Capítulo 1
ATENCIÓN:
Esta historia ha tenido tanto éxito que la publiqué en Booknet por lo que aquí en Wattpad se puede leer solo 7 capítulos, si desea leerla completa me escriben al privado y yo con gusto le daré los link correspondiente.
"La Primavera es comienzo en que cada amor da su primer fruto"
Anónimo.
Londres 1819
_ ¿Padre me has llamado? _Preguntó Miranda entrando al despacho.
_Si hija, pasa quiero hablar contigo _respondió el hombre, mientras tomaba sus manos y con una espléndida sonrisa le preguntaba _ ¿Miranda, sabes cuánto que te quiero, verdad?
_Lo sé... Y tú también sabes el amor tan grande que siento por ti padre _ le dijo ella, sonriendo y guiñándole un ojo.
_Mi mayor anhelo es verte casada y que me des muchos nietos _le decía el Marqués de Hutchinson mientras se sentaban en el sofá.
_ Es un sueño que ya me lo has contado ciento de veces... Pero bien sabes el fracaso que ha sido estas temporadas para mí _suspiró Miranda.
_ Londres está lleno de tontos que no saben apreciar a un diamante cuando lo tienen en frente _exclamó el Marqués _debido a eso, he decidido tomar cartas en el asunto... Hoy he concedido tu mano al Conde de Headfort.
_ ¿El Conde de Headfort, has dicho padre?... _Preguntó reprimiendo el deseo de gritar _ ¿Es broma verdad?
_No es ninguna broma Miranda _respondió enfático _Esta mañana hemos realizado todos los arreglos, para que dentro de dos meses seas su Condesa.
La chica dio gracias al cielo que estaba sentada.
<<Casarme y con él, no lo puedo creer >> pensó aturdida.
Las piernas le flaquearon y la noticia la dejó sin habla.
-¡Por Dios Miranda! _Exclamó su padre preocupado _no te quedes callada.
-No sé qué decir, me has tomado por sorpresa... Realmente ya había perdido la esperanza de casarme y ahora vienes y me das esta inesperada noticia, y además de eso... Me dices que voy a hacerlo con el Conde de Headford... Es algo que no puedo asimilar tan fácilmente.
El Marqués conocía a su hija como nadie, si ella llegará a sospechar los métodos que usó para obligar al Conde a casarse con ella, jamás aceptaría un compromiso, por lo que no le quedaba otro remedio que mentirle.
_Headfort necesita una esposa de alcurnia, una mujer de su status y le agrada en gran manera que tú seas su futura condesa, está muy ansioso querida.
_ ¿Estás seguro que quiere un matrimonio conmigo y no con Megan? Preguntó ella recelosa.
_Es con usted señorita con quién desea casarse, así que, felicitaciones hija mía _dijo el hombre dándole un abrazo.
Luego de la conmoción, Miranda terminó de hablar con su padre y se retiró a su alcoba, se acostó en su cama. Todavía estaba en una especie de trance no podía a creer que fuera a casarse, ya prácticamente tenía un cartel en la frente que decía: "Solterona, no se acerquen peligro". En todos los bailes siempre quedaba relegada a los rincones, su única compañía era las casamenteras y chaperonas que cuidaban de las debutantes. El problema residía en que no era lo que pudiera decirse una belleza inglesa, su cabello no era rubio como lo dictaba la moda sino de color castaño y un poco rebelde, que lo dijera su doncella Ashly que tenía que lidiar a diario con ese pequeño problema, la moda dictaba que las chicas fueran delgadas y con piel de porcelana, ella no era delgada y además tenía pecas, la moda dictaba ojos azules y ellas lo tenía verde, y para agregarle un ingrediente a su precaria situación, cuando se le acercaba un caballero, entraba en una especie de pánico y pasaba por aburrida y tímida, definitivamente no tenía muchas cosas a su favor, en cambio su hermana Megan era todo una señorita inglesa, Miranda la admiraba pues tenía a todos los caballeros que quisiera a sus pies, era coqueta y muy hermosa.
Megan y Miranda no se la llevaban bien, desde pequeñas había una rivalidad entre ellas, Megan fue,es y será la consentida de su madre. Por mucho que Miranda se esforzara por agradarla, no lo conseguía. Para la Marquesa solo existía Megan, pero su padre trataba de darle todo el cariño que su madre le negaba, no había nada que él no hiciera para complacerla, hasta tal punto de conseguirle un esposo.
Lo que ignoraba el Marqués, era que le estaba haciendo el regalo más grande, porque secretamente Miranda estaba enamorada de Gabriel Thomas Albrigth III, Conde de Headfort, para ella no existía ningún caballero solo él, todavía recuerda la primera vez que lo vio; sucedió una noche en el baile de la Duquesa de Arden.
Cuando Gabriel llegó, todo se detuvo. Era un hombre imponente, hermoso, alto, su rostro era llamativo; sintió revolotear el corazón en su pecho. Le quitó el aliento. Estaba vestido con un traje de etiqueta negro y camisa blanca, que se ajustaba perfectamente a su estructura muscular, literalmente la flechó, en toda la noche no pudo apartar su mirada de él y desde aquella vez en cada baile que iba, deseaba volverlo a verlo... Pero Gabriel era de los que nunca asistía a fiestas de debutantes, ya que era blanco fácil para las madres y casamenteras que lo acorralaban para que conocieran a sus hijas.
<< ¿Que madre no iba a querer casar a su hija con el maravilloso y tentadoramente guapo, Conde de Headfort? >> pensó Miranda divertida.
**************
Gabriel entró en la sala donde estaba su madre sentada bordando cerca de la chimenea, él arrastró una silla y se sentó cerca de ella.
_ Acabo de comprometerme en matrimonio con Lady Miranda _dijo el Conde con el ceño fruncido.
_Hijo, como me gustaría que hubiera otra solución para todo este asunto _le dijo su madre con tristeza _no quiero que seas infeliz... Pero no existe otra alternativa, sino cumples el Marqués de Hutchinson nos dejará en la calle, él ha sido muy enfático en sus condiciones.
_Un marido para su hija solterona _dijo Gabriel impasible _ ¿Cómo mi padre nos pudo hacer esto?
_Hijo yo he tenido que pasar un infierno todos estos años, y me duele que tu padre aun después de muerto, te esté arruinado la vida como lo hizo conmigo, por culpa de sus malditos vicios _musitó limpiándose las lágrimas con un pañuelo.
_El no merece tus lágrimas _ Gabriel se levantó de la silla y se arrodilló frente a ella _no quiero verte sufrir, ya es suficiente, haré lo que esté en mis manos madre, para evitarte otra pena... Ya no puede hacerse nada al respecto solo seguir adelante.
_Hijo lo siento tanto.
_Quédate tranquila que esto es solo un pequeño revés, ya encontraré la forma de solucionarlo _Le dio un suave beso en la frente y la abrazó.
Después de hablar con su madre Gabriel decidió ir al club necesitaba distraerse, los problemas lo estaban llevando al límite, al entrar en White's se encontró con su amigo Andrew Clayton Vizconde de Weymouth.
_ ¿Mi estimado Conde de Headfort que hace tan temprano por aquí? _Preguntó Weymouth con una sonrisa irónica mientras se dirigían a una mesa.
_Hoy no estoy de humor para tus juegos.
_ ¿No me digas, que tu nueva y desconocida amante te dejó plantado?
_No, quedamos en vernos esta noche en el lugar de siempre.
Un lacayo le colocó en la mesa una botella de whisky con dos vasos.
_ ¿Y entonces a que se debe tú mal humor?
_Esta mañana fui a la casa de Hutchinson, para llegar a un acuerdo por la deuda que dejó mi padre.
_ ¿Va a ejecutar el poder que tiene sobre tus bienes?
_No algo peor... Dejará la deuda sin efecto sólo si a cambio me caso con Lady Miranda.
_ ¿Con la fea? _Preguntó el vizconde que se atragantó con el whisky, luego se rió a carcajada _dile a ese viejo desgraciado del Marqués, que mejor te deje en la ruina, antes que cometer semejante sacrilegio.
-¿Será que puedes dejar la burla para otro día? _preguntó Gabriel con ironía mientras lo fulminaba con la mirada.
Andrew se hizo el desentendido y continuó divertido reflexionando.
_Una excelente jugada del Marqués... solo con chantaje podía hacer que se casara Lady feíta solterona, con la otra hija Lady Megan no tendrá problema alguno para casarla.
-No la conozco.
-Hermano es una belleza, todavía no ha sido presentada en sociedad pero cuando lo haga dará mucho de qué hablar.
_Solo he tenido el placer o la desgracia, una o dos veces de coincidir con la solterona y no creo que quiera conocer a nadie más de esa familia.
_Naturalmente no es para menos, esa feíta me la llego a encontrar de noche en la calle y me mata de un ataque al corazón _dijo riéndose _pero en fin volviendo al tema del matrimonio, ¿me imagino que no aceptaste semejante locura?
_ ¿Tengo otra alternativa?
_Pues no.
_ ¿Y tú querida, aceptará que te cases con otra mujer?
_No lo sé, eso es algo que descubriré esta noche mi estimado Vizconde.
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