema. Todos se sintieron noqueados por esta nueva noticia, incluida Bai Qian, que ignoraba la desaparición. Sin Dijun como pieza clave del equilibrio... ¿Cómo iban a salir de esto?






***

Fengjiu se miraba al espejo mientras se acomodaba uno de los risos artificiosamente hechos.

Su rostro pálido, enmarcado por aquellos mechones rizados parecía afinarse y lucir como un ser irreal, tan perfecta como la imaginación alcanzara.

Los labios rojos y a juego con el traje de novia del mismo tono le daban el toque final a su atuendo de novia.

Wen Chang había regresado a Qing Niao un par de días antes para presidir la caravana nupcial que llegaría ese día. Ambos jóvenes estaban sumamente felices.

Su tía Bai Qian y el hermano de Wen Chang habían estado un poco sombríos en los últimos tres días. Fengjiu supo que se llevó a cabo una reunión importante en el palacio celestial, pero su tía le dijo que no era razón para distraerla de los últimos detalles de su boda, que ella asistiría en su representación y que luego le contaría. Cuando Fengjiu le cuestiono al respecto, Bai Qian respondió con evasivas, comentando que solo fue una reunión de protocolo organizada por Ye Hua. Aunque la joven monarca no creyó del todo las palabras de su tía, no insistió. Pensó que no debía ser algo con importancia, ya que, de ser así, estaba segura se lo contarían de inmediato.




La caravana venida de Qing Niao era esplendorosa. Cien caballeros ondeaban banderines en colores rojo y plata. Dos porta estandarte a cada lado presumían los escudos de las dos familias que iban a unirse, de un lado se observaba un zorro de nueve colas sobre un fondo de ramas de madre selva, mientras que del otro lado estaba una parvada de aves sobre un fondo que simulaba ráfagas de viento. Dos mil guardias acompañaban el cortejo, custodiando los quinientos baúles de obsequios que el reino entregaría a la joven esposa. Al frente de todo aquello, el rey y Wen Chang dirigían con elegancia a los asistentes. El novio estaba vestido primorosamente, resaltando su hombría y los bellos rasgos de su rostro y cuerpo. Las mujeres de Qing Qiu lo miraban y no podían evitar sonrojarse de inmediato, al tiempo que pensaban que el rey consorte era sumamente apuesto.

La ceremonia se llevaría a cabo sobre el lago principal de Qing Qiu, los invitados estarían dispuesto alrededor del mismo, mientras que en el pabellón del centro solo estarían los novios, la familia cercana, y los señores celestiales que precederían la ceremonia, en este caso Ye Hua y Bai Qian.

Una alfombra de pétalos de flor de durazno guiaba el camino de la radiante novia hasta el lugar donde su prometido la esperaba. Fengjiu miraba al frente a través del velo rojizo.

Veia a su familia, los invitados, su pueblo entero estaba ahí presenciando la unión. Entre los rostros pudo observar el de Si Ming. Por reflejo pensó en Dong Hua, tenía tiempo que no sabía de él. ¿Qué estaría haciendo? ¿habrá estado enterado de la ceremonia? Se dijo a si misma que seguramente Si Ming se lo había informado. Algo en su corazón e acongojo y la hizo detenerse un momento.

- ¿Estás bien? – la voz de su padre la puso en movimiento de inmediato.

- Si. Solo nerviosa. – sonrió. No veían su rostro, pero lo hizo por reflejo. Intento calmarse. ¿Por qué su corazón se había llenado de angustias en ese momento al recordar a Dong Hua?

Wen Chang la recibió tendiéndole una mano varonil y firme. Procedió a levantarle el velo y ambos jóvenes se miraron.

Bai Qian sonreía al igual que Ye Hua. Estaban decididos a que aquella celebración fuese dichosa, aunque sabían que la guerra estaba cerca. Los jóvenes Vivian aun en una nube de ilusión "no hay por qué atormentarlo prematuramente" le había insistido Bia Qian.

El sol resplandecía. El lago parecía hecho de diamantes. El cálido viento refrescaba a los invitados. El aroma a durazno se mezclaba con la madera exótica del lugar.

Todo era perfecto. Fengjiu estaba feliz. Sujeta fuertemente de la mano de Wen Chang, sentía que era dueña del mundo entero.

- Es momento te unir sus almas. – anuncio Ye Hua. Si Ming se acercó y ofreció sobre un almohadón blanco un hilo del destino rojo. Según la tradición de los ritos en Qing Qiu, debía atarse en el anular de la mano izquierda de cada uno, ya que de esa forma sus corazones estarían unidos y palpitarían al mismo tiempo. Aunque el hilo debía ser rojo, podía estar hecho de innumerables materiales según el padrino que lo obsequiara a los novios. Si Ming había sido el encargado de elaborar este. Fengjiu se sorprendió, no estaba enterada.

- Sorpresa - le sonrió Si Ming. – He elaborado este hilo con polvo de estrellas. Ellas habían escrito el destino de ustedes desde antes de nacer. Ellas ahora los guiaran desde este momento a su felicidad eterna. – Si Ming ato un extremo del hilo al dedo de Fengjiu, la cual sonreía impaciente intentado contener la dicha. Wen Chang ofreció su dedo.

- En menos de un momento estaremos unidos para siempre – dijo.

Justo cuando Si Ming tomaba el otro extremo del hilo para amarrarlo al dedo del novio, el aire se intensifico hasta formar un huracán.

- ¡La barrera protectora fue rota! – grito Mi Gu. Quien había sido el encargado de crearla para seguridad de todos.

- ¡¿Qué?! ¡¿Quién fue?! – grito Bai Qian mientras desplegaba su abanico. El rey de Qing Niao y otros guardias intentaban contener el huracán, pero aquello sobrepasaba incluso sus poderes sobre el aire.

- ¡Ire a ayudarlos! – grito Wen Chang a Fengjiu mientras la soltaba. Ella pareció gritar un "No te vayas, no me dejes" que se perdió entre el fuerte aire.


Apenas Wen Chang dejo a Fengjiu y se elevó en el aire, el agua del lago se alzó en una gigantesca ola que lo inundo. El agua se mantuvo elevada por unos momentos que parecieron interminables, y cuando cayó nuevamente a su sitio, la clama regreso.

Todos los asistentes estaban no solo mojados, si no con polvo en los ropajes y el cabello revuelto.

Algunos intentaban ponerse en pie mientras que otros más aun e preguntaban qué había ocurrido.

Wen Chang escurría agua pro todo su cuerpo. Puso pie en tierra y miro a todos lados.

- ¡Fengjiu! – grito a todo pulmón. Esto alerto a todos, pero en especial a la familia Bai que busco a la novia con mirada angustiosa - ¡Fengjiu! – volvió a gritar él.


Alguien señalo al cielo y todos observaron en esa dirección.

De forma silenciosa y delicada, el velo rojo que habia cubierto el rostro de Fengjiu caia hasta el suelo. En el inter, fue atrapado por Wen Chang que lo apretó con rabia y unas lágrimas de impotencia asomándose en el borde de sus ojos.

No había rastro de Fengjiu. Había desaparecido...





***

Abrió los ojos lentamente y de inmediato sintió su cuerpo pesado. Intento hacer un movimiento, pero esto le produjo dolor. Era como si la hubiesen golpeado por todos lados.

Tenía el cabello un poco húmedo y su ropa estaba fría. Frente a ella una fogata le brindaba calor, y aún más cerca estaba una taza de té de rosas caliente junto con un pan de algodón confitado.

- Si gustas puedes cambiarte primero. No sería bueno si te enfermas por quedarte con la ropa húmeda...

Esa voz...

Fengjiu palideció. De inmediato hecho un vistazo. No sabía dónde estaba, pero aparentemente era cabaña. Cuando se incorporó y miro a su acompañante, sintió que casi se desmayaba...

Dong Hua estaba ahí mirándola.


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AMADAS LECTORAS, HE AQUÍ UN NUEVO CAPITULO.

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¿SE ESPERABAN ALGO COMO ESTO?¿QUE PIENSAN QUE VA A PASAR EN ESA CABAÑA? ¿LES ESTA GUSTANDO ESTA FASETA DE DIJUN?

NOS LEEMOS PRONTO! - WRITERROSSES

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