- Capítulo 5-

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"  Yo Te cuidaré"

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Giyu se aferró a los brazos de Shinobu, el silencio nuevamente hizo de las suyas solo que esta vez, fue reconfortante. Era maravilloso el saber que después de todo, la sensación de liberar aquellos sentimientos era real, único y puro gracias a cierta "mariposa" que lo acogió en su pecho.

—Ella es... cálida y tiene un dulce aroma—fueron las palabras de Giyu al sentir el contacto de Shinobu.

El viaje continuó hasta que finalmente, llegaron al pueblo a realizar las diferentes actividades que Tamayo explicó. Yushiro  se estaciono en una pequeña vereda al frente de la tienda de Inosuke, un proveedor de carne. La familia Kochou era clientela fija.

— Buenos días señora Tamayo— expresó un joven de cabellos color negro, atados con dos coletas a los lados. ¿Lo de siempre? Preguntó.

— Buenos días querida Aoi, si por favor.

De inmediato la muchacha sacó un buen pedazo de carne de cerdo y empezó a filetearlo mientras tenía una amena conversación con la joven.

— ¿Y tú esposo niña?

— Fue al bosque, me dijo que tenía cosas que hacer, pero lo más seguro es que estaría holgazaneando. ¡no sé cómo puede dejarme sola con el negocio! ¡ese hombre solo me saca de quicio!

— Perdón no debí preguntar.

— No- no... se preocupe señora Tamayo. Usted no tiene la culpa si no ese idiota. A veces no entiendo por que me case con él y para colmo mis 8 hijos lo adoran. Pero bueno que se le va a hacer.

Tamayo quedó un poco sorprendida al saber que aquella joven tenía 8 pequeños retoños, ella nunca se casó ni mucho menos tuvo descendencia. Mientras tanto un Yushiro no despegaba su mirada de la hermosa mujer. Este par, estaba tan concentrado en sus asuntos que se habían olvidado de Giyu y Shinobu los cuales por su cuenta decidieron dar una vuelta por el pueblo.

— ¿Ya te encuentras mejor, Tomioka San?

— Si, gracias y perdona por incomodarte Shinobu san.

— ¡Oh vamos Tomioka san! Ya te dije que no debes sentirte así. — Shinobu tomo la mano de Giyu y lo llevó a dar un paseo. Hace mucho tiempo que ninguno de los dos salía y que mejor manera de disfrutar esta oportunidad. Ambos recorrieron el lugar hasta que se detuvieron en un lugar donde se fabricaba espadas algo que Shinobu estaba interesa en ver su construcción.

— Ne---ne Tomioka san, si mal no lo recuerdo cuando llegaste a la Finca traías una espada.

— Si, era una que mi maestro había fabricado especialmente para mí... ¡maldición hablando de eso la había olvidado en la Finca!

— No creo que sea necesario usarla en estos momentos, de seguro Tamayo san ya debe estar por terminar con las— Shinobu no pudo terminar de hablar, uno sujeto se acercó a la mujer, sacando su espada apuntando hacia su cuello

— Si continúas hablando, te juro que soy capaz de cortarte esa hermosa cara que tienes. Sabemos quién eres tú, eres la hija de ese viejo hijo de puta que mato a mi hermano.

— ¡No me digas que tu... eres ese bastardo hermano de Emmu el asesino de mi hermana!

— ¡Así es soy Kaigaku! Para que lo vayas sabiendo de una vez.

— ¡Kochou san! Grito desesperado Tomioka— ¡aléjate de ella bastardo!

Sin dudarlo más, Shinobu decidió zafarse del agarre del hombre dándole un fuerte golpe en sus partes bajas, con el fin de poder escapar junto con Giyu. Ninguno de las dos tenía armas para poder defenderse.

— ¡Maldi—ta desgraciada! El hombre empezó a retorcerse del dolor ocasionado por la joven.

— ¡muchacho! Intervino el dueño del puesto de espadas- ¡Toma! Así podrás tener una digna pelea con ese idiota. ¡acábalo de una jodida vez! Ya estoy harto de que este maldito siempre y cuando venga para robar artículos de mi negocio.

Giyu tomó la espada y se puso en posición de pelea. — No permitiré que sigas jodiendo la vida a los demás. ¡imbécil! — Con una adrenalina desatada de su cuerpo, el pelinegro corrió hacia donde estaba Kaigaku, envaino su espada y dio el primer movimiento dejando una herida en el brazo derecho de su oponente, aún así el maldito hombre se puso de pie, esta vez contra- atacó al pelinegro, pero este supo detenerlo.

— ¡vaya! No eres un inútil después de todo estúpido muchacho.

— Tú no tienes idea de con quién estás tratando.

— Es lo de menos pedazo de mierda, de todas formas, vas a morir junto con esa perra de Kochou. ¡Vengaré a mi hermano así sea lo último que haga!

— Hump, eso lo veremos.

Ambos apuntando a sus espadas se quedaron viendo fijamente, la fuerza de los hombres empezaba hacer presión en cada uno de ellos, se soltaron por unos breves segundos para recobrar la fuerza y continuar con la pelea.

Esta vez, el enemigo logró lastimar gravemente el pecho de Giyu provocandole una herida grave, aun así el Pelinegro se paró y estaba listo para dar su segundo ataque, tomó su espada, corrió hacia él y se agacho rápidamente mientras Kaigaku trataba de cortarlo. Aprovecho la posición en la que se encontraba su cuerpo e hizo un corte en la rodilla dejando a Kaigaku rendido de rodillas, pero, tal era la desesperación del sujeto que con sus últimas fuerzas agarró a Giyu del cuello tratando de estrangularlo.

Tomioka sentía como su respiración se iba desvaneciendo, como las "garras" de aquel hombre se clavaban en su piel. Kochou al ver esto, sin pensarlo tomó una de las espadas que se encontraban en el negocio del artesano, corrió a toda velocidad y sin remordimiento alguno se dirigió hacia él.

—Si haces un solo rasguño más a Tomioka san, te juro que te mataré— la voz de Shinobu cambió a un tono más maligno. Su aura desprendía un aroma de frialdad.

Todos en el pueblo se quedaron estupefactos al ver como una pequeña mujer era capaz de defenderse de esa manera. Por su parte Tamayo y Yushiro buscaban a los dos jóvenes hasta que una fuerte aglomeración de personas llamó su atención se dirigieron hacia el lugar y pudieron observar el panorama.

Kaigaku al verla ejercía más la presión al cuello de Giyu, dándole una sonrisa maliciosa a Shinobu.

Y que puede hacer una maldita puta como tú para salvar a este idiota, tu ni siquiera eres capaz de hacer algo, solo mira tus manos son tan delicadas.

—Ara-ara esa no es la manera de tratar a una mujer, bueno tú lo has pedido. De pronto Shinobu agarró su espada y lo apuñaló por la espada dejando así libre a Tomioka quien cayó al suelo. De inmediato Tamayo y Yushiro se acercaron hacia donde ellos y los llevaron al carruaje dejando así muerto al idiota de Kaigaku. Todo el pueblo empezó a celebrar, de verdad el y toda la banda de su hermano solo traía dolores de cabeza.

Shinobu se acercó a donde un herido Tomioka, lo ayudó a levantarse junto con Tamayo dejando así a la escandalosa multitud

— ¡Yushiro vámonos de una vez!

— Como diga mi señora.

se subieron al carruaje y acostaron a Giyu sobre las piernas de Shinobu.

— ¡Date prisa Yushiro! Grito Shinobu. Si no llegamos rápido Giyu perderá más sangre. Necesitamos ir a casa para darle tratamiento médico adecuado.

— Si Shinobu sama iré lo más rápido que pueda.

— Dios santo yo tengo la culpa de todo esto, perdóneme Shinobu sama. Intervino Tamayo.

— No es su culpa Tamayo san. Por ahora le pido que se ahorre sus disculpas.

Kochou observaba como se encontraba Giyu, lo escuchaba jadear del dolor. Descubrió delicadamente el pecho del azabache, rasgó sus ropas e hizo un vendaje para detener el sangrado. Yushiro hizo todo lo posible para llegar a la Finca Mariposa, una vez ahí pidió ayuda a Tanjiro quien se encontraba en el jardín de la casa conversando con Kanao y Rengoku san quien ya había terminado de dar las clases particulares a la pequeña de los Kochou.

Al ver aquella escena Tanjiro empezó hacer miles de preguntas a lo que Shinobu solo respondió: "no es el momento".

Rengoku san y el pelirrojo entendieron y lo llevaron a la enfermería, propiedad y lugar único para Kochou. La segunda hija tenía conocimientos sobre medicina, una herencia y talento proveniente de su fallecida madre.

Trató las heridas, aplicó medicamento para Giyu logrando así detener la hemorragia. Una vez estabilizado, Shinobu contó todo lo sucedido a los miembros de la casa.

Tamayo al oír dicha historia, se sintió culpable por llevar consigo a los muchachos, su jefe Muzan le había advertido que, si algo les pasaba a sus hijas, el mismo la mataría y ella sabía perfectamente que lo haría.

— Shinobu sama, lamento todo lo ocurrido el día de hoy— dijo mientras llevaba una taza de té para Kochou.

— No es necesario que te disculpes Tamayo san-

— ¡lo es! No me quiero ni imaginar si Giyu san o ... usted habría muer— la pelinegra habló.

— ¿muerto?

Si... — sé perfectamente que eso jamás me lo hubiese perdonado. Usted y la señorita Kanao son importantes para mí.

— Yo lo sé Tamayo san. — Kochou tomó las manos de la señora y le regaló una cálida sonrisa. No te preocupes, la próxima vez solo debemos ir con más cuidado, eso es todo. Ahora por favor vé con los demás y encárgate de que coman algo, de seguro deben tener hambre.

— Está bien Shinobu sama, me encargaré de ello, ¿usted bajará al comedor?

— No, yo me quedaré aquí hasta que Tomioka san despierte.

— Entonces, me retiro Shinobu sama.

— Ah Tamayo, antes de que te vayas. No te preocupes, de esto no se enterará mi padre, por favor encárgate de decir esto a Kanao y a los demás.

— Gracias Shinobu sama.

Tamayo salió de la habitación dejando a solas a Shinobu y a Giyu. Las horas pasaron y la pelinegra no se despegó ni un segundo de Tomioka, quien al despertar pudo observar cómo su "protegida" dormía yacida en sus pies.

— Shinobu san... ¿tú te has quedado todo este tiempo conmigo? — dijo al ver aquella joven.

¿No se supone que yo soy quien debo protegerte?

Para Giyu todos los acontecimientos sucedidos el día anterior le provocaron una lluvia de sentimientos encontrados, estaba agradecido con Kochou por haberlo curado, pero también sentía rabia por no ser lo suficientemente fuerte como para terminar con la vida de aquel sujeto. Al mañana siguiente ya rehabilitado de sus heridas, fue a su cuarto y escribió en su diario.















Continuará...

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