Capítulo 6

Tener cuatro citas en menos de catorce horas no debía ser algo difícil.

¿Cierto?

Catorce horas le deba un margen de tres horas y media con cada acompañante. Aunque claro, en la mañana solo usaría dos horas y podía repartir media hora para los otros tres; pero también necesitaba unos veinte minutos para almorzar —afortunadamente no se había encontrado un quinto acompañante— y un pequeño margen para llegar a los encuentros de cada cita, porque algunos estaban algo alejados entre sí...

Era pan comido.

Al menos eso se mentía Izuku al mirarse al espejo, preparándose para salir a desayunar con Kirishima en la mañana del sábado.

No regresaría a su casa hasta entrada la noche, y no quería lucir demasiado arreglado a las nueve de la mañana —o pensarían que era un culisuelto que apenas volvía de la fiesta del viernes— pero tampoco podía lucir como un vagabundo para sus citas de la tarde.

Además, Inko sospecharía. Él no quería que su madre supiese de su lado mañoso que se encontraba con cuatro hombres distintos a lo largo de un solo día.

Kirishima le envió un mensaje de que ya estaba esperándolo afuera con el carro, e Izuku trató de fingir que estaba en una telenovela romántica en la que su galán pasaba a buscarlo para vivir una aventura juntos.

Solo que la aventura era ir a desayunar al Suneater.

El auto de Kirishima era rojo —para variar— y llevaba la ventanilla baja, en la cual apoyaba su codo de manera casual.

También llevaba gafas de sol. Y la chaqueta del equipo.

—Hola, guapo —Kirishima hizo una voz que simulaba ser sensual—. Escuche que te gustaban los chicos con carro propio.

—No es algo a lo que le dé importancia —rio.

—Uf, ¡menos mal! Porque no es mi auto, es de mi tío Taishiro.

Izuku rio, mientras se acomodaba en el asiento del copiloto. Si ya se veía ñoño tratando de ajustarse el cinturón de seguridad debió haber quedado como un perdedor en cuanto enganchó la hebilla en su sweater.

—Maldición —murmuró Izuku.

—Anda, déjame que te ayudó.

En lo que Kiri agachó la cabeza para ayudarlo, las gafas se le salieron y fueron a parar entre las piernas de Izuku —, en ese exacto lugar que a él no le gustaba mencionar. Y Eijirou era un descarado o tal vez no se había dado cuenta o no le importaba, pero estiró su mano para recogerlas y...

Acabó rozando el pedazo de pantalón que cubría la entrepierna de Midoriya.

—Bueno, joder —exclamó Kirishima con las mejillas enrojecidas—. ¡Mierda! ¡Perdóname, Midoriya...! ¡Te juro que no fue intencional!

Izuku no podía responderle. Estaba ocupado recordando cómo se respiraba.

El día apenas empezaba y ya parecía como una completa amenaza; ¿en qué había pensado? Él era demasiado virgen e inocente para esas cosas.

No sabía lidiar con un harem. Pero ya no había vuelta atrás.

—No pasa nada —intentó sonar relajado—. ¡Fue un pequeño roce! Nada de qué preocuparse, ¡claro que no! Estoy maravillosamente maravilloso en este mismo momento...

Kirishima dejó escapar un suspiro tembloroso.

—Creo que deberíamos partir.

—Sí, eso es una excelente idea —coincidió Izuku.

Ninguno dijo ni una sola palabra en el trayecto. Y tampoco dejaron de estar ruborizados, incluso cuando Kirishima estacionó frente a la panadería de los Amajiki casi quince minutos después.

Kirishima no hizo amague por destrabar la puerta del auto, e Izuku tampoco se lo dijo. Los dos estaban demasiado ocupados en tamborilear los dedos y silbar incómodamente, evitando mirarse o dirigirse la palabra.

Eso fue hasta que Eijirou no pudo más y rompió el silencio:

—Midoriya, lo siento... —La voz se le cortó—. ¡No quiero que pienses que solo quiero avanzar contigo! No digo que no quisiera hacerlo... ¡Pero no si no estás preparado!

Izuku trató de ignorar la última oración o exploraría.

—¡Kiri, yo no pienso eso! ¡Para nada! A veces temo que tú pienses mal de mí...

Oh, cállate, se dijo a sí mismo. Tendría justa razón para hacerlo.

Kirishima le sonrió.

—Nunca pensaría mal de ti.

—Ya —Izuku agitó la mano frente a su rostro.

—¡Te digo de verdad!

—No quiero decepcionarte en el futuro.

—¡Por supuesto que no lo harás! —Kirishima tomó su mano entre las suyas—. ¡Midoriya, tú en serio me...!

—¿Por qué alguien está lanzándole besos a la ventana del coche? —soltó Izuku de repente, al notar la sombra al otro lado y sin darse cuenta que detuvo el discurso de Eijirou en la mejor parte.

Kirishima frunció las cejas y se giró para observar a la silueta que, en efecto, estaba arrojando besos al vidrio polarizado y acomodándose el peinado.

Al parecer Izuku no era el único con citas en la mañana.

Eijirou bajó la ventanilla del auto, justo a tiempo para ver la boca fruncida y un ojo azul guiñándole al reflejo que ya no estaba allí.

—Oh, Tamaki, eres tan sexy... —dijo la figura antes de darse cuenta que la ventana estaba baja.

Izuku reconoció al instante su cabello rubio y anchos hombros.

—¡¿Togata-senpai?! —chilló anonadado—. ¡¿P-por qué estás lanzándole besos a la ventanilla de Kirishima?¡

Mirio Togata, el presidente del cuerpo estudiantil y estrella de la secundaria, enrojeció por completo al darse cuenta de su error.

De los nervios terminó arrojando el ramo de girasoles que tenía en sus manos. El muchacho se lanzó al suelo para juntar una por una de las flores, riendo estruendosamente para ocultar su bochorno.

—¡Oh, pero qué coincidencia, Midoriya...! —La voz le sonaba temblorosa pese a que intentaba lucir calmado—. No esperaba que viniesen por aquí. Yo solo estaba arreglando mi cabello, nada fuera de lo normal...

—Togata-senpai, ¿está bien? —preguntó Izuku luego de que Mirio se golpease con el espejo lateral del carro.

El pobre chico estaba sobándose el ares golpeada pero no dejaba de sonreír. Midoriya quería poder enfrentar a sus problemas como Mirio lo hacía.

—¡Hola, Togata-san! —saludó Kiri con efusividad—. ¿Esas flores son para mi senpai? Lamento decepcionarte pero me dijo que no vendría a trabajar porque está enfermo.

—¿Tamaki está enfermo? ¿Y no me lo ha dicho? —exclamó Mirio con sorpresa—. ¡Tengo que visitarlo! ¡Y llevarle caldo de pollo! ¡Y mantas!

—¡Y no te olvides de mucho amor y abrazos! —completó Kiri con una sonrisa.

—Gracias, Kirishima, creo que te debo una ¡tengo que ir a cuidarlo! ¡Adiós muchachos!

Tan pronto como terminó de hablar, Mirio se dirigió hacia otro de los carros que estaba estacionado. No tardó en arrancar y alejarse a toda velocidad.

—No creo que a Amajiki-san le gusten los abrazos —pensó Izuku—. Ni tampoco que le llamen sexy.

El muchacho parecía querer desmayarse cada vez que le decían hola o cuando miraban en su dirección.

—Él solo es tímido —dijo Kiri—. ¡Vamos! No quiero perderme ni un segundo de nuestra mañana juntos.

Izuku olvidó todo lo demás y aceptó la mano que Kiri le ofrecía al salir del coche. Era una especie de sueño; ellos entrando con los dedos entrelazados y el aroma a canela y manteca derretida que inundaba el lugar, la luz tenue y los colores pasteles de la decoración.

Las citas con Kiri eran como una novela juvenil y cliché, pero que sin importar aquello, era disfrutable por cualquier persona.

Izuku disfrutaba pasar tiempo con Kirishima. De sus bromas tontas y sus anhelos de verse masculino; de sus burlas hacia sí mismo por las malas notas que tenía y sus dientes afilados rozando su labio cada vez que carcajeaba. De toda la atención que ponía en Izuku cada vez que se animaba a hablar de algo suyo y el verdadero interés —y no irónicamente— que tenía por sus historias.

También apreciaba su mano apresando la suya, mucho más pequeña y siempre fría al lado de la cálida piel de Kirishima. Y también del simple pensamiento de cómo sería su boca contra la suya.

A su corazón le gustaba. Pero una voz en su cabeza le decía que todavía faltaba algo para disfrutar por completo a Kirishima. Quería creer que necesitaba algo de tiempo —u olvidarse de los otros chicos.

Igual no estaba dispuesto a rendirse tan pronto, pese a que le dolía tener que mentir a Eijirou.

A pesar de la vocecita molesta en su cabeza, Izuku salió de su cita con Kirishima con una sonrisa en el rostro.

Era inevitable. Kirishima era una persona muy agradable, y siempre sabía cómo hacerte sentir a gusto, aunque fuese con bromas baratas. Y además sus labios eran suaves contra su mejilla cada vez que tenían que despedirse.

Además de que siempre se aseguraba que hubiese una próxima vez. De hecho, si Kirishima pudiese, Izuku estaba seguro que querría apartar su agenda de toda la semana y el mes. Ya tenían programado para almorzar juntos el lunes. Iida y Ochako se sentirían traicionados y llenarían el grupo con mensajes humillantes sobre el Sultán Deku, sus 50 sombras más oscuras o su futura vida como stripper de hombres solteros.

Pero en ese momento tenía otras cosas de las cuales ocupara ese, como tener que correr a la casa de Kacchan. Así que la sonrisa no le duró demasiado.

Era bastante peligroso tener que verse en sus territorios. Izuku había ido muchas veces a la casa de Kacchan en su infancia pero siempre terminaban con él encerrado en el baño, sin la ropa interior, llorando, con las galletas aplastadas o todas juntas.

Pero no podían hacerlo en su casa, en su cuarto lleno de pósters de superhéroes y bocetos mal hechos de los personajes de My Hero Academia. Especialmente los de All Might.

Solo quería terminar ese tonto ensayo para inglés cuánto antes. De hecho, si él y Kacchan podían dividirse las tareas y no encontrarse hasta que tuviesen que juntar el trabajo... Izuku tendría varios problemas menos.

Fue la señora Mitsuki quien le abrió la puerta, dos segundos después de que tocase el timbre. Ella abrió los ojos con sorpresa y exclamó, con una sonrisa:

—¡Pero si es Izuku Midoriya! ¡Vaya que ha pasado tiempo!

—H-hola —balbuceó Izuku, nervioso pese a que conocía a la mujer de siempre—. ¿Está Kacchan?

—Claro que está. Ese holgazán sigue durmiendo —rio ella con malicia—. Y eso que hoy me dijo que esperaba a un bobo compañero... ¡Espera! ¿No serás tú ese bobo compañero?

—Bueno, supongo que sí... —respondió Izuku tratando de ocultar el insulto.

La señora Mitsuki rio con fuerza.

—¡Tendría que haberlo sospechado por el malhumor que se traía ese niño! Pasa, pasa. Lo golpearé por ti cuando se despierte.

Ella pasó su brazo por los hombros de Izuku, palmeándolo con una fuerza descomunal para ser una mujer. O puede que él fuese un enclenque. Lo cual era cierto.

—Siéntate cómodo, Izuku, ¿quieres galletas? Preparé las que solía hacer cuando eran niños. Creo que en el fondo presentía que aparecerías tú —dijo amablemente.

—Ah, se lo agradecería mucho...

Luego, ella se fue hacia la escalera y subió de dos en dos. Izuku pudo hojear desde abajo que se detenía ante la primera puerta y empezaba a golpear fuertemente con el puño, mientras gritaba:

—¡KATSUKI! ¡Mocoso maleducado de mierda, despiértate si no quieres que entre y te arrastre! ¡¿Cómo te atreves a no avisarme que era Izuku quién vendría?!

Midoriya dio un salto. Aquella mujer seguía igual que siempre. No le quedaban dudas de dónde es que Kacchan había salido tan así.

Mitsuki siguió golpeando la puerta.

—¡KATSUKI!

¡QUE YA VOY! ¡Deja de tocar la puerta, mujer del infierno! —escuchó los gritos de Kacchan, fuerte y claro a pesar de la distancia.

—¡Pues levanta tu culo flojo de la cama y baja ahora mismo! O te vas a enterar.

Kacchan siguió vociferando al otro lado de la puerta, pero Mitsuki sonreía satisfecha mientras regresaba con Izuku y lo invitaba a pasar a la cocina a por unas galletas.

Mitsuki reía como si nada, contando viejas vergüenzas de Izuku en su casa como si fuesen las anécdotas más divertidas —la de la vez en que la tortuga de Kacchan le mordió el dedo era su favorita—, ignorando el ruido de objetos siendo arrojados en el piso de arriba.

A Izuku le daba miedo Kacchan cuando apenas se despertaba. Es como si todo el mal carácter que no podía utilizar mientras dormía se acumulaba y explotaba al día siguiente.

—¿Y recuerdas esa vez que Lord Murder Explosion te mordió los calzones? —Mitsuki se secó una lágrima—. Tuviste que usar los de Katsuki y tuve que escucharlo gritar por un año, diciendo que estaban contaminados.

—En realidad no me mordió por gusto, fue Kacchan el que llenó mis pantalones con salsa barbacoa para que me atacase —Izuku tembló al recordar al perro de los Bakugo.

El perro que era un caniche. Un peludo y diminuto caniche llamado Lord Murder Explosion.

Y que mordía a Izuku y lo hacía llorar. Debería haberse dado cuenta que su vida sería un fracaso desde entonces.

—Katsuki siempre fue un diablillo maleducado —Mitsuki rio con la boca llena, como si fuese lo más común del mundo—. No sé de quién habrá sacado esos modales. Ciertamente de mí, no... será culpa de su padre.

Izuku estaba seguro que el amable señor Masaru no estaba involucrado en el mal carácter de su hijo.

—Y hablando de Roma... —dijo Mitsuki, mirando hacia la entrada de la cocina.

Izuku giró con nerviosismo. Dio un respingo ante la imagen de Kacchan, con sus pantaloncillos de dormir y el pecho descubierto —¿quién tenía ese cuerpo con tan solo dieciséis años? Joder, debía ser ilegal—, el cabello todavía revuelto y los ojos entrecerrados pero llenos de furia.

No digas que se ve guapo, se obligó a sí mismo. No pienses en lo sexy de sus músculos.

—Cállate, horrible mujer —Katsuki le arrebató la galleta que estaba en manos de Izuku—. ¿Y tú qué? ¿Te estabas riendo de mí con esta bruja loca, Deku asqueroso?

—Y-yo...

Mitsuki lo golpeó con un trapo de cocina en la nuca. Katsuki le siseó.

—¿Qué eres tú, una bestia? Compórtate como un ser humano normal.

—¡Tú no me obligas a nada...!

Izuku quería que la tierra lo tragase, mientras madre e hijo peleaban exactamente igual que hacía años atrás. Él sentía algo de pena por el señor Masaru.

Al final, Kacchan terminó tan molesto con su madre que tomó a Izuku de la muñeca y lo arrastró hacia su cuarto, sin importarle que tropezase contra los escalones.

¡Y más te vale no maltrates a Izuku, maldito niño! —escuchó a Mitsuki gritar desde abajo.

Kacchan la ignoró. Midoriya sabía muy bien que las amenazas de Mitsuki no lo salvarían de la ira de Kacchan si es que estaba de mal humor.

Y siempre lo estaba.

—Deja de mirarme con esa cara que da pena —lo amenazó con un lápiz—. Mejor saca tu cuaderno y ponte a trabajar. Decidí que el libro que analizaremos es Romeo y Julieta. Y que ni se te ocurra burlarte.

Izuku apretó los labios.

—Bien. Eso iba a hacer —dijo a modo de defensa.

—Y no te pongas a escribir sobre el conejo mutante, o te mataré.

—¡N-no iba a escribir eso aquí!

Kacchan chasqueó la lengua, por supuesto no creyendo en sus palabras. Pero Izuku no mentía en eso; ¿qué esperaba Kacchan? ¿Qué escribiese un nuevo fragmento de la historia porque estaba a solas con él?

Una idea se prendió en su cabeza.

¿Y si lo esperaba en serio? Kacchan era el que más obsesionado estaba con odiar a My Hero Academia. Y no tenía motivos reales, no cuando Blasty —su personaje— todavía no había hecho las peores cosas con Deku. Tenían tensión sexual, sí. Y mucha. Pero el interés amoroso indudable —de momento— había sido Red Riot.

¿Qué pasaba si Kacchan estaba... celoso?

Quiso ponerse a gritar por su descubrimiento. No es que fuese una hazaña o algo parecido; no era algo bueno estar en la mirada de Kacchan, fuese por buenos o malos motivos. El muchacho era apasionado, y todo lo hacía intensamente.

Esas cosas eran las que hacían volar a su imaginación.

—¿Por qué tienes la mirada perdida? —preguntó Kacchan con asco—. ¿Estás fantaseando con Kirishima en mi cama?

—¡NO! —respondió Izuku. Sentía el calor subiéndole por las mejillas—. Estaba pensando en el ensayo.

—Estabas pensando cómo tirarte a Kirishima, no me mientas.

—¿Y tú que sabes? —se arrebató—. No todo en mi mente es Kirishima.

Kacchan rio con amargura.

—Tienes razón, Deku. Estoy seguro que tienes un espacio en tu asquerosa mente para el drogado de Shinsou.

—¡No le llames así...!

—Aunque no dudo que hay más personas —continuó—. ¿Quién sigue? ¿Tu amiga cara de galleta o el frígido de Iida? O tal vez a algún profesor, ya que eres un guarro.

Intentó contar hasta diez, inspirando fuertemente para no perder la paciencia. Había soportado cosas peores de Kacchan, lo había visto en situaciones mucho más violentas y con palabras insultantes de verdad.

Pero jamás vio aquel lado del muchacho.

El lado que parecía... bueno, más bien celoso.

—¿Sabes quién ha estado preguntando por ti? El asqueroso de Tomura —dijo, como si fuese lo más divertido del mundo—. Aunque no me sorprende, ese freak me da escalofríos hasta a mí. Se entenderá muy bien contigo.

—Eso no es cierto —Le avergonzó enterarse de nuevas personas interesadas en él.

Kacchan parecía disfrutar un poco de hacerlo pasar un mal rato.

—¿O será que solo piensas en TodoFeo...? Digo, todos hemos visto los dibujos de la loca de Asui y...

—¡YA CÁLLATE!

Izuku no esperaba que su voz saliera en una especie de grito, mientras su mano se descontrolaba y arrojaba la libreta de inglés hacia la cabeza de Kacchan.

Él jamás había sido bueno con la puntería —una vez arrojando papelitos en clases casi dejó ciego por segunda vez a Iida— pero en aquel momento, el cuaderno voló en el ángulo perfecto y se estampó contra la mitad del rostro de Katsuki, para luego caer al suelo con un ruido seco mientras Izuku soltaba un jadeo al darse cuenta lo que acababa de hacer.

El mundo entero se detuvo por un segundo. Al igual que su corazón, el cual empezó a latir rápidamente al poco tiempo, temiendo por su vida.

Un Kacchan silencioso y que no terminaba de asimilar lo que había ocurrido era más aterrador de lo que esperaba.

—Deku... —dijo con voz calma, pero los ojos centelleantes de furia.

—¡FUE SIN QUERER! ¡Lo juro! ¡Oh Dios, Kacchan, perdóname!

Nada podía salvarlo en ese momento.

Ochako le había advertido que no cayese en el juego de Katsuki para molestarlo. Izuku se había reído, diciendo que estaba acostumbrando y que nada pasaría.

Pero no esperaba que Kacchan mencionase a Todoroki, y mucho menos que él mismo reaccionase de esa forma ante la insinuación.

Al parecer, todavía era un tema sensible.

—Deku, estás jodido —dijo Kacchan—. No, jodido es poco comparado a la situación en que te encuentras.

—¡No lo hice a propósito!

¡E igual te lo merecías! se veía tentado de agregar. Pero no estaba de ánimos para recibir una paliza doble.

Izuku se arrastró entre las desordenadas sábanas de Kacchan a la vez que él lo acechaba como si fuese un felino acorralando a su presa. Sonreía maquiavélicamente, disfrutando del terror del pobre Midoriya.

Cuando su cabeza chocó contra el respaldo de la cama, Katsuki brincó al colchón y con habilidad se posicionó encima suyo, aprisionando su cuerpo entre sus piernas y las muñecas con sus manos.

Oh, por All Might. Qué cerca estaba. Y la maldita camiseta le apretaba los músculos del torso, esos que media hora atrás había visto como si nada en la cocina.

¡Izuku, deja de babear por un hombre que quiere molerte a golpes! podía escuchar la voz de Iida.

¡No le des lo que quiere! ¡Juega con su cabeza! dijo Ochako en su mente.

¿Funcionaría? Los planes de su amiga siempre fracasaban. Pero los de Izuku también, así que no le quedaba más que al menos intentarlo.

Kacchan gruñía y le farfullaba lo mucho que le haría sufrir mientras lo mataba. Trató de no enfocarse en el miedo y la timidez del Izuku del día a día, y dejó que una parte muy oculta de él tomará las riendas del asunto.

Izuku dejó salir a su Deku interior.

—¿Qué dijiste que me harás? —preguntó, con la voz cargada de fingida inocencia.

—¿Eres imbécil? Te haré comer mi puño tan fuerte que nunca más volverás a tener hambre, jodido bastard-...

—¿Lo harías? —lo cortó. Agregó un parpadeo confundido—. ¿Aquí?

Ahora era Katsuki el que se veía descolocado.

—¡Por supuesto que sí...! ¿Qué te hace pensar que me detendría de darte la golpiza de tu vida?

—Oh, es que creía que harías otra cosa. Tal vez no supe leer el ambiente.

Izuku rio. Kacchan siguió el rastro de su mirada, que se refería a la posición incómoda en la que ambos se encontraban —sin mencionar que era en la cama.

Y luego pasó algo que Midoriya no creyó que podría ver nunca en su vida.

Kacchan se sonrojó.

Decidió hacer también un juego de miradas, el mismo que Kirishima solía hacerle para enloquecerlo —y se sintió horrible por usar su táctica; pero era para salvar su vida, así que Kiri lo entendería. Sus pupilas se movían desde la mirada de Kacchan hasta su boca fruncida, con ninguna sutileza.

Eso descolocó más al muchacho. Izuku no sabía cómo es que estaba haciendo todo aquello; él creía que Deku solo era una fantasía de su mente. Pero al parecer era una especie de presencia que llevaba muy bien oculta en su interior.

Una especie de doble personalidad. El casto y virginal Izuku, en contracara al atrevido y culisuelto Deku.

—Oh —Izuku rio torpemente—. Discúlpame, Kacchan. No quise hacerlo.

Si se refería al golpe con la libreta o a intentar provocarlo, él no lo aclaró.

Izuku se obligó a enfocarse en la vista del Kacchan sonrojado y no en pensar en que, ejem, sus partes podrían tocarse con un ligero movimiento de caderas. Sentía el peso y calidez del muchacho sobre su estómago, por lo que no era nada fácil contenerse.

Katsuki debió presentir lo que estaba planeando, ya que apretó los dientes y su mirada volvió a cargarse de odio —y era algo adorable, considerando su sonrojo.

—¡Deku, ahora sí que estás muert-...!

La puerta de la habitación se abrió de una patada, para sorpresa de ambos.

—¡Ajá!

Kacchan e Izuku se quedaron de piedra al ver a Mitsuki en el marco, observando a aquella incómoda imagen de su hijo montando a su compañero de estudios.

Inko hubiese tenido tres infartos.

—¡¿Pero qué mierda te pasa a ti...?! —chilló Kacchan—. ¡¿Qué tú no entiendes lo que es la privacidad, vieja bruja...?!

—Bueno, había sentido gritos y golpes, lo cual no me hacía nada raro —contó ella—. Pero luego todo quedó en silencio, y tuve el horrible presentimiento de que tal vez estarían besuqueándose.

—¡Estás loca...!

—¡Y dije que nada de besos en esta casa mientras hacen la tarea! ¡Pueden besarse después!

—¡NO nos estamos besando! ¡Deja de decirlo!

Pero Mitsuki ignoraba sus berros. Izuku lo sentía temblar de la rabia —o la vergüenza— contra su cuerpo.

—Bueno, es todo lo que tenía que decir. Vendré a controlar más tarde que no sigan besándose.

Entonces desapareció tras un portazo. Kacchan no iba a dejar que las cosas siguieran así.

—¡Te he dicho que no nos besábamos, mujer demonio! ¡Vuelva aquí y retráctate! ¡MADRE!

Kacchan se quitó de encima de Izuku y trotó hasta su puerta, gritando por el pasillo y mientras bajaba las escaleras.

Midoriya solo tuvo un par de segundos para calmar a su corazón y normalizar su respiración por todo el encuentro que acababa de darse.

Luego, tomó rápidamente sus cosas y escapó del hogar de los Bakugo.

Al haber terminado abruptamente su reunión con Kacchan, Izuku tenía un par de horas extra para pasear por el centro comercial y calmar sus hormonas. Shinsou era muy perceptivo, y notaría al instante que había estado haciendo cosas por ahí.

No es como si fuese o pudiese regañarlo, pero mientras menos le sacaran en cara sobre sus descaros, mejor.

Y eso que apenas iba en la mitad de su día. Quedaba la película junto a Hitoshi y también el salir a tomar una bebida después de la cena junto a Todoroki.

Todavía no entendía por qué había aceptado.

De hecho, ni siquiera entendía a Shouto Todoroki en absoluto. Su relación había sido un sinsentido desde el inicio, y cuando parecían dar un paso al frente, Shouto la cagaba de alguna manera y retrocedían cinco pasos.

Porque, . Mayormente era todo culpa de Shouto. Él no se haría cargo aquella vez.

Mientras esperaba, Ochako le envió una captura mostrándole la actualización del día —¿el ladrón jamás se cansaba?—; por un lado podía respirar ya que no tenía encuentros sexuales con ningún personaje, pero...

Era la presentación oficial de Todoroki en la historia. Y no, aquello no era lo peor de todo.

Era que Todoroki no tenía nombre de héroe. No había podido pensar en uno mientras escribía, y en su momento se dijo que lo cambiaría luego.

Mientras tanto lo llamaba simplemente Shouto. Aquello causaría una gran repercusión, más que nada por culpa de Asui y sus shippeos crack intensos.

Por eso no se sorprendió cuando vio explotar la caja de comentarios.

InvisibleGirl000

¡OH DIOOOOOS!!!! ¡LLEGO ALGUIEN A ROMPER MI REDDEKU! D:< ¡NO LO PERMITIRÉ!

Froppy

Mis plegarias han sido escuchadas.

KiriRedRiot

(ʘ‿ʘ)

IWillKillYou-Deku

DEKU TEMEEEE

Yaomomo

¿Oh?

Alien_Queen

Mas ships para mi Hmmm zy ya llegó Todoriko

DenkiPikachu

Speren, Shouto es Todoroki?? Pork creo k no stoy entendiendo del todo.. y kien es el Todoriko k dicen los comentarios???

Miss_Shutin_Star

ME DIO UN INFARTO

Sky_Black1999

JFKDSFJKD

JirouKyoka

Oigan, creo que esto me está empezando a gustar... maldición. Así no puedo concentrarme.

Tail_Man

No quería admitirlo pero yo igual estoy enganchado... @ InvisibleGirl000 te culpo por esto.

InvisibleGirl000

@ Tail_Man ¡Kyaaaaa, Ojiro-kun, eres el mejor! uwu

boobeartae

Deku deja de hacer sufrir a mi Red Riot y decídete de una vez >:c

Y eso no era ni la mitad. Algunos querían lincharlo por destrozar alguna ship —Shouto no decía más que hola, maldita sea— mientras que otros solo estaban allí por el chisme.

Puede que la tormenta no golpease todavía, pero con aquel capítulo empezaba lo peor.

—Hola, Izuku —dijo Shinsou apareciendo de repente—. Lamento por demorarme, pero es tu culpa por subir un capítulo justo antes de nuestra cita.

—Lo siento —se disculpó Izuku, pese a que no tenía nada que ver con ello—. Es que vine antes y me estaba aburriendo...

—Descuida. Estuvo entretenido —Shinsou sonrió de costado—. Pero, ¿por qué me la pones cada vez más difícil? ¿Tengo que ganarle a Todoroki también?

—Oye, con él no pasa nada —mintió—. ¡S-solo apareció!

—Eso no dicen los comentarios.

Izuku se frotó el rostro, todavía frustrado. Shinsou parecía disfrutar de estarlo molestando.

—Pero tranquilo, no me importa —Hitoshi encogió los hombros—. Creo que eliminar a mis enemigos me subirá un poco la autoestima.

—Me alegra que alguien le encuentra el lado divertido a esto —Izuku rodó los ojos.

Shinsou arqueó una ceja; soltó entonces una carcajada.

—Ya sé muy bien que no eres tú quien lo está subiendo.

Izuku giró la cabeza hacia Shinsou, completamente sorprendido. No había una pizca de mentira en su rostro.

Pero, ¿cómo podía saberlo?

—¿Tú...?

—Creo que alguien dos dedos de frente sabría que no lo estás pasando bien —suspiró—. Até todos los cabos luego del capítulo de Aizawa.

—Por favor, no me recuerdes eso —Izuku no podía olvidar la mirada acusatoria de Aizawa durante la clase de literatura del jueves.

Tampoco podía olvidar todos los haikus que tenía que escribir para Toshinori. Y que encima no conseguían que Aizawa le prestase atención.

—Entonces hice algunas averiguaciones y me enteré por el bocazas de Kirishima que te robaron tu laptop. Es algo muy curioso.

—¿Por qué dices eso?

—Porque te la robaron en lugar de trabajo de Kirishima.

—Shinsou, no —lo obligó a detenerse antes de hacer la fila del cine—. No es Kirishima, estoy seguro.

¿Lo estás?

—Yo tampoco creo que lo sea —respondió Hitoshi—. Pero debo asegurarme. Por eso contraté a Jirou para que le pusiese una trampa al ladrón y hackease la cámara web.

—No estoy de acuerdo con que hackeen mi pobre computadora...

Bueno, no es como si pudieran humillarlo más.

—Pero no ha caído. Aún. Sin embargo lo hará, eventualmente. Estoy seguro de ello.

Izuku no podía creer que Shinsou se tomase tantas molestias, y sin consultárselo antes. Es decir, apenas iba enterándose que en verdad no era Midoriya el que publicaba...

Puso silenciar a la vocecita de Iida que habitaba en su cabeza.

De hecho, se imaginó golpeando a esa vocecita para que no pudiese hablarle más. Izuku no desconfiaría de Shinsou. No. No lo haría.

Pero claro, hasta el Iida imaginario de su cabeza era perseverante. Antes de darse cuenta, la duda ya estaba implantada.

Trató de disfrutar de Capitán América y de los dulces que Shinsou le había comprado, así como de su cómodo hombro y su colonia. Pero no podía.

Bueno, estaba mintiendo. que había disfrutado de todo ello. Aunque no pudiese dejar de pensar. Su cabeza era un infierno a veces.

—Creo que podríamos venir a ver otra la semana que viene —dijo Shinsou con una sonrisa a la salida—. Pero algo más de mi estilo.

—¿Tu estilo? —inquirió Izuku.

—Me gustan las cosas de terror y eso —contó con ligera emoción—. ¿A ti no?

—¡Claro que me gustan! —mintió Midoriya, golpeando amigablemente el brazo de Shinsou.

Solo me pongo a llorar por mi mami y prenderme de la pierna de Uraraka cada vez que las veo, casi agregó.

Shinsou trató de convencerlo para cenar algo, pero Izuku tendría que encontrarse en poco tiempo con Todoroki. Él no quería aceptar la cena solo para huir con una porción de pizza a medio comer hasta los brazos de otro hombre.

—Te prometo que la próxima, cenaremos.

Hitoshi lo miró con escrutinio.

—¿No estarás tratando de librarte de mí para huir con Kirishima, no?

—¡Claro que no...! ¿Cómo crees? —rio Izuku.

Pero sintió que el corazón se le hundía hasta los pies en cuanto escuchó un par de voces a sus espaldas:

Denki, por vigésima vez, no veremos Coco —exclamó la inconfundible voz de Sero Hanta—. Siempre terminas llorando y me llenas de mocos.

¡Veamos La forma del agua! —chilló Mina Ashido.

Ew, no —Aquel era Kaminari—. No quiero ver a una chica teniendo sexo con un pescado.

¿Ah, no? Creí que así naciste tú, por eso eres un idiota.

Cállate, Sero.

Izuku se quedó petrificado en su lugar.

Porque no podía ser posible que Sero Hanta, Mina Ashido y Denki Kaminari —los tres mejores amigos de Kirishima— estuviesen ahí, en ese momento.

Mientras tenía una cita con Shinsou.

Y no era novedad el hecho de que los tres fuesen unos verdaderos chismosos.

Quería morir allí mismo. No escuchaba nada de lo que Shinsou le decía, y tampoco sabía si los tres muchachos ya lo habían visto y estaban enviándoles mensajes a Kirishima.

Su mente —que lo odiaba más que cualquiera— no dejaba de reproducir el rostro acongojado de Kirishima al saber la verdad.

—¿Izuku?

Quizás luego podría culpar a su propia estupidez o a los nervios del momento. La impulsividad le dio una idea arriesgada, y que incluso podría arruinarlo todo.

Tomó a Shinsou de la camisa y lo arrastró hasta un rincón; Izuku pegó su espalda contra la pared y dejó que los amplios hombros de Shinsou lo cubrieran de las demás personas que pasaban.

El muchacho se veía de verdad sorprendido. Midoriya no soltaba su camisa; la tenía agarrada con fuerza contra sus puños, acercando cada vez más al chico contra su propio cuerpo. Casi podía sentirlo respirar encima de su rostro, y su acelerado pulso por el desconcierto de lo que Izuku acababa —y peor, lo que estaba a punto de— hacer.

—¿Qué se supone que...?

—Shinsou, bésame.

Hitoshi no necesitaba que se lo dijese otra vez. E Izuku lo agradeció, porque si tenía que repetirlo acabaría por escupir su corazón de los nervios.

O tal vez se arrepentiría.

Sin embargo, al sentir la boca de Shinsou contra la suya, toda preocupación se esfumó en el momento. No le importaba quien los mirase o lo que sea que ocurriese después.

No estaba mal para ser su primer beso en quién sabe cuántos meses.

No tenía idea de cómo fue capaz de llegar hasta el pequeño bar donde había quedado encontrarse con Todoroki.

Izuku estaba en una nube. No dejaba de pensar en que estaba mintiéndole a Kirishima, en el encuentro en la cama de Kacchan, en Shinsou sabiendo lo de la laptop, Shinsou y el beso, el ladrón, los mensajes de Iida y Ochako, el capítulo del día, la escuela y mil cosas más.

La cabeza iba a estallarle.

Pero el día ya casi acababa.

Solo tenía que superar el encuentro con Shouto.

—Tú puedes —se dijo a sí mismo—. Si vas tener una vida de infiel, al menos hazla bien...

Era agotador.

Quería renunciar a su vida de sultán y que el harem se desintegrase o tal vez se casasen entre ellos.

Tuvo una muy bizarra imagen de Kirishima y Kacchan besándose. No sabía de dónde salió esa idea, pero la ahuyentó rápidamente. Era muy inquietante.

Todoroki ya estaba esperándolo en una mesa de aquel bar vintage, con tenues luces colgantes y tonalidades opacas. Se fundía perfecto con el fondo; el muchacho llevaba unos pantalones ajustados, botas cortas, una camiseta con cuello de tortuga y un abrigo bastante largo sobre sus hombros. En otra persona —Izuku— eso se hubiese visto ridículo.

Pero Todoroki se veía como un verdadero modelo. Etéreo e inalcanzable.

—Al fin llegas —dijo Shouto al verlo—. Estaba tan aburrido que me puse a leer la historia.

—Ah —atinó a decir Izuku—. Siempre sabes cómo hacer sentir cómodo a alguien, Todoroki-kun...

—¿Debería sentirme ofendido que solo soy Shouto? —preguntó.

—¡Claro que no! Es que no había decidido el nombre perfecto. Pero ibas a tener uno, totalmente.

—Bueno, al menos agradezco que no me llamases Icy Hot.

—Podría haberte puesto Todoriko, como dicen los comentarios —bromeó Izuku tomando asiento al frente de él.

Shouto intentó sonreír un poco.

—¿O tal vez TodoDaddy?

Izuku cerró los ojos. No quería sentir más vergüenza mirándolo de frente.

—Lo leíste —dijo como un hecho.

—Bueno, Momo está en el grupo de las chicas —agregó Todoroki como si nada—. Y ella lo leyó. Se burló de mí.

Pero claro que Momo estaría en el mismo grupo, ¿acaso a Asui no le importaba nada?

No. Alguien que escribía fanfics con Daddy Kink acerca de sus compañeros claramente no se preocupaba por nada.

Y debía incluirse en esa lista. Todavía le pesaba recordar el capítulo extra de sus profesores...

—Le pediré a Ochako que le diga que no los suba —se apresuró a decir—. No es justo para Momo.

Todoroki solo hizo un encogimiento de hombros, tomando un sorbo de la malteada que había pedido antes de que Izuku llegase.

—No me importa realmente.

—¿Ah... no?

—No. Es sol una historia tonta hecha por una chica loca.

Izuku se mordió el labio, debatiéndose si seguir con el tema o cambiarlo por su bien.

—¿Y por qué estabas tan... molesto ese día en el baño del Suneater?

Shouto no lo miró a los ojos al instante. Jugaba muy ocupado con el salero de la mesa.

Izuku odiaba algunos silencios. Le daban ganas de ponerse a gritar porque la ansiedad lo estaba matando.

—Me sorprendió, es todo —respondió con la voz temblorosa—. No tenía idea de que te gustaba Kirishima o Bakugo.

—No me gustan —farfulló Izuku—. O bueno, . Kirishima me gusta. Kacchan... es otro tema. Me puede gustar la gente, ¿no?

El otro no le respondió al instante. Seguía con la vista y manos ocupadas en el salero.

—Tú tienes novia —agregó Midoriya.

—La tengo.

—Todos podemos tener pareja si queremos.

—Por supuesto.

Entonces otro silencio. Le estaban haciendo muy mal, ya que estaba que en cualquier momento terminaría rompiéndolo con algún comentario estúpido e indecente.

No pudo controlar a su boca antes de abrirse.

—¿Y tú a quién shippeas?

El salero se cayó de las manos de Todoroki, esparciendo todo su contenido sobre la mesa.

—Mierda, más mala suerte de la que ya tengo —murmuró Shouto para sí mismo.

—No sabía que eras supersticioso —Izuku rio, cruzándose de brazos.

—A veces es inevitable. Prefiero pensar eso a creer que simplemente me tocó una vida de mierda.

—Entonces yo debo haber tirado unos cien saleros. Y quizá rompí varios espejos. Y caminé bajo escaleras. O no me explico que todo me pase...

—Yo pienso que varios querrían estar en tu lugar —dijo Shouto con una pequeña sonrisa.

Izuku arqueó una ceja.

—¿Tú querrías?

—Eh... no.

Midoriya rio amargamente. Era lo único que le quedaba para no enloquecer.

—Gracias por la sinceridad.

—Tampoco es tan malo —intentó consolarlo Shouto—. Al menos la escuela ha estado animada en estas últimas semanas.

—Vaya —exclamó Izuku—. ¡Siempre quise el payaso de la secundaria!

—Las chicas están enloquecidas. Momo siempre me parlotea sobre los chismes que Uraraka les lleva...

—¿Uraraka les...? Ugh —Izuku golpeó la frente contra la mesa—. Qué gran mejor amiga.

Shouto quedó pensativo por unos instantes.

—¿Sabes? Siempre creí que ustedes dos terminarían juntos —No parecía muy feliz al decirlo.

—¿Eh? —Aquello sacó de onda a Izuku—. ¿Por qué lo dices?

—Por... cosas.

Bueno, Shouto no parecía ser un fan de las preguntas. Izuku suspiró. Al menos no estaba matándolo con su mirada acosadora.

De hecho, aquel Todoroki no parecía ser el Todoroki tenso de la escuela. Era una versión completamente distinta de él. Amigable, a su manera. Le recordaba a cómo había sido el verano pasado en la fiesta de Mina.

Tal vez había una faceta de él que no quería que el resto del mundo viese.

Al poco tiempo llevaron la malteada de chocolate de Izuku, la cual sorbió con muchas ganas. Tanto estrés del día —y de la vida en general— le había abierto el apetito. En cuanto se dio cuenta, Shouto lo observaba con la mejilla recargada sobre su mano.

Esa imagen le sacó un sonrojo.

—Así que, sobre las ships...

—No vayamos por allí otra vez.

—¡Te iba a preguntar si te gustaba EraserMight o EraserMic!

Shouto soltó una carcajada baja. Parecía algo tímido de reírse en público.

—Yo solo shippeo a Aizawa con unas horas extra de sueño para que se le quiten las ojeras.

—Ya.

—O a Toshinori con la dignidad.

—¡Oye! —Le golpeó el dorso de la mano que tenía sobre la mesa—. ¡Con él no te metas!

—Oh, lo siento. No me meteré más con All Might.

—Muy bien. Porque si no haré que Stain mate de alguna manera humillante a Shouto. Como estando en el baño o algo así.

Todoroki alzó las manos como si estuviera rindiéndose.

—Tú tienes el poder.

Izuku sonrió satisfecho. Su profesor podía estar demente, pero él lo quería. Era la única persona en la escuela que parecía confiar en que no era un completo fracasado.

—Gracias por lo del Festival —Todoroki soltó, rascándose la barbilla—. Y por no aprovecharte de mí, supongo.

—¿Por que clase de persona me tomas? ¿Crees que secuestro hombres y los pongo en mi harem privado...?

—Sí —respondió Shouto antes de que terminase de formular la pregunta.

—Ah.

Los dos rieron a carcajada limpia. Era algo tarde y el sueño estaba causando estragos en Izuku, o tal vez de verdad estaba pasándola bien con Shouto Todoroki.

—Estoy acostumbrado a que la gente se aproveche de mí en mis estados más vulnerables.

—Ay, disculpa, Adonis —rio Izuku.

Bueno, pensó para sí mismo. De verdad parece un Adonis.

La voz de Iida lo abofeteó mentalmente mientras le gritaba: ¡Controla esas malditas hormonas!

—No me sorprende que con esa cara todas las chicas te deseen.

Ahora fue él quien quería golpearse a sí mismo por ventilar sus pensamientos.

Shouto hizo una triste sonrisa.

—Sí —suspiró—. Las chicas.

Izuku cambió entonces el tema, lo cual animó un poco más a Todoroki. Rieron hasta el cansancio y se tomaron unas tres malteadas cada uno —y al final incluso mezclaron los sabores, lo cual terminó siendo una aberración y se ganó una foto de la mueca asqueada de Izuku—, para que al final Shouto no le permitiera pagar. Le decía que era lo mínimo que podía hacer luego del Festival, aunque Izuku no entendía por qué le daba tanta importancia.

Ni siquiera era la primera vez que se lo encontraba borracho.

El estómago se le retorcía de camino a su casa. No sabía si por la risa, la mezcla de batidos, los eventos anteriores del día o... tal vez algo más.

Esa noche tenía muchas cosas que consultar con su almohada.

Capítulo bastante largo y lleno de Deku siendo culisuelto (?)

No condenen al niño, el pobre está confundido (???) Imaginen que todos los crush de sus vidas les empiezan a prestar atención, todas nos volvemos locas haha ¿Y alguien se esperaba que el primer besito de este fic fuese ShinDeku? Lo que no quiere decir que no se besará con los otros, ejem... Pero ya hablé demasiado. También empezaremos a ver más de las ships secundarias, como el KiriBaku.

Me quedó medio dramaticón, aunque no era lo que planeaba (?) en el próximo les prometo más de mi comedia barata ;v; y más problemas para Izuku. Además de que se viene la aparición de Tokoyami, a quien seguro estuvieron extrañando por aquí.

El cap de hoy le hace honor a las tres bebitas de Sky_Black1999 , Miss_Shooting_Star y boobeartae  ♥️ son adorables y merecen mucho amor uvu me alegra saber que les gusta el fic, y espero les gusten sus cameos y que algo las represente (?) me guío de lo que veo haha c: Recuerden que todas aparecerán eventualmente.

Hoy estoy con mil cosas bbs y no llegué a revisar el cap entero ;-; disculpen los dedazos

¡Nos vemos muy prontito con el próximo capítulo! ¡Besitos!

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