⚜♠️⚜CAPITULO I⚜♠️⚜

El fuego de las incesantes llamas cubrían y ahogaban a los Pokémon que buscaban con desesperación una forma de escapar del repentino incendio que abarcó una gran parte del bosque en esa noche festiva. Se celebraba la floración de las plantas en el bosque Verde que queda a unos pocos metros de la ciudad Plateada de la región de Kanto. Nadie esperaba ese trágico accidente, pero marcaría la vida de muchos Pokémon que estuvieron ahí presentes.

[...]

Son las ocho de la mañana, no ha pasado mucho desde que el sol emergió para acabar con la oscuridad de la noche. Los Pokémon de la ciudad Plateada se preparaban para iniciar con su nuevo día al igual que Dylan; un Umbreon con una ligera peculiaridad, sus anillos emergían una luz más radiante que de costumbre, hasta se puede percibir su brillo en plena luz del día.

Los rayos del sol se colaron a la habitación de su hogar iluminando cada rincón. El sol molestó el sueño de Dylan y con disgusto se cubre con su almohada mientras abría sus ojos lentamente.

—¡Maldito sol! ¿¡Por qué jode tanto!? —Exclamó, quitándose las sábanas y levantándose de su cama con fastidió.

—¿No te cansas de maldecir todo lo que encuentras?

Dylan ignora el comentario del Zoroark Hisui que estaba sentado a un lado de una mesa de madera. Siguiendo por el pasillo principal llegando al baño mientras se frota los ojos con su pata.

—¿Ni un buenos días, Hisui siquiera? —Criticó el Zoroark siguiendo al cuadrúpedo por el pasillo.

—¿Para que saludaria a alguien que realmente no existe? —Respondió Dylan, cerrando la puerta del baño antes de que el tipo Fantasma se asomara.

—Aún así deberías ser más cortés, Dylan. No puedes andar por ahí con los Pokémon reales con esa actitud. Solo harás que te golpeen —Comentó, recargandose en la pared con los brazos cruzados. —No deberías hablarme así. Sé que solo soy tú... subconsciente, pero deberías respetarme.

—Cómo digas —Hisui suspira resignado y solo guarda silencio. —¿Sabes que hora es?

—...Soy tú subconsciente, no tú reloj. Si tu no sabes que hora es mucha menos yo.
Dylan sale del baño y voltea a ver al Zoroark.

—Siempre me preguntó cuál es tu verdadera función en mi cerebro. Solo veo que me sigues a todos lados diciéndome cosas totalmente inservibles.

Hisui frunce el seño, ofendido, le da la espalda al Umbreon.
—Por culpa de esa actitud tuya es que no tienes amigos.

—¿Y eso qué? No soy alguien social, ¿Algún problema con eso?

—¡Mucha! Se supone que debes tener relaciones cercanas con otros Pokémon para poder coexistir en la ciudad. Por algo se llama "sociedad".

—Vez, solo dices cosas inútiles. Además, tengo a Nathan—Le da la espalda a su conciencia y se va a su cocina a revisar la nevera.

—Solo tienes a un amigo y ni siquiera sé porqué se junta con alguien como tú —Suspira. —Jum, ya quiero ver como te va con los nuevos inquilinos.

—¿Espera qué? —Levanta su cabeza de golpe observando al Fantasma que mantenía una sonrisa burlona.

—Je, ¿ya no recuerdas el mensaje que recibiste de tu padre? Se mudará una pequeña familia al piso de arriba.

—...Coño, si es cierto.

La casa en donde duerme Dylan realmente es de sus padres que se fueron a la región de Galar a pasar un tiempo con los abuelos. Dejaron la casa encargada a Dylan, pero una semana atrás su padre le envió un mensaje notificandole que le había dejado alquilada a una familia de Absol el piso superior. La casa cuenta con un piso y la planta baja, un pequeño sótano y un patio trasero.

—Je, a ver que haces sin mí.

—¡Oye no te atrevas a desaparece...! —El Zoroark se esfuma de la vista de Dylan dejándolo solo en la cocina. —Desgraciado...

Enfadado por el abandono de su propia subconsciente decide intentar no prestarle atención al tema de los inquilinos y se dispone a preparar un poco de café para iniciar su día con algo de agrado. Encendió la cocina y colocó la olla con agua. Mientras esperaba a que hierba se sentó en una de las sillas y se quedó observando las llamas de la estufa que bailaba al compás de la brisa que se adentraba por la ventana de la pared del fregadero. Ver las llamas de la cocina, moviéndose de un lado a otro, le parece relajante, pero momentos después le trae amargos recuerdos que solo desea dejar de lado.

—Estoy cansado de recordar estupideces —Se menciona así mismo antes de apagar la estufa, y pasar el agua hirviendo por el colador con el café.

Toma una taza con la imagen de Zamazenta y se sirve su café con muy poca azúcar para darle un sorbo. No pudo evitar sonreír al saborear el amargo sabor del café negro, siempre ha sido su bebida favorita. Pero es interrumpido por el llamado de una voz que tocaba su puerta.

—¡Hey, Dylan! ¿¡Estás ahí!? ...que pregunta más tonta acabó de hacer, nunca sales de tu casa. ¡Abre la puerta, Dylan! —Llamó la voz dándole golpes a la puerta.

—¿Qué haces tan temprano en mi casa? —Dylan abrió la puerta mostrando a un Wooloo sonriente en la entrada de su casa. —¿Qué quieres?

—¡Dylan! Menos mal ya estás levantado. Quería saber si me acompañabas al centro a buscar más mercancía.

—¿Ya tan rápido se te ha acabado los productos?

—El cloro se vende bastante rápido hoy en día. Aunque la mayoría lo compran adolescentes deprimidos —Dice entre risas, entrando a la casa de Dylan.

—¿Quién te dio permiso de entrar?

—Yo.

—Tks, ya para que. ¿Quieres café? Está fuerte.

—¡Claro! Nunca le diría no a uno bien caliente.

—Lo más hot que has dicho hasta ahora —Le sirve una taza de café y lo deja sobre la mesa de la sala. Donde Wooloo se sienta en uno de los muebles individuales y Dylan en otro.

—Solo eres tú el mal pensado, Dylan —Le da un sorbo al café. —Oh, ta rico.

—Siempre me quedan bien el café, no hay excepciones —Toma también de su café. —De todas formas no te puedo acompañar, Nathan.

—¿No? Pero nunca tienes algo mejor que hacer.

—Pues lamentó decirte que hoy si. Se mudaran hoy unos inquilinos por parte de mi papá al piso de arriba. Así que debo esperar a que lleguen.

—Cierto, me lo habías contado antes. ¿Eran una familia de... Absol, no?

—Si, esperó que no sean jodones o los terminaré echando a patadas. Aunque eso implique que mi padre llegué a sacarme la madre —Bebió de su café.

—Haha, no serias capaz, amigo.

—¿No?

—Mm... verdad, eres tú. De ti sería algo normal —Termina su café y deja su taza sobre la mesita. —Ya que no puedes acompañarme entonces iré caminando por que esas bolsas pesan un poco, y como dice mi padre; "Entre más rápido lo hagas, más rápido podrás ir a dormir" Haha. Nos vemos después, amigo —Salió de la casa mientras Dylan sostuvo la puerta para que no cerrara.

—Adiós, Nathan —Iba a cerrar la puerta pero nota que se acercan dos Absol con unas enormes maletas en sus espaldas. —Oh, genial... ya llegaron.

—Esta tiene que ser la casa. Casa de un piso de color Blanca y ventanas negras —Menciona el Absol de mayor tamaño después de revisar su móvil.

—Si tiene que ser, querido. Mira, ahí está el hijo de María y Jeff.

—Eso parecere. Hey chico, ¿eres Dylan, verdad?

Dylan asiente con fastidió.
—Soy Dylan Roa. Me imaginó que son los Absol que vienen a vivir en el piso de arriba, ¿O me equivocó?

—Si, somos precisamente esos Absol. Déjame presentarte a mi familia —Dijo el Absol de mayor tamaño. —Ella es Bianca, mi esposa.

—Un gusto, Dylan.

—Ella es mi hija, Luxia —Se apartó un poco dejando ver a una Absol de menor tamaño que me sonreía.

—¡Hola!

—Hola...

—Y por último está mi hija menor, Cristal... pero ella se fue por su parte a comprar unas cosas para esta noche. Más tarde te la presento como debe ser debido. Y por último, yo, soy Emanuel.

—No hay problema. Es todo un gusto... siganme, les mostraré el lugar en donde se quedarán —Le digo dándoles la espalda y subiendo las escaleras que son independientes de la casa.

—Muchas gracias, Dylan —Se acomoda su maleta y sube junto con su esposa e hija por las escaleras.

Dylan le muestra cada rincón de la casa, una sala pequeña, dos habitación, un baño y una cocina. La verdad es que es un poco pequeña pero cómoda. Los Absol descargaron sus maletas en las habitaciones y revisaron los puntos principales de la casa para estar seguros de que todo este bien. Nos detuvimos en la sala donde estaba el padre y su hija Lixia.

—Sé ve que todo está en orden y exactamente como tú padre nos había mencionado.

—¿Necesitan algo más? —Preguntó Dylan, su único pensamiento ahora era bajar y encerrarse en su habitación con unas papas fritas y música, pero el señor Absol se giró sin decir nada largándose a unas de sus maletas.
Después de eso el Absol sacó una billetera y le entrega 150.000 pokedolares a Dylan.

—¿Y esto? —Preguntó confundido.

—Tu padre me dijo que la renta te lo diera a ti, que sabrías usar el dinero —Responde Emanuel.

—Mm... no me había dicho nada. Pero luego habló con él. ¿No necesitan nada más entonces?

—No, de aquí ya nos encargamos nosotros. Gracias, Dylan.

—Bien, entonces me voy —Dylan estaba llegando a las escaleras hasta que Luxia lo llamó desde su espalda. —¡Espera, Dylan!
El Umbreon voltea a verla fingiendo que no está fastidiado y se detiene.

—¿Que sucede? ¿Necesitas algo?

—Solo quería preguntarte si de casualidad estás desocupado está tarde —Mostró una sonrisa amigable y se acercó un poco a Dylan.

—¿Y eso para qué?

—No conozco para nada esta ciudad... y me gustaría que nos dieras a mi hermana y a mi un pequeño recorrido. ¿Podrías?

—Mm... déjame pensarlo. Te avisó por cualquier cosa, ¿vale?

—¡Si! ¡Nos vemos, Dylan!

La Absol da media vuelta y regresa con sus padres mientras que Dylan menea su cabeza con desagrado, retornando su camino a la planta baja.
—¿Salir con dos Absol por ahí? Lo más seguro es que eso me haría la envidia de varios Pokémon, y sobre todo de Nathan jajaja.

—Hey, tú —Al llegar a su puerta escucha que lo llaman por detrás. Dylan voltea y se lleva una sorpresa al presenciar a una Glaceon bastante atractiva, pero éste borra su pensamiento y decide intervenir de manera sería.

—¿Necesita algo?

La Glaceon dejó en el suelo una bolsa con unas cosas que llevaba en su boca.
—Por curiosidad, ¿usted es Dylan?

—Eso depende, ¿Para qué?

—Mis padres se adelantaron y vinieron a mudarse en la casa de un Umbreon llamado Dylan. Y la verdad, usted es el único Umbreon que he visto hasta ahora.

—¿He? ¿eres familiar de los Absol?

Ella frunció el ceño.
—Si, ¿Hay algo de malo con eso?

—Pero eres una Glaceon... oh, ya veo, eres adoptad...

—Si, si, lo soy. No hay necesidad de que lo menciones. ¿Si eres o no Dylan? —Cambió su actitud a una más seria, casi semejante a la de Dylan.

—Si, soy Dylan, tus padres están en el piso de arriba.

—Gracias —Subió las escaleras con un pequeña mochila y llevando la bolsa con su mandíbula.

Dylan no pudo evitar ver como la Glaceon meneaba su cintura de un lado a otro cuando subía las escaleras, estaba embobado por su cuerpo bastante atractivo y bello, pero su fantasía se rompió al escuchar la voz de su odiosa conciencia que se materializó a su lado con los brazos cruzados y mostrando una sonrisa picarona.

—Oh hehe, ya le pillaste el ojo —Se mofó divertido, recargadose en la puerta de entrada del primer piso.

—¿Qué? ¿Ahora de qué mierdas me hablas?

—Hehe, no te sirve de nada negarlo, no conmigo.

—Tks, solo inventas cosas, ser inútil —Dylan mira las escaleras una vez más y ve que no hay nadie. Decide ignorar a Hisui y entra a su hogar seguido de su conciencia.

[...]

Desde arriba, detrás de un muro la Glaceon escuchaba como Dylan hablaba solo, sin nadie cerca de él más que ella. Lo que la incomoda un poco pero aún así no pudo evitar sentir curiosidad de él. Lo más probable es que este loco, y que además de éso sea un acosador por la forma en que él se quedó mirándola mientras subía las escaleras. Pero todo eso lo averiguara después, primero debía instalarse con su familia en su nuevo hogar.

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