PARTE II
Hubo, claro está, un silencio extraño y miradas de confusión entre los presentes pero por suerte para los dos protagonistas de la escena en ese rato volvió Miss Stacy, habiendo sido informada por algún soplón de que el grupo se encontraba allí.
-¡Pero qué significa esto!- exclamó la profesora ni bien entrar a la pequeña estancia –Cuando me contaron no quise creerlo, pero que bien que me animé a comprobar si era cierto. ¡Josie Pye, confié en ti y me has decepcionado!- de inmediato reclamó
-Lo siento mucho maestra, por favor discúlpeme. Es que nos dejamos llevar por la nostalgia de nuestros días de estudiantes, sabiendo que ya no vamos a tener más la oportunidad de estar aquí...- la rubia con unos dotes de actuación de joven arpía supo por su parte enfrentarse al regaño mostrando un creíble arrepentimiento, no obstante, solo obtuvo que la indignada educadora le pidiera devolver en esos mismos instantes las llaves del lugar.
Mientras tanto, el resto de los espectadores aprovechó para escabullirse despacio hacia el salón principal, en dirección al perchero a buscar sus abrigos y de ahí a la salida. Entre ellos estuvieron Anne y Diana, aunque ésta última con sus inquietudes le retrasó un poco a la primera en la huida.
-¡Anne por Dios! ¿Qué fue eso?- exclamó colmada de emoción la pelinegra -Ahora sí todos se dieron cuenta que entre Gilbert y tú se cuece algo... ¿Será que él recapacitó y cambió de decisión respecto a comprometerse con esa debutante? ¡Sería todo un milagro!- agregó juntando las manos y llevándoselas a la boca, como orando para que fuera cierto.
Anne, impresionada también de lo que acababa de suceder pero tratando de no perder la compostura y de mostrarse madura ante la confusa actitud de Gilbert; iba a agradecerle por su preocupación de mejor amiga, mas al voltearse hacia ella casi dio un brinco al percatarse de la presencia del susodicho un poco más atrás, acercándoseles.
-Anne, ¿puedo hablar contigo?- él no dudó en pedirle entonces al llegar frente a frente.
-¡Gilbert!..., claro- ahora sí algo aterrada por toda la repentina situación, se dispuso a atenderlo.
Diana en tanto, sin considerar que estaba siendo imprudente, no dejaba de pasar la vista entre ambos, estudiando sus gestos, por lo que él tuvo que carraspear un poco para que se entendiera que era un asunto privado. Solo que en eso, mientras la chica bajita entendía que estaba allí de mal tercio y antes incluso de que pudiese excusar algo previo a retirarse; se abrió paso la profesora en dirección a la puerta principal junto a Josie Pye y el resto que no había podido escapar del llamado de atención con facilidad, ordenando que todos abandonaran el establecimiento.
-¡De acuerdo, todo el mundo fuera ahora mismo! ¡La escuela así como toda institución educativa es un lugar para respetar, no un centro de diversión! Por favor, moderación jóvenes; es lo que les pido. Este no es el comportamiento que deseo lleven mis alumnos a Queens o a las otras universidades a las que aspiren asistir. Piensen en Avonlea y en la Isla del Príncipe como el estandarte que portan. Hagan que este lugar sea conocido como cuna de personas de educación intachable- Miss Stacy les reganó y aconsejó a la vez.
Sin embargo, nunca faltando aquellos a los que este tipo de palabras les ingresan por un oído y les salen por el otro, Josie, sin el menor asomo de remordimiento se ocupó de recordarles una vez afuera a los que encontraba de camino sobre la celebración por Navidad que ese año ofrecería en su casa.
Gilbert y Anne, quienes fueran los últimos de los chicos en salir, no fueron la excepción.
-Verán que les espero mañana en mi fiesta. No falten- Les soltó sin siquiera darles tiempo a responderle antes de retirarse, mas les hizo permanecer con esto algunos segundos más mirándose a los ojos.
-¿Irás a la fiesta?- él fue el primero por lo tanto que se atrevió a romper de nuevo el tenso silencio que ahora se formaba entre los dos
-La verdad no lo sé, aún no estoy segura. ¿Tú irás?- Anne también le consultó
-Yo tampoco estaba convencido hasta hace poco... pero si quieres ir... supongo que podríamos asistir juntos. ¿Qué dices?- se animó él al final a invitarla y además agregó a manera de broma, sin dejarle escapatoria –Aparte me debes una conversación-
Aquello le dejó a Anne sin palabras por unos momentos, sintiéndose entre la espada y la pared, enfrente de sus dudas y sus guardados sentimientos, pero se las arregló para hacer que volviera a funcionar su léxico.
-Está bien- expresó rápidamente teniendo que después bajar la mirada, aunque alcanzó a ver la reacción de él a su respuesta. Sonriendo por completo feliz.
-Bien, entonces pasaré a recogerte a las seis- como todo un caballero enseguida le propuso. Con lo que ella muriéndose por dentro de las ganas de gritar de la emoción, tuvo que pellizcarse para saber si no estaba soñando. Su método infalible para diferenciar fantasías de la realidad. Y el breve dolor en respuesta le ratificó su dicha aunque también le recordó por igual que tenían muchas cosas que aclarar.
Le agradó que él quisiera hacer todo con formalidad, como pasar a verla, como demandaba una cita, pero no iba a subirse a un coche en el que sabía también andaba con otra; razón por la que con el dolor de su alma tuvo que poner límites en la cuestión.
-Anne, ¿qué pasa?, ¿Estás bien?- Gilbert por su parte tuvo que consultarle al verla quedarse de nuevo callada y dubitativa, sosteniéndose el brazo. Algo que a ella le ayudó a salir de sus reflexiones.
-...Eh sí... es solo que de repente recordé que le prometí a Diana primero que iríamos juntas- explicó, sabiendo disimular –Es decir, que ella pasara a verme- añadió para que no pensara mal –Pero no hay problema, nos vemos en la fiesta y ahí conversamos- al final resolvió
-De acuerdo- Gilbert entendiendo que debía resignarse, asintió, más no perdió su buen ánimo –Entonces estaré esperándote en la fiesta- concordó
-De acuerdo- repitió ella con ilusión y también un poco de repentina timidez –Hasta mañana-
-Hasta mañana Anne-
Después de despedirse, rompiendo solo allí el contacto visual, la chica pelirroja corrió enseguida hacia Diana, quien se encontraba aguardándola unos cuantos metros más allá. Y así, tomándola del brazo, procuró llevársela de inmediato antes de que con su curiosidad se le ocurriera preguntarle algo ahí mismo enfrente de él.
-No digas nada, te contaré todo de camino- le susurró
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Continuará...
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