Capítulo XVII
—Daryuth, Daryuth. Atrapame —pronunció el pequeño príncipe con diversión mientras corría.
—Levi, esperame —gritó con alegría el príncipe heredero acelerando sus pasos.
Ambos se mantenían jugando a las traes o a las escondidas de un lado a otro, para Daryuth era la primera vez en su vida que un miembro de su familia aparte de su madre no le despreciaba y a la vez lo trataba como un igual.
El pequeño príncipe recordaba el momento en que su primo había llegado al castillo, la inmensa alegría que sintió al ver la bella sonrisa que él le brindaba pero todo se acabó en ese horrible momento.
Cuando sus familias se volvieron enemigas al punto de querer destruirse la una a la otra.
—Levi, ¿Cuantas veces te he dicho que no juegues con ese monstruo? —preguntó aquél hombre con una mirada de asco.
—¡Pero padre! —exclamó el niño aunque al hacerlo, un fuerte golpe rozó su rostro.
El pequeño príncipe heredero sólo observaba la escena con impotencia, la culpa le invadía pues aquélla sonrisa que le daba alegría cada día se apagaba pero no quería apartarse de su lado.
—Daryuth, Daryuth. Ábreme la puerta —la conocida voz de Levi le despertó.
Al otro lado, el segundo príncipe sonreía pero un terrible morado se mantenía en su pómulo derecho y otro se asomaba en su brazo izquierdo. Sus ojos se llenaron inmediatamente de lágrimas, la culpa le invadió y el dolor por la herida de su amable primo también.
—No llores, estoy bien —comentó él pasando la mano sobre su cabeza con cariño.
Su llanto se detuvo por un momento al observar la sonrisa sincera de su primo y de inmediato una muestra de su alegría apareció en su rostro.
—¿Cómo escapaste? —preguntó el pequeño Daryuth limpiando su rostro.
—Eso es un secreto, mejor vamos a jugar.
—Pero, tu padre te regañará ¡No quiero que te lastimen por mi culpa! —exclamó él con frustración.
—No debes preocuparte porqué sin importar lo que diga tu padre o el mío, tú eres mi primo y mi mejor amigo —aquélla alegre voz resonó en su cabeza al igual que el fuerte llanto que una vez su primo soltó al ser expulsado del castillo y condenado al maltrato de su padre.
Sus ojos se abrieron con rapidez mirando a su alrededor, pero al verse en el espejo notó que sólo había estado soñando.
Los recuerdos de hace años le invadían, Levi quién una vez había sido parte de lo único que tenía se convirtió en alguien desconocido para él pero aún así en el fondo sentía que aquella amabilidad permanecía escondida en su interior.
El destino los había vuelto enemigos pero no aceptaría eso y pondría toda su determinación en recuperarlo. Pues aquéllas palabras que Levi le había dicho una vez cuando eran pequeños le ayudaron a no rendirse, le enseñó a darse cuenta que la amabilidad puede salvar a otros y a él mismo.
—Su alteza, ¿está despierto? —la voz de Odeth interrumpió sus pensamientos.
—Pasa —respondió él acomodándose el cabello.
Ella entró a la habitación con su cálida sonrisa de siempre, en sus manos llevaba el desayuno y lo colocó a su lado.
—Ésto lo preparó Fioret, quería darte ánimos —dijo la líder de las criadas recordando el esfuerzo de la joven al cocinar.
Una sonrisa apareció en el rostro de Daryuth, ella en éste tiempo se había convertido en alguien especial para él. La admiraba y deseaba protegerla, después de todo era la primera desconocida que le había aceptado sin dudarlo.
—Gracias Odeth, por todo —pronunció el joven rey.
Ella sonrió con una inmensa alegría tras cerrar la puerta, jamás se arrepentiría de haberle jurado a la reina proteger a su hijo pues ella era la que más había ganado al quedarse a su lado.
El joven rey llegó a la biblioteca, allí estaban Kael junto a Jing. Ambos se encontraban dormidos sobre una montaña de hojas y libros, ellos habían estado investigando toda la noche sobre los asuntos de Kadarl.
Así que sin dudarlo Daryuth corrió en busca de mantas para cubrir a los miembros de la corte noble que tanto apreciaba.
Después de hacerlo, continuó la investigación que ellos estaban llevando a cabo y tras buscar varios documentos para ésto, se sentó para comenzar a escribir más datos.
Quería buscar una manera de solucionar todo ésto y a la vez quería encontrar una forma en la que Levi cambiara de opinión. Conocía muy bien su situación y por ésto sabía que sino hallaba una propuesta lo suficientemente valiosa, no lograría que su primo terminara esos planes.
Los planes creados con ideas que de seguro su tío había inventado para su beneficio y usaba a Levi como la marioneta de siempre para forjarlos.
—Su alteza, otra vez en la biblioteca —una voz femenina invadió el lugar.
Sus ojos se llenaron de asombro al verla, aquélla noble de largos cabellos rojizos había decidido convertirse en un miembro de su corte sin dudarlo y le agradecía por ello.
—Trinity, bienvenida —comentó el joven rey sonriendo.
Ella había sido la única de la rama familiar de su madre que se quedó junto a él. Su prima había sido la prometida de Levi pero aquél compromiso se vio roto tras él ser expulsado del castillo, recordaba muy bien lo mucho que ella quien era una chica fuerte por primera vez en su vida lloró.
—Escuché que habías abierto las puertas del castillo y decidí volver de inmediato —dijo ella soltando un suspiro.
—¿Cómo está la sede militar? —preguntó Daryuth con algo de curiosidad.
Ella era la encargaba de mandar las órdenes reales y entrenar a los guardias desde hace unos pocos meses pero gracias a su esfuerzo se veía la diferencia en el buen desempeño de los nuevos sobre los veteranos.
—Aburrido como siempre, nadie es fuerte para enfrentarme —habló ella restándole valor.
Una risa escapó del joven rey al ver la actitud despreocupada que ella tenía pero sabía muy bien para que había regresado. Ellos debían reforzar la frontera con Kadarl en caso de que aquél reino vecino quisiera desatar una guerra.
—Tenemos que establecer los términos con las otras naciones primero —comentó Daryuth recordando que las cartas llegaban hoy.
—Por cierto me han dicho que hay una chica viviendo aquí, tú pícaro desvergonzado —dijo ella con burla.
Pero unos rápidos pasos ruidosos invadieron el lugar, la puerta fue tocada dos veces con afán así que el joven rey se levantó y se acercó para abrirla.
Allí se encontraba Fioret quien se veía preocupada y llena de angustia mientras intentaba calmar su respiración pero sobre todo mantenerse en pie pues se notaba que había corrido muy rápido.
Daryuth frunció el ceño con preocupación a la espera de una respuesta.
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