Capítulo 11: ¿Niñera?

"¡Ya voy! ¡Ya voy!" Gritaste mientras salías del cuarto de baño, una toalla como única vestimenta. Hacía un rato que estaba sonado el teléfono y, como estabas en plena ducha, habías tenido que ignorarlo. Sin embargo lo que tardaste en salir este volvió a sonar, así que te decidiste a cogerlo por fin. Dejando un trayecto de agua tras de ti lo cogiste con cuidado de no mojarlo con el pelo. "¿Sí?"

"¿(Tu nombre)? ¿Eres tú?" Hacía tanto tiempo que no escuchabas esa voz... tu tía Ana. La hermana de tu madre era muy similar a ella, tanto en aspecto como en actitud, además era muy simpática.

"Tía Ana, cuanto tiempo" Dijiste felizmente, olvidando que acababas de salir del baño muy irritada.

"Sí, querida, tienes razón. ¿Qué tal estás?" Tarareaste un poco como respuesta y se escuchó una suave risa desde el otro lado. "¿Está tu madre?"

"Verás, ya no vivo con mamá, tía Ana. Me mudé a vivir con mi... novio" Te costó decir la última palabra, definitivamente te iba a costar horrores acostumbrarte a decirlo. Sabías que tu tía había puesto una cara curiosa.

"Te has echado novio, incluso te has ido a vivir con él... ¡¿y no me lo has contado?!" Otra cosa: era muy hiperactiva, como casi todos en tu familia. A saber a quién le habías salido...

"Bueno, no hemos estado en contacto últimamente..." Tu tía se aclaró la garganta, decidiéndose a decir algo.

"Es verdad... Es por eso que te quería pedir una cosa, si no te importa" Pusiste atención durante la pausa que hizo antes de continuar. "No sé si tu madre te lo habrá dicho, pero fui madre hace unos meses, bueno, ya mismo hará un año y medio..." No, se le había escapado ese detalle.

"Enhorabuena" Dijiste con una sonrisa, y sabías que ella te la había devuelto.

"Gracias. Lo que ocurre es que mi marido y yo queremos tener unos momentos de intimidad estas fiesta, no más de un fin de semana. La canguro nos falló justo el primer día, así que recordé lo bien que se te daba cuidar a tu hermana hace años. Me preguntaba si te importaría cuidar al pequeño Daniel ese día, hasta que la canguro esté disponible" Te quedaste pensando un rato. Te encantan los niños, eso es un hecho. Si por ti fuera habrías aceptado sin pensarlo, pero además estaba Law. Pensándolo mejor, Law mismo te dijo que los niños no le disgustaban, así que un día no sería gran cosa...

"¿Cuándo vendrás a dejármelo?" Sonreíste ampliamente al hacer esa pregunta.


"(Tu nombre), ya he vuelto" Escuchaste la profunda voz de Law llamarte, así que avanzaste hasta el salón para recibirle. Acababa de llegar del instituto, mucho más relajado que cuando volvía del hospital, pero seguía siendo un trabajo agotador. Le abrazaste apoyando tu cabeza en su pecho, y acto seguido posaste un beso largo y apasionado en sus labios. Law se separó y te miró con curiosidad en los ojos, puesto que solo hacías eso en un tipo de situación. "(Tu nombre), ¿qué has hecho?" Siempre hacías lo mismo cuando habías hecho algo malo o le ibas a pedir cualquier cosa. Esta vez era un poco distinto. Esbozaste una amplia pero nerviosa sonrisa y le acompañaste al sofá.

"Verás... ha llamado mi tía Ana. Estoy segura de que nunca te he hablado de ella" Murmuraste la última parte, pero no evitó que Law la escuchase. Asintió, pidiéndote silenciosamente que continuases. "Bueno, el caso es que quiere tener unos momentos a solas con su marido y es por eso que me ha pedido que haga de niñera a su hijo" Ante la mirada levemente sorprendida de Law continuaste rápidamente. "Solo por un día, no será más, lo prometo" Law se quedó pensativo un rato, aumentando la tensión en el aire.

"En resumen, me estás diciendo que vamos a cuidar a un niño y has aceptado antes incluso de preguntarme mi opinión" Soltaste una risilla nerviosa mientras te rascabas la nuca. Law suspiró profundamente. "Está bien, pero espero que el niño se comporte..." Te lanzaste a él en un abrazo y empezaste a posar besos rápidos en todas las zonas de su cara que tus labios podían alcanzar.

"¡Gracias, gracias, gracias, gracias!" Law sonrió y se las arregló para bajarte de él. "Te prometo que se portará bien, después de todo sólo tiene un año y medio"

No sabías que iba a ser más difícil de lo que pensabas...


"Ah, esa debe ser la tía Ana" Dijiste apartando la mirada del ventanal cuando visualizaste un coche aparcando. Le habías dicho tu dirección, así que dudabas que tuviese problemas para llegar, a diferencia de algunos que tú conocías...

Law te miró curiosamente mientras salías corriendo por la puerta, pero lo ignoró al rato y continuó leyendo un libro. Pasados unos minutos volviste a entrar con junto a una mujer, la cual tenía un niño en brazos. Era verdad que su apariencia era muy parecida a la de tu madre, la única diferencia es que esta mujer era mucho más delgada. La tía Ana posó su mirada de repente en Law y sonrió ampliamente, antes de acercarse a tu oído.

"¿Él es tu novio?" Asentiste lentamente, un tono rojo empezando a adornar tus mejillas. "Menudo bombón te has buscado, (tu nombre)" Te dio un suave codazo en las costillas, haciéndote soltar un suave quejido. Entonces se dirigió a Law. "Buenos días. Tú debes de ser Trafalgar Law, ¿no?"

"Así es. Y usted debe ser Ana" Tu tía asintió y procedió a dejar al infante en tus brazos. Entonces te dio una bolsa la cual suponías que tenía todo lo necesario para el niño.

"La niñera vendrá esta noche, le he dado la dirección y dice que llegará a las nueve o diez como mucho. En fin, buena suerte con el chiquitín" Se inclinó hacia su hijo antes de acribillarle a besos, los cuales le hacían soltar descontroladas risas al bebé.

"Gracias, tía Ana. Disfruta del fin de semana" La mujer te dio un beso en la mejilla, se despidió de Law y salió por la puerta. Lo que tardó en desaparecer el niño, como era de esperar, empezó a llorar. Te sentaste casi apresuradamente en el sofá y empezaste a mecerle. No se calmaba. Law miraba la escena divertido, pero algo irritado a causa del constante gimoteo de la criatura. Te llevaste una mano a la barbilla y te quedaste pensativa.

"A lo mejor tiene hambre... Law, ¿puedes mecerle? Voy a preparar una crema para Daniel" Law asintió y cogió al bebé en brazos, intentando calmarle. La verdad es que era infinitamente adorable ver a Law meciendo a un niño, pero lo dejaste pasar para entrar en la cocina y preparar la comida lo más rápido posible.


Saliste con un tazón lleno de crema de verduras que no tenías ni idea de cómo habías hecho. Lo dejaste sobre la mesa y cogiste al bebé de los brazos del moreno, que había dejado de lloriquear en el rato que habías pasado en la cocina. Law ciertamente tenía buena mano para los niños. Posaste a Daniel suavemente sobre tu regazo y lo meciste un poco para evitar otro berrinche. Le pusiste un babero para evitar manchas -porque por experiencia con tu hermana sabías que iba a manchar sí o sí- alrededor del cuello. Entonces cogiste una pequeña cucharada y soplaste hasta estar segura de que la comida no quemaba.

"Aquí viene el avión, Dani... Abre grande o no podrá aterrizar" Canturreaste intentando poner caras divertidas. El niño acabó abriendo la boca y empezaste a alimentarle. Law observaba cada movimiento con una sonrisa, mientras repetías la misma acción una y otra vez, hasta que el tazón estaba vacío. Le quitaste el babero, el cual estabas segura que se había llevado más comida que el mismo bebé, y lo dejaste sobre la mesa. Viste que el niño acababa de bostezar y sus ojos empezaban a caerse. Sonreíste y le ayudaste a echarse sobre tu pecho para que estuviera más cómodo. Law se levantó del sofá y llevó el tazón junto al babero a la cocina. Te dejó cantándole al pequeño Daniel hasta que se quedó dormido, después de unos cinco minutos. Tu sonrisa creció y te levantaste, dirigiéndote a la habitación. Dejaste al bebé sobre la cama, confiando en que no se moviera mucho para no caerse. Por si acaso pusiste las mesitas de noche más pegadas. A menos que rodase hacia abajo no podía caerse. Saliste de la habitación para encontrar a Law preparando una película, un cuenco de palomitas y dos refrescos sobre la mesa. Intercambiasteis una sonrisa y te sentaste a su lado en el sofá, uno de sus brazos alrededor de tu cintura y tu cabeza apoyada cómodamente en su pecho mientras comenzaba la película.


Pasó una hora de película y no había noticias del pequeño. Estaba durmiendo plácidamente. Además, Law y tú habíais encontrado una actividad más interesante que ver la película: tomar el pelo al otro hasta que uno de los dos perdiera los estribos. Vuestras lenguas estaban participando en un salvaje y acalorado baile mientras que vuestras manos rondaban el cuerpo del otro sin limitaciones, arrancando deliciosos sonidos de placer de ambos. Law se encontraba sobre ti, tus piernas rodeando su cintura y tus manos enredadas en su ahora desastroso pelo. De fondo se escuchaban los disparos y gritos de guerra de la película a la que no estabais prestando la más mínima atención. Law se separó jadeando y esbozó una lujuriosa, casi sádica mueca cuando vio tu estado: ojos llorosos y nublados de placer, mejillas y nariz rojas y esos maravillosos soplidos de aire que escapaban de tus húmedos y provocadores labios. Se dispuso a atacar tu cuello, pero un repentino grito le restringió de hacer tal. Levantó la mirada hacia la puerta de la habitación, el lugar de donde provenía el sonido. Frunció el ceño y bajó la mirada al escucharte reír. Claramente, te había divertido su expresión al interrumpirle, pero no te quedaba otra que ir a ver al bebé. Lograste levantarte del sofá y avanzaste hacia la habitación, dejando a Law quejándose en el sofá, que volvió a dirigir su atención a la película.

Entraste en el cuarto para ver al pequeño Daniel revolviéndose en la cama. Te acercaste a él y le cogiste en brazos, meciéndole suavemente. Eso hasta que un conocido hedor llegó a tus fosas nasales y frunciste el ceño. Además, el niño pesaba un poco más, y su trasero se sentía más cálido que antes. Suspiraste y avanzaste hacia el baño, antes de llamar a tu pobre novio.

"¡Law!" Le escuchaste responder y sonreíste, aún sonaba divertidamente irritado. "¿Podrías, por favor, traerme un pañal y la caja de toallitas que hay en la bolsa?" No contestó, pero al rato abrió la puerta y te ofreció dichos objetos, además de los polvos de talco. "Ah, gracias, se me había olvidado eso" Sonreíste antes de darle un beso en la mejilla y entrar en el baño para cambiar a Daniel.


"Bien limpio, ¿verdad que se está mejor, Daniel?" El pequeño bebé se retorció alegremente en tus brazos mientras babeaba y balbuceaba cosas ininteligibles. Sonreíste y saliste de la habitación para ver a Law sentado en el sofá, la película pausada y un libro en sus manos. Te sentaste a su lado y apoyaste la cabeza en su hombro. Law te miró con una mueca y posó un beso en la coronilla, su mano sobre la tuya.

"¿Ya está más limpio?" Asentiste y bostezaste un poco, a lo que Law levantó una ceja curiosa. "¿Estás cansada?" Asentiste casi imperceptiblemente y su sonrisa creció. Law se las arregló para coger al niño en brazos y te ayudó a colocar tu cabeza en su regazo, mucho para tu confusión. "Pues duerme, ya te despertaré a la hora de cenar. También me encargaré de darle un baño, así que no te preocupes" Asentiste y dejaste que el sueño de llevase. Cuidar a un niño era más agotador de lo que recordabas.


POV de Law.

Apagué la tele, sabía que (tu nombre) no iba a ser capaz de aguantar la película hasta el final. Entre otras cosas, la película tampoco era para el niño, así que me quedé leyendo mientras vigilaba al bebé de vez en cuando. Pasado un rato el niño empezó a llorar... de nuevo. Era muy molesto, pero no me quedaba más remedio que cuidarle. Decidí que era buen momento para darle un baño, así que delicadamente aparté la cabeza de mi gatita de mi regazo y la coloqué sobre un cojín aleatorio. Entonces entré en el cuarto de baño con el bebé. Lo pensé algo mejor y acabé decidiendo bañarme con él, sería mucho más fácil, así que me puse manos a la obra. Menos mal que me acordé de llevar su esponja, su jabón y su toalla, sino me habría visto en una situación difícil. Empecé a lavarle el cuerpo delicadamente, su regordeta figura sobre mis rodillas. Mientras le lavaba el pecho, inesperadamente agarró la mano que sostenía la esponja. No es que el pequeño tuviera mucha fuerza, pero no quería apartar bruscamente el brazo en caso de que empezase a llorar. El pequeño se quedó examinando mis tatuajes, al menos los del brazo, con sus ojos castaños. Mientras tanto soltaba sonidos que no se podían asemejar a palabras, ni mucho menos. Sus pequeños dedos pasaron a trazar la forma del corazón de mi pecho y no pude evitar ponerme tenso. La única persona que había hecho eso en muchos años es (tu nombre), parecía haberme acostumbrado a su suave tacto. Entonces, para añadir más al extraño momento el niño me miró con una sonrisa desdentada y abrió la boca para soltar algo que no esperaba en absoluto.

"¡La!" Quizá era mi mente que me estaba jugando trucos a causa del cansancio, pero me pareció escucharle decir, o más bien balbucear, mi nombre. Lo dejé pasar mientras procedía a lavarle la espalda, pero entonces. "¡La, La, La, La, Law!" Estaba más que seguro que ahora sí había dicho Law. Me resultaba increíble: yo era su primera palabra, la de un niño que conocí ese mismo día. Impresionante. Me levanté de la bañera con el niño en brazos, ignorando el frío que de repente atacó mi cuerpo húmedo y expuesto, estaba seguro de que el niño sentía lo mismo. Salimos del baño, ambos ya vestidos y aseados. Sonreí al ver a (tu nombre) aún dormida. Entonces miré el reloj: las ocho y media. En efecto había oscurecido, y la niñera debería de estar al caer. Dejé al bebé en el sofá y me puse a preparar la cena, esperando que el niño se estuviese quieto.


Volviendo con (tu nombre).

Te despertaste con unos golpes en el estómago. Bajaste la cansada mirada para ver a Daniel dando una especie de masaje a tu torso, aunque no era placentero en lo más mínimo. Te incorporaste en el sofá cogiendo al bebé en brazos. Law salió entonces de la cocina y se apoyó contra la puerta.

"Por fin despiertas" Dijo con una de sus características muecas. Te levantaste y avanzaste a la cocina donde, sobre la mesa, estaba expuesta la cena, además de un extra para Daniel. Oportunamente tu estómago rugió y Law soltó una profunda risa que te hizo sonrojarte. "Anda come, se ve que lo necesitas" Él también se sentó a la mesa y empezasteis a comer, tú mientras alimentando al niño. Al rato llamaron al timbre.

"Debe de ser la niñera" Dijiste levantándote con Daniel en brazos. Abriste la puerta y, no te equivocabas, era en efecto la joven.

"Buenas noches, ¿es usted (tu nombre)?" Preguntó esta con una sonrisa. Tenía cabello rosado y liso, ojos azules y una constitución delgada. Asentiste y miraste al niño en tus brazos. "Soy Jewelry Bonney, la niñera" Para asegurarte que era ella te dio una tarjeta. "Supongo que este es Daniel" Asentiste de nuevo y le dejaste suavemente al pequeño.

"Creo que su madre te habrá dado las instrucciones" Le diste además la bolsa con las cosas necesarias mientras que Bonney asintió. "Bueno, cuida bien de Daniel, y muchas gracias"

"No se merecen" Se fue por el pasillo diciendo cosas dulces al bebé en sus brazos. La chica parecía tener muy buena mano para los bebés. La verdad es que te alegrabas de poder estar libre por fin, pero a la vez te entristecía dejar ir al pequeño, te había gustado mucho su compañía.


Esa noche te estabas preparando junto a Law para ir a la cama. Miraste su espalda desnuda, ese extraño tatuaje sonriéndote, y de repente sentiste la necesidad de preguntar.

"¿Ha sido tan malo?"Law se giró para mirarte con una mueca.

"Horrible" Dijo sarcásticamente. Pusiste los ojos en blanco y te metiste en la cama, él poco después.

"Ahora enserio, ¿qué tal ha estado?" Law hundió su cabeza en tu cuello y rodeó tu cintura con sus brazos.

"Nada mal, ahora duerme" Apagó la luz y te acurrucaste más en su pecho. Justo cuando pensaba que definitivamente te ibas a callar.

"¿Law?"

"¿Sí?"

"¿Quieres tener hijos?" Lo soltaste así de claro y si en ese momento Law hubiese estado bebiendo lo habría escupido todo. No podías ver su expresión, pero sabías que estaba incrédulo, esto te puso nerviosa y te preguntaste si habías hecho una mala pregunta. Después de un rato contestó.

"Eres muy joven para tener hijos" Te giraste y soltaste una risita antes de posar varios besos en su pecho.

"Ahora no, tonto. En un futuro" Law se quedó pensativo de nuevo, disfrutando el tacto de tus labios contra su pecho.

"Ya veremos" Apoyaste la cabeza en su pecho y él su barbilla sobre esta, acariciando tu pelo. "Pero de momento me conformo con los métodos anticonceptivos" Sintió una suave colleja y sonrió, sabía que estabas colorada. Con eso intentó quedarse dormido, intentado descansar de ese extraño y agotador día.

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