IV: Lección.


«Noticias: Se informa que estamos a dos semanas de la desaparición de Sebastián Krouch, aún las autoridades no logran dar con su paradero.»

 1

E

n el instituto María Nereida II, había llegado la hora del receso, 30 minutos en el que las personas podían hacer sus cosas. Jaqueline se encontraba en el comedor, bebiendo café junto a Samila, la chica friki quien se había vuelto su amiga recientemente. Samila le picaba la mejilla con su dedo a Jaqueline, y Jaqueline esbozó una sonrisa nerviosa.

–Ya basta Sami.–dijo Jackie mientras soltaba una pequeña risita simpática.

–¡Es que eres tan suavecita!–replícó Samila.

–Ya lo sé, me lo dices siempre.

Shiii —contesta Samila.

—Bien, ¿quieres café? —pregunta Jackie a Samila.

—Me ofendería si no me hubieses preguntado. —contestó Samila.

—Yo invito —dice Jackie a Samila mientras le guiña un ojo. En ese momento ella va al mostrador del buffet junto a Samila—; ¿Qué tipo de café quieres? —Le preguntó.

—¡Capucchino! —contesta Samila.–Como los monjes.

—Está bien, querida... —dijo Jackie y le sonríe a Samila, quien se percata y le devuelve la sonrisa.

Una vez les entregaron el Capucchino, ambas se sientan en una mesa, y empiezan a beber café. Jacqueline lo sostiene mostrando las manchas rojas en sus manos, y las manchas de jabón en la manga de su playera.

–Esto aumentará mi capacidad de deducción un 50%. —dijo Samila, con intenciones de hacer reír a Jackie.

—¿Vas a atrapar a Kira? —preguntó Jackie, a lo que Samila emite una risa.

—Supuestamente —dijo Samila entre risas. Samila empieza a encorvarse y a pararse en su silla. A todo eso pasa un profesor por su lado.

—¡Señorita Del Monte, deje de hacer la payasa y siéntese en su lugar! —ordenó el profesor.

–Perdón... –dijo Samila, que al sentarse de forma normal, el profesor sigue su camino.

–¡Señorita Del Monte!– dijo Jackie en tono burlesco, y le da un último sorbo a su café, acabándolo completamente.

—¡Muy graciosa mi niña! —contestó Samila, y al igual que Jackie, de un sorbo acaba su Capucchino.

—¿Y si vamos a dar una vuelta por los pasillos? —preguntó Jackie.

—En un rato debemos volver a los salones. —contestó Samila.

–Sí, pero aún quedan 15 minutos —replicó Jackie.

Tanto Jaqueline como Samila se levantan de sus sillas y comienzan a caminar por el colegio, observando la gente que pasa, y entre la multitud, ven a Celina, quien las miraba mal, parecía molesta.

–Esa chica me dijo "Zorra" —dijo Jackie.

—Ignorala —replicó Samila—, Siempre fue así.

–E...Está bien. —contestó Jackie, y siguió con su trayecto.

El colegio era un lugar bastante enorme, sus pasillos eran muy largos, tanto por debajo como por arriba, por algo el edificio ocupaba más de media manzana. Jackie caminaba junto a Samila por aquellos pasillos que eran similares a laberintos. En esos pasillos se encontraban diferentes personas con diferentes conversaciones, las cuales eran interesantes. «¡El guiso es rico!» le dijo una chica a su amiga. Las charlas variaban entre muchas que había por ahí.

Al doblar por un pasillo, hacia la derecha, se encontraron con una chica, chica de tez pálida, y cabello negro, con puntas color fucsia. Estaba sentada en el suelo, mirando a la nada misma, muy solitaria. Jackie sintió algo de tristeza al verla, así que se sienta a su lado junto con Samila.

–Hola, ¿ocurre algo? —preguntó Jaqueline a la chica.

–No... Nada, ¿por? —contestó la chica.

–Es que te vimos sola —contestó Jaqueline.

–Bueno, es que, la verdad no creo que nadie tenga interés de hablarme, así que me senté aquí —dijo la chica.

–Nosotras tenemos interés, hermosa —dijo Samila a aquella chica–. ¿Cuál es tu nombre? —preguntó.

–Mi nombre es Katherine, aunque me conocen cómo Katy —dijo Katy.

–Un gusto conocerte, Katy.– dijo Jaqueline.

–Muchas gracias, el gusto es mío.–dijo Katy, mirando hacia otro lado.

–¿Quieres venir a dar un paseo con nosotras? —preguntó Samila.–Hay espacio para ti. —agregó.

–¡Claro!, cómo quieran. —replicó Katy. Las chicas siguen caminando, ahora con la compañía de Katy.

–Yo te vi, eres de nuestro salón, ¿cierto? —preguntó Samila.

—Sí —contestó Katy. Y de repente suena el timbre.

–Mierda, tendremos que volver al salón.

–Mierda, es cierto.–dijo Samila.

2

La siguiente clase que tocaba era de Biología, la profesora sentó en grupos a su alumnado, cada grupo en una mesa distinta.

—Bueno, tendrán que hacer un trabajo, pero un trabajo especial, ya que será en grupo —dijo la profesora —. Ahora, deben hacer una lección de un tema relacionado a la materia, cada grupo tendrá un papel con su tema.

Al grupo de Jackie le tocó Alimentación, Jaqueline se había juntado con Samila, pero al final se unió Katy, quien llevó a Estefanía, su mejor amiga, con quien también harían grupo. Jaqueline estaba algo agotada ese día, pero, ya que el grupo tenía una semana de tiempo para exponer, entonces podía descansar un buen rato. Estefanía estaba revisando su bolso para ver si había llevado materiales necesarios para comenzar ahí, aunque se decepcionó al darse cuenta que no tenía lo que necesitaba. Katy miraba a la nada mientras divagaba y Samila estaba leyendo un libro sobre Ciencias.

Katherine, desde haber terminado la primaria, solía dejar todo para último momento, sentía que necesitaba compensar su malhumor con algo de paz, pero  se rendía cuando veía el monton de hojas vacías ante el poco tiempo que le quedaba y su falta de voluntad latente.

La clase continuaba, pero Jaqueline tuvo la urgencia de ir al baño. Al preguntarle a su profesora si podía ir, y esta, por un golpe de suerte, terminando de asentir, Jaqueline va al baño. En el baño, luego de terminar de hacer sus necesidades, ella se lava las manos, pero, antes de salir, siente algo raro en su piel, una sensación de cosquilleo que la hace querer volver a remojarse las en agua para su alivio.

«No ahora Jackie —pensó para sí misma. Y decide salir para volver al salón.»

Pasaron las horas, el salón quedó en silencio por momentos, y por otros momentos siguió con sus ruidos casuales. En el fondo había una pareja besándose, en el centro, se encontraba Neruel lanzando papeles a Pepe, el chico que estaba delante de él. Pepe miraba a Neruel enojado.

—Profe, ¡Neruel está lanzando papeles! —dijo.

–Ya, deja de hacer eso Neruel. —contestó el profesor Álvaro.

–¡Está bien profe!–exclamó Neruel entre risas.

En la mesa, Katerine estaba algo adormecida debido al antidepresivo que le recetaron, sin embargo, algo a hizo despertar, lo primero que vio, o más bien percibió al despertar, fue una frase.
«No nos agradas, sólo nos estorbas, agarra una navaja afilada y desgarrate una arteria.», frase que enseguida desapareció de su mente, pues aunque para ella el resto simplemente estaría mejor si estuviese muerta, al resto no le inmutaba su presencia, sabían que era una chica con una actitud algo tranquila, siempre que hablaba lo hacía en voz baja, sin embargo, no se imaginaban que ella pensaba en las formas en las que moriría.

La joven chica en ese momento, a penas con su primer pensamiento, ya sintió arrepentimiento de haberse despertado, sin embargo, sus amigas la empezaron a sacudir para que deje de dormir tanto. Al parecer su pensamiento hacia sí misma, le impedía hablar con el resto, ya que pensaba que el resto tenía sus pensamientos.

En otro lado de la mesa, se encontraba Estefanía, ella simplemente estaba ocupada, planificando cosas, ella no se atrevería a contar aquello que atormentaba a su amiga debido a que quería mantener su privacidad intacta, y que no la conozcan como "La chica aterradora de la clase". La voz interior de Katy que le repetía una y otra vez que desaparezca que nadie la necesitaba, sus pensamientos constantes donde veía su propio sepulcro, donde la gente festejaba su muerte con mucho júbilo. «Nadie te quiere, imbécil», pensaba Katy de sí misma, «Es inútil que lo preguntes, pues te dirán que sí, ellos quieren respetarte, pero en realidad están mintiéndote.». Estefanía, percatándose de los ojos llorosos de su amiga, inmediatamente le recorre el cuello con los brazos, dándole un abrazo.

—Querida, ¿acaso tuviste una pesadilla? —preguntó Estefanía.

–Ya, calla. —replicó Katy.

–Ya, Katy, ya tengo todo planeado —dijo Estefanía –; ya sé cómo nos organizaremos. Nos hablaremos por "Windows Live Messenger (MSN)", Jackie, Samila, denme sus correos.

–¡Va!–Dice Jaqueline.–"jackieditorino@yahoo.com."– Agrega Jackie.
–"samidelmonte@yahoo.com"–Dijo Samila.
Acto seguido, empiezan a pasarse los correos...

El tiempo pasaba, las amigas hablaban de su vida, hasta que tocó el timbre. Ellas debían volver a sus casas, pero, sabían que iban a hablar por Messenger

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top