Capítulo 8

Izuku no obtuvo una respuesta de su ladrón.

Esperó y esperó, sin embargo. Pero él sabía, muy en el fondo, que había sido una pura estupidez del momento pretender una respuesta del tipo que robó la laptop.

¿Por qué diablos iba a dársela? De hecho, seguro acababa de joderlo todo. Acababa de darle la idea de extorsionarlo para que dejase de publicar.

¿Quién sabía si ahora no redoblaba la apuesta? Había sido un verdadero idiota y pagaría las consecuencias por no haberlo pensarlo dos veces.

Pero tampoco ocurrió nada de eso. Ni el día siguiente ni el siguiente a ese. La escuela se había sumido en una paz demasiado sospechosa y aterradora, que le hacía sospechar que todo estaba a punto de irse al diablo y sin retorno —otra vez.

Como no quería quedarse esperando por algo que seguramente no fuese a pasar, decidió tentar a su suerte una vez más: le envió un mensaje de texto a Shinsou.

Los dedos le temblaban luego de escribirlo. Tuvo que apartar el teléfono, porque tenía miedo del momento en que el mensaje entrase; no estaba listo para leerlo.

De todas formas cuando vibró con una respuesta de Hitoshi, Izuku sentía su corazón desbocado en la garganta, como si estuviese a punto de escupirlo por los nervios:

Shinsou

¿En diez minutos en el campus?

¿Diez malditos minutos? ¡Izuku no estaba tan preparado! Empezaba a preguntarse si en verdad había esperado una respuesta de Shinsou o, en el fondo, pensaba que sería ignorado por completo.

Igual le respondió un escueto de acuerdo.

Así que Midoriya tenía 600 segundos para calmar su corazón, preparar algo que decir y correr al campus, tratando de no encontrarse con nadie en el camino que pudiese distraerlo —y la lista era larga—; debía ser bastante sencillo.

Lo peor de todo era estar listo para escuchar lo que Shinsou le diría luego de su discurso victimista y patético —que no, no lo había pensado todavía pero él sabía que lo sería.

Algo como que no quería saber nada con culisueltos o personas que robaban besos por conveniencia en lugar de por amor. Bueno, él no podía decir que Shinsou fuese el tipo de persona que se enojase por eso —de hecho, era el único que sabía de todo el harem y no se había ido de su lado— pero el beso debía haber traspasado alguno de sus límites.

No tenía otra razón para ignorarlo luego de ello.

O tal vez... ¿no tenía idea de cómo abordar el asunto? Quizás esperase que fuese Midoriya quien debía explicarse; o que le pidiese salir formalmente.

Dios, su cabeza sí que lo odiaba a veces, con tantos pensamientos que rondaban pero ninguno de ellos con un rumbo fijo.

Eso, sin mencionar la pila de tarea y proyectos que él seguía sin empezar. En pocos meses darían inicio los exámenes y él no tenía nada. Su cabeza había sido un desastre en las últimas semanas, al igual que su vida, y a lo único que se ocupaba era de limpiar —y provocar, inconscientemente al menos— dicho caos.

—Oh Dios, oh Dios, oh Dios, todo está tan mal —masculló mientras se jalaba de las mechas con frustración.

Había llegado un par de minutos antes al inmenso campus, pero al dar una primera mirada panorámica no encontró nada. Se mordió la uña del meñique con nerviosismo.

¿Y si Shinsou nunca llegaba? ¿Tal vez se arrepintió de verlo? ¿Y si era una especie de venganza, hacerlo ir para nada y quedarse allí esperando como un zopenco?

¿Y si? ¿Y si? ¿Y si...?

No podía dejar de repetirse esas preguntas, una y otra vez. Hasta que una voz grave y que relajó un poco su corazón —solo por un instante— habló a su costado:

—Hola, Izuku.

Se debatió entre suspirar aliviado o reír histéricamente —también aliviado. Era lo único que podía hacer para no carcomerse de los nervios en frente del recién llegado Shinsou.

—Hola.

—¿Me estabas esperando hace mucho? —preguntó Hitoshi, rascándose la base de la nuca—. Me retuvieron unos segundos los del club, me disculpo.

Joder, ¿por qué Shinsou se disculpaba? Ese debía ser Izuku, mascullando a sus pies y pidiendo perdón por jugar como si nada con sus sentimientos.

Con un pequeño gesto, Shinsou le preguntó si podía sentarse. Midoriya, que seguía algo alterado, asintió erráticamente un par de veces y se deslizó hacia el otro costado —casi cayendo del banco en el proceso, lo cual sacó una diminuta sonrisa a su acompañante.

—¿Estuviste bien estos días?

—Yo, eh... ¡Sí! Estuvo perfecto, absolutamente nada malo pasó, heh... ¿por qué pasaría algo malo?

Shinsou volvió a sonreír de costado.

—Izuku, estás balbuceando.

—¡No lo hago! Quiero decir, no es que no balbucee en otras ocasiones pero, eh, te juro que ahora no, ¡porque no estoy balbuceando, Shinsou! ¡Estamos hablando como dos personas normales!

—Lo sigues haciendo.

Midoriya se golpeó la frente con la palma de su mano con exasperación. Shinsou no se equivocaba, pero de nada servía volver a abrir la boca para discutir o su verborragia volvería a tomar el control y aquel no era el momento indicado.

—Perdón —atinó a decir—. Me quedaré callado a partir de ahora.

—No, puedes seguir —Shinsou apoyó el codo sobre su rodilla mientras que el mentó lo depositaba en su puño cerrado—. Es... fascinante de apreciar.

Izuku quiso sonreír a Shinsou, pero estaba demasiado mortificado.

—Y tú... —dijo Midoriya mientras Shinsou jugueteó en el césped con la punta de su zapato—. ¿Estuviste bien?

Hitoshi soltó una especie de suspiro bufido que lo confundía todavía más.

—Estuve normal —respondió con cierto tono de desdén.

Izuku se molestó de repente.

—¿Y eso que se supone que significa?

—Significa que... —Shinsou volvió a suspirar, apretándose el puente de la nariz—. Nada, Izuku. No me hagas caso.

—No, dímelo —le exigió—. Yo quiero saber.

Shinsou no respondió al instante, si no que concentró su mirada en los grupos de alumnos que descansaban durante el receso; Izuku los envidiaba. Grandes grupos de amigos se arrojaban al pasto, mientras comían botanas y charlaban de los chismes de la escuela, totalmente ajenos a lo que pasaba en la vida de los otros.

Él había podido hacerlo tiempo atrás. Ahora no podía.

—No sé si sea el momento indicado para hablar de esto —dijo finalmente Hitoshi—. Tampoco es que haya mucho para hablar, de hecho.

—¿Por qué viniste, entonces?

Shinsou le dedicó una gélida mirada; casi dolida, podría haber dicho Izuku. Pero él también comenzaba a sentirse molesto.

—Solo quería verte. Es todo. Si sabía que necesitaba una razón...

Aquello solo ablandó un poco el corazón de Midoriya. Se sentía como una persona horrible.

No te mereces a Shinsou, le dijo su mente. Probablemente con la voz de Iida. Pero tenía mucha razón, maldita sea. Shinsou merecía más, mucho más que las indecisiones que Izuku podía darle.

Izuku era algo así como un avión que se venía a pique. Al principio todo había estado bien, pero de repente él perdió el control de todo y el exceso de peso ya era demasiado como para intentar hacer una maniobra de salvataje.

El golpe sería duro. No importaba cuánto hiciese para tratar de mantenerlo a flote por unos minutos más o sus trucos para amortiguar la caída.

Alguien saldría herido. Él mismo incluido.

—Lo siento —fue lo único que atinó a decirle a Shinsou.

No se volteó a verlo, pero estaba seguro que Hitoshi fruncía las cejas, confundido.

—Lo sientes... ¿por qué de todo?

Si Izuku lo decía por su actitud de momentos atrás, por el beso, por todo en general... no se lo dijo.

Solo aprovechó quedarse al lado de Shinsou Hitoshi mientras todavía podía. Sabía que tarde o temprano tendría que dejarlo ir.

Y lo mejor sería temprano.

Se la pasó deprimido por el resto de clases. Tanto así, que ni siquiera podía escribir animadamente los haikus para Toshinori.

Lo peor de todo es que eso también había entristecido a su maestro y ahora Midoriya se sentía como el ser humano más despreciable del planeta. Como esos que patean perritos y no ayudaban a cruzar la calle a las ancianitas. O esos que leían y no le votaban.

Aunque luego de hacerse público, lo que más deseaba es que los votos y comentarios simplemente dejasen de llegar.

InvisibleGirl000

Por qué no tenemos actualización??! T3T Midoriya... acaso andas en algo raro???!

Monoma

¿A quién voy a criticar si no suben un nuevo capítulo de esta mierda?

DenkiPikachu

No me gusta aser stas kosas xro... konti plzzz

ItsAshPirozhky

Gritaré cuando haya cap nuevo *o*

Alien_Queen

Yo sigo esperando el EraserMic, digo ehhhhh ¡El RedDeku!

larsofthestars

Yo quiero Ingenium x Uravity ;;;-;;; es una de las ships más puras que vi por aquí

Aquello último le sacó una divertida y honesta carcajada a Izuku. La verdad era que, él no podía dejar de pensar en sus dos amigos como una posible pareja ahora.

Ochako era la locura que Iida necesitaba en su vida y él podía ser su cable a tierra. Eran perfectos; no como Izuku, que sentía que no tenía a nadie que lo complementase como ellos dos lo hacían.

Y pensar que cuando eran niños le había gustado Uraraka... pero, ¿cómo le explicaba que empezó a tener asco de imaginarse de novio con ella ya que no tenía un pene?

Él no podía reprimir sus oscuros instintos.

—Buenos días, Deku-kun —lo saludó la susodicha, tomando su clásico lugar al frente de Izuku en el comedor.

—De hecho, son buenas tardes —corrigió Iida, sentándose al lado de él—. Hola, Midoriya.

—Hola.

Sonaba tan desganado que hasta parecía cómico. Su vida de telenovela turca se aproximaba a los momentos más melodramáticos y exagerados.

—Oye, a que no sabes lo que presencié hoy...

Aquellas palabras de Ochako puede que captaran un poquito su atención. Después de todo, le encantaban los chismes.

Siempre y cuando no fueran sobre él.

Su amiga abrió la boca para continuar pero un par de gritos y repiqueteo de tacones en dirección a la mesa de ellos tres, la detuvo.

—¡Hola, chicos! —saludó la chillona voz de Mina Ashido—. ¿Nos podemos sentar?

Ella sonreía inocentemente mientras mostraba su bandeja. A su lado iban también Asui y Hagakure. No es que le emocionase estar con ese trío de locas fangirls y posiblemente fujoshis, pero...

¿Cómo podía juzgarlas? Si él era igual o peor que ella.

Ni siquiera pudo decir que sí ya que las muchachas ya estaban ubicándose. Ashido y Asui junto a Ochako; Hagakure junto a Izuku. La chica era extraña a su modo, y le perturbaba a Midoriya que siempre estuviese tan pendiente de las actualizaciones.

Pero también le perturbaba que Tsuyu los dibujase a él y a Todoroki en posiciones que hubiesen avergonzado al escritor del Kamasutra.

—Los chicos nos abandonaron hoy —suspiró Ashido—. Están practicando muy duro ahora que se vienen los partidos más importantes.

Iida carraspeó.

—O sea, ¿estás diciendo que somos tu plato de segunda mano?

Ashido rio algo avergonzada, aunque no parecía importarle del todo. Iida iba a replicar, pero Izuku atrapó su muñeca antes de que hiciese algunos espeluznantes movimientos de mano.

—¡Claro que no! Vimos la oportunidad para venir a pasar un rato con Midoriya —Ashido chasqueó la lengua.

—¡Y que sepa lo mucho que admiramos las cosas que escribe! —agregó Hagakure con una risa cómplice.

—Y que somos fans de Deku —terminó por decir Asui—. Digo, ¿quién no querría estar en su lugar?

—¿Para qué te follen un montón de tíos con mallas apretadas? —preguntó Ashido—. Porque yo sí quiero.

—¡Mina-chan, ten algo de decoro!

Uraraka se llevó una mano a la cadera, de manera casi acusatoria.

—Esto no tiene nada que ver con que no hay un capítulo nuevo desde hace un par de días, ¿no...?

Mina y Hagakure ahogaron un grito ofendido.

—¡Por supuesto que no!

—¡Nosotros queríamos hablar con la mente maestra detrás de las letras! —exclamó Hagakure—. No todos los días puedes hablar con una celebridad como Midoriya-kun.

—Nuestras intenciones son como, cien por ciento honestas —dijo Ashido con una mano en el pecho.

—De hecho, veníamos con ganas de pedir que el TodoDeku se haga canon de una vez.

—¡Tsuyu!

—¡Ese es tu pedido!

Uraraka miró a Deku como pidiéndole disculpas por semejantes locas; él sacudió la cabeza un par de veces con una sonrisa decaída. Al menos, algo podían divertirlo con todas sus ocurrencias.

—Oh, vamos —dijo Asui—. ¿Quién no quiere ver a dos micropenes heroicos en acción? Me pregunto si Todoroki-kun se tiñe los cabellos de ahí abajo también.

—No seas guarra.

Iida golpeó la mesa con su puño, provocando que los cubiertos tintinearan entre sí.

—¡Mujeres, tengan respeto por la unión sagrada de Todoroki-kun y Yaoyorozu-san...!

—Oh, vamos, Iida —Mina rodó los ojos—. Tan solo estamos jugando.

—No es que hablemos en serio —Hagakure también rio—. Si todo es un juego, ¿no? La historia publicada y sus ships.

A Izuku le hubiese encantado que todo fuese un juego.

—Además —Tsuyu terminó de sorber su jugo—. He visto a Todo-chan y Yaomomo tener una discusión ayer. Parecía ser algo fuerte. Creo que escuché el nombre de Kyoka-chan y el de Midoriya.

Tsuyu lo decía de forma tan casual que Izuku casi se perdió el verdadero sentido de lo que estaba diciendo.

Todoroki y Yaoyorozu peleando. Por él.

Sintió que su corazón comenzaba a desbocarse, pero no sabía muy bien por qué.

—¿Q-qué...?

—Ah, ya sabía —respondió Uraraka, con los hombros encogidos—. Lo siento, Deku-kun, iba a decírtelo pero...

Señaló con la mirada a las chicas. Ellas habían aparecido justo cuando Uraraka iba a contarle algo, pero supuso que sería alguna estupidez de los animé de niñas mágicas que le gustaban o sobre el micropene de alguno de esos cantantes coreanos que le gustaban.

No esperaba algo tan... serio.

—De todas formas, siempre fueron una pareja aburrida —agregó Mina.

—Sí, demasiado felices —coincidió Tsuyu—. La gente feliz no existe.

Bueno, tenía que darle un punto a Asui.

—A menos que estés en drogas.

—O teniendo buen sexo con tu vecino.

—O vecina —rio Hagakure—. Digo, porque ya saben quién es su vecina...

—¡Hey, ya basta! —vociferó Iida, con una mueca deformada por el horror—. ¿No estarán insinuando...?

—No insinuamos nada —respondió Mina—. Estamos diciendo la verdad.

—Yaomomo nunca ocultó demasiado todo eso con nosotras.

—A Todo-chan tampoco parecía importarle mucho. Pero...

Un pequeño silencio se armó en la mesa. Ni siquiera el ruido de cubiertos era oído, solo el murmullo del resto de los alumnos totalmente ajenos a dicha conversación.

Pero el cerebro de Midoriya iba como a mil por hora. Y gritaba de una forma insoportable en su cabeza.

Tsuyu observó a Midoriya directamente a los ojos, como si buscara desafiarlo a que opinase algo al respecto. Que se declarase culpable por posiblemente poner pies para arriba los sentimientos de Todoroki Shouto.

Él ni siquiera había estado al tanto de aquello.

—Algo extraño está pasando con él —dijo Tsuyu.

Y el tema quedó zanjado en la mesa. Pero no en la mente de Izuku.

Después de la escuela, Ochako e Iida decidieron llevarlo al centro comercial para que mejorase su fase emo —o bueno, fue Ochako quien lo decidió— con algunos batidos de fresa y tal vez pasar el rato en la pista de patinaje.

Izuku no había tenido ganas al principio, pero imaginarse a Iida sobre un par de patines en una pista de hielo era demasiado tentador.

—Será muy divertido —dijo Ochako con una sonrisa, tomando los brazos de cada uno de sus amigos—. Y luego quizá podrían acompañarme a un lugar...

Iida se soltó abruptamente, para poder señalarla con su largo dedo índice de la manera en que una abuela regaña a su nieto.

—¡No! ¡No iremos a OtakuLand! —chilló Tenya, refiriéndose a la tienda de cómics y animé favorita de su amiga—. ¡Suficiente tuve con esa vez que quisiste vestirme de Sailor Moon!

—Oh, vamos. Te veías guapa. No podías pretender que le ponga ese traje a Deku, con esas piernas cortitas y pecosas.

—Vaya, gracias —intervino Midoriya. Intentaba escucharse ofendido pero toda la situación le daba risa.

—La próxima vez, Iida-kun podría ser Miku. Los dos dan los mismos alaridos.

—¡NO permitiré esa ofensa...!

—Por cierto —Ochako los cortó a ambos—. ¿Se imaginan cuando vendan cosplay de My Hero Academia?

Midoriya dio un respingo ante la posibilidad. Suficiente tenía con imaginar los trajes apretados —o los no-trajes en absoluto, como el de Red Riot— en su mente como para que todos los chicos guapos de la ciudad comenzasen a usarlo.

—Eso no pasará —rio Izuku con algo de vergüenza.

—¡Claro que sí! Hoy conquistaste la escuela, mañana tal vez un puesto en la lista de bestsellers del New York Times.

—Nadie me dará ni una pelusa por esa historia.

—Tonterías —Ochako hizo un gesto con la mano como queriendo deshacer la idea—. Deku será famoso. Las fangirls se volverán locas por él y escribirán fanfiction sobre su harem, como ya lo hacen nuestras compañeras.

Iida se encontraba limpiando sus gafas, ignorando todos los desvaríos que Ochako hacía, hasta que se decidió a hablar otra vez:

—Bueno, si Midoriya dejase de confundir ves y vez, tal vez...

—All Might también será famoso —Ochako lo codeó—. Imagínate, serán algo así como el nuevo Capitán América. Venderán calzones con su cara y fundas para el celular.

—Uraraka, ni siquiera hemos tomado el batido y el azúcar ya te está haciendo delirar —rio Midoriya.

—Sacarán toda una línea de disfraces, para complacer a todos los públicos —siguió diciendo ella—. All Might Chef, All Might Enfermera, All Might Bañero, All Might Veterinario, All Might Mi Primera Cita...

—Pero, ¿quién en su sano juicio iría a una cita vestido de All Might? —exclamó Iida—. Ochako, ¿tú estás en tus cabales o nos tomas el punto?

—Ese es el punto —dijo la chica, agarrándose todavía más del brazo de Izuku—. Quien lea la historia no estará en su sano juicio.

Midoriya iba a resoplar; ya estaba acostumbrado a los comentarios maliciosos de su mejor amiga —pero que habría destruido el mundo entero por Izuku— pero el aire murió en la mitad de su garganta.

Porque allí, en medio del centro comercial, en medio de todo ese centenar de personas —entre las que podría haber estado cualquier ser humano del planeta— se encontraba Todoroki.

Todoroki Shouto. El perfecto rey de la escuela, el chico de la fiesta, el muchacho con el que lo shippeaban, el guapetón con el que Izuku había tenido una ¿cita? no muchos días atrás.

Ochako pareció deducir que algo pasaba —bueno, no es que fuese fácil ignorar a un Izuku al borde de la asfixia— por lo que siguió el camino que su mirada trazaba; un jadeo se escapó de su boca en cuanto vio a Shouto, tan tranquilo y casual, caminando con un par de bolsas de costosas marcas.

—Es Todoroki —exclamó ella—. ¡Todoroki!

—Sí, Uraraka —dijo Iida con ironía—. Lo reconocimos. No hay muchos chicos de pelo bicolor por aquí.

—¡Bueno, creo que el paseo ha acabado! —dijo Izuku con una falsa sonrisa—. ¡Hora de volver a casa!

Giró sobre sus talones, listo para salir huyendo de allí hasta que su amiga retuvo una de las correas de su mochila. Un pequeño chillido salió de su boca.

—Hay que seguirlo.

—¿Qué? ¡NO! —chillaron Izuku e Iida al unísono.

—¡Pero es la oportunidad perfecta! —Ella gimoteó—. El chisme del año es la posible ruptura del TodoMomo y tal vez Todoroki está por encontrarse con algún amante brasileño secreto. Debemos tener la primicia.

—Ya suenas como Aoyama —Iida se cruzó de brazos—. ¡Y si ese es el caso, lo correcto es irnos! ¡Espiar a alguien es un acto criminal!

—Pues yo lo espiaré.

Izuku e Iida no estaban dispuestos a dejar a su pequeño diablillo suelto por el centro comercial, espiando a Todoroki. No es que el chico fuese el más avispado —de hecho, siempre era ajeno a lo que ocurría a su alrededor; como aquellos perros a los que les ponían un cono en la cabeza.

No es como si los fuese a descubrir si eran en verdad discretos. Y tenía que admitir que era algo tentador poder averiguar más de la vida de aquel enigmático muchacho de la secundaria Yuuei.

Sintió algo de vergüenza al decirlo, pero acabó apoyando la decisión de Ochako. E Iida solo pudo gesticular con sus manos y quejarse, porque no conseguiría más que ello.

Iban a espiar a Shouto.

Puede que espiar a un mojabragas como lo era Todoroki Shouto sonase como una bomba de diversión al principio.

Pero luego de una hora y media, Izuku sentía que quería picarse los ojos con un tenedor del aburrimiento.

—Dioses, y tú me llamas aburrido a mí, Uraraka... —masculló Iida entre dientes—. ¡Todoroki ha estado veinte minutos solo mirando entre el sweater rojo y el azul!

Y eso no había sido lo peor, según Midoriya. Definitivamente lo fue cuando Todoroki decidió detenerse en una peluquería a leer durante diez minutos enteros el cartel con las ofertas de tintes para el cabello. Y cuando después jugueteó con sus propios mechones bicolores, tratando de cubrir el costado opuesto de cada uno con el color correspondiente.

Pero eso había sido malo porque tanta ternura estaba a punto de causarle un jodido ataque al corazón.

—Silencio —chistó la muchacha—. Estoy segura que está eligiendo el sweater perfecto para usar con su amante.

—¿Y para qué? —bufó Izuku—. Igual, con alguien como Todoroki, terminaría en el suelo...

Su amiga volvió a callarlos. Ochako estaba tomándose demasiado en serio el acto de espiar a Shouto —que ahora se debatía si unas botas color vino le gustaban (Pensamiento de Izuku: le quedaban perfectas)— y Midoriya empezaba a preguntarse el verdadero motivo de aquello.

Tal vez... solo tal vez... ¿Momo se lo habría pedido?

Era una posibilidad, ¿no? Las chicas de su clase eran bastante unidas. O al menos, lo suficiente para pasarse fanart guarro y hablar de penes del tamaño de una uva. Quizá Momo, luego de la pelea, quería saber qué era de la vida de Todoroki.

Izuku tenía ganas de enviarle un simple mensaje de texto que rezase: tu novio me está provocando unas putas ganas de suicidarme.

Era curioso, porque la cita con Shouto había sido divertida. Aceptable, al menos. Había provocado algunas cosquillas en el estómago de Izuku, ya que el chico parecía ser alguien interesante y lleno de misterios. Ahora, en su cotidianeidad, Shouto era solo un muchacho aburrido más con bastantes problemas de indecisión.

Pero él no podía decidirse por un interés amoroso, tampoco. Eso los ponía en el mismo nivel y le avergonzaba.

—¿Creen que a Todoroki le guste OtakuLand? —preguntó Ochako sin despegar la vista del bicolor—. Podríamos conseguirle un cosplay excelente del Príncipe Zuko.

Iida rodó los ojos.

—Mira, se acabó. Me voy de aquí —Amagó con ponerse de pie—. ¡Tengo finales para los cuales estudiar!

Midoriya no quería darle la razón a Iida —porque Uraraka se ofendía y no era placentero tener a su amiga ofendida— pero también podría haber estado aprovechando aquel tiempo.

Bueno... mirar al guapo rostro de Todoroki nunca era un completo desperdicio, de todas formas. Incluso si el muchacho tenía la chispa de una ameba prehistórica.

—¡Oh, ya está saliendo! —exclamó Ochako—. Por lo que vimos, no se dignó en comprar nada para Momo. Y parece encarar para el patio de comidas.

—Bien, tal vez al fin pueda conseguirme mi batido alto en nutrientes y no dar por perdido este día al completo.

Ochako chasqueó la lengua y tomó a Izuku de la mano, arrastrándolo por detrás de Todoroki. Iida no tuvo más remedio que perseguirlos también.

Todoroki caminaba parsimonioso, totalmente ignorante a que tres chalados estaban persiguiéndolo en el centro comercial; escondiéndose detrás de las plantas cada vez que Shouto se detenía a acomodar las pesadas bolsas que cargaba entre sus manos.

Se veía como una superestrella. E Izuku era el fanboy que lo admiraba. Incluso si sabía muy bien que no tenía que hacerlo.

Él no podía suspirar por Todoroki.

No debía mirarlo con estrellas en los ojos.

No quería que todo su cuerpo revolotease con cada paso que daba.

Era la peor de sus opciones. Una catastrófica. Ya lo había comprobado tiempo atrás. Pero Izuku era tan lelo y estúpido a veces, que no dudaba en tropezar dos veces con la misma piedra.

Una piedra muy guapa, de todas formas. Se dio unas bofetadas mentales luego de eso, ¡tenía que dejar de pensar en el maldito Shouto! Y era tan difícil ahora que la cosa con Shinsou era tensa y Kirishima debía estar disfrutando junto a Kacchan.

Pero ni siquiera era capaz de detener a Uraraka. Era débil; o puede que en el fondo no lo intentase lo suficiente.

Los tres mejores amigos se sentaron casualmente en una mesa que daba diagonal a la de Shouto —admirando su ancha espalda. No era como las de los jugadores, pero Todoroki tenía lo suyo para admirar.

—Es tan guapo —suspiró Ochako—. A veces me pregunto si Momo es la chica más afortunada o la más miserable del instituto.

Iida frunció las cejas, dispuesto a replicar otra vez:

—¿Por qué dirías semejante cosa?

—Porque Shouto es guapo, inteligente y todo, pero a veces no estoy seguro de que la ame...

—Eso no puedes saberlo, Ochako.

—Pues por lo que Momo nos dice... si esa es la forma de amar de Shouto... —volvió a suspirar, solo que con más desgano—. Es tan frío a veces.

—Todos tenemos un lado más fluffy y cálido —Izuku se encogió de hombros—. Es la ley de la naturaleza; estamos hechos de ambas cosas.

—Eso no es cierto —replicó su amiga—. Tú eres un conejito fluffy todas las veces.

Las mejillas pecosas de Izuku se sonrojaron ligeramente. Ochako le pinchó una de ellas con cariño.

Iida se terminó cansando de aquello y dijo que iría por unos batidos. Al quedar Izuku y Ochako a solas, se sintió mucho más cómodo para confesarse a su amiga:

—¿Crees que está mal si me acerco?

—Deku... —Ochako estaba regañándolo con la mirada—. Habías dicho que no querías interactuar con tu harem por lo que resta del día.

—¡Eso fue hasta que me obligaste a observar a Shouto siendo tan divertido como las calculadoras científicas de Toshinori!

—Ya, ya —La chica alzó las manos en son de derrota—. Es solo que hoy pasó lo de Shinsou... y creo que estás dolido porque Kirishima saldría con Bakugo...

—Claro que no —espetó Midoriya—. Solo quería decir hola.

—¿Te acercarías si estuvieras con Shinsou o Kiri?

—¡Pues no...! Agh, ¿sabes qué? Ya se me quitaron las ganas de saludar.

Uraraka rio con malicia mientras Deku se giraba para no mirarla, cruzando de brazos.

—Tal vez un hola es justo lo que Shou necesita, ¿no crees? Luego de lo que pasó hoy.

Le dio un vistazo de reojo, alzando solo una ceja.

—¿Por qué no puedes ponerte de acuerdo nunca? Me haces sentir como si me estuviera volviendo esquizofrénico.

—Es divertido ver la miseria en tu adorable rostro —Ochako rio—. ¡Ahora ve y dale un beso a Shouto de mi parte!

Ella se levantó de su silla y tironeó de Midoriya para levantarlo. Luego posó sus palmas en la espalda de su amigo, empujándolo —nada leve— hacia la mesa donde Todoroki ingería una ensalada y hojeaba un libro que parecía ser de terror.

—¡Oye, yo puedo caminar solo!

—Te conozco y cuando estés a menos de dos metros se te pondrán las piernas como gelatina. Solo te estoy dando un empujón.

Izuku gruñó despacio. Su amiga estaba loca, y lo llevaría a él junto con ella.

Sin embargo ella también llevaba algo de razón. No hablaba con Todoroki desde la ¿cita? del sábado y en la escuela todo parecía haber vuelto a la normalidad.

Pero no en su cabeza. Su cabeza recordaba muy bien la cita.

Dio unos pasos cortos —el trayecto se le hacía eterno— y mientras más se acercaba, más podía oler la colonia cara que Todoroki usaba. No olía como a bebé como Izuku —su madre seguía usando el perfume de su infancia en su ropa— si no como a hombre. Un hombre rico —en todos los sentidos.

Pasó por el costado de su mesa pero Shouto todavía no se percataba de su presencia. No fue hasta que estuvo al frente suyo, con las palmas sudadas sobre la superficie, que Shouto dirigió su mirada a él. Poco a poco la levantó, encontrándose con el rostro hecho un manojo de nervios de Izuku.

Joder, ¿quién le daba permiso de ser así de guapo? ¿Y usando un cuello de tortuga? Aquello tendría que haber sido ilegal en las cuarenta y siete prefecturas de Japón.

Cada vez que veía a alguien con un rostro —como el de Shouto— o unos músculos —como los de Kirishima— esculpidos por ángeles, se sentía como si fuese una de las marionetas deformes de la película de los Muppets.

Izuku era una Rana René en un mundo de dioses griegos recién sacados del Olimpo.

—Midoriya —Todoroki parpadeó varias veces—. Vaya sorpresa verte aquí.

—Hola —dijo Izuku con la voz aguda, agitando sus deditos—. ¡Yo solo pasaba! ¡Acabo de llegar! Es una súper coincidencia verte aquí, comprando... ¡O lo que sea que estabas haciendo! ¡Igual que yo, que hacía cosas mega divertidas con Ochako e Iida!

Shouto esbozó una pequeña sonrisa ladeada, con las cejas arqueadas.

—Pues me alegra que disfrutaste de tus cosas mega divertidas, Midoriya. Yo solo vine a renovar un poco mi guardarropa. Y a hacerle un daño a la tarjeta de mi padre, solo porque me gusta verlo rabiar.

—Eso suena... didáctico y enriquecedor.

—Lo es. Lo aprendí de Dabi —contó Shouto como si nada—. Según mi hermano, hacer enojar a nuestro padre es como ganarse la lotería.

Izuku no podía saber cómo se sentía aquello —no tenía padres ni hermanos— así que optó por reír con incomodidad.

Pero esa risa terminó alarmando a Shouto.

—¿Estás bien? Luces como si quisieras vomitar... por favor, no vomites en mi ensalada. Me costó como cuatrocientos yenes y está muy buena.

—¡No lo haría! —Izuku agitó las manos como lo haría Iida—. Te juro que si vomito, no será sobre tu ensalada.

—Sobre mi cara tampoco, por favor.

No arruinaría semejante trabajo de artistas, se vio tentado de agregar.

—Estoy bien, Todoroki-kun —rio ya algo más ameno—. Gracias por preocuparte.

Shouto le dio otra corta sonrisa ladeada, sin saber muy bien qué decir a continuación. Izuku tampoco lo sabía, así que ambos terminaron sumidos en un tenso silencio que era roto por el tamborileo de sus dedos contra la mesa.

El otro muchacho carraspeó.

—¿Te q-...? —Su lengua pareció trabarse—. ¿Te quieres...?

—¿Sí, Todoroki?

—¿Te quieres sent-...?

Midoriya ya estaba arrastrando la silla hacia atrás para pegar su trasero en ella lo más rápido que podía. Estaba seguro que si se quedaba parado medio segundo más se iba a desmayar.

—Ah, bueno. Te me adelantaste.

—¿Qué puedo decir? Soy rápido para algunas cosas —rio confiado, hasta que cayó en cuenta lo horrible que aquello sonaba—. No, espera, ¡no quise decir eso! Uh, mierda...

—Descuida. Yo entendí.

El estoicismo de Shouto era una bendición y también una maldición. Por fuera no parecía querer burlarse de ti, pero tenía miedo que en el fondo te juzgase como si acabaras de confesarle que le ibas al furry y al bara.

Puede que le gustase algo el bara, pero el furry eran palabras mayores. Hasta Izuku sabía cuando parar.

Iba a responderle algo ingenioso —no realmente, pero se mentía que sí— a Shouto, cuando una carcajada familiar se escuchó no muy lejos de su mesa.

Primero creyó que podría ser Ochako disfrutando de su cara de constipación, pero su amiga preferiría hacerlo luego con él para disfrutarlo más.

No le tomó mucho tiempo registrar aquella risa como la de Kirishima Eijirou.

Shouto también parecía haberla reconocido —miraba a ambos lados para descubrir la fuente de la risa. Tanto él como Izuku escanearon la multitud.

—¿Estoy loco o esa risa es de...?

Sí. Sí lo era. Izuku finalmente lo divisó en medio de las mesas, de pie y dirigiéndose a la entrada del cine —que se encontraba un poco más atrás—, aunque no lo hacía solo.

Estaba junto a Kacchan. Pero no era solo la bendita mala suerte de tener que cruzárselos en su cita que no era una cita, en palabras de Eijirou.

Y es que el brazo de Kirishima rodeaba su cadera. Un gesto que Katsuki Bakugo —el ser más arisco y amargo que la galaxia había tenido la desgracia de conocer— no le habría permitido a cualquier persona.

Excepto que fuese alguien importante para él.

Hoy si les doy el permiso de golpearme por demorar tanto ;;;;

Es que bueno, en serio estaba con algo de flojera haha y no estaba con ganas de hacer comedia tampoco (?) solo termine un OS que ya tenia empezado. Aunque cada vez nos vamos metiendo mas al drama.

Izuku cada vez va perdiendo más el control de la situación, y vienen cosas peores haha </3 este cap fue algo tranqui, pero es porque es la antesala al desastre que se formará en el próximo.

Esperen atentos c:

Muchísimas gracias por tenerme paciencia bbs ;;; por sus votos y comentarios. Prometo que el próximo estará a tiempo. O lo suficientemente a tiempo (?) los adoro ♥️

Hasta la próxima, ¡Besitos!

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