Capítulo 9: Costumbres.

Te revolviste en la cama, no conseguías estar cómoda en esa postura. Repetiste el proceso a los diez segundos, y otra vez, y otra vez... Los ladridos de Bepo no ayudaban mucho. Siendo un fin de semana querías dormir. Estabas en mitad de época de exámenes, pero querías descansar aunque sólo fuera un mero instante por las mañanas. Pero claro, eso hoy parecía imposible, entre otras cosas por el dolor infernal que sentías en la parte baja de tu torso. Esa era la razón principal por la que no podías dormir, ni dejabas dormir a otros...

Law estaba despierto desde hace un rato, aunque no lo mostró. Estaba intentando buscar una solución razonable para tu comportamiento, pero a esas horas de la mañana era difícil pensar hasta para él. Suspiró y se dio la vuelta para encontrarse con tu espalda, donde hasta hace unos segundos había estado tu cara. Se inclinó un poco más hacia ti e intentó descifrar alguno de los ininteligibles sonidos que estabas soltando. Bepo seguía ladrando de fondo.

"Bepo, cállate" Gruñiste, aunque tu voz sonó apagada porque tenías la cara hundida en la almohada. Law se extrañó, nunca te habías dirigido así a nadie, menos a Bepo. Rodeó tu torso con los brazos, imaginando una posible, casi segura respuesta a lo que estaba ocurriendo. Te relajaste un poco en el abrazo de Law, pero no estabas calmada ni mucho menos. Law acercó los labios a tu oído mientras te abrazaba con fuerza, pero no la suficiente para ser dolorosa.

"(Tu nombre)... ¿estás bien?" Negaste rápidamente con la cabeza y empezaste a comprimirte, tus brazos aplastando tu torso y las piernas pegadas al pecho, formando una posición fetal casi perfecta. Soltaste un maullido que sonó bastante a dolor. Hiciste de tripas corazón e intentaste darte la vuelta de nuevo, mirando a Law con una expresión molesta en el rostro.

"¿Te parece que estoy bien?" Gruñiste, apretando más los brazos a la fuente del problema, y Law se llevó los dedos la barbilla. Estaba casi seguro de que era eso... Apostó por preguntar, a pesar de tu evidente mal humor.

"(Tu nombre), ¿cuándo fue tu último ciclo menstrual?" Sí, vivíais juntos y sí, Law era doctor así que debía conocer tu estado, pero el caso es que no lo conocía. Esperó pacientemente la respuesta, viendo cómo te retorcías de dolor en la cama.

"No lo sé, ¿hace cuántas semanas? ¿Tres, cuatro? ¡No me acuerdo!" Dijiste frustrada. Law suspiró y se levantó de la cama, un escalofrío recorrió su espalda cuando sus pies hicieron contacto con la superficie del suelo. Le miraste curiosamente a pesar del insoportable dolor de tu vientre. Le viste entrar en el baño, y salir poco después con una pastilla y un vaso de agua en mano. Se sentó de nuevo a tu lado en la cama y te los ofreció. No tardaste tiempo en tomarla, por mucho que odiases las pastillas. Te bebiste el agua de una sentada y suspiraste. Law sonrió y dejó el vaso sobre la mesa de noche antes de meterse de nuevo entre las sábanas, a tu lado. Le sentiste rodear tu cuerpo con sus brazos y comenzaste a acariciar el dorso de sus manos una vez estas estaban presionadas suavemente sobre tu vientre, trazando reconfortantes formas aleatorias. Echaste la cabeza hacia atrás, dejando que colisionara con su pecho, y sonreíste. "Law, siento haberte hablado así" Susurraste. Escuchaste una profunda risa detrás de ti, y te sonrojaste.

"No pasa nada, es natural. Ahora duerme, lo necesitas" Asentiste e intentaste quedarte dormida de nuevo, lográndolo exitosamente a los minutos.


POV de Law.

Noté como (tu nombre) se quedaba dormida. Era curioso como, después de dos años de relación, nunca había presenciado uno de sus ciclos menstruales, quizá nunca me lo dijo. A pesar de que sus manos ya no estaban sobre las mías, sino desplomadas sobre la cama, seguí tranzando formas en la fuente de su problema, esperando así borrar un poco de dolor que ya debería haber subsistido un poco.

Miré el reloj en la mesa de noche de (tu nombre) para ver que eran las diez de la mañana. Aún es pronto... Pensé con una sonrisa que fue ocultada cuando hundí mi cabeza en el cuello de mi gatita. Lo que tardé en hacer eso, escuché una vibración que venía de mi mesita de noche. Con un gruñido me giré para ver que era mi móvil. Le lancé una mirada amenazante, esperando que fuera a desintegrarse o desaparecer, pero acabé cogiéndolo resignado, sabiendo que esas cosas no iban a ocurrir.

"¿Doctor Trafalgar?"Estaba claro que era Kaya, ni siquiera había mirado quién me estaba llamando antes de cogerlo.

"¿Kaya, ocurre algo?" Hubo una breve pausa, en la cual aproveché para estirar mi brazo hacia (tu nombre) y enredar algunos suaves mechones entre mis dedos.

"Se le necesita, ha habido una emergencia" Sentí que mi cuerpo se hacía más pesado. Lo último que quería hacer ahora era salir de la cama y dejar a (tu nombre) dormida. Sin embargo, era mi deber así que, completamente desganado, me levanté de la cama y estiré ambos brazos, sujetando el móvil entre mi oreja y mi hombro.

"Está bien, dame veinte minutos y estaré allí" Sabía que había asentido, así que colgué y fui al baño para preparar la improvisada rutina de trabajo.


Volviendo con (tu nombre).

Te despertaste de nuevo, pero esta vez faltaba algo. Su calor, su presencia en general no estaba. Te incorporaste en la cama para notar, con gran alivio, que ya no quedaba ni rastro de dolor en tu vientre. Sin embargo todavía quedaba el tema del paradero de Law. Como en ese momento una ducha era tu prioridad, dejaste el tema de lado para entrar en el baño.

Al salir, ya vestida y aseada, fuiste al salón y viste a Bepo frente a la puerta principal. Solía hacer eso cuando Law se iba, así que suponías que esta vez fue así también, para no variar. Entonces te diste cuenta de que sobre la mesa de café del salón había una nota, claramente con la escritura de Law. La leíste detenidamente para, por fin, llegar a una conclusión y quitarte la intriga de la espalda.

'Buenos días, (tu nombre). Siento no estar ahí para recibirte como todas las mañanas, pero me han llamado del hospital diciendo que era una emergencia así que he tenido que salir. De todos modos no creo llegar más tarde del mediodía. Te quiero, gatita. Trafalgar Law' Sonreíste, aunque sentías pesar. No te gustaba que se fuese, querías que estuviese junto a ti. Te sonaba egoísta, quizá lo eras, pero sólo en cuanto a Law se refiere. Decidiste ir a desayunar algo fuera, te sentías muy vaga para preparar un desayuno ahora.


Fuiste al centro comercial para desayunar en tu cafetería preferida, esa a la que habías ido tantas veces con (mejor amiga). Pediste lo de siempre, y empezaste a leer los apuntes que habías traído contigo. Nada como estudiar en mitad de un desayuno. Fallaste en notar, sin embargo, una repentina presencia. Eso hasta que esta se sentó en la silla frente a ti, fue entonces cuando levantaste un ojo curioso para verle: pelo rubio y ondulado, ojos redondos y una sonrisa familiar. Sonreíste tú también, dejando los apuntes de lado.

"Buenos días, Sabo. ¿Qué te trae por aquí?" Su sonrisa creció y miró por la puerta del local.

"Bueno, en principio venía a acompañar a Luffy a su clase de autoescuela, pero entonces te vi entrando aquí y pensé en saludarte"

"Es muy amable por tu parte" Pensaste entonces en lo que acababa de decir. Luffy nunca había mencionado nada de asistir a clases de conducción, pero bueno, se trataba de Luffy... Era verdad que hace poco abrieron una autoescuela en la planta baja, donde antes había una tienda de recuerdos. Te llevaste una mano a la barbilla y te quedaste pensativa, ignorando la mirada confusa del rubio. "Y, Sabo... ¿cuánto cuestan las clases?"


"Ah, Law. Ya estás aquí" Dijiste lanzándote en los brazos de tu novio. Él te recibió encantado, aunque tenía una mirada curiosa.

"Así es. ¿Cómo te encuentras?" Tu sonrisa creció, asegurándole de ante mano que te sentías mucho mejor.

"Genial, gracias a ti. He preparado la comida" Law te miró con expresión divertida, entonces hundió la cabeza en tu cuello y soltó una profunda risa.

"¿Y no ha echado a arder la cocina, un milagro" Le diste un golpe en el hombro con falsa molestia, los mofletes inflados. Acto seguido le arrastraste hacia la cocina para que se sentase a comer. Habías preparado takoyaki, algo que no cocinabas desde hace mucho tiempo. Y, ciertamente, Law agradecía tu elección no solo porque le gustase -vale, era casi la razón principal-, sino porque después de un repentino día en el hospital te apetece comer ligero. De todos modos, comenzasteis a comer, y esperaste el momento oportuno para contarle tu noticia. Sin embargo estabas fallando miserablemente en ocultar la emoción y Law te miró con una ceja arqueada. Su expresión te parecá demasiado adorable, viéndole con un moflete hinchado mientras comía.

"¿Tengo algo en la cara?" Preguntó con un tono de diversión en la voz y, desde luego, la mueca que acababa de esbozar era un claro signo de que estaba divertido. La verdad es que sí tenía restos de comida en la mejilla, así que te inclinaste para limpiársela con una servilleta, entonces procesaste los datos.

"¡No! No es eso" Ahora se sentía más confuso, pero aún estaba divertido. Siempre disfrutaba esas expresiones que lograba de ti: vergüenza, deseo, felicidad... "Voy a empezar con clases en la autoescuela esta Navidad" Su sonrisa creció, pero fue reemplazada por un ceño que te confundió a más no poder. ¿He dicho algo malo?

"¿De dónde has sacado el dinero?" Preguntó seriamente. Te llevaste la mano a la nuca y la rascaste mientras soltabas una risa nerviosa y extraña. "Más bien, ¿cuánto cuestan esas clases?"

"B-Bueno... he tenido que coger unos ahorros porque las clases... cuestan... 400 berries" A medida que hablabas tu voz iba bajando en volumen, temiendo su reacción. Law te miró fijamente, pero sin expresión en el rostro. Entonces suspiró audiblemente.

"Me lo tenías que haber dicho, te lo habría pagado yo encantado" Su respuesta te sorprendió mucho.

"No, en absoluto. Son mis clases después de todo. Las tengo que pagar yo" Por fin su expresión cambió a su típica sonrisa.

"Ya veo. Entonces empiezas en Navidad" Asentiste lentamente, intentando pensar a dónde querría llegar con eso. "Entonces no te voy a tener completamente para mí en las fiestas... Eso no me gusta nada" Su mueca creció en tamaño e intención, trayendo un color rosa a tus mejillas.

"L-Lo siento, pero no puedo dar las clases en época de exámenes, me mataría de la presión. Además, me gustaría sacarme el carné para así poder ir con más facilidad a la Facultad. Y eso implica quedarme más rato en la cama contigo" A veces se te daba genial pulsar sus botones. Este era uno de esos casos.

"Eso sí me gusta bastante" Ronroneó sensualmente y te volviste a sonrojar. Para dejarlo de lado te levantaste y comenzaste a recoger los platos que, desde hace un rato, estaban vacíos. Law decidió echarte una mano y, sin que te lo esperases, te echó de la cocina ofreciéndose a seguir él. A pesar de que no querías que fuera así, te rendiste y te sentaste en el sofá, al lado de Bepo. Recordaste la manera en que te habías dirigido al cánido y, aunque sabías que no te había escuchado, lo dicho, dicho está.

"Lo siento, grandullón" Dijiste con una sonrisa acariciando el suave pelaje de su cabeza. Bepo abrió los ojos y te miró con lo que parecía ser confusión, y te hizo reír. Definitivamente, te encantaba este perro.


"Entonces no te han vuelto a molestar los dolores de la menstruación, ¿verdad?" Law se sentó a tu lado, mirando de reojo el libro que estabas leyendo, el cual tenía apuntes del tema del que te ibas a examinar en poco tiempo. Ni siquiera le miraste, sólo le contestaste agitando la cabeza un poco. Law te cogió de la barbilla y te hizo mirarle, casi hasta que vuestras cara estaban a centímetros. "Mírame cuando te hablo" Te regañó suavemente. Inflaste los mofletes, tu expresión le hizo reír.

"Tú no me mirabas siempre que te hablaba" Law acercó más vuestras caras, su sonrisa creciendo por momentos.

"Vale, lo reconozco. Pero, ¿es esa razón para que tú no me mires?" Esbozaste tú una mueca, levantando las manos hasta su cara y acariciaste sus mejillas.

"He cogido algunas de tus costumbres" Con eso, y pillándole por sorpresa, juntaste vuestros labios casi dolorosamente. Law soltó un gruñido de sorpresa y comenzaste a mover los labios contra los suyos. Después de un rato le pediste entrada en su boca, la cual -obviamente- te negó. Frustrada acabaste por dejar que fuese él quien explorase tu boca. La necesidad de aire se volvió insoportable, así que os separasteis y Law te miró con una sonrisa, una mano sobre tu muslo y la otra sujetando delicadamente tu pelo. Entonces volvió a juntar vuestros labios, esta vez murmurando contra los tuyos.

"Buenas costumbres, en efecto"

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