Capítulo 7

Desde hacía varias semanas, Izuku sufría de insomnio. No era ilógico considerando que su vida se había vuelto un completo caos y, la única hora en la que no estaba metido en ese caos era la noche —el momento perfecto para torturarse con todos los eventos del día y los del anterior.

Y para sentir vergüenza de sí mismo.

La noche era maravillosa porque podía odiarse sin culpa por ser tan patético a veces. Aunque en algunos casos muy puntuales, rememoraba lo bonito del día —era su utopía. Porque en general tenía cosas para arrepentirse.

—All Might, ¿por qué dije semejante cosa?

Y claro, se refería a su intento —fallido— de seducir a Kacchan. Izuku había estado desesperado en el momento y atinó a soltar la primera babosada que le viniese en mente.

Ahora tenía pena de sí mismo.

No era solo eso, si no también el beso tan espontáneo con Shinsou —que sí, lo había disfrutado como cerdo rodando en lodo, pero todavía...

Hitoshi merecía algo mejor y más honesto. No un beso desesperado para que los amigos del otro chico que te gustaba no te viesen. Y que podrían haberlo hecho y fregar todavía más las cosas.

Izuku tomaba mala decisión tras mala decisión. Se sentía como un protagonista de animé que de alguna manera tenía que sobrellevar la trama.

Pero ya era medianoche y la medianoche era aquella hora en la que uno podía hacer cosas vergonzosas sin pena alguna —para arrepentirse en la mañana— así que tomó su celular y meditó unos segundos antes de escribir en el buscador:

¿Cómo ser sexy?

No.

Borró aquello porque era demasiado patético siquiera pensarlo.

Así que tipeó una nueva pregunta, una que le atemorizaba bastante: ¿Cómo saber si DE VERDAD me gusta un chico?

Por supuesto que todos los resultados eran páginas para colegialas, calculadoras de compatibilidad, basura de los signos zodiacales —y sí, Izuku ya se sabía todo lo que había que saber sobre cáncer y lo llorones que eran— o test de revistas del corazón en línea. También había artículos algo inquietantes que rezaban «¡Esta es la tanga que debes usar si quieres conquistarlo!».

Decidió entrar al que parecía menos vergonzoso: la entrada publicada en un Tumblr dedicada para jóvenes adolescentes que no tenían idea lo que su corazón les dictaba.

Cursi, pero era mejor que la tanga.

Izuku se puso a leer algo nervioso. Primero, una lectura rápida para prepararse sobre lo que diría. Segundo, otra mucho más tranquilo al ver que no sentiría vergüenza de sí mismo.

1. Observa cómo se pone tu cuerpo en su presencia: ¿Tu corazón late más rápido? ¿Te tiemblan las piernas? ¿Tienes dificultades para respirar? ¿Sientes que se te van a caer los calzones con solo observar lo guapo/a que es?

Sí. Sí y sí. .

Especialmente la última. A veces tenía que llevarse una mano al elástico de sus bóxers para sentir que seguían allí amarrados y no se habían evaporado cada vez que veía los duros músculos de Kiri o la sonrisa pícara de Shinsou.

O el guapo rostro de...

Se golpeó varias veces en la frente antes de terminar.

2. Analiza tu trato con otras personas del género que más te atrae: ¿Te comportas igual con ellos? ¿Te pones en modo tsundere? ¿Quieres golpearlos pero al mismo tiempo devorarlos en un beso apasionado?

Izuku trató de imaginarse teniendo risitas incómodas y momentos de tensión sexual con Iida para comparar.

Y se sintió sucio y horrible. Como si estuviera violando a su mejor amigo. Casi podía escuchar sus gritos de horror de solo saber que Izuku estaba pensándolo.

Eso debería haberle dado una pista de lo impuro de su mente y cuerpo.

Pero él no era tsundere, ¿o sí lo era? Izuku solía no tener problemas cuando alguien le gustaba. Lo aceptaba como uno acepta las malas calificaciones luego de ser un flojo todo el año. Como una bofetada inevitable de la vida.

Bueno, aunque había alguien que quería golpear. Repetidas veces. En su boca. Con la suya.

3. Hurga en tus pensamientos: ¿Ocupan la mayoría de ellos? ¿Te encuentras pensando 25/8 en sus redondas nalgas y sonrisa robacorazones? ¿Armas una Fanfic en tu cabeza de una posible vida juntos?

Midoriya empezaba a sentirse horriblemente mal porque las respuestas ya no eran solo . Eran un con mayúscula y rotulador rosado, tamaño pancarta y en negritas.

4. Y por último, pero no menos importante, escucha lo que tu corazón tiene para decirte —con completa honestidad: ¿Sientes muy en el fondo que es la persona indicada para ti? ¿Tienes ese presentimiento de que de verdad están hechos el uno para el otro?

Se mordió el labio —ya reseco— al leer aquello último.

Eso... era algo que no quería responder. Todavía.

Bloqueó su teléfono y activó la alarma —gimoteó al ver que sonaría en tres miserables horas. Luego intentó dormirse.

Por suerte lo consiguió. Pero al recordar sus sueños al día siguiente se sintió mucho más inquietado que antes.

—Así que... —Ochako sorbió de su cajita de jugo que servía como desayuno—. ¿Cómo te fue con tus cuatro citas?

Izuku se ahogó con el pan que estaba comiendo. Iida jadeó con sorpresa.

—¿Tuviste cuatro citas? ¡¿Cuatro?! —chilló su mejor amigo—. No me digas que fueron el mismo día, Midoriya. No. Pensé que hasta tú tendrías un límite.

Estaba preparándose para darle una buena excusa —al menos en su cabeza parecía buena— cuando Uraraka lo interrumpió:

—Sí, Iida —respondió ella—. Deku-kun tuvo cuatro citas. No sé quién le dio permiso de tener tanta vida social sin nosotros.

—¡Hey!

—¡Es que es cierto! —chilló Ochako—. ¿Cómo puede ser que pasamos de ser los inadaptados y nerds a tener al chico más popular en nuestro grupo?

—Bueno, nerds seguimos siendo...

—¡Pero ahora te llueven las citas! Y bueno, luego estamos Iida y yo... —Ella le echó una hojeada a su amigo, que les daba la espalda cruzado de brazos.

—No creas que es divertido.

—Bueno, no te veo poniéndole un alto tampoco —Ahora Ochako se cruzó de brazos—. A este paso tendrás una cita con el director.

—¡N-no digas esas cosas!

Iida se acomodó dramáticamente los anteojos.

—Midoriya Izuku, deberías sentir vergüenza. Te juzgaré por el resto de la semana. O del mes. O de la vida.

—Tú calla —lo regañó Ochako—. Yo quiero saber los detalles; ¿le metiste la lengua a Kirishima?

—No hay detalles, r-realmente...

—Eso es mentira. Cuando mientes parpadeas tres veces muy rápido.

—Y se le colorean las orejas —agregó Iida, aunque intentaba fingir que seguía ofendido.

—Y balbucea antes de llegar a la última palabra.

Izuku sintió que enrojecía por completo.

¿Así de fácil era de leer?

Tuvo que tallarse los ojos con frustración. No quería imaginar lo asquerosamente obvio que debería haberse visto en las citas.

Más motivos para atormentarse.

La campana sonó, salvándolo de forma momentánea de los acosos de sus dos amigos —Iida seguía chillando acerca de la moral y la ética— pero solo para entrar a la clase de Toshinori.

Lo cual tampoco era bueno.

Porque Toshinori enseñaba educación física, pero era el profesor suplente de química desde hacía un par de meses —y no era muy bueno en ello.

La vez pasada había estado media hora hablando de lo maravillosas que eran las calculadoras científicas. Al parecer, apenas acababa de descubrirlas.

—¡Muy buenos días a mis jóvenes estudiantes favoritos! —saludó Toshinori al entrar a la clase—. ¡Hoy estudiaremos la nomenclatura de los compuestos orgánicos y lo aburri-...! Digo, lo fascinantes y divertidos que son.

Izuku suspiró. La clase sería larga.

Iida se había sentado lejos de él —aunque se volteaba para entrecerrarle los ojos cada tanto— y Ochako no compartía aquella clase con ellos. Tampoco estaba Todoroki o Bakugo o Kirishima. No tenía ninguna excusa para no prestar atención, a menos que ver los pechos de Momo rebotar contra su escritorio cada vez que se apresuraba a tomar apuntes contara como distracción.

O podía observar a Denki y Ashido jugar a ver quién podía meterse más lápices en los orificios nasales.

Pero no podía parar de observarlos por otra razón: lo ocurrido el sábado en el cine. Ninguno parecía actuar sospechoso —de hecho, se veían más idiotas que siempre. Tal vez su secreto estaba a salvo, de momento.

De todas formas no podía estar tranquilo. Shinsou no le había enviado ni un solo mensaje desde el beso —lo cual se compensaba con los cientos de mensajes cargados de emojis que Kirishima enviaba.

Psst, Izuku —le chistó alguien a sus espaldas—. Te envían esto.

Su interlocutor era Tokoyami Fumikage. Aquel muchacho emo y que vestía de negro como si no hubiese un mañana. Le gustaba My Chemical Romance y ganaba todos los años el concurso de poesía.

El año anterior lo había hecho con un poema titulado «La oscura noche que reina en la soledad de mi inanimado corazón».

Era mucho decir que el juez principal de ese concurso era el profesor Aizawa.

Tokoyami siguió agitando la nota sobre su hombro, la cual Izuku tomó tras un largo suspiro. No estaba de humor para soportar alguna estupidez de sus compañeros.

Cuando la desdobló, vio una caligrafía tachonada y muy desprolija por todo el pedazo de hoja. Pero era el breve texto lo que lo sacó de onda —y le dio vergüenza ajena:

Tu belleza es como la raíz de -1: no existe

Izuku tuvo que taparse la boca para evitar soltar un grito ahogado ante esa... esa... esa abominación.

A él le gustaban las cursilerías, pero algunas cosas iban demasiado lejos.

Observó sobre su hombro a sus compañeros: todos fingiendo una estúpida inocencia. Excepto Denki, que ya iba por el tercer lápiz adentro de su nariz.

Le preguntó desesperado con señas a Tokoyami, que solo se limitó a negar con la cabeza.

Hizo bolita aquel papel y lo arrojó debajo del pupitre. Ya debía tener las mejillas sonrosadas y no quería volver a ver algo tan meloso y estúpido.

O quizás le parecía tan estúpido porque no era Kirishima quien se lo decía —a Izuku le gustaba que el cursi fuera Eijirou. A él podía perdonárselo, porque era adorable e iba con él.

Trató de concentrarse en los ejes, pero Tokoyami volvió a tocarle el hombro, extendiendo un nuevo pedacito de papel mal doblado.

Se preguntó si aquello no era una clase de pesadilla o escarmiento.

Mi amor por ti es como el número Pi: nunca termina

Santo All Might, exclamó en voz baja. Otra vez espió a sus compañeros, pero nada parecía fuera de lo normal en la clase.

—Oye, Tokoyami —se giró hacia él—. Dile a quien sea que esté mandando las notas que se detenga. Ahora.

—No soy un pájaro mensajero, ¿sabes? —contestó el chico, arqueando una ceja.

Rechinó los dientes ante la frustración.

Y la cosa no terminó allí para Izuku, porque siguió recibiendo las tontas notas de aquel admirador, creepy e innecesariamente cursi.

Nunca podía atraparlo, ya que las notas llegaban justo en el momento en que se desconcentraba. Ni siquiera podía saber en dónde es que la cadena empezaba.

Tú eres el seno al cuadrado y yo el coseno al cuadrado, nos sumamos y seremos solo uno

Debes ser la raíz cuadrada de 2, ya que al lado tuyo me siento irracional

Me gustaría ser tu segunda derivada para llenar tus concavidades

Ya que tenemos química juntos, mejor pasamos a lo físico, ¿no?

Los papeles seguía amontonándose en su pupitre y la vergüenza no se iba de su rostro. Tokoyami le había preguntado más de una vez si estaba bien, pero Izuku estaba al borde de ponerse a chillar.

Eran la clase de piropos que Toshinori intentaría usar con Aizawa, ¡pero él tenía casi cincuenta años! Era esperable que un viejo fuese cursi y anticuado. No alguien joven, cuando podía conquistarte más fácilmente con algunas selfies o enviándote un meme ingenioso.

Cuando la clase terminó, huyó lo más rápido que pudo de la clase —ni siquiera se detuvo para esperar a Iida y comprobar si seguía molesto por su actuar de los últimos días.

Terminó chocándose con alguien en la puerta por ir tan atolondrado.

—¡Ah, perdón! —exclamó Midoriya con pesar—. ¡No te vi!

—Descuida —respondió el otro chico—. No me molesta chocar contigo, Izuku.

Aquella voz espeluznante hizo que girase la cabeza como lo hacía en El Exorcista.

La voz de Kacchan el sábado también regresó a su mente: «Aunque no me sorprende, ese freak me da escalofríos hasta a mí. Se entenderá muy bien contigo».

La sonrisa de Shigaraki Tomura se extendía a través de sus agrietados labios. Era grotesco de ver.

Tomura era ese tipo de chico que no tenías idea cuántos cursos iba repitiendo, ya que estaba más cerca de ser un profesor que un alumno.

Y también era del tipo que la gente votaba en el anuario como «más propenso a provocar un tiroteo».

—¿Qué pasa? —preguntó Tomura, divertido—. ¿Tu área de broca no está funcionando correctamente?

A Izuku no le importaba ya pasar vergüenza, pensaba para sí mismo.

Quizá por eso era que salió corriendo y gritando del aula de química.

Izuku seguía terriblemente perturbado por Tomura y sus notitas de amor. No sabía si todo era una broma, una confesión sincera o una manera de intentar meterse en sus pantalones.

No quería averiguarlo.

El día en la escuela fue tranquilo, incluso luego del capítulo del sábado donde Todoroki aparecía como Shouto. Pero era posible que prefiriesen desquitarse en los comentarios —nadie se atrevería a burlarse del rey en su cara.

Los cuales, por cierto, seguían entrando como locos:

InvisibleGirl000

Bueno, la he pensado bastante luego de leer... y aunque mi OTP sigue siendo el RedDeku, puedo darle una oportunidad a esta nueva ship UvU

Froppy

Ahora que mi otp será posiblemente canon ya no sé qué hacer con mi vida...

IidaTenya

Midoriya щ('Д'щ;)

MrGrabbyHands

Aunque no existiese la gravedad, yo igual caería por ti :3

Fomeh_Weak

Deku, como no te decidas de una vez... HABRÁ TABLA PARA USTED

xMorningBreezex

DIOS TE ESTÁ OBSERVANDO, PECADOR

Tetsux4

Te golpearé

Nikolhe240

SI SI SI!! Esta es MI SHIP!!!

LordOfEternalDarkness

Tanta azúcar y pastelosidad afecta con mi oscuro funcionamiento

Bueno, al menos no fallaban en divertirle. Quizás al principio se sintiese torturado por la marea de comentarios demenciales, pero con el correr de los días había aprendido a valorarlos.

Los lectores estaban locos. Pero él también, así que era una relación justa.

Todavía no tenía noticias de Shinsou. Se había visto tentado de ir al cuarto oscuro a buscarlo, pero tenía miedo de enfrentarlo. O no miedo de ello, si no de lo que sea que Hitoshi podía decirle. Porque claro, el chico siempre se las sabía todas —ya tendría deducidas las razones del beso.

La había cagado. Otra vez.

Quizá lo mejor que podía hacer era darle su espacio. Esperar a que Shinsou lo pensara todo y luego disculparse. Otra vez. Herir a Shinsou no había estado nunca en sus planes, ni consciente ni inconscientemente.

Tampoco había visto a Shouto. No se había aparecido por la cafetería a la hora del almuerzo ni tampoco a las clases que compartían. O quizás Izuku había estado demasiado ocupado escuchando los parloteos de Kirishima —a quien no parecía afectarle lo que los demás decían a sus espaldas.

Y hablando de Kirishima, estaba yendo a su casa para cenar esa noche. Le había dicho a Inko que dormiría en la casa de Ochako, pero en realidad estaba yendo a lo de Eijirou porque el muchacho se había ofrecido a preparar pizzas y ver algunas películas juntos en Netflix.

Netflix and chill, le llamaban algunos. Solo que la parte de Netflix siempre terminaba siendo reemplazada por otra cosa.

Aunque no esa noche. Por mucho que Kirishima le moviese la canica, no cometería el mismo error dos veces. No hasta que todo se solucionase.

Pero pasar tiempo juntos no mataría a nadie.

La casa de Kirishima era bonita y acogedora —y estaba libre de padres, o más bien, tíos. Eijirou le había mencionado más de una vez que vivía con su tío Taishiro —el dueño del auto rojo— y que era algo así como un desastre andante. Le gustaba salir de fiestas y a comer, acción a la que arrastraba usualmente a su sobrino.

Tocó el timbre con dedos temblorosos. Que estuviese decidido a que no pasase nada no quería decir que no estuviera nervioso por cualquier eventualidad.

Un sonriente Kirishima abrió la puerta al instante, casi como si hubiese estado esperándolo pegado a ella. Tenía el cabello sin fijador, lacio y atado en una pequeña coleta. También llevaba un delantal amarillo cubierto de margaritas y manchado con salsa de tomate, así como una espátula que goteaba un líquido sospechoso.

—¡Te estaba esperando! —exclamó Kiri, rodeando la cintura de Izuku con su brazo libre—. ¡Me estaba aburriendo ya!

—Lamento demorarme —Izuku sonrió ante su efusividad.

Era suave y cálido cada vez que Kiri lo abrazaba. El chico era como una estufa andante, así que nunca podía afectarte el frío a su lado, y su toque —incluso a través de las ropas— siempre se sentía como una leve descarga eléctrica cargada de emoción que alborotaba su corazón.

«¿Tu corazón late más rápido? ¿Te tiemblan las piernas?».

Maldito artículo de internet. No podía dejar de pensar en sus palabras ahora que estaba al lado de Kirishima, y analizar lentamente todo lo que sentía.

La casa Kirishima era espaciosa pero el desastre de ropa de hombre sin doblar, pesas u otros aparatos de deporte tirados y los pósters de famosos musculosos de Hollywood le daban un toque extravagante. Como si fuese un hogar de solteros y no la casa de un tío y un sobrino.

—Ya puse a precocinar las pizzas —contó Kirishima—. ¡Tienen doble queso, como te gusta a ti!

Izuku jadeó por la sorpresa.

—¿Y tú cómo sabes eso, K-Kiri?

—Pues siempre pides el sándwich con queso doble en Starbucks —respondió Eijirou como si nada—. ¡Por suerte lo recordé! Y luego mi tío me regaña porque no me acuerdo de hacer la tarea de Aizawa.

Lo apretó un poco más contra él, presionando suavemente los dedos que agarraban la tela que cubría su hombro.

«¿Tienes dificultades para respirar?».

—Oye, Midoriya, ya vuelvo —dijo alegre—. ¡Siéntete como en casa!

Luego de eso el chico hizo una sonrisa maliciosa. Izuku no quería saber en qué estaba pensando, porque esas cosas solo lo hacían sentir más culpable de lo normal.

Cuando Kiri se fue a la cocina, él no pudo evitar darle una hojeada a los pantalones cortos de deporte que llevaba y le apretaban las nalgas atléticas.

Por los calzones de All Might, dijo en su mente.

Tuvo que persignarse —aunque no fuese creyente— para que su oscura cabecita no se fuese para el lado oscuro.

«¿Sientes que se te van a caer los calzones con solo observar lo guapo/a que es?».

¿Por qué todo aquello lo escuchaba con la voz de Uraraka?

Ella debía ser algo así como el diablillo que susurraba en su hombro mientras que Iida era el ángel dispuesto a darle un manotazo cada vez que se descontrolaba.

Izuku se sentó algo incómodo en una esquina del sofá —estaba cubierto de ropa— mientras chequeaba sin parar su teléfono. Todavía sin mensajes de Shinsou —lo cual se había hecho una costumbre desde el Festival.

Y era injusto que pensase en él en ese momento que debía disfrutar con Kirishima pero era exactamente por eso que no podía parar de pensarlo. Porque él estaba allí, a punto de divertirse y pasarla bien mientras que Shinsou debía estar en su hogar, tal vez molesto, tal vez sufriendo por Izuku.

Se prometió que esa semana buscaría al muchacho y lo arreglaría.

—¡Midoriya, tienes que ver esto! —chilló Kirishima entre carcajadas, trotando desde la cocina hacia donde él estaba.

—¿Eh?

—¡Es el video más cool del universo! —Agitó el teléfono frente a su rostro.

Izuku parpadeaba confundido mientras Kirishima lo obligaba a mirar un tonto video de un gato que ponía su pata sobre la cara de un perro. Se prolongaba por al menos tres minutos más, en los que Kirishima no paraba de sonreír.

Al cabo de unos segundos, Izuku empezó a sentir un peculiar aroma en el aire.

—Kiri, ¿no sientes olor a...?

—¡AHHH! ¡Las pizzas!

Kirishima le lanzó el teléfono a Izuku y se echó a correr; tuvo que atraparlo en el aire mientras soltaba un chillido por el susto, y casi resopló de alivio cuando lo tuvo en sus manos pero terminó arrojándolo al sentir el grito de Eijirou en la cocina.

Izuku se apresuró a aquella habitación, la cual ahora estaba inundada de humo y aroma a quemado.

Y para completar, Eijirou sollozaba exageradamente en el suelo, ante una bandeja de ennegrecidas pizzas recién sacadas del horno.

—¡N-no...! Mis pizzas...

—Kiri, no te sientas mal —trató de consolarlo Izuku, tragándose el apestoso aroma a quemado para no herir sus sentimientos—. ¡Seguro están muy buenas!

Izuku no quería decirle que las pizzas estaban más negras que su futuro.

Si tenía que comerse la pizza quemada y fingir una sonrisa por Kirishima, lo haría. Era lo mínimo que podía poner de su parte.

Al final encargaron comida tailandesa y la devoraron a los pies del sofá, ya que no entraban ambos por culpa de la ropa tirada. Kirishima se había olvidado de su comida y quemada; estaba otra vez bromeando y decía —no tan en chiste— que Izuku podía sentarse en sus piernas si quería.

Todo eso tenía que ser algún tipo de prueba de Dios.

—Y... —Kiri jugueteaba con los palitos dentro de la caja de comida—. ¿Ya te juntaste con Bakugo por lo del trabajo de inglés?

La pregunta lo tomó tan por sorpresa que se ahogó, pero lo disimuló con un gran sorbo de agua.

—De hecho, sí —respondió Izuku—. El sábado luego de estar contigo debía ir a su casa.

Oh. Qué curioso. Todoroki y yo también nos reunimos luego de eso —Eijirou dijo—. Aunque estaba algo alborotado, lo cual es bastante extraño en él.

Midoriya puso su mejor sonrisa fingida ante esa confesión.

—Bueno, Todoroki es extraño —se apresuró a decir—. Nunca sabes qué podría cruzarse por su cabeza.

—No creo que sea extraño —pensó Kiri—. Solo lo perturban muchas cosas, creo. Es un muchacho muy ansioso y nervioso. Me dijo que no le gusta estar rodeado de mucha gente, que lo pone tenso.

—¿En serio? —Izuku frunció el ceño—. ¿Todoroki, ansioso?

—Oh, sí. Puede que lo camufle bien con su rostro —Dejó la caja vacía a un costado—. Pero no deja sus manos quietas. Y siempre está mirando de aquí para allá. Yo... no sé, me dio esa sensación.

Izuku intentaba analizar a Todoroki con otros ojos tras las palabras de Kirishima. Siempre le había parecido alguien que lucía sereno, pero tal vez tenía algo de razón.

—Creo que le pediré a Yamada para exponer nuestro trabajo al último, así los demás ya se van —siguió diciendo Kirishima—. No quiero que se altere.

—Me alegra que Shouto consiguiese un buen compañero —Izuku sonrió—. No como... bueno, yo.

Pensar en Kacchan le sonrojaba a él, de solo pensar en sus ojos confundidos y mejillas teñidas ante el estúpido intento de provocación de Midoriya.

—Bakugo no es tan malo —Kirishima rio—. Te lo aseguro.

—Kiri, lo conozco de toda la vida —dijo Izuku—. Y nunca fue particularmente simpático conmigo.

—Es solo problemático —suspiró—. ¿Recuerdas que Bakugo y yo fuimos muy cercanos antes de entrar a la secundaria?

Midoriya tenía vagos recuerdos de aquello. Kacchan siempre había sido alguien solitario, que espantaba a cualquier persona con aquel mal carácter. Excepto a dos.

Uno de ellos era Izuku —conocido por sus tendencias masoquistas— y el otro había sido Kirishima, en su momento.

—Oye, tengo algo que confesar, Midoriya —dijo Kiri de repente.

El corazón de Izuku latió más rápido ante esas palabras. Cualquier cosa que saliera de su boca le provocaría más karma moral.

—Bakugo me preguntó si quería hacer algo con él estos días —siguió Eijirou ante el silencio de Izuku. Soltó una risita—. Bueno, más bien me obligó a que hagamos algo.

—¿E-en serio? —preguntó Midoriya.

Muchas cosas extrañas pasaban entre las paredes de la secundaria Yuuei y sus alumnos.

La mirada de Kirishima no se atrevía a buscar la de Izuku. Jugaba con alguna pelusa invisible de sus shorts, esperando el momento en que el otro rompiese el silencio.

Pero Kirishima parecía estar demasiado nervioso como para esperar, porque dijo:

—¿Eso está bien para ti?

—¡Claro que sí! ¡Digo...! No me molesta que salgas con Bakugo —Izuku rio agudo, como lo hacían las hienas—. Yo salgo con Ochako e Iida todo el tiempo. Son mis amigos. Claro que no me molesta, Kiri, ¡no tienes que preguntarlo siquiera!

Se obligó a callarse antes de seguir vomitando estupideces a causa de los nervios.

—Ah, es que... —Kirishima rio mientras se rascaba la nuca—. Bakugo y yo tuvimos algo así como una historia... tú me entiendes, ¿no?

Oh. Claro que lo entendía.

Él también tenía una historia oculta con alguien más. Pero no por eso dejó de sentirse algo celoso —Kirishima le gustaba hace un tiempo y, seguramente en el momento en que algo entre ellos pasó, a Izuku le fascinaba Kacchan.

¡Cuántas noches había llorado él por todos sus rechazos! Y algunos lo tenían en la palma de la mano.

Pero ahora los papeles se cambiaban, y el que tenía las cosas a su alcance era el mismo Izuku —mientras que Kirishima tal vez terminaría llorando por las noches.

—¡Pero es una salida de amigos! —Kirishima vociferó desesperado al ver el gesto de Izuku—. Te juro que no es nada. Tú me gustas. En serio, en serio me gustas. Y me gusta que nos demos esta pequeña oportunidad.

Kirishima se desordenó el cabello que le caía de la coleta con algo de nerviosismo.

—También quiero que seas tú el que vaya conmigo a la fiesta del equipo. Será en lo de Mina.

El corazón de Midoriya se ensanchó ante aquellas hermosas palabras. El problema era que, de tanto agrandarse, también se agrietó por lo que eso significaba.

Las cosas estaban doblemente dificultosas ahora.

—Kiri, yo...

—¿Sí?

Observó a su sonrisa, pequeña y sincera. No era como la deslumbrante que mostraba en clases a todos sus compañeros, tanto si la mereciesen como si no. Era una sonrisa privada, una que Kirishima decidía compartir con Midoriya porque de verdad parecía gustarle y estar interesado en él.

Había estado a punto de confesar sobre la cita con Shinsou —¿la de Todoroki contaba?— pero no tenía el corazón suficiente para hacerlo. No todavía.

E Izuku se odiaba por ello.

—¿Vemos la película? —preguntó con una sonrisa.

—¡Claro que sí! —Kirishima se emocionó—. ¿Te gustan las de Rápido y Furioso? Vin Diesel es el ícono de la masculinidad a mí parecer.

Midoriya le diría la verdad a Kirishima, pero no esa noche. No estaba listo. Tenía miedo y él no sabía cómo lidiar con la culpa de herir los sentimientos de otra persona.

Pero se prometió que lo haría. Izuku ya estaba trazando un plan —tonto, suicida— para detener el tema de la historia. Luego de eso todo sería más fácil en su vida. O eso creía.

El reloj seguía corriendo y no estaba a su favor.

Solo esperaba que no fuese demasiado tarde como para solucionar los daños que podría causar.

Al final de la noche, Izuku tuvo que abandonar la casa de Eijirou porque su tío había llegado de improviso y los pilló abrazados viendo una película —al menos la escena de sexo todavía no pasaba—; así que tuvo que huir con sus vergüenzas por segunda vez en tres días, por culpa de un adulto.

Estaba seguro que nunca podría ver a la señora Mitsuki o al tío Taishiro a los ojos. Ellos verían a un culisuelto en él.

Mientras Midoriya se alejaba, Kirishima le gritó que pronto arreglarían para la próxima cita.

Izuku hiperventilaba todavía, por muchas cosas en realidad. Su cabeza seguía pensando en que tenía que decirle la verdad pero herirlo le daba más miedo que cualquier otra cosa.

Sin embargo, sabía muy bien que una verdad al natural era mejor que una mentira maquillada. Kirishima apreciaría la honestidad y, ¿quién sabe? Tal vez no le afectaría tanto.

¿No?

No podía aparecerse en su casa y tampoco tenía ganas de dar explicaciones a su madre, así que se encaminó para casa de Ochako —no sin antes enviarle un mensaje—, con una bolsa llena de comida chatarra que consiguió en un mini market.

Al menos podría ahogar sus penas. Y la comida chatarra le hacía pensar con más claridad y dormir como bebé.

Como los padres de Ochako ya debían dormir, Izuku llegó dispuesto a entrar por la ventana del cuarto de su amiga. De hecho, ya estaba entreabierta y las luces encendidas adentro cuando dio con su destino.

Izuku se metió sin ningún pudor. Un gritito muy afeminado se escuchó en el cuarto, aunque no venía de Ochako.

Era de Iida.

—¡Podrías avisar qué estás a punto de irrumpir en propiedad privada, Midoriya! —chilló su amigo tratando de mantener la compostura.

—¿Iida-kun...?

Izuku trató de ignorar el hecho de que Tenya llevaba una de las batas rosas y peludas —y muy corta— de Uraraka. Y que estaba leyendo una revista femenina, de muy escaso contenido intelectual.

—Ochako ya sabía que venía —sonrió él—. ¡Y mira! ¡Justo traje las galletas de limón que te gustan!

Midoriya ni siquiera había pensado si Iida estaría allí o no. Era una de las cosas que hacía en automático, porque no había un Izuku y Ochako sin Iida, ni un Iida sin Izuku y Ochako.

Los tres parecían ser una extensión del mismo cuerpo, por muy diferentes que fueran entre sí.

Iida se cruzó de brazos, de repente luciendo como una de esas vecinas chismosas que se enojan porque pasaste cerca de sus flores con tus patines. O por respirar cerca de su puerta.

—No dejaré de juzgarte por lo que haces.

—Bien —dijo Izuku como si nada—. Porque yo me juzgo a mí mismo por ello.

Sintió una especie de nudo en la garganta. Hacía bastante tiempo —unos ¿cuatro días?— que no se ponía a llorar, y ya iba siendo hora de que lo hiciese.

El semblante de Iida se suavizó solo un poco al escuchar su voz con pesadumbre. Podían molestarlo por llorar hasta con la película de los Minions —e Izuku lo había hecho solo ¡una! vez, ¿de acuerdo? Era triste cuando pensaban que Kevin estaba muerto— pero los dos sabían diferenciar cuando algo de verdad lastimada a Midoriya.

Y era en los momentos en que algo le dolía en serio cuando más le costaba llorar. Sentía las lágrimas ahí, a punto de caer de sus ojos, pero incluso hacerlo e sentía como una tortura.

Izuku se desplomó en la cama de Ochako, solo para ser seguido por Iida, que se recostó a su lado. Los dos estaban en completo silencio.

—Sí sabes que esto puede parar cuando quieras, ¿no? —dijo Iida tras decidir que ya había estado demasiado tiempo callado—. Sé que tienes poca autoestima, pero creo que llevas el hecho de torturarte demasiado lejos.

—No sé cómo parar esto —Izuku se sorbió la nariz—. ¡No tengo ni idea!

—Claro que sabes, solo que no tienes las agallas —continuó Iida—. Lo cual es entendible, porque no quieres causar un daño inmediato a nadie diciéndoles que no.

O contando la verdad, suspiró Izuku.

—Atraparemos a quien está subiendo la historia, ¡y haremos que vaya preso por violación a la privacidad!

Los consuelos de Tenya sonaban tan utópicos y maravillosos que Midoriya soltó una pequeña carcajada. Su amigo sonrió ante aquello.

—Perdóname por ser un anticuado a veces —dijo Iida—. Pero es que en serio te mereces un zape.

—Y perdóname por arrastrarlos en mis dramas de telenovela mexicana —suspiró Izuku, también con una sonrisa.

—Turca —corrigió Iida con total seriedad.

—¡Oh, vamos...!

Ochako entró con un tazón de palomitas y una botella de jugo de uva bajo el brazo justo cuando Midoriya e Iida estallaban en risas, ambos recostados al lado del otro en su cama.

—Creo que tengo que pedir un deseo ante semejante escena.

—Yo pediré uno el día que dejes de ser un lobo con piel de cordero —dijo Tenya.

Uraraka rodó los ojos fingiendo estar ofendida pero en realidad brillaban con diversión. Al volver a notar a Izuku en el cuarto, ella dejó las botanas en el escritorio y se arrojó al otro costado de él, provocando que la cama rebotase por el impacto; el cual causó que Iida cayera en cámara lenta mientras gritaba.

—Deku-kun, cuéntamelo todo —dijo ella con desesperación.

—Eh...

Ochako lo tomó de los hombros y lo obligó a mirarla de frente, zarandeándolo con cada pregunta que escupía:

—¿Qué tan grande la tiene Kirishima? ¿Estuvo bueno? ¿Te dolió? ¿Llegaste al o-...?

—¡ALTO! —Izuku se la quitó de encima, horrorizado—. ¡No digas esa palabra!

—¿Al orgasmo? —completó Iida desde el suelo, limpiando sus lentes con la bata rosada. Tenía todo el cabello revuelto—. Uraraka-san, lamento tener ser esa persona sabelotodo en esta ocasión...

—Iida, tú lo eres siempre —suspiró Ochako de brazos cruzados.

—Pero —Ignoró las palabras de su amiga— es muy difícil llegar al orgasmo la primera vez.

—Oh por Dios —murmuró Izuku al escucharlos hablar con tal liviandad. Sus orejas ya quemaban.

—No lo digo yo, lo dice la ciencia. Al orgasmo es más fácil llegar cuantas más veces tengas sexo.

—¡No digas esa palabra! Es... inquietante.

—¿Y cómo quieres que le llame? —Iida agitó las manos—. ¿Fuegos artificiales?

—Fuegos artificiales suena bien —concluyó Ochako.

—¡Oh por...!

Ochako se quedó pensando unos minutos.

—Bueno, Mina, Tsuyu y Momo han dicho que es verdad...

Oh por Dios —volvió a decir Midoriya—. ¿Ashido, Asui y Yaoyorozu ya no son vírgenes?

—¿Te pensabas que sí? —preguntó Ochako con sorpresa.

—¡No sé! —chilló Izuku—. ¡No es que ande pensando quien más aparte de mí es virgen...!

Trató de borrar cualquier imagen mental de Momo y Shouto haciéndolo por primera vez, en algún lugar súper romántico —con velas y pétalos de rosas, en un fin de semana en que la familia de ella estuviese de viaje. Alguna cursilería del estilo, mientras se susurraban cosas al oído y dormían en brazos del otro.

Izuku nunca había pensado que su primera vez sería romántica. Principalmente porque nunca esperó que alguien correspondiese sus sentimientos.

—Sabes que aquí los tres estamos igual de jodidos.

—Uraraka, el lenguaje...

—Ya, ya —masculló fastidiada—. Es para que Izuku no se sienta mal, Iida.

—No tendría por qué sentirse mal —exclamó él con sorpresa—. ¡Debería estar orgulloso que no ha llegado tan lejos, y más con el estilo de vida que lleva!

—¡Eso porque tú ni siquiera has besado!

—¡Pues tú tampoco!

Izuku suspiró al escucharlos discutir otra vez. Ochako e Iida encontraban la cosa más mínima para enfrentarse, y casi siempre era Izuku el que desataba el caos con alguno de sus temas.

—Bueno, hoy Tomura me mandó unas notas... —contó Izuku con inocencia—. Creo que es mi admirador secreto o algo así.

—Ugh —gruñó la chica presente—. Con la sola mención de su nombre se me empezó a caer el cabello.

—Eso es imposible, Uraraka —trató de contradecir Iida.

—Como sea —Ochako alzó la voz—. Estábamos hablando de los fuegos artificiales de Deku-kun con Kirishima y no de nuestra nula vida amorosa.

—¡Que no ha pasado nada!

Pero nadie le prestaba atención a Midoriya. Solo le quedaba esconderse bajo las almohadas.

—Deku-kun, deberías ir superando ese trauma —dijo su amiga con ternura—. Porque el día que pase, vendrás y me lo contarás todo con lujo de detalles.

Izuku gimoteó.

—Renunciaré a todo y me haré célibe.

—Deku-kun, mentir es pecado.

—Y ser un pseudo gigoló con aires de sultán también lo es.

En serio, ¿por qué siempre iba en busca de consuelo con ese par de locos?

Pero lo cierto era que, con sus estupideces y bullying, Iida y Ochako conseguían que Midoriya olvidase por un segundo el caos de su vida. Quizás ese era el plan maestro de sus mejores amigos.

O tal vez solo buscaban atormentarlo.

De cualquier forma, el tema quedó zanjado en cuanto Ochako puso un capítulo de JoJo's Bizarre Adventure y se la pasaron alabando los fornidos pechos y músculos de los personajes. O eso hicieron él y Ochako, porque Iida se quejaba de la anatomía completamente irreal de todo el cast de personajes.

En pocas horas, Izuku sentía como si hubiese regresado el tiempo a semanas atrás: en donde su ida se reducía a shippear personajes ficticios y pasar el rato con sus amigos. De verdad extrañaba esa vida.

No que la nueva fuese del todo mala. Tenía varios beneficios.

Cerca de la madrugada quedaron dormidos los tres en la cama de Ochako —Izuku en medio, porque Iida no podía soportar las patadas de Uraraka en la noche y la última no soportaba los leves ronquidos de Iida.

Se imaginó que, si sus amigos algún día eran pareja, la vida en conjunto sería perfecta para una historia...

No, se dijo. No más historias por un buen rato.

De hecho, las historias tenían que acabarse en ese mismo momento.

Tal vez fue un impulso, pero se levantó con cuidado de la cama para tomar su celular que descansaba en el escritorio. Ignoró los mensajes de buenas noches de Kirishima y las imágenes que Asui le mandaba —posiblemente más fanarts de TodoDaddy— para abrir la aplicación de Wattpad —que era la que más éxito tuvo en la escuela— con la cuenta nueva que había tenido que crearse después del robo de la suya. No tenía seguidores ni tampoco un icon. Era doloroso todavía.

Se debatió mentalmente mientras abría los mensajes privados y buscaba el nombre de usuario indicado. Tecleó rápidamente, sin pensárselo mucho, para luego quedarse observando las únicas tres líneas que acababa de escribir.

Tenemos que hablar. Estoy dispuesto a hacer lo que sea si terminas con esto.

Lo que sea.

Y, antes de arrepentirse, pulsó a enviar.

Nuevo capítulo y volvió a quedarme bien dramático ;v; estaba programado para ayer, pero Wattpad nos jodió a todos

Pasa que se vienen momentos claves (?) especialmente para el KiriDeku haha y Shinsou no sale por razones obvias. Pero para quienes extrañaron a él y a TodoFifi, en el próximo volverán

También una leve aparición de Tomura porque algunas personas lo pidieron. Me quedo más creepy y cringe de lo normal (?)

Por cierto, ¿alguien notó que puse algunas vibras de Iida x Ochako? Porque yo apenas al terminar este cap lo noté haha. Jamás había considerado ponerlos como ship. Así que, les pregunto... ¿les gusta? Para ver si termino incluyéndolo.

En los comentarios de hoy están algunas personitas que siempre leen y me hacen reír. Wattpad es kk y no me deja mencionarlos (?) en el próximo habrá otros tres al azar c:

Y eso es todo por hoy. Nos vemos muy prontito con el próximo capítulo.

Besitos ♥️

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