ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 4 ༒ 𝒶𝓎𝓊𝒹𝒶𝓂𝑒
El despertador suena con su incómodo pitido. Creo que deberian ponerle otro sonido. Seguro que si los psicólogos se pusieran a estudiarlo se darían cuenta de que incrementa el mar humor por las mañanas.
Pero hoy no estaré molesto, porque mañana es viernes y es la fiesta.
Mientras me ducho voy pensando en lo que tengo que hacer el día de hoy, esta tarde a corregir cuadernos de dos clases. Planazo.
Me visto y voy a la cocina a prepararme un café. Siempre me levanto bien temprano para estar a punto, me gusta ser puntual y ordenado en todo...aunque a veces no lo consiga. A Elsa la dejo dormir un poco más.
Pongo la cafetera y cuando voy a abrir el frigorífico para cojer la leche, veo algo que me hace detenerme. En la superficie del congelador hay escrito con las letras magneticas de mi hija la palabra "Ayudame". No recuerdo haberlo escrito y Elsa no llega al congelador aún, es pequeña.
Un sudor frio empieza a descender por mi espalda mientras mi vista sigue clavada en esa palabra. El miedo me golpea de pronto, siento que hay alguien detras de mi y no quiero girarme.
Mi respiración se agita hasta que me armo de valor y me giro con rapidez para afrontar lo que haya.
La bombilla de la cocina explota en ese preciso instante, el corazón se me va a salir por la boca, todo está a oscuras.
Me saco el móvil del bolsillo y lo enciendo enfocando hacia delante, la cocina está desierta.
Activo la linterna del móvil y voy a la pequeña despensa a por bombillas de recambio, cierro la puerta y al girarme la luz enfoca directamente una cara, pego un grito y la bombilla cae al suelo.
-¡¿Elsa qué te he dicho de pegarle sustos a papá?!- apoyo la espalda en la puerta de la despensa y suspiro aliviado. Es mi hija.
-Perdón -dice triste- pero escuché algo que explotaba y salí a ver.
-Sí, la bombilla de la cocina ha explotado no sé por qué, anda vuelve a tu cuarto y vistete, no andes mucho por aquí no te vayas a clavar algún cristal.
Ella asiente y se va rapidamente a su habitación. Me paso la mano sobre la frente e intento tranquilizarme. Cojo otra bombilla y voy a la cocina. Dejo el móvil iluminandome en el mostrador, me subo en este (con cuidado que uno ya no es muy joven) y cambio la bombilla.
Me bajo y al prender la luz todo vuelve a la normalidad. Recojo los trozos de cristal del pasillo y los tiro a la basura.
Mi mirada se dirige al congelador como acto reflejo y las letras magneticas ya no estan. Me acerco perplejo y efectivamente mis ojos no me engañan. No hay nada. Miro al suelo para ver si se han caido pero nada.
-Quiero galletas -la manita de mi hija en mi pierna me hace dar un brinco.
Definitivamente hoy me va a dar un infarto tarde o temprano.
Le preparo el desayuno y me siento en el sofá a su lado mientras ella come. Me restriego las manos con miedo de preguntar lo que voy a preguntar, la respuesta que me dé Elsa dependera si hoy se me parará el corazón.
-Elsa, cariño -empiezo suave-¿ tú has estado jugando con tus letras magneticas en el congelador?
Ella me mira y frunce el ceño.
-No -muerde una galleta- no sé ni donde estan esas letras, creo que las perdí.
Elsa se centra en su cola-cao sin decir más, sé perfectamente cuando miente y ahora mismo no lo está haciendo. Me restriego la cara con las manos y me quedo mirando el congelador.
No fue una alucinación, eso seguro. No paro de pensar en lo de esta mañana mientras veo cómo mis alumnos salen atropelladamante de la clase hacia su ansiado recreo.
No me apetece bajar ni hablar con nadie, aún me siento....raro.
Los alumnos que quedaban por entregarme sus cuadernos los van dejando en mi mesa, la última en darmelo es Lilith. Siempre es la última de la fila para entregar cosas porque, a diferencia de los demás, se queda a charlar un rato.
Cuando me sonrie me doy cuenta de que no me apetece hablar con nadie, excepto con ella.
Estoy seguro de que a pesar de que ella termine el instituto este año, seguiremos teniendo una bonita amistad.
-¿Está bien? -me dice cuando ya estamos solos -ha estado muy despistado hoy.
-Sí-me masajeo el puente de la nariz-estoy llevando un día un poco raro.
-Pero mañana vendrá a la fiesta de mi padre ¿no?
-Sí, sí-rio un poco- no me perderia la fiesta por nada del mundo. Es solo que he tenido la mañana movida y me ha descolocado tanto movimiento.
-Vale -rie y se aleja a su mesa para cojer su mochila y salir. Pero por alguna extraña razón no quiero que se vaya, no quiero estar solo.
Si bajo seguramente estaré con los demás profesores, pero no me apetece ni verlos hoy. Solo quiero que Lilith se quede un poco más.
-Oye Lilith- la llamo antes de que salga por la puerta. Ella se gira- ¿podrias... esperar un momento? Me gustaria hablar contigo.
-Claro -ella vuelve sobre sus pasos hasta ponerse enfrente de mi mesa. Lleva el pelo en una trenza que le cae sobre el hombro, una camiseta verde oscuro de manga corta y un peto vaquero. Sencilla pero elegante, no como Sasha, una chica que lleva siempre tan poca ropa que hasta me incomoda mirarla.
-Veras... ¿tienes algo que hacer ahora? ¿pensabas ir a la biblioteca o con alguien?
-No ¿por?
-Me gustaria hablar de algo contigo y no sé tus ganas de ir al recreo con los demás -rio un poco.
Ya sabía que nadie la esperaba en el recreo, ella es amable con todos, pero no tiene amigas lo que se dice amigas.
Se pasa los recreos o en la biblioteca leyendo o dibujando o simplemente paseando por ahí, pero nunca borra esa leve sonrisa que siempre tiene en sus labios. Se la ve feliz.
-Estoy libre -asiente. Recojo mis cosas, me ayuda a cargar con todos los cuadernos y nos vamos al pequeño despacho que comparto con la profesora de griego, la anciana señora Miller. Es la que más años lleva aqui y todo el mundo la quiere.
El despacho es pequeño pero bien ordenado y siempre hay sobre una estanteria un jarron de flores del jardin de Miller, lo que hace que el pequeño espacio huela muy bien.
Le indico a Lilith que deje los cuadernos dentro de una gran bolsa azul y que coja una silla para sentarse. Ella obedece y se sienta frente a mi mesa con la mochila en su regazo.
Está prohibido comer dentro del instituto asi que cierro la puerta y le digo que puede comer su almuerzo.
-Gracias-me sonrie y saca un pastelito con un batido. Yo saco de mi maletin un café instantáneo que compré en el quiosco.
-Veras Lilith -bebo un poco de café, está bastante amargo- te puede parecer extraño lo que te voy a decir pero a pesar de que eres mi alumna siento que tengo más confianza contigo que con la mayoria de mis amigos. Para tu edad eres muy madura y eso me anima a poder hablar contigo abiertamente.
-Gracias-repite sonriente y bebe batido- me alaga que piense eso de mi.
-Si quieres que siga pensando bien de ti, por favor, deja de tratarme de usted. Tengo 37, no soy tan viejo-los dos reimos.
-Está bien-asiente.
-Una vez me dijiste que te gustaban las cosas paranormales.
-Ajá- dice mientras come.
-Pues la razón por la que he estado tan distraido hoy, es porque esta mañana creo que he vivido cosas paranormales. No estoy seguro, es solo que lo sentí así.
-Cuéntame- tira el batido vacio y el envoltorio del pastel a la basura y se vuelve a acomodar en la silla mirandome atenta.
-Pues- me paro a ordenar los acontecimientos en mi cabeza y me doy cuenta de que necesito contarlo, necesito soltarlo. Asi que se lo cuento todo, las letras magneticas, la bombilla, el susto con mi hija y la desaparición de la palabra.
-Y ella me contestó que no tenía ni idea de donde estaban esas letras , que las habia perdido-finalizo mi relato mirandola atentamente.
Ella ha estado durante todo mi monólogo con el ceño fruncido. Se queda unos segundos en silencio.
-¿Quien vivió en tu apartamento antes que tú? -dice.
-Nadie, cuando yo lo compré estaba recien hecho, es un edificio relativamente nuevo.
-Si un espíritu te pide ayuda es porque ha tenido que sufrir una muerte injusta y espera que tú o le ayudes a encontrar a su asesino o su cuerpo está escondido en algún lugar y no ha sido enterrado como deberia.
Me pone un poco los pelos de punta que una chica con el aspecto de un ángel me diga esas cosas con total naturalidad.
-Entonces, ¿que deberia hacer? -jugueteo nervioso con un bolígrafo entre mis dedos.
-Si esta a sido la primera vez que has vivido eso, yo te diría que te preparares porque no ha hecho más que empezar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top