ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 26 ༒ 𝔏𝔞 𝔒𝔯𝔡𝔢𝔫 𝔅𝔩𝔞𝔫𝔠𝔞.
Estoy muerto, segurísimo.
¿esto es lo que siente? Vaya... me esperaba algo así como una luz blanca y San Pedro esperandome en la puerta. Pero solo hay oscuridad. Oigo mis pensamiento pero no puedo abrir los ojos, me pesan muchísimo los párpados, parece que estan enyesados.
Lo último que recuerdo es a Lilith poseida por algo maligno levitando y unos larguísimos brazos blancos emergiendo del agua para cojerla.... y ¿disparos? Sí, fueron disparos, antes de perder el conocimiento vi cómo algunos de túnica roja caian al suelo, seguramente muertos, como yo.
No oigo nada a mi alrededor, estoy muerto seguro. Bueno, tuve una buena vida... más o menos.
Lo siento tantísimo por mi hija, mi pequeña Elsa, no se merecía morir a manos de esos satánicos, por ese gilipollas de James ¡maldito hijo d...!
Acabo de mover un dedo, sí sí, lo he movido ¿estoy vivo?
Agua fría me cae en la cara y me despierto de pronto respirando agitado.
-Al fin se despierta-suena una voz femenina.
-La herida ha sido superficial-ahora es una voz masculina pero joven, me suena de algo.
-¿Ulysses? -es Lilith ¡es Lilith!
Dejo de mirar la blanquecina luz del techo y me atrevo a mirar a las personas que hay a mi alrededor.
-Lilith...Samantha...Nick...-siento mi boca casi dormida.
-Buenos días, bello durmiente-suena divertida Lilith.
Samantha está sentada en un sofá con el brazo en cabestrillo, Lilith a mi lado en una silla cogiendome la mano y un Nick irreconocible sin su gorro de lana y más adulto bajo una túnica blanca con manchas de sangre.
-¿Nick O'dair? -abro los ojos como platos.
-Seguramente no me reconozcas si no arrastro las palabras ¿verdad? -rie, ha cambiado de verdad, es más alto, ya no parece un duendecillo travieso de nariz puntiaguda, parece un príncipe de cuento de hadas-estuve todo el tiempo fingiendo Ulysses.
-¿Fingiendo porqué? -intento incorporarme un poco pero un agudo dolor en el costado me hace parar en seco y me pongo pálido.
-No te fuerces demasiado-me dice Lilith y me pone cojines para recostarme y poder mirar a los chicos mejor.
-Nunca fui el chico que pensabas-se sienta en una silla al otro lado de mi cama-fingía ser un estudiante normal, pasota, algo chulo, para pasar desapercibido con los otros. Mi función era vigilar y proteger a Lilith de James Robert.
-¿Tu función? No entiendo nada-me mesajeo la sien vendada, tanto pensar me agota.
-Soy de la Orden Blanca-me sonrie tranquilo- todo lo contrario a Uxorem Lamia,pero no solo yo, el padre Rogers y la señora Miller también.
-¿Vosotros entrasteis en el jardín pegando tiros?
-Sí, no había otra forma-se encoje de hombros-lo siento, una bala perdida te dio a ti en el costado.
-Pero no te preocupes-se apresura a decir Lilith-la han sacado y desinfectado, estas perfectamente. Solo te duele,como es normal.
-¿Cuánto lleva existiendo esta Orden Blanca?
-Desde hace unos... cuarenta años aproximadamente. El fundador es el señor Collins, tu librero. Él es "el vecino del misterio" del que leiste el blog donde se hablaba de lo que pasó hace 100 años-me sonrie travieso.
-No me lo puedo creer...- ¡el anciano señor Collins! Lo conozco desde hace unos 15 años y no había notado nada raro en él.
-También es de la Orden Blanca mi padre-me sonrie Lilith-él fue quien les dijo dónde se haría el ritual.
-¿ Y tu madre?
-Muerta-alza una ceja- creo que es el mejor lugar donde puede estar.
-La verdad es que aunque suene feo decirlo, opino lo mismo.
-Nosotras nos acabamos de unir a la Orden Blanca-dice Sam.
-Pero si Uxorem Lamia ya ha sido disuelta ¿a qué se dedica ahora vuestra Orden?
-Vamos a encontrar los sitios en los que fueron sacrificadas las demás Lilith durante siglos para hacer que sus almas descansen en paz-me acaricia la mano Lilith.
-¿Han muerto todos los integrantes de la secta?
-Todos menos mi padre.
-¿Nat...Natalie también?
-Sí- dice Nick -todos.
-¿Entonces, Uxorem Lamia ha desaparecido para siempre?
-Para siempre-asiente Lilith- me han bautizado y borrado la condena de mi alma, ya soy una persona normal que no está unida a Lucifer.
La puerta de la habitacióm se abre de golpe y Elsa corre hacia mí con los brazos abiertos y aunque me duela todo,la cojo y la abrazo con toda la fuerza que me queda.
-Mi pequeña-no puedo aguantarme más y lloro apretandola contra mi pecho, no la quiero soltar nunca.
-Tú y tu pequeña estais a salvo -levanto la mirada al reconocer la amable voz de Elizabeth Miller.
-Gracias-digo emocionado.
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