XVII: Katherine y Estefanía a la mira.


1


Con una botella de refresco en una mano, y un libro en la otra, se encontraba Katherine, la cual se dirigía hacia su salón donde Estefanía la esperaba mientras jugaba con la DS.

Al momento de llegar, Katherine suelta el libro en la mesa, la cual comienza a sonar debido al golpe recibido, y comienza a beber del refresco.

—Creo que beber mucho de eso te va a hacer mal. —dijo Estefanía.

Katherine deja de beber, cierra la tapa de la botella y se posa sobre la mesa de Estefanía.

—Lo sé, déjame ser. —dijo Katy.

Al lado de Katherine había un libro de cálculo vectorial, el cual se encontraba posado sobre un cuadernillo de actividades; al parecer eran de Estefanía, la cual estaba practicando para mejorar sus calificaciones. Katherine nota frente a su ventana a Celina hablando con un chico. «Supongo que todos la prefieren a ella, es linda, aunque un tanto cortante, sin embargo, todos los chicos la corren. » Pensó, justo antes de oírse resonar el sonido de una cachetada proveniente de la mano de Celina.

—¡Pervertido! —gritó Celina, quien inmediatamente entró a su salón, cerrándolo de un portazo e ingresando a su lugar.

—¿Pasa algo Celi? —preguntó Estefanía en su tono amistoso.

—¡Es que ese chico me ofreció ir a la cama con él! —contestó algo indignada.

—Bueno ya, deja a ese imbécil de lado, no merece la pena.

—Bien, si vuelve a molestarme le voy a dar en las bolas con mi pie, jugaré al fútbol (Football/Soccer) con ellas.

—Interesante. —interrumpe Samila.

—¡Samila!, ¿qué tal? —preguntó Estefanía.

—Mucho mejor. —contestó Samila.

—Me parece bien. —contestó Estefanía.

—Hola Sami, te echamos mucho de menos. —dijo Katherine.

—Gracias querida, también las eché mucho de menos.

Samila se sentó en su silla mientras Jacqueline regresaba atrás de ella. Las clases estaban a punto de comenzar.


2

Ya había pasado una hora desde que la clase había concluido, y desde la silenciosa comodidad de su casa, en la sala del estar se encontraba Katherine con una taza de té de tila en la mano, mientras presenciaba el anochecer por la ventana. En Katherine parecía haber algo roto, aunque ella no lo notaba, simplemente lo sufría, su esperanza estaba por el piso, sin embargo, gracias a sus amigas seguía insistiendo con todo, para terminar recibiendo alguna recompensa. Ella tuvo épocas mucho más oscuras, sin embargo, esperaba que esas épocas no le apantallen su futuro éxito, al cual, aunque pensaba nunca tendría, anhelaba tener.

Más temprano que nunca, Katy terminó su comida en la mesa familiar, y luego de un rato hablando todos los familiares fueron a dormir, incluyendo Katy. Katherine, al igual que toda su familia son gente madrugadora, y suelen dormir temprano para despertar temprano, sin embargo, Katherine ese día, en vez de despertar a las 6:00 am despertó a las 4:30 am, y al parecer con muchas ganas de ir a orinar.. Katherine apenas sintió las ganas despegó sus ojos, y con algo de torpeza/lentitud se dirigió hasta la puerta de su cuarto. La puerta del cuarto de Katy daba hacia un pasillo, el cual llevaba a la escalera que conducía al piso de abajo, es decir, donde estaba el baño, aunque el problema era que el pasillo no tenía luces, por ende, era un lugar muy oscuro de caminar. Katherine cobró coraje y caminó por aquel largo y oscuro pasillo, mirando a las penumbras del fondo de su casa hasta llegar a la escalera. Bajó lentamente la escalera, paso por paso, mirando los cuadros que se encontraban en las paredes, aunque a ella por las noches le aterraban, ya que sentían que sus miradas la seguían, en especial el cuadro de su tío fallecido en 2002.

Al llegar a la planta baja mientras poco a poco se hacía notar su dolor menstrual, su periodo iba a llegar pronto. Se dirigió hasta el baño, y encendió el interruptor. El baño inmediatamente se iluminó, haciendo que la tensión de Katy se desvaneciera junto a la penumbra. Katherine se bajó los pantalones, la ropa interior y se sentó en el inodoro para orinar. El baño estaba bastante impecable, pero de algún lugar salía olor a podrido, lugar al que Katy consideraba que era la cloaca.

Al terminar de orinar, Katy tiró de la cadena y se dirigió hacia el botiquín—espejo de su baño, en aquel lugar encontró unos tampones “Tapex”, y se insertó uno en la vagina. Apagó la luz, y salió del baño, sorteando nuevamente los pasillos hasta llegar a su habitación, aunque en su habitación, sentía la presencia de algo, como si la observaran. Katherine para estar más segura se dirigió lentamente hasta el armario, posó su mano en el mango y lo abrió, aunque lo único que encontró es la nada misma. Al cerrar el armario, Katy vuelve a recostarse en la cama, apoyando su cabeza en la almohada, hasta percatarse que en el techo había una figura, una figura con una máscara de “Nasso Turco” que saltó hasta donde ella estaba, helándole la sangre mientras miraba tras los ojos de la máscara, donde se encontraba la oscuridad.

La chica continuaba mirándole a los ojos a aquella máscara, mientras esta posaba sus manos en el cuello de Katherine, quien sentía poco a poco que perdía el aire, y tanteaba con sus manos para ver si algo la salvaba. Tomó su almohada y golpeó a la máscara con fuerza, haciendo que esta retroceda y liberándola para correr. Ella corrió pero al dar la vuelta, el ser se había ido.

«Tus amigas al largo plazo te abandonarán» una voz resonó en la cabeza de Katherine, la cual se dirigía hacia su cuarto. «Eres tan inútil como el claxon de un avión»…

D̷̡̛̮̜͕̞̦͓̳̥̳̣͚̮͉̪̺̘̱͕̮̰̦̗͚̮͇̮̜̟̒͒͌̑̎̒̐́̄̃̎͂̃̒̀̑̾̋̀̋́̔̀̄̅̒̑͒̑͆̑͛̇̀̆̌̀̎̔͘̕͘̚͝͝͠͝ã̶̡̞̮͉̫̭̳̯̪̲͍̞̗͖̥͓̝̪̬̺̱̯̮͖̅̃̈́̽̐͌̂̉̃̂̿͆͐͆̾͐̂́̎̏̒͆͂̿͂́̆̓̿̓̈́͂͑̀̊͊̅̀͊͊͋̓̉͂̓̈́̋̈́̈́̕͘̚͘̕͝͝͝͠m̷̨̡̧̧̧̡̺̙̰̟̬̟̮̩͚̤͔̪̠̞̯͉͎̙̬̪̰̜͕̫̘̪̞̞̙̟̟̯͔̤̦̫̐̽̕e̵͕̬̦̪̬͓̭̗̞͔̠͗͑̋̊͐̐͐́̏͐̑̓͗̾̆͘͘͝͝ ̵̧̧̡̡̢̗̤̗͙̟̯̼̹̫̪̫͍͍̟̣̻̙̜̟̯̞̝̰̞̲͚̭̖̱̣̪͇̥͈̯͚͚̲̗̹̩͖͙̣̺̮̍̏̋̆͊̍͆̉̊͒͊͂͛͛̎́̌̆̈̅̒̓̍͘͝͝͠t̶̨̡̨̡̨̛̬̟̳̞̼̦͙̰̠̮̘̦̻̭̱̬̣͕̮̰̗̳̮͉͉̰̹̭͙̗̬̭̳͓̗̗̮̻̩̙̼̱̺͇̞͇̼͚͇̱̖̍͋̃͑̌̅̈́͗̂͛̑̽̀͋̌̅͗̂̽̒̀̾̈́̓̅̓͋̃͊̿͛̈͘͜͝ͅͅự̶̧̡̳͕̻̞̱͔̙̬̬̱̺̰̱͍̮̰̼̹̪̙͚̞̱̤̩̟̘̭͙̪͈͍͚͍͚͒̽̈́̀̽͋̈́̄́̔̂̉͒̒̒͐͑̚͜͠͝͝ ̸̡̨̡̢̙̬͔͓̜̘̣̗̣̭̮͎̩̝͚̻̮͚̜͉͓̥̲̳͓̳͈͔̺̪͇̞͚̠̭̺̜͖͉͛͑̊͑̒͋̅̒̆̏̔͒͗͒̒̋̋͌̀̈́̂͐͊̿́̈́́̂̓́̉͛̄́͒̓̊͐͑́͆̿̊̕̕̚͘͘͜͜͝à̴̩̻́̃́͆̿̇̈́̓̄́̄̂͗̀̃͂̅̉̈̇̐̎͋̀͘͘̚͠͝ḻ̴̢̢̢̨̨̡̜̗͈̦̺͉̤̻̯̹̲̻̙̟̙̳͖̻͉̘̦̼̮͎͎͓̼̯̖̰̥̖̝̪̥̻̖̰̱͍̦̲͍̣͑̽̏̓ͅͅͅm̴̨̢̲̞̫̲̙͍̰̺͔̱͕͈̤̥͚̫̠͔̟͍͌̀̈́͛̎̀́̎̍̊́̄́̀̈́̅͒͒̄͐̊̀̓̓̍̔͋͒̍͂̈́̄̂́̇̃̊̓̑͆̔͐͂̚͜͜͝͠͝a̸̡͖̝͈̖̩͂͜









Katherine estaba sollozando en su habitación.


3


—¡¿Qué te pasó qué cosa?! —Estefanía exclamó sorprendida.

—Sí, una figura, me intentó matar.

—Eso suena tétrico, ¿cómo lucía la figura?

—Era un ser delgado, con una máscara.

En ese momento irrumpe Samila.

—¿Alto y delgado?, soñé con un ser así antes de enfermarme.

Jacqueline venía atrás de Samila.

—Yo vi algo similar en algún lado, aunque no sé dónde.

—Tal vez lo habrás visto en algún lado y no te percataste. —Contesta Samila.

—No lo sé, la verdad.

En ese momento interrumpe Estefanía.

—También estuve teniendo problemas parecidos.

—¿Qué viste? —Pregunta Samila.

—Bueno, todo empezó aquel día

Aquel día…

4


En el hogar de Estefanía se podía apreciar la tranquilidad absoluta, acompañada por los ruidos de los platos en el festín de los adultos. La madre de Estefanía, “Samanta Enriquez Fernandez”, había preparado un exquisito plato para que sus invitados degusten, Ratatouille, un preparado a base de verduras y condimentos, el cual los invitados saborearon bocado a bocado. El plato lucía tan colorido como un arcoíris, un espiral de verduras el cual cortaban de a poco, para repartir en los platos. Los cubiertos sonaban con ruidos secos y relajantes, que debido a la tranquilidad de los invitados, se podía apreciar un sonido pacífico y relajante, similar al que se oiría en una pequeña cafetería. El aroma a café impregnaba el ambiente, llegando incluso al patio de la casa, donde se encontraba Estefanía jugando con su hermanito.

Demian Fernandez, el hermano de 8 años de Estefanía, un chico muy hiperactivo y travieso, el cual jugaba con su hermana mayor de 15 años en el jardín de su casa. Estefanía disfrutaba pasar el tiempo con su familia, además de las visitas a su casa. La madre era chef profesional, cocinaba manjares muy ricos, conocida en el barrio como “La estrella”, porque su actitud desprendía siempre elegancia y brillantez.

Estefanía se la pasó jugando con su hermano hasta el momento que llegó la madre.

—¡Demian, Estefanía, hora de la merienda!

Demian corrió hacia la madre, donde entraron, y Estefanía simplemente limitó a levantarse para entrar, cuando sintió que un olor a podrido provenía del otro lado de la cerca que dividía el jardín de su casa con el bosquejo, que cuando ella era niña solía entrar para disfrutar de sus aventuras en el valle que había a una distancia considerable de ahí.

Estefanía, repelida por el olor echó unos pasos hacia atrás, cuando desde la amplia perspectiva que se hizo, vio una figura negra, encapuchada y con una máscara. La chica no dudó en correr hacia la casa...

5

El reloj había recorrido poco más de las tres de la tarde, y faltaban tres horas para regresar a casa. Jacqueline se encontraba caminando por los pasillos de María Nereida en su segundo piso hasta que se topó con Estefanía, la cual parecía exhausta —parecía haber estado haciendo ejercicio intenso— y sin aliento. Jackie le dió apoyo en su hombro, dónde recuperaría el aliento poco después.
—¿Has estado haciendo ejercicio? —preguntó Jackie.
—Sí —contestó Estefanía—, tuve que alcanzar a mi profesora para entregarle mi exámen.
—¿Y por qué no se lo entregaste antes?
—Es que me distraje con panecillos que habían llevado al salón  —repuso Estefanía mientras sonreía.
En ese momento, Jacqueline oyó un grito de una mujer de mediana edad, parecía que salía de la boca de una de las profesoras, así que se asomó. Una mujer estaba junto a Katherine en una banqueta en el patio, está parecía enfadada, aunque para Jacqueline su amiga era bastante tranquila.

—¡Ya te dije varias veces que dejes de comportarte tan raro! —gritó la mujer, quien Jacqueline distinguió al final qué resultaba ser la madre—, ¡la vida es demasiado hermosa para que te comportes tan lúgubre y satánica!

Entonces Jacqueline visualizó  que a lo lejos una profesora estaba caminando a través del patio para llegar desde los pasillos hasta la sala principal, la cual lucía un decorado suelo de tipo ajedréz, y una gran ventana de cristal que dejaba pasar los rayos del sol en esta. La profesora tomó atención a la joven Katherine que se encontraba tumbada en la banqueta, y se acercó.
—¿Puedo ayudar en algo?
—No, no —dijo la mujer—, es sólo una etapa, pronto se irá y será una adulta responsable...

La profesora asintió y se marchó, dejando a Katy sola con su madre  otra vez. Jacqueline regresó hacia Estefanía.
—Creo que es su estilo —dijo Estefanía—, no deberían de decirle como vestir.
—Estoy de acuerdo —replicó Jacqueline mientras esa vez veía que Katherine era reñida por escuchar bandas "Satánicas" según su madre.

Días más tarde Katherine se acercó un poco a la gran ciudad junto a Estefanía, a algunas amigas con las cuales compartían estilo. Las chicas iban a entrar al cine a ver películas hasta el anochecer, y después de compras en el centro comercial donde ese se alojaba.
—¡Hola, Katy!, —dijo una de ellas.
—¡Hola, Rose! —contestó Katherine, exclamando como pudo, con algo de desgana. —Hola Samuel, Johanna.
Entró en una acalorada charla sobre música, cuando a lo lejos se podía ver a Jennifer junto a un grupo de chicas, estaban fumando marihuana, sentadas bajo un árbol, cuando Jennifer se levantó, y se acercó a Katherine.

—Vaya, ¡miren quien vino! —dijo Jennifer en voz burlona —las zorras que quisieron hacerse las listas conmigo, pero en esta zona mandamos nosotras; manga de emos.

Estefanía se colocó delante de Katherine, mientras ella observaba con una mirada sería y perdida a la atacante. Jennifer sin dudarlo le metió un puñetazo en la cara a Estefanía, y tras ese suceso toda la banda oscura se lanzó a defenderla. Estefanía se levantó con ayuda de Katherine, a pesar del golpe, ella apenas sentía dolor.

Un poco más tarde llegó la guardia del lugar y expulsó a ambos grupos.

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