6.


—Yo... Quiero disculparme — escuchó desde la puerta y por primera vez Marinette pensó en que por ese día estaba cansada de escuchar y ver a Luka.

El joven de mechas yacía parado en el marco de la puerta, con los puños apretados y la mirada perdida en el suelo.

La sorpresa de Adrien se dio a entender a través de la verdusca mirada congelada en el intruso.

Tragó antes de sonreír, asintiendo con la tranquilidad que el efímero beso le había otorgado. —. No te preocupes. — Sentenció aún manteniendo la distancia. —. He aguantado cosas peores, créeme.

—No — Luka negó angustiado —. No, claro que me preocupo — sentenció.

Marinette se unió a ellos curiosa y un tanto temerosa por la repercusión del llamado de Luka minutos después de la discusión.

—Luka... Mira, no es necesario que...

El joven visitante la interrumpió poniendo con suavidad el dedo índice sobre la boca de la joven silenciándola.

—Chicos, yo deseo pedir mis sinceras disculpas, Mari puede afirmar que no soy así — miró a los ojos al rubio intentando transmitir la angustia que lo abordaba —. Permítanme hacerles la sesión de fotos, será absolutamente profesional.

Adrien se llevó una mano a la boca, pensativo. —. ¿Profesional dices? — Sus ojos se iluminaron y eufórico volteó hacia la chica. —. ¿Oíste? — Cuestionó buscando los azules que no se alejaban de sus movimientos. — Es Lo que necesitamos. — Soltó, viéndola sonreír un tanto nerviosa.

Marinette se preguntó si era buena idea el que los dos muchachos trabajen juntos para hacer algo después de aquella pelea, pero Adrien tenía esa mirada llena de determinación que la hacía sentir con ganas de complacerlo solo para que el rubio mantuviera una expresión distinta a la melancolía que lo acompañaba en su mayoría de veces.

—¿Estás seguro? — consultó —. Tienes el labio sangrando — ella se relamió los suyos saboreando el sabor metálico de su último contacto —. En las fotos se verá.

— ¿Tienes maquillaje? — La vio asentir y esbozó una sonrisa elocuente. —. Entonces problema arreglado, tráelo aquí.

Minutos después, los tres muchachos se hallaban frente al espejo de la habitación, viendo como las hábiles manos del muchacho lograban cubrir la herida con un poco de corrector y base. —. Que estos años en la industria sirvan para algo. — Soltó, causándole una pequeña carcajada a Marinette. — Ven aquí. — Llamó a la chica, ofreciéndole asiento junto a él en el suelo.

La joven con cierto recelo esperó a ver qué era lo que el rubio buscaba entre su precario maquillaje. Por un momento sintió vergüenza pues sus básicos implementos no se comparaban en nada con las paletas y marcas famosas y exclusivas con las que seguramente Adrien estaba acostumbrado a trabajar.

Segundos después escuchó como el chico celebraba por haber encontrado algo de entre su bolsa de maquillaje, seguido de ello con suma delicadeza empezó a limpiar la piel de Marinette con una toallita húmeda.

Sintió como los dedos del joven masajeaban sus mejillas, frente, nariz y boca. Ella restaba atenta a las órdenes puesto que Adrien había tomado el mando de sus acciones y para ser sincera no le molestaba que así sea.

Contrario a sus principios en el área de cuidado de la piel del rostro, Adrien tomó un poco de base entre sus limpios dedos a falta de una brocha o esponja y empezó a esparcir un poco de base de maquillaje a lo largo de las mejillas de la azabache incluyendo el área del cuello.

—¿Qué haces? — cuestionó Luka quién se había mantenido al margen de la situación intentando no irse en contra de las disculpas que había ofrecido al par de jóvenes.

— Cubro las "imperfecciones". — Simuló comillas con sus dedos. —. Aunque para ser sincero, aquí no hay ninguna. — Agregó divertido, limpiándose antes de repasar los pómulos con un poco de rubor, acabando el área con el iluminador justo en el lugar correcto, concentrándose unos segundos después en agregar color en los párpados de la joven.

—¡Pero si Mari es muy bella! — exclamó el de mechas incapacitado de aguantarse el desacuerdo —. No necesita ningún tipo de máscara como lo que estás haciendo.

Marinette que hasta hace poco unos minutos disfrutaba de las atenciones de ambos muchachos, se miró al espejo y vio el maquillaje a medias, solo un ojo con sombra y el otro limpio siendo aquello el detonante dándole la razón a Luka.

— Supongo que me veo como un payaso — agregó cabizbaja. Seguido de ello se levantó del suelo con el objetivo de alejarse de todos.

— ¡Hey! — Adrien sujetó su brazo, obligándola a rendirse en el suelo de nueva cuenta. —. Marinette, eres preciosa y lo que te estoy poniendo solo realzará tus rasgos. — Proclamó, doliéndole aquella mirada algo triste que la chica sostenía. —. Pero quizás Luka tiene razón. — Suspiró resignado. —. Puede que haya exagerado. — Tomó una vez más la toalla, retirando los excesos de producto, sonriendo al ver aparecer las pecas que tanto le gustaban y se sorprendió al descubrir que por primera vez en su vida conocía a una mujer que se veía tan bien con maquillaje como sin él.

— Está vez lo haré mucho más natural. — Declaró, moviendo el pincel empapado de tonos nude con lentitud sobre los párpados estirados, repasando las pestañas con la máscara, agregando poco y nada de rubor, dejando ante el mundo la intensidad de aquellos preciosos azules bajo el realce de las pestañas negras y los cafés y rosas que combinaban con la blanca piel.

Volvió a esperar a que el joven modelo hiciera su magia, pero esta vez no tan convencida.

—Ya no diré nada — farfulló Luka, sintiendo la culpa por ocasionar inseguridad en Marinette, algo de lo cual no tenía intención, hacer menos a su amiga quien merecía todo, no era algo propio de él.

Por momentos fue Marinette la ansiosa de ver la obra de Adrien cuál pintor creando una obra de arte, pero cada que ella intentaba girarse para mirar su reflejo en el espejo era el rubio quien la reprendía hasta esperar que su trabajo esté completo.

— ¡Ya está! — Exclamó, dejándose caer hacia atrás, dándole el espacio suficiente para que fuera una testigo de que había ocurrido en su rostro.

Ansiosa, Marinette se giró chocando con el reflejo de aquella chica en el reflejo.

—Wow — susurró.

Se levantó y empezó a gatear hasta quedar a centímetros del espejo escudriñando cada parte de su rostro, el rubor en sus mejillas, la suave sombra en los ojos que le daba un aspecto natural y juvenil junto al delineado un tanto imperceptible que resaltaba el azul de sus ojos y los labios humectados con un toque de labial rosa más sus pómulos iluminados con un toque de dorado que le daban un aire de coquetería.

—Yo he tenido ese maquillaje y nunca supe cómo usarlo — agregó girándose hacia al —. Me encanta.

Adrien sonrió satisfecho, lanzándole una mirada de completa suficiencia a Luka. —. Me encanta que te encante. — Habló sincero. —. Ahora solo falta comprarte ropa.

Luka quiso guardar su opinión con respecto al maquillaje, puesto que el Agreste había ganado, se veía hermosa y tan solo había resaltado su belleza. Pero al escuchar lo último no pudo evitar callar.

—¿Ropa? — preguntaron al unísono.
Marinette y Luka observaron al rubio con duda.

—¿Acaso la ropa que tiene no es suficiente? — señaló el de mechas a la chica que volvía a mirarse al espejo analizando su atuendo.

— ¿No? — Marinette le lanzó una mirada furiosa que le puso los pelos de punta. —. Qui-quiero decir, no es que no sea suficiente, pero quizás algo más acorde a una promoción sería mucho más beneficioso para la publicidad. — La mirada confundida de ambos jóvenes volvió a caer sobre él. —. Lo que quiero decir es; buscamos que lleguen más clientes o ¿no? — Marinette asintió, acercándose temerosa al par de muchachos. —. Pues digo que te consigamos algo más profesional que los jeans y la remera que llevas puesta.

—Un momento, mi modelo aquí eres tú —Marinette llevó los brazos hasta sus caderas —.¿Por qué tengo que hacerme un cambio de look?

— ¿Acaso se te olvida lo que acabamos de hablar allí abajo? ¿Recuerdas lo beneficioso que sería tu imagen en allí? — Los intensos azules de Luka se posaron sobre él, pidiendo de forma muda una explicación que no venía a cuenta. —. Ya sabes, ¿No crees que la gente se sentirá mucho más a gusto con un rostro familiar? — enmarcó el de Marinette como su fuera una obra de arte con sus manos. — Tienes que salir junto a mí en esas fotos, Mari o de lo contrario no accederé. —. Exclamó cruzándose de brazos, reprendiéndole a sí mismo al llegar a tales límites por una simple fotografía junto a la chica.

—Eres un tramposo — exclamó con el rubor en sus mejillas, además de darle un pequeño golpe en el brazo como si estuviera enojada —. OK lo haremos a tu manera.

—Saben, ¿Me estoy arrepintiendo de mi oferta? — el chico de ojos azules apretó sus párpados mientras se masajeaba el tabique de la nariz —. ¿Que tienes en mente Adrien?, ya no hagamos más largo este asunto, yo solo quiero tomarles las fotos y listo.

— Lo harás. — Se encogió de hombros, restándole importancia al asunto. —. Pero en serio necesitas otro atuendo, querida. — Habló en un tono femenino, sacándole una traviesa carcajada a Marinette, aun sintiéndose incómodo por la desconfiada mirada que Luka no apartaba de él.

Unos cuantos minutos pasaron antes de que el trío se encontrara en la única tienda que se exhibía en la cuidad, rebuscando entre las prendas sueltas de los fardos en oferta algún conjunto que pudiera hacerle honor a la belleza de la azabache.

— ¡Este! — Exclamó el rubio al hallar, a lo que para sus ojos era, uno de los conjuntos de lencería más provocativos que había visto. —. Es perfecto, ¿no crees?

La sangre se concentró en el rostro de Marinette que miraba abochornada a su alrededor buscando que nadie más haya visto lo que él sin vergüenza sugería.

—¿Estás loco? —le arrebató las prendas de las manos —. Nunca me he puesto algo así y mucho menos para una sesión de fotos — Marinette se acercó a Adrien buscando hablarle lo más privado posible —. Como me voy a exhibir de esa manera en una publicidad para la panadería.

— Oh, vamos. — Canturreó a su lado, acercándose a su rostro cuál felino. — además, estoy seguro de que te verás espléndida. — Rió de forma boba, manteniendo su broma. — ¿No crees Luka?

— Te estas pasando Adrien, te estas pasando. — amenazó con la mirada afilada y las manos en puño.

Luka suspiró clamando por paciencia y fuerza de voluntad para no estamparle otro puño en ese rostro de bribón.

— Devuelve a su lugar esto —aún más avergonzada por todo lo escuchado estampó violenta la lencería en el pecho de Adrien antes de encaminarse a lo largo del pasillo en búsqueda de algo que de verdad le resulte apropiado.

— No me dijiste que habíamos venido con tu padre, Mari. — Agregó con los ojos entrecerrados, metiendo de nueva cuenta sus manos a la pila de ropa. — ¿Cómo es que no puede con una simple broma?

—Marinette es una chica decente — atinó a responder enojado el de mechas azules quien la cuidaba cual frágil muñeca de porcelana.

—Muy decente — interrumpió la azabache captando la atención del par —. Y voy a usar esto — mostró con orgullo un abrigo con capucha de color rosado y con un estampado de unicornios.

—Me parece perfecto — felicitó Luka inspeccionando el adorable cuerno dorado que venía unido a la capucha de la prenda.

Adrien apretó los labios en una fina línea, propenso a demostrar su descontento. — Te das cuenta de que son fotografías para una panadería, ¿cierto? — La chica asintió esperanzada. —. ¿Y aun así quieres usarlo? No sería mejor... ¿Una falda y una blusa quizás?

—Pero... — dirigió sus azules a la prenda vistosas entre sus manos —. Es hermosa — culminó con un puchero, sin embargo, la alarma de la moda activó en su cerebro —. Tienes razón, esto no es alta costura, pero — escaneó el establecimiento —. ¿Qué de bueno vamos a encontrar en una tienda de precios bajos?

— Tranquila, solo hay que saber buscar. — Mencionó, zambulléndose en las profundas aguas de las prendas sueltas que se hallaban esparcidas por allí.

Al cabo de unos minutos Marinette ya tenía en sus manos un sin número de prendas la. Mayoría elegidas por Adrien y unas pocas por Luka quien no quería sentirse inútil.
En el camino el rubio había desautorizado al de apariencia rockera cuando estaba eligiendo prendas calificándolas de deplorables sin embargo unas pocas fueron aprobadas por este.

El par esperó en un pequeño asiento mientras la jovencita se introdujo en el vestidor con una buena cantidad de prendas disponibles para combinar.

—¿Como me veo? — abrió la cortina y dejó ver el primer atuendo.

Un vestido rojo bastante corto que dejaba al descubierto esas blancas piernas de alabastro que rara vez eran tocadas por los rayos del sol.

— ¡Perfecto! — Exclamó Adrien conmocionado al ver piel que nunca había visto de Marinette, sometiéndose completamente tentado a tocar la piel pulcra de sus muslos. —. Creo que viene perfecto para la ocasión, Mari. — Canturreó con la mirada de Luka incrédula sobre él.

—Estás loco si piensas que voy a aparecer con esta ropa en la publicidad de mis padres — exclamó torciendo los ojos.

—La apoyo, Tom va a sufrir un infarto — agregó Luka. Pero debía admitir que ese inusual vestido le favorecía bastante a su figura.

— Bien, entonces ¿Qué más tienes en mente? — Se cruzó de brazos, dejándose caer sobre el asiento del probador nuevamente.

Marinette entró tras la puerta que ocultaban su desnudez, saliendo a los pocos minutos con otro vestido, esta vez uno mucho más simple, en forma de campana y de corte princesa.

Los verdes de Adrien brillaron, no tan solo porque aquella tela se veía fantástica en ella, más bien por el increíble contraste que había generado entre una prenda y otra, llegando a gustarle de forma repentina, mucho más la nueva.

— Es perfecto. — Soltó sin filtros cuando los azules de la joven se posaron en él, buscando algún tipo de evaluación. —. Te ves increíble, Mari.

—¿L-Lo dices en verdad? — preguntó con un adorable sonrojo coloreando sus mejillas y con inconsciente coquetería al traspasar un mechón azabache detrás de su oreja —. Este vestido me gusta mucho más que el anterior.

— Supongo que no tienes mal gusto después de todo, Luka. — Enfatizó golpeándole con su codo.

— Le doy todos los créditos a la chica que lo usa — embobado no podía despegar los ojos de la hermosa chica en frente.

Adrien no lo pasó por alto, levantándose con rapidez para lego empujar a su contrario hacia la salida. —. Bien, dejemos que se cambie tranquila, ¿sí? Te esperaremos fuera, Mari. — Canturreó.

La joven asintió avergonzada por los halagos de sus amigos. Después de verlos salir ella fue por su cambio de ropa, compraron la prenda elegida ya dispuestos a la sesión de fotos tan ansiada.

—Bien, yo no sé cómo hacer esto — expresó rendida, a pesar del suave maquillaje y el hermoso vestido que resaltaba su figura, ella se sentía como pez fuera del agua.

Para entonces ya se encontraban en la panadería, ambos frente al lente de la cámara de Luka, mismo que aguardaba ante las instrucciones. —. Déjame enseñarte. — Dijo, tomando una baguette mientras la olía con verdadero disfrute. —. A partir de ahora. — Ordenó y Luka disparó el flash, realizando una serie de tomas en las que se podía apreciar y saborear la forma francesa correcta de la repostería.

— Perfecto. — Sonrió al ver el resultado. —. Ahora una juntos. — Tomó la mano de la joven, dándole vueltas en el lugar. —. Imagino que lo propio sería actuar como una pareja que viene a comprar su... no sé, ¿pastel de bodas?

Marinette sonrió embobada con sus mejillas coloreadas al imaginar la situación de buscar el pastel de su boda soñada junto al amor de su vida.

—M-Me parece una buena idea — agarró del brazo al rubio y quedaron frente al vitral donde desde el exterior se exhibían deliciosos pasteles.

Luka disparó nuevamente, asintiendo al dar aviso para un pequeño cambio de posición. —. Bien, ahora mírame mientras te doy un poco de pastel. — Ordenó rescatando un trozo de muffin con sus dedos, acercándolo a los labios de la joven.

Marinette le lanzó una mirada confundida mientras abría sus labios. —. No, así no. — Corrigió el chico. —. Mírame como si estuvieras enamorada de mí. — Pidió en una leve sonrisa.

—¿E-Enamorada? — preguntó tímida recibiendo de Adrien una respuesta afirmativa.

No podía mirarlo a los ojos, temía que aquellas piedras esmeraldas revelarán lo más profundo de su alma.

—¿Listos? — Luka esperaba atento a apretar el disparador y captar la magia que aquellos dos realizaban.

Las aguas verde y azules volvieron a mezclarse para satisfacer al artista que estaba por retratar aquel brote de sentimientos en una foto.

Marinette se dejó llevar, aflojó los músculos de su cuerpo y abrió los labios dispuesta a recibir el dulce sabor de la masa mientras miraba los profundos ojos de Adrien.

El rubio sonrió, viéndose embriagado por la favorable imagen que tenía frente a sus ojos, aquella expresión que lo tentaba como ninguna otra a cometer un crimen a miradas externas, pero de pronto poco le importaba. —. Sabes Mari... —Comenzó a hablar mientras el flash daba por primera vez contra ambos. —. A veces en las sesiones se suele actuar un poco de más, ya sabes para que sea creíble para el público.

Marinette permaneció en su posición, ajena a la palabrería del rubio, creyendo sus dichos como nada más que consejos.

—. Cierra los ojos. — Pidió, a lo que la chica obedeció con cierta desconfianza bastante justificada.

Y entonces, justo antes de que aquel manjar pudiera siquiera tocar a Marinette, Adrien reemplazó el trozó de masa por su propia boca, ahogándola en un sorpresivo beso justo cuando Luka se dignó a disparar hacia la nueva fotografía, capturando un puro y delicado contacto entre sus bocas.

El suave contacto hizo que su corazón brincara acelerado y un tierno suspiro se escape de ella. No se inmutó, más bien aquello le había encantado. Apretó las manos de Adrien en búsqueda de fuerza pues cada beso con el rubio era una sensación jamás vivida.

—¿Oigan qué creen que están haciendo? — la magia se rompió pues era más que sabido que a alguien no le gustaría ese espectáculo —. ¡Adrien suéltala! — gritó Luka dudando si encaminarse a ellos o esperar que el modelo reflexionara a tiempo de sus acciones.

El aludido se apartó de forma rápida y tortuosa, examinando aquel angelical rostro en detalle. —. Es parte de la sesión, Luka. — Se excusó, apartando las manos de la chica. —. Se profesional.

Al sentirse lejos de ese guapo y controversial modelo volvió a sentirse sola, no sabía desde cuando su cuerpo estaba acostumbrándose al poco frecuente contacto que Adrien le ofrecía.

—Sí Luka... Se profesional — dijo apagada —. Esto es solo actuación — aspiró una bocanada de aire encarando a los jóvenes dándose cuenta de que aquello solo era por el bien de la panadería de sus padres.

Luka retrocedió, para nada se había creído aquel discurso, sin embargo, no pretendía volver a arruinarle la sesión a su bella amiga.
Mientras una aterradora culpabilidad comenzaba a nacer en Adrien.

¿Había sido solo actuación? ¡Demonios! Apenas tenía una respuesta clara y oírlo desde los mismísimos labios de la azabache había parecido una verdadera tortura.

— Quizás fueron suficientes fotografías por hoy. — Soltó Antes de aclararse la garganta. —. Además, los clientes ya comenzarán a llegar y.... tengo que trabajar.

Y allí estaba él, poniendo una barrera invisible entre los dos, huyendo después de un acercamiento.

<< ¿Acaso el beso mientras curé su labio también fue actuado? >> se preguntó ella y el dolor en el pecho incrementaba con cada suposición que su mente recreaba.

—¿Quieres escapar un momento de aquí? — el brazo se Luka reposó sobre sus hombros. Él también se quedó mirando fija la puerta de entrada de la pastelería por la que Adrien había desaparecido.

—Primero quiero quitarme este disfraz que no va conmigo — sopesó desanimada.

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Feliz Halloween 💖🔥 esperamos de corazón que les haya gustado 💖 gracias por leer!

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