Capítulo 10: Descanso.
Por fin han llegado las vacaciones de Navidad. Habías pasado todos tus exámenes exitosamente -bueno, de no haber sido por Law habrías estado un poco más fastidiada- unas notas realmente buenas, y ahora tocaba volver a estudiar para las clases de conducción. Te parecía que no ibas a descansar nunca, siempre estabas estudiando. De hecho, desde hace unas noches no eras capaz de dormir del tirón a causa de la insana cantidad de café que tomabas. Realmente te empezabas a parecer a cierto cirujano, no es que te importase en absoluto.
Una tarde estabas leyendo el grueso libro de la autoescuela, intentando memorizar todos las señales de tráfico, las había de las que no habías visto en tu vida. Estabas sola en casa, Law estaba en el hospital. Entonces llamaron a la puerta y fuiste a abrir, pero en el camino hacia la entrada llamaron cinco veces más, todas bien seguidas. Te extrañó un poco, pero aún así abriste la puerta para acabar en el suelo gracias a una fuerza misteriosa.
"¡Hermanita!" Esa voz de soprano era inconfundible. Levantaste la cabeza, ignorando el dolor a causa del impacto con el suelo, para ver a cierta enana (color de pelo) con una sonrisa a la cual le faltaban un par de dientes. Levantaste una mano y acariciaste el pelo de (tu hermana), que ahora tenía ya seis años, sabía hablar en condiciones y además caminar. Era un gran progreso. En la puerta estaba tu madre con una expresión bastante divertida, y te ayudó a liberarte del abrazo mortal en el que tu pequeña hermana te había metido. Cuando por fin estabas de pie dejaste paso a las recién llegadas, pensando que el estudio podría esperar.
"¿Te hemos pillado ocupada, (tu nombre)?" Negaste rápidamente con la cabeza y ofreciste asiento a las dos, después procediste a guardar el libro de la escuela. Viste a tu hermana inflar los mofletes hasta que su cara se puso de un tono adorablemente rojo.
"¡No es justo! ¡No nos visitas!" Se quejó con un regordete y enano dedo acusador. Soltaste una risita que era imposible contener, era demasiado adorable. Te pusiste en cuclillas y acariciaste su suave cabello con olor a camomila de nuevo.
"Lo siento, he estado muy ocupada. Ahora que he terminado las clases podré visitaros más a menudo" Te dirigiste a ambas para decir eso, y tu madre sonrió, mientras que tu hermana dio un salto antes de comenzar un baile de la victoria. Es igual que yo... Pensaste con una sonrisa. "¿Os apetece tomar algo?" Tu madre asintió y te quedaste pensativa "Una taza de té verde y..." Bajaste la mirada a tu hermana de nuevo, entonces sonreíste ampliamente. "¿Otra de chocolate caliente?" Los ojos de tu hermana se convirtieron en estrellas y asintió frenéticamente. "Enseguida los traigo"
"(Tu nombre), no hace falta que te moles-" No dejaste terminar a tu madre puesto que levantaste un brazo, tu dedo índice elevado y moviéndolo de un lado a otro.
"No es molestia, sois invitadas después de todo" Con eso fuiste a la cocina y lo que tardaste en abrir la puerta de dicha habitación salió cierta bola de pelo blanca a la velocidad de la luz. (Tu hermana) salió corriendo en dirección del animal antes de colisionar en un abrazo con este.
"¡Bepo!" Exclamó entre risas mientras dicho can le lamía la cara, ella le envolvía en un abrazo. Asomaste la cabeza para asegurarte de que todo iba bien, y solo acabaste con una sonrisa y una expresión divertida en el rostro. Adiós al buen peinado de (tu hermana). Entraste en la cocina por fin y empezaste a preparar algo para las tres. No era siempre que tenías esta visita.
Saliste de la cocina con una bandeja, sobre ella tres tazas con lo que casa una iba a tomar como contenido. La dejaste sobre la mesa transparente y fuiste a sacar una galletas que habías comprado en caso de que hubiese visita como esta. La verdad es que Law no comía muchos dulces, a menos que fuese a petición tuya, entonces lo haría encantado. Tu madre tomó un sorbo de su té, sofisticadamente. Por el contrario, tu hermana había tomado su chocolate con tal ímpetu que se había dejado media sustancia sobre el labio, a modo de bigote. Tu madre tuvo que regañarla varias veces para que no corriese por el apartamento detrás de Bepo... con la taza en la mano. Te dirigiste sonriente a tu hermana que te miró curiosamente.
"¿Quieres ir a jugar con Bepo en la habitación? No rompas nada, ¿entendido?" Ella asintió con entusiasmo y corrió al cuarto que compartías con Law, Bepo siguiéndola poco después. Te quedaste sola con tu madre, así que esta aprovechó para tener una charla madre a hija, una de esas que no había tenido en mucho tiempo.
"(Tu nombre), ¿qué tal estás, entonces?" Pausó un momento para beber y entonces continuó. "Me refiero a tu vida con Law, pareces muy feliz" Añadió lo último con una sonrisa, la cual le devolviste.
"Lo soy, me encanta vivir con él. La verdad es que nunca pensé que podría llegar a conseguir a alguien con Law" Murmuraste mirando el líquido color chocolate en tu propia taza. Tu madre te miró con una ceja arqueada antes de soltar una viva risa.
"Eres una chica maravillosa, atractiva, inteligente... Cualquier hombre haría lo que fuese por ti" Eso te trajo malos recuerdos, además de un escalofrío. Como te alegrabas de que ese tío raro estuviese entre rejas. "Además, has hecho bien eligiendo a Law" Asentiste, pero te sorprendió que la expresión de tu madre cambió a una seria. "¿Qué tal vuestra relación?" Miraste hacia abajo, pensando una respuesta adecuada. Tu relación con Law era estable, casi no podía ir mejor. Sin embargo, siempre es incómodo hablar de estos temas con algún familiar.
"Es perfecta. Law me cuida, se preocupa por mí, me ayuda cuando lo necesito y nunca duda en hacer de hombro sobre el que llorar" Pausaste un momento para escoger bien tus palabras. "Mamá, ¿cómo te sentiste cuando conociste a papá?" Tenías curiosidad. Querías saber si había sido algo como lo que te pasó a ti, lo cual seguramente lo era. Tu madre cerró los ojos y echó la cabeza un poco hacia atrás, como recordando algo lejano, pero memorable.
"Al principió no me gustaba. Todos los profesores de Historia que he tenido he acabado aborreciéndolos, todos menos él. Durante los primeros castigos pensaba que era otro más, otro que me obligaría a trabajar por algo que realmente no interesa. El pasado, pasado es, eso pensaba. Entonces ocurrió que, un día, se ofreció para darme clases particulares, viendo que mis notas no mejoraban. Hacía tiempo que había empezado a notar afecto y preocupación en sus ojos (color), pero nunca le había prestado mucha atención" Estabas completamente sumida en su anécdota. Era casi como conocer una nueva faceta de tu madre, te parecía curioso. "Después de unas semanas de clases particulares se declaró, en mi habitación. Afortunadamente mis padres no estaban, ese día tuve mi primer beso. Sin embargo, tus abuelos, que en paz descansen, no aceptaban esa relación. Nos acabamos casando, ellos no asistieron a la ceremonia. Te tuvimos a ti, meses después de tu nacimiento murieron los dos. Con eso nunca llegaron a conocerte ni a ti, ni a tu hermana, ni siquiera a tu padre. Es por eso que quiero apoyarte en esta relación. No quiero que pases por el rechazo que yo pasé" Terminó con una sonrisa nostálgica. Abriste la boca para contestar, pero no lograbas formular ninguna palabra, mucho menos una oración compuesta. Era realmente triste, el que sus padres no aceptasen su relación. Acabaste optando por sonreír y abrazaste firmemente a tu madre.
"Muchas gracias, de verdad. Es muy bueno saberlo" Tu madre devolvió el abrazo igual de cariñosa. Os separasteis al escuchar la puerta del apartamento abrirse, y os girasteis en esa dirección. Law acababa de entrar, tenía una expresión agotada en el rostro. Se quitó la chaqueta y la colgó en el perchero frente a la puerta, entonces se percató de vuestra presencia. Su repentina cara de confusión te hizo reír, te levantaste y le diste un beso en la mejilla, lo cual no ayudó su estado confundido.
"Buenas tarde, señora (tu apellido)" Dijo educadamente cuando recuperó la compostura, olvidándose de la gloriosa idea de quitarse los zapatos unos minutos más. Tu madre sonrió y le saludó con un brazo. Entonces Law se dirigió a ti. "Voy a ducharme, olvidad que he venido" Soltaste una risilla otra vez, la cual le hizo esbozar una mueca. Avanzó hasta la puerta de la habitación, y antes de que pudiese abrirla, esta lo hizo por sí sola. Bueno, tuvo la ayuda de cierta niña hiperactiva. Y pensar que hace unos años era tan tranquila... Ciertamente, ella tampoco se esperaba la repentina aparición de Law, así que cuando le vio se le echó encima. Afortunadamente, no le tiró al suelo. Law sonrió vagamente y acarició el pelo de tu hermana.
"¡Law! ¡Has tardado mucho!" Dijo con una cara de enfado, más bien adorable. Law esbozó su típica mueca y se dirigió a tu madre y a ti.
"Si me disculpáis, saldré en unos diez minutos" Con eso revolvió el pelo (color) de tu hermana un poco más antes de pasar a su habitación y cerrar la puerta. Suspiraste mirando a tu madre.
"Le están haciendo polvo en el hospital, además por las mañanas va a dar clases" Tu madre asintió, sintiendo pena por el pobre chico.
Al rato salió de nuevo de la habitación. Esta vez vestía una de sus sudaderas -que tú tantas veces cogías prestadas- unos pantalones vaqueros y el sombrero que le regalaste. Se sentó a tu lado en el sofá, dejando salir un suspiro de alivio. Tu madre se volvió a dirigir a ti, observando con una sonrisa como Law rodeaba tus hombros con un brazo.
"Entonces, ¿cómo van las clases de conducción?" Te encogiste de hombros, y llevaste la mirada al lugar donde habías guardado tu libro: en un cajón.
"No me quejo. De momento la parte teórica es bastante fácil, pero miedo me da la clase práctica" Tu madre no pudo evitar que una risa escapase por sus labios, una que Law imitó, obviamente, con una voz más grave. "Ya sé que los dos tenéis el dichoso carné. ¡Pero estoy segura de que pasasteis por mucha tensión durante el examen!"
"No mucha" Respondieron los dos a la vez, como si estuviesen hablando del tiempo. Inflaste los mofletes y tu hermana, que en algún momento había aparecido a tu lado en el sofá, hizo lo mismo sin razón aparente. Una vista extremadamente divertida.
"Bueno, va siendo hora de que nos vayamos" Anunció tu madre levantándose del sofá. Tu hermana se le aferró a la pierna de repente e hizo un puchero.
"Pero yo no quiero irme! ¡Quiero quedarme con (tu nombre) y Law!" Gimoteó la enana, aferrándose más a la pierna de tu madre.
"Venga ya, (tu hermana). Tenemos que dejarles intimidad, para algo son una pareja joven" Tu madre dijo esto con una sonrisa pícara, y no falló en traer un leve sonrojo a tu cara. Notaste los brazos de Law en tu cintura, atrayéndote más a él.
"Coincido con tu madre, (tu nombre)" Dijo Law mientras hundía su cara en tu cuello. Su cálido aliento en la zona sensible trajo escalofríos a tu espalda y el color de tus mejillas se intensificó. La sonrisa de tu madre creció, y se dispuso a salir por la puerta... con tu hermana aún colgando de su pierna.
"Bueno, que disfrutéis, pareja" Cerró la puerta detrás de ella y no fue hasta unos segundos que dejaron de escucharse las quejas de tu hermana. Tranquilidad, en teoría, para estudiar por fin. Sin embargo, por la actitud de Law, parecía que eso era lo último que ibas a hacer. Con un hábil movimiento consiguió ponerte bajo él en el sofá mientras te miraba como un depredador.
"Law, tengo que-" Fuiste cortada por un par de suaves labios. Al principio gemiste un poco como protesta, pero acabaste dejándote llevar por la corriente del beso. Te estabas empezando a convencer de que tenías un poco de tiempo. Después de todo, serían solo las seis aproximadamente. Law se separó al rato, ambos jadeando y su mirada alternando entre tus ojos, tus labios y un nuevo objetivo: tu cuello.
"(Tu nombre), para por un momento" Murmuró, esta vez sus ojos fijos únicamente en los tuyos. No te dio tiempo a replicar, él continuó hablando. "Llevas estudiando dos meses sin descanso. Me encanta que te esfuerces, pero eres humana, no tienes que pasarte" Te miraba ahora con afecto en los ojos. Frunciste un poco el ceño y miraste a tu lado.
"Habló quien pudo..." Susurraste, aún sin aliento. Law te miró curiosamente y continuaste sin mirarle. "Tú tampoco paras de trabajar, siempre estás en el hospital o en el instituto y vuelves a casa agotado. Eso no es sano" Llevaste tu mirada otra vez para encontrar a la suya. Law te miró un rato antes de esbozar una mueca e inclinar su cara hacia la tuya, vuestros labios rozándose.
"Entonces supongo que somos ambos un caso perdido, ¿no?" Sonreíste suavemente y volvisteis a juntar los labios, esta vez suavemente.
"¿Y podemos tomarnos, entonces, un descanso?" Preguntaste lo más inocentemente posible, por si esa voz no fuera suficiente lo susurraste al lado de su oído. Law apretó la mandíbula para evitar cualquier sonido que pudiese escapar de sus labios, pero no pudo evitar tragar saliva. Te cogió las piernas y las colocó a cada lado de su cintura, entonces embistió casi sin piedad. El gemido que soltaste fue una clara motivación para que Law continuase sus movimientos. Parecía que siempre tenía energía para esto, por agotado que volviese de trabajar...
"Pienso hacer que te olvides de un dichoso examen para variar, (tu nombre)" Dijo con un toque más que notable de lascivia en la voz. Dirigió la atención de su boca a tu cuello, haciéndote suspirar y maullar solo de vez en cuando. Tu respiración se volvió inestable, más cuando empezó a usar suave pero a la vez ferozmente los dientes. Se separó un momento antes de plantar un último beso en la marca recién hecha. Entonces se levantó bruscamente del sofá y te echó sobre su hombro como a un saco de patatas, dirigiéndose a su habitación.
Ciertamente, el libro de las clases de la autoescuela se quedó olvidado en el cajón hasta el mediodía del día siguiente...
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