Capítulo 7: Ironías.
"(Tu nombre), estás caminando algo... extraño" Dijo (mejor amiga), apenas conteniendo la risa diabólica que amenazaba con aparecer. Al parecer su plan había salido como esperaba. Te sonrojaste intensamente y esperaste a que tu amiga se metiese en el coche, entonces te dirigiste a Law.
"Es tu culpa..." Murmuraste, y Law se rió también. Te atrajo a un abrazo y hundió la cabeza en tu cuello, inhalando profundamente.
"Lo siento, no pude controlarme" Suspiraste y te dirigiste -caminando a tu manera- hacia el vehículo. Una vez dentro te sentaste al lado de tu amiga, dejando a Law solo en la parte de atrás.
"Entonces... ¿qué tal el cumpleaños?" Preguntó (mejor amiga) y, por su tono de voz, era obvio de pedía una descripción completa y detallada. Ibas a hablar pero Law se adelantó.
"Inolvidable" Dijo posando su mirada exclusivamente en tu nuca desde detrás. Te aclaraste la garganta y decidiste contestar tú.
"Casi me mato esquiando" Tu amiga soltó una carcajada e inflaste los mofletes. Todo el camino estuviste contándole lo que habíais hecho sin incluir, obviamente, los eventos de la noche anterior.
Cuando llegasteis al apartamento, te despediste de tu amiga y fuiste al piso dejando a Law atrás. Hogar, dulce hogar pensaste con una sonrisa mientras abrías la puerta. Lo primero que te recibió fue una figura blanca que se te abalanzó, tirándote al suelo. Miraste encima de ti para ver a Bepo jadeando y moviendo la cola de un lado a otro. Cuando Law apareció por la puerta sonrió al verte en esa posición. Bepo se levantó de ti para ir a recibir a su amo, aunque no era capaz de hacerlo como lo había hecho contigo, entonces aprovechaste para levantarte.
"Se ve que echabas de menos el apartamento, ¿no, gatita?" Le miraste con una sonrisa e, inesperadamente, el moreno te cogió en brazos, llevándote a la habitación.
"¡Law!" Te soltó sobre la cama y tiró de tus pantalones hasta dejarte con su sudadera puesta. Te sonrojaste de un tono rojo intenso y miraste a otro lado. "¿Q-Qué estás haciendo?"
"Debes descansar, anoche no dormiste mucho" Respondió añadiendo un guiño al final. Ibas a replicar, pero era verdad que estabas demasiado cansada para discutir. "Sólo... antes de irte a dormir... ¿Qué te pareció?" Arqueaste una ceja hasta entender a qué se estaba refiriendo, y lo decía seriamente.
"Oh, la verdad es que fuiste muy gentil... al principio" Law soltó una suave pero sonora risa y te dio un beso de esquimal. "Pero me gustó mucho, ahora soy tuya" Añadiste con una amplia sonrisa inocente.
"Y yo tuyo" Dijo él antes de alejarse de la cama, hacia la puerta. "Descansa. Cuando te despiertes será hora de cenar así que te recibirá un dulce aroma a pescado" Te dio una sonrisa antes de salir por la puerta. Te desplomaste en la cama y esperaste a quedarte dormida mientras pensabas en el hecho de que habías perdido la inocencia... con Law. Por alguna razón, en tu cabeza sonaba extraño, casi prohibido, algo que no se debe hacer; sin embargo, a la vez te parecía maravilloso, no querías que hubiese sido de otra forma. Después de todo, ¿cómo ibas a acabar saber que acabarías teniendo una relación con tu profesor?
POV de Law.
Me senté en el sofá con un libro en mano. Quizá leer me despejaría de esos pensamientos de los que no me podía librar. (Tu nombre) había dejado una gran influencia en mí...definitivamente me recuerda a él... Aunque la manera en que le conocí, a diferencia de (tu nombre), no fue placentera en absoluto.
Flashback (POV de Law aún)
Me encontraba sentado sobre mi cama. En ese entonces tenía 10 años, casi recién cumplidos. Estaba sólo en casa, nadie más. De hecho, acababa de volver del funeral de mi familia. Lo único que rondaba mi mente entonces era rabia, impotencia, pero sobre todo tristeza. Sentía que me estaban apuñalando el corazón una y otra vez, haciendo énfasis en la manera de clavar y sacar la herramienta sólo para conseguir más dolor. Ya no podía llorar más. No había manera que lágrimas saliesen de mis ojos, parecían haberse secado. Lo único que podía hacer era sollozar, aunque intentase convencerme de que llorar no iba a arreglar nada... ni a traerlos de vuelta.
Miré a mi izquierda, allí estaba la cama de Lamie, adornada con patrones de flores en el cabezal, a su lado su mesita de noche, vacía. Ver sus pertenencias solo conseguían que la tristeza en mí creciese a niveles inhumanos. Sólo quería morir, que me llevasen con ellos. No tenía a nadie en el mundo.
Continué encerrado en mi habitación tres días más. No salía para comer, ni para ducharme. Lo peor es que, a pesar de encontrarme en mi propia cama, no podía dormir. No había manera de que conciliase el sueño. Pero no me importaba. No me importaba morir en ese mismo instante, por desnutrición o falta de higiene. Entonces, algo que no había escuchado en tres largos y agonizantes días volvió a llegar a mis oídos. El tenue sonido de alguien golpeando la puerta resonaba por la casa entera, rompiendo el silencio que se había formado permanentemente en la casa. Me negué a abrir, pero eso no hizo que la persona se rindiese, puesto que lo volvió a intentar, una y otra vez. Me estaba sacando de quicio, así que bajé las escaleras dando fuertes pisotones -algo que me extrañó dada la falta de energía-. Abrí la puerta casi furiosamente y miré fuera, la luz del exterior penetrando en mis ojos desacostumbrados. Fuera estaba una niña de pelo moreno recogido en un lazo rojo. A su lado, un niño relleno con los dientes frontales demasiado salidos, el pobre era poco agraciado. Los niños dieron un respingo al verme.
"¡Ahhh! ¡Es un fantasma! ¡Huyamos, Buffalo!" Gritó la niña escondiéndose detrás del otro. Apreté los dientes con tal de no abalanzarme sobre ellos, no estaba en el mejor humor para bromas.
"Venga ya, Baby 5, no es un fantasma, es un niño" Dijo su extraño amigo, y la niña conocida como Baby 5 asomó la cabeza desconfiada.
"Oh, es verdad" Se dirigió a mí, pero siguió hablando con ese niño llamado Buffalo. "Pero ya sabes, decían que los residentes de esta casa habían muerto, y por eso pensé que no habría nadie. ¡Ah! ¡Ha sido tu culpa! ¡Tú me desafiaste, decías que era una casa encantada!" Gritó ella con los mofletes inflados y comenzó a darle golpes en los brazos a Buffalo mientras este intentaba defenderse. Mi paciencia había sobrepasado su límite hace un buen rato.
"Iros" Demandé con un aura oscura a mi alrededor. La niña empezó a llorar y se volvió a esconder detrás de Buffalo. "¡Largaos! ¡No hacéis nada aquí!" Elevé la voz cada vez más, esa que no había utilizado en mucho tiempo, sólo para llorar descontroladamente. Sin embargo, mi estómago me traicionó y sonó, fastidiando mi imagen amenazante. La niña me miró desconcertada antes de soltar una risa que sólo logró enfurecerme más.
"Ah, sólo tienes hambre. ¿Quieres salir a tomar un helado?" Miré a otro lado, pero mi estómago hizo de las suyas de nuevo y me dejó en ridículo. ¡¿Quieres callarte ya?! Maldito órgano inútil Grité mentalmente a mi pobre estómago, quien me iba a culpar, era sólo un niño. Baby 5 negó con la cabeza y me cogió del brazo, ignorando mis protestas y amenazas. "De eso nada, ¡vienes con nosotros!" Concluyó. Suspiré sintiéndome derrotado y me dejé arrastrar, sabiendo de sobra que mi aspecto no era el más apetecible.
La verdad es que, después de estar ese día con Baby 5 y Buffalo, logré olvidar un poco mi pesada desgracia. Estuve con ellos toda la tarde, mi estómago ya no gruñía, sin embargo tenía que atender un serio problema de higiene aún. Cuando oscureció las calles se desertaron, no pasaba ni una alma. Estábamos lo tres en la plaza principal del pueblo, la única luz que había era la que emitían varias farolas a los alrededores.
"¿No tienes a dónde ir?" Me preguntó Baby 5. Mi mirada se oscureció gracias al sombrero que siempre llevaba puesto, y negué lentamente. Baby 5 estaba a punto de volver a hablar, pero una voz se lo impidió.
"¡Baby 5! ¡Buffalo! ¡¿Se puede saber dónde diablos estabais?!" Los niños se dieron la vuelta inmediatamente y corrieron hacia la fuente de la voz.
"¡Cora-san! ¡Has venido a por nosotros!" Se abalanzaron sobre un hombre cuyo rostro era visible ya. Pelo rubio tapado por una capucha roja y gafas de sol, incluso pensando que era de noche. Vestía unos pantalones blancos y una camisa blanca con corazones rosas, sobre ella una extravagante chaqueta de plumas de color morado. Qué tío más raro... El hombre desvió su mirada a mí y se acercó lentamente. Me mantuve alerta, no podía fiarme en absoluto. Los niños se acercaron también, pero permanecieron detrás del recién llegado. El alto hombre se puso en cuclillas delante de mí y se quitó las gafas de sol, dándome una completa vista de sus ojos castaños. Mi cara era impasible, o eso esperaba, mientras que el hombre conocido como Cora me examinó. Entonces Baby 5 rompió el incómodo silencio.
"¡Cora-san! Él es Law, le hemos conocido hoy. ¿Puede venir con nosotros? No tiene familia" Esa última frase hizo mi corazón escocer, trayendo dolorosos recuerdos no muy lejanos. Cora hizo una cara de desacuerdo.
"¡¿Cómo?! ¿Otro mocoso más? Ni hablar" Baby 5 le hizo un puchero y, después de un rato Cora suspiró. "Sois insoportables" Se dirigió entonces a mí de nuevo. "Oye, ¿vienes o te quedas ahí plantado como un árbol? Vaya incordio" Se pusieron en marcha y yo, reluctante les seguí. Me sentía como un perrito faldero, pero peor es nada, se supone.
"El sentimiento es mutuo" Murmuré metiendo las manos en los desgastados bolsillos de mis pantalones.
Fin del Flashback (POV de Law aún)
Me reí. Corazón era todo un personaje. Al principio se supone que odia a los niños, y luego fue la única persona que me quedó en el mundo. Ironías de la vida. Miré detrás de mí para ver que había oscurecido. Debería empezar con la cena antes de que mi gatita venga maullando para comer Pensé con una sonrisa.
Volviendo con (tu nombre).
Te despertaste y viste que, tal como Law había dicho, era hora de la cena. Además también estaba ese aroma a pescado en el aire. Te levantaste de la cama y saliste de la habitación.
En la cocina Law ya estaba sacando el pescado de la sartén y colocándolo en dos platos. Cuando te vio dejó la sartén a un lado y se dirigió a ti casi apresuradamente, sólo para envolverte en un abrazo. Sorprendida, devolviste el gesto y hundiste la cabeza en su hombro.
"Law... ¿a qué viene esto?" Law acarició tu cintura delicadamente y te juntó más a su cuerpo.
"No lo sé... sólo me apetecía abrazarte, Corazón" Arqueaste una ceja curiosa y le miraste a los ojos, los tuyos llenos de afecto.
"¿Por qué Corazón?" Preguntaste con una sonrisa que fue rota por nada más que sus labios. Te perdiste en el beso, tan apasionado y desesperado. Dejaste acceso a Law a tu boca para que vuestras lenguas se moviesen en sintonía. A Law le encantaba el hecho de que te estuvieses volviendo tan experta en esto. Hundiste las manos en su cabello y, de repente, Law te cogió de la cintura y te puso sobre la encimera. Profundizó el beso mientras sus manos recorrían tu cuerpo casi hambrientas. Se separó al rato cuando el aire se hizo completamente necesario y apoyó su frente sobre la tuya, vuestras narices rozando. Llevó una mano a tu cara y pasó su pulgar por tu labio inferior, limpiando restos de saliva. Te miró con una sonrisa, y contestó a tu pregunta antes de volver a besarte.
"Corazón... porque eres mi salvación"
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