XXVIII: El Deceso.


1

Era poco habitual ver a Nara descansando, era una chica bastante estudiosa para su edad; 13 años desde que su madre la dio a luz. Todas las mañanas solía ir al distrito donde quedaba su colegio en tren, debido a que vivía muy lejos de ahí.

Ese día en particular, se encontraba caminando por el pasillo del colegio, ya que había estado desde la mañana ahí. Cuando se encuentra una nota en el piso: «Debemos prepararnos para lo peor», «Él quiere comer, Ella lo aceptó como su esposo»...

Ella simplemente pensó que era una broma de algún alumno, podría ser algún friki, quien sabe. Se dirigió a su salón, donde comenzó las clases. Ella era una chica de un aspecto sombrío, muy criticada en el salón, sin embargo ella hacía oídos sordos de ello. ¿Una chica emo más?, con emociones muy fuertes que emanaban dentro de ella, mientras el resto reprimía su oscuridad mediante la violencia, lanzando papeles de un lado al otro , y haciendo mucho alboroto, que no le dejaba concentrar.

En ese momento, esperando que la profesora comience a explicar, comenzó a sentir una humedad en su entrepierna; ¿Acaso le había llegado?. Se levantó de su silla y le pidió permiso a su profesora para salir al baño, le urgía.

En el camino tenía pensado en invitar a sus amigas a un starbucks para la salida del colegio, quienes no parecían salir mucho de su típico ambiente. Reflexionar sobre la existencia mientras bebían su café típico. Noemi, Alice, etc. Su grupo seguramente aceptaría, mientras ella lo pida.

Al llegar al baño entró a uno de los tantos, más exacto, al último, el del fondo. Se desabrochó el pantalón y vio que lo que le salía no era sangre, era un líquido negro y espeso, el cual le chorreaba por toda la pierna. Ante el miedo intentó salir a pedir ayuda pero esta se encontraba cerrada.

2

La noche anterior, Katherine se encontraba en su casa, mirando al techo. Ella había dormido a esa hora, 00:00, sin embargo despertó a las 3 am sin sueño, pero aún más enervante que ello era el hecho de que sentía que estaba siendo observada, alguien desde la ventana de su habitación la observaba. Otra vez ocurría lo mismo, sin embargo, ¿había esperanza de poder sobrevivir a la maldición?, parecía algo imposible, aún cuando "Los verdaderos" parecían tener la respuesta. ¿Y si no pasaba nada después?, como es algo nuevo era muy personal, y por ende ella se sentía envuelta en una situación donde, si los verdaderos no podían, entonces no sabría qué otra cosa hacer para dejar de pasar esos malos ratos. Algo similar a lo que pasaría un paciente de una enfermedad desconocida, la cual él es el primero en tenerla, sin existir cura ni información de que sea algo peligroso.

Las otras chicas deberían de estar pasando por lo mismo, ya que fueron a la misma feria, pero... ¿Funcionará?

Katherine simplemente se levantó de su cama y se fue a beber leche, así relajarse un poco. Quedarse un rato despierta para ver si podía dormir más tarde. Al regresar no había presencia alguna.

Despertó al día siguiente, al menos nada le había pasado, perro nada aseguraba que en un futuro algo malo le suceda. Se alistó para ir al colegio y salió para ir al hogar de Estefanía. Estefanía salió de su hogar y fueron directamente a su colegio.

3


—Samila, es que ya no soporto más, ¿cómo aseguraríamos que de verdad se solucionará?. —dijo Jacqueline.

—Simplemente, creo que no debemos apresurarnos, y solamente seguir lo que nos dicen. Si no funciona, ahí deberíamos de preocuparnos, pero es lo único que tenemos hoy en día. -Contestó Samila, mientras Katherine se acercaba a ellas junto a Estefanía.

—¿De qué hablan?. —pregunta Estefanía.

-A Samila la llamó el señor de esos verdaderos, dijeron que van a hacer algo, y que necesita nuestra ayuda.

Katherine se adelantó un poco a ellas.

—Yo también he recibido el mensaje por MSN.

—Yo ayer no me conecté... —dijo Estefanía.

Las chicas se miraron entre ellas, y se les suma Celina.

—¿Han visto a Helen? —dijo—, había confirmado que vendría al colegio.

—A la salida tendríamos que ir a buscarla. —dijo Estefanía.

Las chicas comenzaron a caminar por el lugar.

4

El señor Scheiderman se encontraba caminando por aquel pasillo que parecía un gran laberinto pero él se lo conocía de memoria. La luz tenue de aquellas lámparas se encontraba iluminando aquellas paredes blancas con reflejos anaranjados. Una puerta al fondo del pasillo donde Scheiderman gira el picaporte y la abre. Del otro lado, su socio se encontraba, junto a un tubo gigante que contenía dentro una especie de tubo de ensayo diminuto con un líquido verde dentro.

—¿Está listo?, esto se pondrá interesante. —Se prenden las luces y se deja ver el cuarto lleno de camillas, con cadáveres putrefactos acostados en ellas—Ya tenemos la esencia, de nuestros soldados caídos y demonios. Por alguna razón atrae las almas de la gente, quitándosela. Con esto quizás podremos salvar al mundo.

De pronto una chica más pequeña que Scheiderman aparece tras él...

—Aura... —dijo Scheiderman.

—Padre, ¿qué es todo esto? —preguntó Aura.

Scheiderman simplemente comenzó a mirar hacia ambos lados.

—Con esto ayudaré a tus amigas a sobrevivir, antes que se corrompan completamente. —dijo Scheiderman. - Ese tubo atrae almas.

-¿Planeas quitarles el alma?, ¡Eso les puede hacer daño!

—No. —contestó Scheiderman. —con esto atraparé al demonio.

Aura miró horrorizada a su alrededor, cadáveres mutilados y en putrefacción.

-Oh... esos son soldados caídos, ellos dieron sus almas para hacer experimentos, y pude guardarlas en contenedores.

Aura comenzó a presenciar el brillo de aquel tubo, donde se podía ver su propio reflejo, las luces del lugar eran tenues, así que el brillo reflejaba su rostro. Tal cual podía verse, era algo que podía ver durante un buen rato, de no ser por los cadaveres que había a su alrededor.

5

En la salida del colegio, las chicas fueron a ver a Helen a su casa, pero esta simplemente no estaba. Tuvieron una búsqueda exhaustiva al respecto. Al final se reunieron en una avenida, donde Estefanía reveló que la vio bajo un puente del centro. Al ir, esta estaba con una jeringuilla clavada en su brazo, respirando como si tratara de hacerlo, pero no sintiese el aire fluir dentro de ella. Del agujero en su brazo caía una gota de sangre, al parecer intravenosa.

—Está mal, tendremos que llamar a una ambulancia. —ďijo Estefanía. - ¿Alguien tiene un Movicon, Nokia , Blackberry o algo?.

Samila sacó un Nokia 1600 del cual llamaron a la ambulancia.

—Tranquila, ya viene la ambulancia. —dijo Celina mientras la sostenía en sus brazos.

Minutos después llega la ambulancia, y la sube en una camilla. Sus amigas van al hospital donde ella está; tuvieron que desintoxicarla de heroína.

(....)

—¡Es la hora de la visita!. —exclamó una enfermera. — ¿No hay un adulto por acá?

—Ella vive conmigo. —replicó Celina— Estoy yo.

—Entonces pasen, pero una por una, el resto se queda. —contestó la enfermera.

Celina entró, y se acercó lentamente a la chica.

—tranquila, estoy aquí, ya está.

—juro, no volveré consumir una sustancia en mi vida. —Las lágrimas le brotaban de los ojos.

-Tranquila. —sollozaba Celina.

6

Helen tardó dos días en recuperarse, y le dieron el alta. Las chicas estaban en el colegio, estudiando como casualmente hacían, sin embargo, Jacqueline se sentía observada por Aura, La chica tenía una mirada algo preocupante, pero no dejaba de ponerle los ojos encima. Jacqueline no supo lo que Aura hacia hasta el receso, donde Aura la toma del cuello de su camisa, y tira de ella en la puerta del armario de limpieza.

—Jacqueline, llama a tus amigas, tendremos que irnos lo antes posible de aquí... —susurró.

—¿Q-ué pasa?

—¡Sólo hazlo!

Jacqueline oyó el timbre, termino el descanso.

—Pero, si me voy me pondrán una amonestación...

—¿Te importa más una nota que tu vida y la de tus amigas?

—¿Hay riesgo? —preguntó Jacqueline, y salió del armario corriendo cuando Aura asintió.

—¡Olvida al resto, sólo trae a tus amigas, las necesito! —gritó levemente Aura...

(....)

Jacqueline entró corriendo a la clase, el sudor le empapaba el rostro, se dirigió hacia la profesora de esa hora.

—Profesora, necesito un momento hablar con Samila, Katherine, Estefanía, Helen y Celina.

—Espera primero hasta que explíque. —contestó la profesora.

—Estoy apur...

En ese momento la oscuridad total invadió el salón, era como si toda la luz del mundo se hubiese ido, sin embargo, ella al ver lo que había ahí, hubiese deseado que hubiese estado así eternamente. La luz se enciende, varios de los estudiantes se encontraban de una tonalidad verdosa. Aquella gente con la que habían convivido, estaban en un mal estado, vomitando fluidos negros.
«Jackie... Jackie.... Jackie.....»

Se escuchaba por todas partes. Sus amigas, que se encontraban bien, se dirigieron hacia ella.

—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Samila.

—Golpeemos a quienes quieran hacernos daño hasta poder salir. —contestó Estefanía.

—Antes, ¡Me las llevaré a ustedes también! — Una voz tétrica, pero risueña se oía al fondo, la comedia las observaba, y se dirigía hacia ellas. -Son mi tesoro más preciado, con ustedes, bajo mi control, podré tener a la peque...

«¡PUM!»

La puerta del salón cayó ante varios de los alumnos corruptos que había.

—¡No lo harás! —Aura se acercó a las chicas y salió corriendo junto a ellas.

-Chicas, les espera mi padre en su vehículo.

—¿Tu padre? —preguntó Samila.

—Sí, mi padre es Schneiderman.

7

Scheiderman les esperaba dentro de una limusina donde las chicas se metieron. Al cerrar las puertas se podía presenciar al alumnado acercandose hacia la limusina, mientras Scheiderman arrancaba. Las chicas vieron por la ventanilla el cómo se alejaban poco a poco, mientras iban a un lugar , el cual no sabían, pero Scheiderman las preparó, y las 7 para algo especial.

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