XXII: La huida.
1
Helen y Celina visualizaron tres figuras que se acercaban a su zona, parecían ser tres guardias, a lo que Celina toma a Helen del brazo.
-¡Rápido!, ¡Por aquí! -dijo Celina.
Cruzan una puerta y llegan a una habitación cerrada, mientras que por fuera parece que los guardias escucharon el golpe de la puerta.
-¿¡Quién anda ahí!?
Celina y Helen se escondieron tras un armario que estaba algo separado de la pared, pero pareciera que nadie sospecharía. De pronto se abre la puerta, y entran los guardias, quienes comienzan a buscar a las chicas.
-¿Hay alguien aquí?
Helen visualiza con terror el cómo los guardias comienzan a buscarlas bajo la cama.
-Mejor nos vamos. -responde uno de los guardias.
-Me parece bien, debió ser sólo nuestra imaginación.
Los guardias parecían haber salido, a lo que Celina y Helen volvieron a salir, y se dirigieron hacia el lado contrario al de los guardias.
-Esto ya me está cansando, parece que nunca encontraremos a Samila. -dijo Helen
-No lo creo, yo creo que debe de estar cerca.
-Esperemos encontrarla...
En ese momento sienten pasos tras ellas, y al voltearse se encuentran otra vez con Jacqueline, Katherine y Estefanía.
-¡Hola!, ¡aquí estaban! -dijo Estefanía.
-¡Claro! -Contestó Helen.
-¿Alguien tiene un radio Walkie Talkie Sano? -preguntó Estefanía, a lo que las chicas comenzaron a negar.
-¡Mierda!, no podremos comunicarnos con Mina. -dijo Celina y dio un escupitajo al suelo.
Jacqueline retrocedió un poco, mirando el escupitajo con horror. Celina algo frustrada comenzó a dar vueltas por el lugar.
-Entonces lo único que nos queda es buscarla completamente solas.
-Creo que sí. -contestó Katherine.
Las chicas caminaron por el pasillo un largo rato, pasillo por el que no volvieron a oír a ningún guardia. Al final abren una puerta, en la cual escucharon sonidos, puerta la cual para su sorpresa, Samila se encontraba tras ella, sentada en una silla de aquella habitación a oscuras..
-¡Sami! -exclamó Jacqueline.
-¡Jackie! -exclamó Samila corriendo hacia Jacqueline y abrazándola. -Te eché mucho de menos.
-Yo a ti Sami.
En ese momento las luces se encienden, y comienzan a iluminar toda la sala, revelando que dentro se encontraba un señor canoso vestido de traje, junto a los tres guardias.
(...)
2
-¡Hola!, Estaba esperándolas. -dijo el Señor Scheiderman.
-¿Quién es usted? -pregunta Jacqueline.
-Yo soy Charles Von Scheiderman, y cuando mis guardias me avisaron de su llegada no pude esperar para conocerlas.
-¿Qué es lo que quieres?
-Miren, el mundo corre riesgo de desaparecer, necesito su ayuda.
Las chicas se miraron mutuamente, un hombre que se llevó a su amiga, precisa su ayuda. ¿Para qué la quiere?, ellas simplemente querían llevarse a Samila.
-Sólo queremos a Samila. -dijo Jacqueline.
En ese momento llega Mina corriendo, quien se detiene a contemplar lo que ocurre.
-Creo que llegué un poco tarde. -afirma Mina.
-Parece. -contesta Scheiderman. -Tomen, si quieren quedarse en su casa bien, pero, aquí tienen mi contacto, si llega a pasar algo necesitaré de su ayuda. - El señor Scheiderman le entrega a las chicas varias tarjetas con su número, y escolta a las chicas hasta la salida. -Que tengan mucha suerte. -agrega antes de que sus guardias cierren las puertas.
-Oye Samila. -dijo Mina. -Alguno de estos días te espero para volver a jugar al Royalty Wars.
Samila la mira con expresión de duda.
-¿Juegas a Royalty Wars? -pregunta Samila.
-Sí, soy KillerQueen85.
3
Las chicas se reúnen en la puerta de la casa de Samila, todas agotadas por el largo día que pasaron.
-Bueno, Sami, ¿Cómo le explicarás a tus padres?
-Bueno, Scheiderman dijo que él la llamaría, al final, ellos también son parte de los verdaderos, aunque, no sé cómo les convencerá.
Las chicas se saludaron, y cada una fue a su casa para así dormir.
El día pasó, y al día siguiente en el colegio las chicas comenzaron a hablar.
-Sami, te echamos mucho de menos. -dijo Katherine.
-Gracias Katy, por cierto, te veo más alegre.
-Sí, bueno, no me siento tan mal como antes.
Samila esbozó una sonrisa, estaba alegre de volver al colegio, aunque en la base la habían tratado bien, consideraba que le gustaba más su vida normal.
-Chicas, las invito a un café. -dijo Samila.
-Hay un problema, los dueños de la cafetería escolar están de vacaciones. -contestó Estefanía
-Lo sé, pero, vengan a mi casa mañana, yo lo hago con mi nueva cafetera.
-¿Acaso tienes cafetera?
-Sí, me la compraron hoy a la mañana.-contestó.
-Está bien, muchas gracias Samila.
-Muchas gracias. -dijo Jacqueline.
Samila era una muy buena amiga para las chicas, y eso hizo que se alegren de su regreso.
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