ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 23 ༒ ℭ𝔲𝔦𝔡𝔞𝔩𝔞
Desde que ayudamos a Lilith Colman a liberarse, mi vida ha vuelto a ser normal, nada de espíritus ni cajas que se arrastran ni bombillas problemáticas.
Me hubiera gustado quedar con Natalie este verano pero le salió un proyecto y tuvo que pasar las vacaciones en Alemania. Por teléfono lo justo, siempre estaba ocupada y ardo en deseos de verla y besar... de preguntarle el asunto de Lilith, vaya.
-¡Magister!- la ronca voz de James Robert me hace fingir una sonrisa automáticamente.
-¡Hola! ¿qué tal las vacaciones?
-Bien bien, he ido a visitar a mi hija ¿y tú? -alza una espesa ceja.
-Normales -me encojo de hombros- casi se podría decir que aburridas.
-Pues las mias han sido de todo menos aburridas, me puse enfermo en el avión, mi hija tuvo que...
-Disculpa James, en el recreo me lo cuentas ¿vale? Tengo algo de prisa, mis alumnos me esperan-le interrumpo.
-No importa ¡suerte con las fieras!
Me despido y camino deprisa hacia el aula. Intentaré quedarme en el recreo en el despacho que comparto con la señora Miller, cada vez noto más molestia hacia James.
Este verano he quedado algunas veces con Lilith y una vez salió en el devenir de la conversación el profesor de carpinteria. Ella también se siente incómoda con él, siente sus penetrantes ojos sobre ella e incluso me contó que lo había visto por el pueblo siguiendola disimuladamente e insinuandole cosas.
Espero que no le ocurra nada, que todas nuestras sospechas sean equivocaciones y Lilith esté a salvo.
-Asi que... ¿no vas a venir en todo lo que queda de año?-me muerdo las uñas.
-Por desgracia me es imposible volver.
-Vaya... es una lastima, estaba deseando quedar contigo y hablar.
-¿Hablar de qué? De lo que sea podemos hablar por teléfono.
-Me gustaría preguntarte sobre un viejo diario que se cayó de la caja que me pediste que tirara ¿sabes algo de Lilith Col...
-Ulysses, tengo que dejarte ¡el tren se me va! Adiós, cuando pueda te llamo.
Me cuelga.
Hecho de menos quedar con ella y Elsa también la extraña. Me guardo el móvil en el bolsillo y me siento en el sofá con mi hija.
Cada vez nuestras conversaciones telefónicas duran menos, cuando intento sacarle el tema del diario le ocurre algo y tiene que irse inminentemente. Después de todo lo que me ha pasado desde el mes de abril, mis sentidos se han agudizado y creo que Nat me está ocultando algo.
-¿Va a volver? -me dice Elsa mientras colorea un perro de verde.
-Creo que no, cariño-me paso la mano por el pelo,nervioso- no...no va a venir en lo que queda de año.
-¿¡Por qué!?
-Trabajo. Me dijo que ahora va de Alemania a Suiza.
-Me gusta el chocolate suizo-dice distraida.
-A mí también.
Miro por la ventana, quizas ella esté mirando el mismo cielo desde el tren, quizas también esté pensando en mí.
El timbre me sobresalta. No espero a nadie, nunca espero a nadie.
Abro la puerta y me encuentro a Lilith con la mochila verde al hombro, el pelo suelto (mala señal) y ojeras. Lleva un jersey grueso verde oscuro y unos vaqueros claros.
-Lilith ¿qué te ocurre?
-Necesito que me ayudes-me dice con un hilo de voz, sus ojos se notan cansados.
-Claro, pasa.
Entra y se queda de pie en medio del salón , saluda con una breve sonrisa a mi hija.
-Elsa ¿te importa irte a tu cuarto?
-Vale-recoje los colores y los dibujos y se va.
-Sientate.
Toma asiento en el sofá en el que una vez durmió, parece débil y muy poca cosa entre los cojines.
-¿Quieres tomar algo?
-No.
-Vale-me siento a su lado-¿qué ocurre?
-Necesito que me ayudes a escapar, Ulysses.
-¿Escapar?
Se pone la mochila sobre el regazo y saca un gastado y viejo libro rojo junto a una fina carpeta.
-¿Qué es esto?-tomo con delicadeza el libro, parece que se va a romper en cualquier momento.
-Eso es mi destino-los ojos se le empiezan a poner vidriosos pero su rostro muestra firmeza-ese libro estaba bajo la estatua del ángel caido que hay en las profundidades de mi estanque. Está en un idioma que no conozco pero hace dos días encontré la traducción de algunas de sus páginas escrita por mi padre.
Me tiende la fina carpeta y leo con rapidez los dos folios. Levanto los ojos lentamente hacia ella.
Segundos de intenso silencio, solo nos miramos. Ahora encaja todo.
-Tú vas a ser la próxima esposa de Lucifer...-no me atrevo ni a decirlo en voz alta.
-Sí-una silenciosa lágrima surca su mejilla-necesito que me ayudes a escapar. No estoy segura con nadie, mis propios padres son de esa secta...
-Joder, esto es peor de lo que imaginaba-acuno mi rostro entre las manos.
-Ayudame, por favor.
-Claro que te voy a ayudar-digo con decisión-para empezar, te vas a quedar aqui, no vas a volver a tu casa.
-He hechado en mi mochila ropa, no pensaba volver.
-Muy bien -trago saliva- aqui estarás a salvo. Si vienen a buscarte,te escondes en cualquier sitio.
-Gracias -me abraza.
-¿Samantha sabe todo esto?
-Sí, se lo conté ayer, ella me dio la idea de huir. Me dijo que podía quedarme en su casa pero lo rechazé. Mis padres no son tontos y saben que si me escapo seguramente esté con ella.
-Claro-nos separamos-espero que no te importe compartir habitación con mi hija.
-No, claro que no-sonrie.
Entro en mi pequeño despacho compartido con el café abrasandome los dedos, lo dejo con rapidez sobre mi escritorio y me soplo la mano.
Oigo un leve gimoteo detrás de mí y al girarme me encuentro con la anciana señora Miller llorando silenciosamente en su escritorio.
-Elizabeth ¿qué le pasa? -me acerco a ella y le pongo la mano de forma cariñosa en el hombro.
-Ulysses, tú ya sabes qué pasa-se seca los ojos con un pañuelo.
-¿Qué?
-Es por Lilith.
-Oh, sí, he oido que lleva un mes desaparecida, pobrecilla ¡a saber dónde está!-miento.
Me clava una severa mirada que me sorprende, sus ojos negros escarban en los mios.
-Ulysses, sé que está en tu casa-dice en voz baja y dulce.
-¿Qué dice? ¡claro que no!
-Te conozco de muchos años ,maestrillo de latin.
Trago saliva forzosamente.
-Sé que está en tu casa y eso me alivia. Ya habeis descubierto la verdad de todo.
-¿Usted sabía desde el principio el destino de Lilith?
-Yo estuve cuando sus padres hicieron el ritual para crearla, en su bautizo de sangre maldita, en todo.
Me levanto de la silla de un salto, con todo el cuerpo en alerta.
-Usted es de la Uxorem Lamia.
-No -para mi sorpresa, ella sigue sentada tranquila-lo fui, mi marido me metió en ese mundo. Pero cuando murió ,me salí inmediatamente de esa secta. Lo que hacen, lo que predican... es simplemente horrible.
-Pues ayudeme a pararlos-me vuelvo a sentar-usted sabe quienes son, lo que hacen, todo.
-No es tan fácil como ir a la policía-rie un poco-están por todos lados, Ulysses. Lo vigilan todo, y a tí en especial.
-¿ A mí?
-Piensa, Grace, ¿quién te ha estado observando? ¿quién sigue a Lilith? ¿quién te escama?
-¡James Robert Brown! ¡claro! Sabía que notaba algo raro en él.
-Él es uno de los más peligrosos, es agresivo e impulsivo. No se tomó bien que abandonara la secta, nunca me lo ha perdonado.
-Sí, se percibía poca afinidad entre vosotros.
-Tienes que tener mucho cuidado con él, sobre todo ahora, que todas las sospechas han caido en ti.
-¿Pero qué puedo hacer para salvar a Lilith de todo esto?
-Lo único que podrías hacer es evitar que la cojan antes del 24 de diciembre.
-Eso es dentro de una semana.
-Pues ya sabes, andate con ojo y cuidala.
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