ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 24 ༒ 𝔏𝔞 𝔊𝔯𝔞𝔫 𝔗𝔬𝔪𝔢𝔫𝔱𝔞
Lilith se lleva muy bien con Elsa, por las noches las oigo reir en su habitación y le cuenta cuentos a mi hija, se pasan todo el día juntas. Poco a poco ha ido recuperando el apetito y ya lleva el pelo recogido de nuevo. Me alegra que se sienta segura con nosotros.
A pesar de que no puede salir de casa, se inventa todo tipo de juegos para entretenerse con Elsa. El otro día jugaron a que eran piratas, se disfrazaron y fueron por toda la casa buscando un paquete de chocolate que yo escondí para ellas, aunque siendo sinceros, tenía la esperanza de que no lo encontraran para comermelo yo, pero lo encontraron.
Otra ventaja de que esté en casa es que cocina fenomenal. Yo no soy muy chef y me defiendo lo justo en la cocina, pero desde que está ella nos hace unos platos riquísimos y algunas tardes nos ponemos a hacer galletas para la merienda, lo que acaba siendo un caos porque Elsa empieza una guerra de harina y la cocina acaba igual que un campo de batalla en plena nieve.
De camino a casa he comprado masas de pizza para hacernoslas a nuestro gusto para la cena, a Lilith le encanta la pizza y como mañana es su cumpleaños le compraré una tarta de nata y chocolate. Su regalo ya lo tengo.
Saco la llave y al intentar meterla en la cerradura, veo que está arrancada de la puerta. Oh, no...
Dejo la bolsa de la compra en el suelo y entro alerta. Toda la casa está revuelta, la lámpara del salón está rota, los cojines por el suelo y los lapices de colores de Elsa esparcidos por el suelo. Comienzo a temblar.
Elsa...Lilith...
Cojo un cuchillo de la cocina y voy por todas las habitaciones con una ira impropia de mí, parece que se me han metido demonios en el cuerpo. ¡Nadie les va a hacer daño!
La casa está vacia, no hay ni rastro de ellas ni de quien se las levó. Clavo con odio el cuchillo en la mesita del salón y le doy una patada tan fuerte que la lanzo contra el sofá y me hago daño en el pie, pero ahora mismo no siento dolor, sólo ira y miedo a partes iguales.
Me giro decidido a ir a por mi coche pero algo me golpea con tanta fuerza en la cara que caigo inconsciente.
Todo me da vueltas, siento mi cuerpo entumecido y un dolor agudo en la frente acompañado de una sensación de calor en el ojo. Intento levantar los párpados pero los siento pesados.
-¡Ulysses! ¡Ulysses!
Una lejana voz femenina me taladra el cerebro ¿quién es Ulysses? Soy yo ¿no?
Logro abrir los ojos pero aún me cuesta enfocar la mirada y veo un poco borroso, casi todo está en penumbra, pero distinguiría esa mata de pelo granate en cualquier sitio.
-Samantha...-tengo la boca pastosa y cada letra que digo me retumba en el cráneo.
-Ulysses -su voz suena preocupada.
Logro dominar mis ojos y vuelvo a ver con claridad. Estoy tumbado en una cueva de piedra oscura iluminada con gruesas velas esparcidas por el suelo.
-¿Dónde estoy?
-Eso me gustaria saber a mí-Sam bufa.
Me incorporo sobre los codos con alguna queja y me llevo los dedos a la sensación de calor en el ojo. Es sangre.
-¿Qué me ha pasado?
-Te han tirado aqui con una brecha en la sien, te sangra un poco, justo ahora te iba a poner algo para cortarte la sangre.
Se rasga la pernera del pantalón y me presiona con ella la herida.
-Gracias.
-No hay por qué darlas- su tono ya no es tan dulce como al principio, vuelve a sonar indiferente.
-Estamos en una cueva, eso está claro- mi mente vuelve a funcionar con más claridad-me has dicho que me han tirado aqui ¿quienes?
-No lo sé, nos han traido aqui a los dos a la vez.
-¿Dónde está el lugar por el que nos han tirado?
-Allí-me señala a un punto oscuro de la cueva-pero ya he inspeccionado, es una gruesa puerta de hierro, le he pegado patadas, manotazos y empujones pero no se abre.
-¿Dónde está mi hija?
-Está bien, pero asustada -se aparta de enfrente de mí y veo a Elsa hecha un ovillo en el suelo temblando ligeramente. El dolor se me olvida y me levanto como un rayo hacia ella.
-Elsa, cariño-la abrazo fuerte y ella me rodea el cuello con sus bracitos.
-Papi, tengo miedo -dice entre sollozos-quiero irme.
-Shhhh.
Me siento y la acuno en mis brazos como si fuera un bebé para tranquilizarla. La mano de Sam me aprieta la tela contra la herida de la frente, ni me había dado cuenta de que me vuelve a sangrar.
De nuestras bocas sale vapor,hace frío aqui dentro. Meto a mi hija dentro de mi cazadora junto a mí para darle más calor.
-¿Cuánto llevamos aqui? -le pregunto a Sam, que se hace un ovillo en su chaqueta militar.
-Creo que aproximadamente media hora, cuando nos soltaron aqui, tu hija ya estaba temblando en una esquina.
-Elsa -le muevo la cabeza para que me mire- ¿qué os a pasado? ¿dónde está Lilith?
-Entraron dos hombres grandes y fuertes-dice entre sollozos-y..y..Lilith me cogió en brazos para escondernos en mi cuarto pero no nos dio tiempo. Nos separaron y a Lilith le pegaron una paliza para que se quedara quieta porque no paraba de lanzarles cosas. Yo intenté pegarles también pero el hombre que me cogió era muy fuerte. Luego le dieron un golpe en la cabeza a Lilith y se dejó de mover, creo que estaba muerta y me asusté mucho.
Llora desconsoladamente y la abrazo para confortarla.
-Es imposible que esté muerta-dice Sam-seguramemte inconsciente como lo estaba tu padre hace unos segundos. La necesitan viva...esos hijos de puta.
-¿Elsa, puedes quedarte un momento con Samantha? Papá viene en seguida.
-Vale -se seca las lágrimas con sus manitas. Se la paso a Sam que se la mete en la amplia chaqueta militar.
Voy hacia el rincón oscuro que ella me dijo que estaba la puerta de metal y tanteo con los dedos hasta encontrar las visagras, sigo la línea pero no tiene pomo ni cerradura, la superficie de la puerta es fría y lisa como una pared.
Intento meter los dedos entre las líneas y hacer fuerza para abrirlas, pero es inútil, y además me he hecho daño en las uñas.
Paso la mano por las yermas piedras que forman la pared de mi cárcel.
-Sé quiénes son los que nos han metido aqui -dice Sam-son de Uxorem Lamia. Ya sabes lo que significa.
-Lo se... van a sacrificar a Lilith.
-No solo eso, también nos van a matar a nosotros.
-¿Para qué?-la miro alterado.
-Un sacrificio se sella con otro sacrificio, en el blog que leiste ¿no ponia que habían desaparecido cinco personas más aparte de Lilith Colman?
-Sí.
-Pues ellos fueron el sacrificio que selló el paso de Lilith al infierno.
No sé qué me asusta más, si el tono monótono casi aburrido con el que me está diciendo que nos van a matar o el hecho de que nos van a matar.
-¿Entonces qué hacemos? -me siento a su lado en el suelo. Elsa sigue lloriqueando suave pero no oye nada de lo que decimos ya que estamos susurrando.
-No podemos hacer nada contra ellos, Ulysses, ellos son veinte secuaces de Lucifer y nosotros somos una lesbiana, un profesor cuarenton y una cria de 7 años.
-Dicho de esa forma... -alzo las cejas.
-Es la verdad.
Me caliento las manos con el vaho de mi boca y pienso. A ver, no tengo ni idea de dónde estamos, ni de qué hay más allá de la puerta de hierro, ni cuándo va a ser el rito...
-El rito será mañana-la voz de Sam me saca de mi mente, parece que me ha leido el pensamiento.
-Claro, el cumpleaños de Lilith es mañana.
-Será por el atardecer, cuando el sol esté bajando.
-¿Cómo lo sabes?
-Es simbolico ¿no te has dado cuenta? El sol es Lilith. El ocaso simboliza la bajada de Lilith a los infiernos. He leído sobre sectas, suelen hacer sus ritos por la noche o en el ocaso.
-En vez de leer esas cosas podrías haber leido un poco los libros de texto.
-Si hubiera perdido el tiempo estudiando no podría haberme informado de cuándo sacrificarán a Lilith-me dice en tono burlon.
-Touché.
Un estruendo ensordecedor nos paraliza.
-¿Qué ha sido eso? -pregunto.
-La Gran Tormenta.
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