Capítulo 1: Rutina y recuerdos.

"¡Ahh! ¡Voy a llegar tarde!" Gritaste horrorizada al ver el reloj sobre la mesa de noche a tu lado, el cual marcaba que eran las seis y media. Te levantaste sin perder tiempo de la cama, dejando a Law enredado solo entre las sábanas. La verdad es que se había despertado con tu grito, pero se negaba a abrir los ojos. Eso sí, hasta que escuchó un fuerte golpe y abrió un ojo perezoso para ver que habías cerrado la puerta del baño de golpe. Suspiró y se incorporó en la cama. ¿Cuando se va a acostumbrar a su horario?

Y es que Law no se podía creer que, pese a que habías pasado ya tu primer año de universidad, seguías sin acostumbrarte a despertarte tan pronto. La Facultad de Medicina se encontraba lejos, bastante lejos, así que tenías que salir a pie antes para poder llegar a tiempo. Sin embargo, había días en los que la cama era tan invitadora que parecía pegarte a ella como la miel. Law incluso se había ofrecido a llevarte, pero tu orgullo -a saber de dónde salió- no podía aceptarlo, por mucho que lo agradecieras.

También había pasado un año y algo más desde que viniste a vivir con Law, la verdad es que convencer a tus padres no fue fácil, tal y como habías pensado.

Flashback:

"Mamá, papá... tengo que... deciros algo" Os encontrabais tus padres, Law y tú sentados tranquilamente en el salón de tu, ahora antigua, casa. Estabas muy nerviosa, y de no haber sido por la consoladora mano de Law, que estaba trazando figuras aleatorias en tu espalda, no habrías conseguido ni mirar a tus padres a la cara.

"Cariño, dínoslo, no nos dejes con la intriga" Dijo tu madre casi desesperadamente. Tragaste saliva audiblemente y miraste a Law. Él tenía una sonrisa en el rostro, la cual -de alguna manera- te quitaba el estrés del cuerpo. Soltando un profundo y pesado suspiro, te decidiste a hablar.

"Quiero mudarme a vivir con Law" La expresión de tus padres iba más allá de la sorpresa. Estabam boquiabiertos, y esto no ayudaba en absoluto tu situación. Miraste a Law de nuevo, este parecía tan preocupado como tú, pero no lo hacía tan evidente.

"¿Cómo?" Tu madre estaba incrédula, y te mordiste el labio esperando lo peor. "¿Quieres irte? ¿No eres feliz aquí?" Reaccionaste enseguida.

"Por supuesto que sí, mamá. Me encanta vivir aquí contigo... y con (tu hermana)... pero amo a Law" Miraste a tu padre para ver una mirada severa en su rostro, reemplazando la típica sonrisa que solía llevar, pasase lo que pasase.

"¿Y cuánto tiempo llevais saliendo? No es apropiado que vayas a vivir con quien llevas una relación demasiado corta" Dijo tu padre.

"Si mal no recuerdo, empezamos a salir en secreto desde octubre" Estabas segura de que Law recordaría su 25 cumpleaños muy bien. Le miraste y te pareció ver una pequeña mueca aparecer en su rostro, haciéndote sonrojar. "6 de octubre, para ser exactos" Tu padre parecía estar más relajado. Habían pasado casi diez meses desde entonces,

"No estoy seguro..." Cuanto más mirabas a tu padre, más nerviosa te ponías. Es verdad que habían aceptado a Law, es verdad que vuestra relación era extremadamente similar a la suya, pero también es verdad que estabas pidiendo algo muy repentino.

"Señor (tu apellido), si me lo permite..." Escuchar la voz de Law siempre lograba relajarte, pero no sabías por qué era capaz de conseguirlo más en ese momento. "Ninguna persona más que ella me había comprendido tan bien desde mi infancia. De hecho, he probado lo que es estar sin ella, y es horrible. No quiero arrebatarles a su hija en absoluto, pero la quiero demasiado para, ahora que ha terminado sus clases conmigo, dejarla ir tan fácilmente" Tu madre miraba a Law con expresión triste, y se hizo el silencio en la habitación. Este se rompió, sin embargo, cuando tu padre suspiró audiblemente.

"Es verdad que nuestra pequeña (tu nombre) debía alzar el vuelo algún día... Está bien, yerno, mi hija irá a vivir contigo. A menos que (tu madre) tenga algo que decir..." Mirasteis a tu madre, y esta casi ni podía contener las lágrimas.

"Supongo que tienes razón... pero es muy triste" Tu padre fue a consolar a tu madre, y volvió a mirar a Law, su expresión seria de nuevo.

"Y espero que todo lo que has dicho sea verdad, joven. No me gustaría tener que ir detrás de ti" Law, a pesar de la advertencia, sonrió. Te levantaste del sofá y fuiste a abrazar a tus padres, rebosante de felicidad.

"Muchas gracias, os quiero" Tu madre seguía sollozando suavemente, pero asintió, y tu padre devolvió el abrazo casi con el doble de fuerza que tú. Cuando te separaste, te limpiaste una solitaria lágrima que había bajado rodando por tu mejilla. "Voy a preparar mis cosas"

Fin del flashback.

Saliste del cuarto de baño, una toalla muy poco asegurada alrededor de tu figura, tanto tus largas piernas como tu escote estaban completamente visibles. Esto no fue desapercibido por Law, quien tenía una mueca en el rostro. Le miraste y, ruborizada, cogiste una almohada que tenías cerca. Se la lanzaste a la cara para que no consiguiese ver nada, fue inútil. Lo que tardaste en deshacerte el nudo de la toalla, Law ya tenía visión de nuevo.

"Veo que tienes más confianza, gatita" No te giraste, ya que le estabas dando la espalda. A pesar de estar saliendo con Law mucho más que un año, él se estaba tomando las cosas lentamente, cosa que te alegraba. No te forzaba a hacer lo que no querías hacer, se limitaba a dar suaves y pequeños pasos, ni siquiera habíais llegado a ese punto de una relación, y ciertamente no tenías prisa.

Por fin terminaste de vestirte y saliste de la habitación como un rayo. Viste por la ventana que, siendo finales de septiembre, aún no había amanecido del todo. Ya mismo era el 27 cumpleaños de Law, y estabas pensando una buena manera de celebrarlo, pero estabas sin ideas.

Comiste lo más rápido posible y fregaste todo antes de coger tu mochila y entrar de nuevo en la habitación de Law. Sonreiste cuando le viste tumbado de nuevo sobre la cama, profundamente dormido. Con una risa te acercaste a él, olvidando de momento la prisa. Anoche tuvo que volver más tarde del hospital, y no tendría que llegar a sus clases en el instituto hasta dentro de una hora, así que nadie le iba a quitar ese valioso tiempo de sueño. Te inclinaste hacia su cara y le diste un beso en los labios. No se despertó, y te alegrabas. Te separaste lentamente mientras disfrutabas de su cálido aliento en los labios. Una vez volviste a salir, cerraste la puerta de la habitación silenciosamente y saliste del apartamento.

"Ya estoy aquí... ya estoy..." Dijiste intentando recuperar el aliento una vez entraste en el enorme edificio. Nunca te cansabas de ver los hermosos jardines de la Facultad, eran una preciosidad. Habían días que, con mucha suerte, lograbas ver algunas ardillas en los árboles. Sentiste una presencia detrás de ti y te giraste. Te encontraste con un par de ojos (color), y sonreiste. Era (mejor amiga). De hecho, esta aparición te recordaba bastante a la primera vez que la viste.

Flashback:

"Chicos, esta es (tu nombre) (apellido). Es nueva en el colegio, así que, por favor, sed amables" Toda la clase exclamó un ruidoso "¡Sí!" y comenzó la clase. Eras nueva en el colegio, puesto que él director de tu último colegio había descubierto en ti un potencial que, según él, debía ser desarrollado en otro colegio de más nivel. Sin embargo, estabas asustada, muy asustada. Pensar en cometer un fallo te aterraba. Miraste a tus alrededores insegura, tu pequeño y levemente rechoncho cuerpo temblando de nerviosismo.

En ese entonces tenías siete años, y no sabías que hacer, dónde sentarte. La profesora advirtió tu estado casi paralizado y te dirigió una cálida sonrisa.

"(Tu nombre), ¿qué ocurre? ¿No sabes dónde sentarte?" Negaste con la cabeza avergonzada. La joven profesora te dio unas reconfortantes palmaditas en la cabeza. "No pasa nada, es normal estar nerviosa en tu situación. Anda, siéntate allí, al lado de (mejor amiga)" Asentiste y caminaste hacia el asiento vació junto a una chica de pelo (color) y ojos (color). Ella te miró por un segundo, pero tú no a ella. Eras demasiado tímida para empezar una conversación, así que optaste por quedarte callada. El rechazo, ese era uno de tus mayores miedos, y es por eso que no querías experimentarlo.

Sin darte cuenta, la pequeña (mejor amiga) estuvo discretamente observándote durante toda la clase. Al llegar la hora del recreo, te quedaste sola bajo un árbol. Te parecía más divertido que ir a jugar con otros niños. Como no tenías nada que hacer, simplemente te quedaste ahí, sola, abrazando tus piernas, bien juntadas a tu pecho. Escuchaste pisadas acercándose a ti y levantaste la cabeza. Era unos niños de cursos mayores, sus consttuciones lo hacían claro. Todos te miraban con malicia en los ojos y te quedaste paralizada.

"Hey, mirad que tenemos aquí" Dijo uno con  tono burlón.

"Esta es nueva" Dijo otro. Intentaste retroceder, pero el árbol detrás de ti y tu estado inmovilizado por el terror no te lo permitía. Los tres chicos se pusieron en cuclillas delante de ti, y notaste como tus ojos empezaron a humedecerse.

"Oh, mirad, va a llorar. ¿Quieres que te cantemos una nana?" Justo cuando uno de ellos iba a alcanzarte escuchaste una voz realmente aguda detrás de ti.

"¿Vosotros quiénes os creéis que sois asustando a las chicas nuevas así? Iros a meteros con alguien de vuestro tamaño" Los chicos se giraron y tú intentaste localizar la fuente de esa voz tan chillona. Detrás de ellos estaba la misma chica con la que te habías sentado en clase. Tenía una expresión molesta en el rostro, casi parecía que emanaba fuego de ella.

"Tch, es la molesta. Vámonos, no quiero que se chive a ningún profesor" Los tres se levantaron y viste, aliviada, como se alejaban. Dirigiste tu mirada, entonces, a la chica delante de ti. Su aterradora expresión había cambiado a una amigable, una sonrisa -en la cual faltaban varios dientes- presente y sus ojos (color) penetrando completamente dentro de los tuyos.

"Hola, tu eres la nueva, (tu nombre), ¿verdad? Y soy (mejor amiga). Seamos amigas" Tus ojos estuvieron a punto de desorbitarse por sus palabras. La pequeña estaba riendo abiertamente y tenía un brazo extendido hacia ti. Dudaste un poco, pero acabaste cogiendo la mano, tu rostro aún reflejaba inseguridad. (Mejor amiga) te miró curiosamente. "¿Sólo sabes fruncir el ceño?" Rompió a reir después de preguntar eso, y le miraste confusa un momento.

"...No" Dijiste simplemente. La cara de tu nueva amiga se iluminó.

"¡Vaya! ¡Pensaba que eras muda!" Pusiste los ojos en blanco, pero no pudiste evitar esbozar una sonrisa, la primera en ese extraño día. Ibas a decir algo más, pero tu estómago habló por ti, aunque no dijo precisamente lo que tú hubieras deseado. (Mejor amiga) soltó una risilla. "Oh, tienes hambre. No te preocupes" Sacó de su mochila un bocadillo de pollo y lechuga y lo partió por la mitad -bueno, si a eso se le podía llamar mitades-. Te dio la parte más pequeña, pero no te quejaste, peor es nada. De todos modos, acabarías descubriendo lo gorrona y agradable que (mejor amiga) podía llegar a ser.

Fin del flashback.

"Tierra llamando a (tu nombre). ¿(Tu nombre)?" Viste una mano pasar a centímetros de tu cara y agitaste la cabeza y miraste a tu amiga. "¿Estás bien? Ya vamos a entrar" Asentiste con una sonrisa a la que ella no pudo encontrar explicación.

"No te preocupes. Sólo recordaba... viejos tiempos" Soltaste una risilla, aumentando la confusión de (mejor amiga), pero te parecía bien. Habían tantas veces que ella te había dejado confusa... Dejaste el tema de lado y entraste en el aula con tu amiga.

Hey, como dije he vuelto con una secuela (aunque tengo la sensación de que no me he ido mucho tiempo. Es que adoro escribir). Bueno, espero que disfruteis, no sé cual será la duración de esta, pero intentaré que sea lo más entretenida posible. Muchas gracias por leer, como siempre.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top