Repentinos imprevistos
No me gusta ser tan apegado a mis hermanas, porque aunque no quiera admitirlo sé que ellas también se irán tarde o temprano, después de todo, aun no conocen la clase de monstruo que soy
Dio unas vueltas en el aire y bendijo a la inercia por haber mantenido en su lomo a sus hermanos, vio atónita al majestuoso dragón de ojos celestes que la petrificaba con su mirada de hielo (metafóricamente hablando). Se dispuso a utilizar su arma más sensata y huir pero el dragón se lo impidió molesto, lo esquivó furiosa obteniendo el mismo resultado.
- ¿Qué es lo que quieres! -no dijo nada, la empujó hacia atrás airado, repitiendo varias veces más el proceso. Dejó a sus hermanos en un árbol cercano y peleó en serio abofeteandolo con su extremidad de martillo recién creada, el dragón soltó un potente humo que la dejó tosiendo, se disponía a volver a golpearlo pero este la estrelló contra un barranco, alterando su ira completamente-. HASTA AQUÍ LLEGASTE HIJO DE...
El dragón voló lejos con la pterodáctilo aliento de fuego persiguiéndolo. Sus ojos despedían casi tantas llamas como su boca y su sonrisa era cínica y violenta. Cuando el dragón no pudo más se destransformó violentamente rodando por el césped hasta chocar con un árbol jadeando exhausto. Su cara estaba totalmente roja y sudada, sus manos sostenían su estómago con fuerza pues la caída le había sacado el aire y unas cuantas lágrimas. Curllin volvió a su forma original y se llevó las manos a la boca, corriendo inmediatamente al herido de Yade.
- LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO -gritó desesperada examinándolo de pies a cabeza, el otro la vio a los ojos un segundo y apartó la mirada, debía verse patético, o eso pensaba. Curllin vio a los lados horrorizada sin saber que hacer y su primer reacción fue un jalón de orejas. El otro no gritó pero si hizo una mueca dolorosa-. ¿Por qué me seguiste maldito imbécil! ¡Idiota, bastardo, no debiste hacerlo, y ahora te hice daño por tarado!
Chale, cuánta agresividad, quería disculparse pero se acordó de que no tenia cuerdas vocales y no dijo nada, Curllin le dio un zape.
- ¡Desgraciado, ahora tengo que regresarme tooodo el transcurso de aquí hasta el orfanato por tu capricho, anda, ¿qué quieres!
No le gustaba que fuera tan dura con él, solo quería que volviera, no podía entender porque había tenido que irse. Le dio una de las muchas notitas que había escrito en el orfanato y se mordió el labio mientras leía en voz alta.
- ¿Por qué te fuiste? Nadie aquí está enfadado conmigo, todos te recibiremos a ti y tus hermanos con los brazos abiertos, por favor vuelve. Jade, tu no lo entiendes, mis hermanos y yo no podemos quedarnos en un lugar y esperar a que todo salga bien, siempre surge algo, y ahora tenemos que migrar al bosque donde no puedan hallarnos -estaba impactada por su bellísima caligrafía, aunque supuso que al no poder salir de su cuarto ni hablar la caligrafía era su último recurso como entretenimiento. Yade buscó una nota que se asemejara a la respuesta que quería dar, se arrepentía de no haber traído lápiz y papel. Dobló un poco una de las notas y se la dio
- ¿De qué? De muchos, mucha gente mala que odia a nuestros padres, de eso. Ahora quédate aquí, despertaré a mi hermano y le pediré que te abra un portal a casa.
Yade le entregó otro papel.
- Lo siento. Mira Yade, no importa, solo quédate aquí y- -Yade se sentó en el suelo rápidamente y le dio un fuerte abrazo, Curllin se sonrojó mucho al exhalar su olor a frutas y sentir su cabello tan suave, Santo Dios, ¿acaso era real? Se separó apenada y descubrió el rostro intacto de pena de Yade, confirmando el hecho de que su nuevo "amor" era totalmente irreal, tenia que sentar cabeza y decir "no". O sea, era tan absurdo. Se fue a paso firme a devolverse hasta el árbol donde había dejado a sus hermanos y vio a Yade una ultima vez, su sonrisa era muy bonita.
En fin, lo superaría en unos días, como el resto de sus amores irreales como el nieto del señor Francisco o ese niño medusa tan sexy del cual ya se había olvidado su nombre. Después de todo solo era un vistazo, algo superficial.
Tardó menos de lo que esperaba, Collin ya estaba ahí con el portal justo frente a él. Ante el portal se asomaba su cama sucia y destendida y la mohosa pared. Curllin se despidió cordialmente con otro abrazo y la mirada reprobatoria de Collin, le era muy difícil mantener un portal, a lo mucho hacia uno diario. Finalmente lo ayudó a mantenerse en pie y sentarlo en la cama pero el amigo es traicionero, así que la atrajo a él sonriente, desapareciendo el portal ante sus ojos. Todo había sucedido tan rápido: pasó de estar en el fresco claro del bosque nocturno a el pecho de Yade en una bochornosa habitación. El pecho de Yade era agitado, pues su boca despedía aire de una forma muy chistosa y contagiosa, estaba riendo, riendo en silencio, claro, no tenia forma de despedir algún sonido vocal. Curllin se paró de inmediato y lo observó muy molesta, simple no sabia como reaccionar.
- ¡T- i- hijo- aaagh, eres un inútil! -gritó desesperada, intentando no repetir sus insultos-. ¡No debiste hacer eso! -la sonrisa de Yade se hizo una línea recta y sus ojos dejaron de brillar de alegría, ahora estaba serio, y algo triste.
Iba a estirarse a tomar su cuaderno pero Curllin lo interrumpió.
- No, no, no es necesario disculparte Yade, ya sé lo que pasa aquí -el otro lo vio atento-. Tu tienes un serio problema amigo, un muy serio problema: te obsesionas con cada sujeto que se comporta amable contigo y lo aferras a ti, lo aferras porque todo el mundo te tiene lástima y te huye. Pues escucha algo Yade, tu y yo somos dos personas muy distintas: nómada y sedentario. Yo debo huir, cambiar de lugar constantemente, escapar, y tu a duras penas puedes salir de tu cuarto, es obvio que ninguno puede adaptarse al otro, así no funcionan las cosas, y si te comportas como un niñito dependiente con cada persona que te trata amablemente tal vez no podamos ser amigos. Lo siento Yade, tengo un viaje de 5 horas más que hacer, gracias a ti
Se quedó callada un momento viendo las lágrimas de Yade, pero no se retractaba de una sola de sus palabras, así eran mejor las cosas. Iba a huir por la ventana pero cayó en cuenta de que no había una y se dirigió a la puerta, pero estaba cerrada con llave, protestó.
- ¿Es en serio Yade? ¿encerrarme en tu cuarto? ¿en verdad estás tan desesperado? -asintió firmemente sosteniendo la llave en una de sus manos, Curllin rodó los ojos y le dio su cuaderno-. Anda Yade, tienes una hoja completa para convencerme de porqué deberíamos ser amigos. Tengo algo de prisa
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top