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Miami Gardens, 2 de mayo de 2023
El día anterior había sido dedicado en exclusiva a viajar desde Bakú y, al haber tenido que hacer el avión un aterrizaje de emergencia en Dublín, el equipo se había ido casi a las veinte horas de viaje.
El Hard Rock Stadium estaba ya casi listo para ser la casa de las escuderías en el circuito durante esta semana. Pero los boxes ya estaban listos, así que los equipos de mecánicos ya hacían su trabajo a la máxima velocidad para tener todo listo para el viernes los entrenamientos libres y el jueves cuando llegaran los pilotos.
Naiara iba de aquí para allá fotografiando todo. Más de una vez había sido confundida con una periodista porque debido a un pequeño accidente con dos cafés y una broma de Paulina, su ropa del equipo había quedado directa para una lavadora. A pesar de que seguía llevando las características zapatillas verdes del equipo Aston Martin, llevaba un vestido amarillo de tirantes anchos y su clásica mochila negra con los llaveros del murciélago blanquinegre y el murciélago de la escudería de Silverstone.
Se detuvo un rato por McLaren para saludar a los gemelos Sinclair, pero solo localizó a Luke ya que Jason ya estaba de reuniones para decidir toda la estrategia de la carrera. Después de ponerse al día y contarle al fotógrafo papaya el porqué de su raro estilismo, siguió hacia la zona de Mercedes pero Sophie estaba en movimiento continuo haciendo de todo y apenas pudieron decirse un hola y adiós. Thalía le dijo que esta semana libraba porque le tocaba preparar un montón de cosas para los circuitos de Imola, Mónaco y Barcelona; se avecina la triple semana de carrera en casa para Ferrari por algún motivo u otro.
Llevaba toda la mañana en el circuito y en el paddock, que en este GP estaban separados en diferentes zonas.
–Por fin te encuentro, española.
–¿Pasa algo, Johnny?
–Llévate la cámara pero te relevo. Alonso se ha adelantado y va a venir al circuito. Dale este horario para mañana y luego vuelve.
–¿Pero no llegaba mañana por la tarde junto con Stroll?
–Eso pensábamos todos. Pero Red Bull y Ferrari también están moviendo a gente así que creo que ha habido reunión de pilotos de habla hispana.
–La que han podido liar esos tres juntos...
–Seguramente han liado alguna. Pero ahora te va a tocar correr. Y ya te han localizado ropa de tu talla, pásate por el motorhome.
–Luego hablamos para organizar todo Johnny. ¡Y gracias!
Doble objetivo. Correr a por su ropa y luego ir a la entrada del estadio. Y todo eso en poco tiempo. Una vez salió del motorhome cuando había recogido y guardado la ropa en su mochila, notó que la volvían a coger como un saco de patatas.
–¿Ya se va a volver una tradición el cogerme de este modo?
–En inglés por favor. Soy Mikey.
–Uno de los zanahorio en España. Tu compañero Matt ya me hizo lo mismo.
–Parece el único modo para hablar contigo. Fuiste buena en los dardos en Bakú. En el hotel hay una sala de juegos con dardos. Vamos varios del equipo esta tarde antes de la cena. ¿Te apuntas?
–No lo sé, Mikey. Te escribo cuando lo sepa. Y ahora me bajas ¿porfa? Tengo prisa. Parece que jefe Alonso se ha adelantado y tengo que estar en la entrada del paddock ya de ya.
–Te bajo antes pero vamos en la misma dirección. Te toca aguantar.
–¿Y entonces de qué quieres hablar?
–¡Vale! Era una excusa. Te bajo.
Mikey bajó a la chica Gayà y tras despedirse, la alicantina salió corriendo. Cuando llegó ya estaba allí Josh, uno de los muchos fotógrafos de Red Bull y al poco llegó una de las fotógrafas de Ferrari. Primeros planos y vídeos. Sainz, Pérez y Alonso acababan de llegar al recinto. Los tres pilotos iban hablando tranquilamente entre ellos en español y con tanta naturalidad ante los focos que aún así, las fotos salían perfectas.
Los fotógrafos de los tres equipos se despidieron tras revisar las fotografías que habían hecho. Nai se dirigía hacia la cafetería de Aston Martin cuando vió a los dos pilotos españoles hablando. Así que se quedó parada en una de las paredes del edificio revisando las fotografías que había en la memoria de la cámara, pero lo suficientemente cerca para poder oír.
–¿Entonces Taylor...?
–No. Y parece que ya ha encontrado a otra pareja.
–Tranqui, Fer. Eres el veterano aquí. Nadie se puede resistir a ti.
–¿Me acabas de llamar viejo, Sainz Junior?
–¡No vuelvas a llamarme Junior!
–Pues no me llames viejo cuando sigo siendo el rookie. ¿Y con la fotógrafa de mi equipo? Te has puesto rojo.—le soltó un poco después de que el madrileño siguiera callado.—Entonces es que algo tenéis.
–Ni siquiera sé yo que pasa...
Tuvo que dejar de escuchar cuando Sergio Pérez le asustó para que dejara de escucharles.
–Podés engañarles poco tiempo. La localizarán.
–Ostia puta. Primero me cogen como un saco de patatas y ahora los sustos.
–Con el insulto acabás de demostrar que eres de España.
–Exactamente. Y has tenido suerte de que no grite insultos en valenciano.
–¿No te contaron de chamaca que es de mala educación espiar?
–Uno es mi jefe. ¿Algún problema?
–Cuando es de otra escudería la otra persona, sí. Eso es espiar.
–¿Raquel?—oyó que le decían desde atrás.
–Vaya. Es un halago que me confunda con Raquel, jefe Alonso. ¿Y tú de que te ríes, Sainz?—dijo señalando al piloto de Ferrari.
El piloto seguía riendo y en un momento que Nai no los veía, Sergio y Fernando se fueron antes de que alguno de los dos los frenara.
–¡Serán cabrones!—gritó Carlos cuando se dió cuenta de la jugada.
–¿A cuánta gente del paddock se lo has contado ya?
–Lando y Charles. Lo juro que solo ha sido a ellos dos. ¿Y tú?
–Zoe, Lance y Lando. Cuatro personas. ¿Cuál era la razón que me querías decir en Bakú?
–Tú espera a la carrera. La tendrás. Pero se cumpla o no, tienes que salir de fiesta el domingo. Es Miami.
–Ya. ¿Y? De momento toca trabajar y tengo que buscar a Fernando para darle unos horarios. Y tengo que cambiarme de ropa.
–Te ves bien de amarillo y de verde. Pero te verías mejor de rojo, rojo Ferrari.
–Lo sueñas, Sainz.
–Lo acabarás soñando tú, Gayà.—le dijo mientras se alejaba.
Comenzaba bien la semana de Miami.
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