Capítulo 20 - Parte II
Atención:
1- Siempre es importante aclararlo, ya que Wattpad jode con las notificaciones, pero la primera parte la subí junto a este capítulo. Es necesario leer ambas juntas, obvio ;v;
2- Es un poco más corta que la primera parte así no se cansan ♥️
El jueves estaba más cerca de lo que Midoriya esperaba. Seguramente porque pasaron tantas cosas que no podía contarlas con todos los dedos de la mano.
Tuvo varias reuniones de emergencia con Iida y Uraraka, las cuales solo ocurrían cuando el primero no podía planchar sus corbatas o cuando la segunda necesitaba fangirlear sobre algún nuevo animé de Gran Torino.
Midoriya nunca usaba sus reuniones de emergencia, pero la semana en general fue una completa emergencia.
De hecho, no estaba seguro de cómo consiguió llegar al jueves sin lanzarse desde la ventana de su habitación.
Se había pasado todo el martes y miércoles practicando sobre su presentación. No mentiría que estaba hecho un manojo de nervios; estaba más que seguro que acabaría vomitando sobre los brillantes cuadernos de Aoyama en cuanto pusiera un pie dentro del aula.
Iida le estuvo ayudando con aquello —no quería estar cerca de Ochako ya que la muchacha era malvada, y sus grandes ojos castaños parecían juzgarlos todo el tiempo.
Pero estaba con su cabeza tan en otro universo, que ni siquiera se dio cuenta cuando casi derribó a Kacchan en la entrada de la escuela el miércoles en la mañana.
Izuku sollozó para sus adentros.
Estoy muerto.
Moridamente muerto.
—¡¿Qué mierda...?! ¡¿Deku?! —chilló Kacchan—. ¡Que hayamos hablado el sábado no te da derecho a golpearme!
—¡Disculpa, Kacchan! —Izuku rió nervioso. No le estaba prestando atención—. ¡Es que no duermo desde el lunes, uf! ¡Todo está tan maravillosamente bien!
Intentó fingir estar bien para poder escabullirse lo más pronto antes de que la Bomba Nuclear Bakugo Katsuki 02 estallase más fuerte que un campo minado.
—Oye, engendro —dijo Kacchan con el semblante menos duro—. ¿Estás bien...?
Midoriya agitó las manos frente a su rostro, sacándole un respingo al otro muchacho. No tenía ningún tiempo que perder.
Y tampoco quería morirse.
—¡Tengo cosas que hacer! ¡Adiós, Kacchan! —exclamó con histeria.
Se alejó zumbando de allí mientras escuchaba el rugido enrarecido de Kacchan. Ya luego podría disculparse. O esperar a morir.
De momento, solo necesitaba encontrar a Iida.
Por supuesto, lo encontró dándole un sermón a Tokoyami acerca de llevar las uñas esmaltadas de negro a clases.
—¡Esto no es un convento de la Asociación de Góticos y Emos, Tokoyami...! —Iida exclamó—. ¡Es una falta total al código de vestimenta!
—No voy a despintarlas —Tokoyami arqueó una ceja—. Tú no entiendes la magnificencia y profundidad del color negro. Tan negro como la oscuridad que mora en mi alma, tan negro que...
Izuku se puso en medio de ambos, todavía con su sonrisa maníaca. Los dos muchachos dieron un sobresalto.
—¡Hola, Tokoyami! —dijo enérgico—. Bonitas uñas negras. Necesito llevarme a Iida. ¡Adiós, Tokoyami!
—Te lo regalo —escuchó bufar a Fumikage.
Izuku tironeó de la manga de Iida hasta que lo alejó de la multitud de alumnos adormilados y llenos de chismes nuevos que llegaban hasta la escuela. Su mejor amigo se acomodó las gafas, visiblemente irritado.
—¿Y ahora qué? —espetó Iida entre dientes—. ¡Estoy haciendo mi trabajo como delegado!
Izuku se pasó la lengua por los labios resecos. Comenzaba a sentirse parecido a Tomura, y no quería releer el mensaje del día porque ya lo recordaba de memoria: «¿Por qué no hidratas mis labios con tus glándulas salivales?».
Era espeluznantemente aterrador.
—Necesito tu ayuda —dijo Midoriya—. No podré leerlo frente a todos o creo que ensuciaré mis pantalones...
Iida soltó un suspiro, agotado.
—Bueno, Midoriya... es eso o reprobar y tener que ir a las clases de verano con Aizawa. Y estoy seguro que no quieres las clases de verano... —Se acercó hasta su oreja para susurrar—. Me dijeron que un chico se quedó completamente calvo por el estrés.
Midoriya ahogó un jadeo. Él no quería quedarse calvo. Ya le habían pasado demasiadas cosas malas como para tener que soportar ese injusto destino.
Pero, por otro lado...
Apretó más la laptop contra sí mismo mientras una mueca de desolación se apoderaba de él.
—¿Y si se ríen de mí, Iida?
Iida hizo una pequeña sonrisa alentadora. Le dio unas fuertes palmaditas en el hombro que casi le mandaron de regreso a su casa.
—Mientras sea el delegado, nadie se va a reír de ti —Iida asintió—. Y todos están desesperados. Estoy seguro que las señoritas te pedirán que les firmes en las bragas...
—¡Iida! —Izuku ahogó una carcajada—. ¿Cómo dices esas cosas...?
Su mejor amigo se acomodó las gafas.
—He tenido que planificar todos los escenarios potencialmente horribles. No puedo permitir que se comporten de forma tan indecorosa. Estaré preparado para defender a esas damiselas desesperadas...
Midoriya iba a decirle que estaba exagerando —como siempre— pero un pequeño tumulto en el pasillo les llamó la atención. Poco a poco, más de dos docenas de alumnos corrían hacía el amontonamiento bajo el cántico frenético de «¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!».
Iida ahogó un grito, indignado.
—¡Esta juventud de hoy en día que todo el tiempo quiere pelear...! ¡Me van a salir canas del estrés!
Midoriya trató de detenerle pero fue imposible. Iida ya estaba dirigiéndose hacia el tumulto dando zancadas, alzando las manos para abrir el camino mientras mascullaba muy alto con su grave tono de voz:
—¡Abran paso! —exclamó Tenya tratando de abrirse paso—. ¡Soy el delegado de segundo, y necesito pasar para imponer orden en nuestro establecimiento educativo!
—¡Váyase al geriátrico, abuelo!
Izuku no iba a quedarse más tiempo a averiguar quiénes estaban peleando. Por una vez en el año, no quería formar parte del ojo de la tormenta.
Se escabulló hacia su aula. Al menos, tendría unos minutos de paz para ensayar lo que ocurriría al día siguiente.
Si es que no se moría primero en el intento.
Despertar el día jueves fue una auténtica tortura. Y eso era un decir.
Porque no se había despertado en absoluto. Ni siquiera fue capaz de dormir unos cinco minutos en toda la bendita.
Cuando la alarma sonó a las seis de la mañana, Izuku la acalló de un puñetazo que dio en modo automático. Se levantó como robot y se metió en la ducha, se vistió, peinó —aunque fue un fracaso porque su cabello era demasiado rebelde— y desayunó una mísera tostada con mantequilla.
Si tragaba un bocado más, vomitaría. Sobre los cuadernos de Aoyama.
—¡Buena suerte hoy, hijito! —exclamó Inko con una sonrisa—. ¡Al fin te liberarás de este semestre!
—Gracias, mamá —balbuceó Midoriya—. La voy a necesitar...
—Tonterías —Ella rió—. Eres de los mejores. No hay nada que no podrías hacer si te lo propones.
Midoriya esbozó una tímida sonrisa mientras su madre le llenaba el rostro de pequeños besos. Otros chicos de su edad se sentirían avergonzados, pero él amaba los besos de su madre, ¿de acuerdo?
¡Eso no le hacía ser menos masculino!
Los besos de su madre le hacían sentir todopoderoso. Como All Might cada vez que pateaba el trasero de algún Nomu.
Dio un brinco tras aquel pensamiento. Solo faltaban un par de horas antes de tener que exponer su trabajo en clase. La mayoría de sus compañeros ya estaban familiarizados con All Might, con Deku, con todo el universo de My Hero Academia...
Pero leerlo en voz alta era diferente.
Era asimilar los hechos. Y darle un punto final a toda la historia.
Rió al pensar en aquella tarde del robo, en el Starbucks, cuando lidió con el bloqueo de escritor. Si su laptop no hubiese sido hurtada, ¿habría sido capaz de terminar con My Hero Academia?
Seguramente, no. La historia se habría quedado archivada en su computadora, mientras se revolcaba en su cama creyendo que era bastante sosa como para ocuparse de ella.
Pero las cosas no habían sido como él creía. Puede que nunca se atreviera a enseñar sus escritos a gente que conocía de la vida real, pero las cosas eran distintas.
Tenía más confianza. Más valor. Todos los comentarios de aliento que recibió en las últimas semanas —y en el último día— le devolvieron la confianza que alguna vez pensó que no existía.
Sí, la experiencia no fue un camino de rosas, unicornios y arcoíris. Pero, ¿estaba mal que le viera el lado positivo a toda la locura ?
Al leer los comentarios... estaba seguro que no habían muchas cosas de las cuales arrepentirse.
InvisibleGirl000
ÒwÓ
Alien_Queen
YEYYYY!!!!! Es el dia, Midoriya!!!!!!
DenkiPikachu
Mi existencia vuelve a cobrar sentido
TapeBoy
Es cierto lo que veo...? Kaminari... escribiendo... BIEN?????
DenkiPikachu
@ TapeBoy Midoriya me ha inspirado con su historia U3Ú ahora escribo vien
OchakoU
Todavía están a tiempo para sobornarme para saber el final antes de tiempo ;)))
Froppy
Ánimo, Midoriya-chan. Yo me compraría tu historia.
LordOfEternalDarkness
Buenos deseos, Midoriya. Que la oscuridad y el abismo estén de tu parte hoy...
Yaoyorozu_Momo
Estoy más que ansiosa ♥
KiriRedRiot
Midoriya, eres tan masculinamente asombroso!!
IWillKillYou-Deku
AL FIN SE ACABA ESTA PORQUERÍA DEKU TEMEEE
Monoma
¿Qué? ¿Hoy termina? ¿De qué me burlaré ahora...?
Alien_Queen
@ Monoma de tu cara
Tail_Man
Ánimo, Midoriya!!!
Kouji_Koda
:) :) :)
Tenya
¡Recuerda lo que practicamos! ლ(¯ロ¯"ლ)
ICantStopTwinkling
Mon amour, serás la portada del próximo número de la revista uwu
Toga-chan
creo q hay una clase en la q me voy a colar hoy :3
Tomura
@ Toga-chan te acompaño :3 tengo algo que darle a Midoriya :33
ShinsouHitoshi
Pase lo que pase, recuerda que muchos te queremos
Orumaito
Ja, ja, ja!!!! Joven Midoriya, heaprendido comocrearme una cuenta enestesitio... Y todo estarabien!!!! Porque tu maestro.favorito.ya esta aquí!!
JirouKyoka
Gracias, Midoriya
Tuvo que tragarse las imperiosas ganas de llorar. Solo se le había metido un amoamiscompañerosapesardequesonmalvadosaveces en el ojo.
Sí, una de ellas de le había robado la laptop. Sí, otra de ellas se encargó de subir su historia. Sí, uno se la pasaba gritándole que lo mataría. Sí, ninguno de ellos era perfecto.
Pero les quería. Ellos, también. Y, aunque las crisis pudieran azotar muchas veces, permanecían a su lado.
Midoriya podría con aquello.
Él podría con todo lo que deseaba. Ya nadie más iba a detenerlo.
Por supuesto, si Aizawa no decidía reprobarlo a pesar de todo. Gimoteó al pensarlo. Con su suerte, no sería impensable que algo así alterara el nuevo orden que las cosas estaban encontrando.
No podía saberlo. Las mejores historias siempre tenían un plot twist bajo la manga.
Ochako estaba ya esperándole en la entrada del aula, dos minutos antes de que la campana anunciara el comienzo de clases.
Había sido estratégico, por supuesto. Midoriya no quería cruzarse antes de tiempo con ninguno de sus compañeros o les escupiría su acelerado corazón en la cara.
Su mejor amiga le ofreció una inmensa sonrisa. No se dio cuenta que estaba temblando hasta que Ochako trató de tomarle la mano pero fue imposible ya que vibraba más que su teléfono cuando My Hero Academia salió a la luz.
—¿Listo para morir, Deku-kun?
—Qué agradable amiga eres, Ochako —Izuku dijo con serenidad—. Siempre me ayudas en mis peores momentos...
—No seas dramático —Ella rodó los ojos—. Ahora vamos, que en una hora tengo que pasar a firmar tu acta de defunción y retirar el ataúd.
Como sus bromas de mal gusto no estaba ayudando, Ochako hizo una sonrisa más sincera y cálida. Palmeó en la mejilla pecosa de Izuku como solía hacer cada vez que pretendía hacerlo dejar de llorar.
—¡Ya cálmate! —exclamó Ochako, aunque su voz no era tan dura—. Lo harás bien, ¿de acuerdo?
Midoriya empezó a negar enérgicamente con la cabeza.
—No lo creo... no. Nope. No, no, no —soltó—. ¡Será el apocalipsis...!
Ochako le aplastó las mejillas con sus dos palmas hasta que consiguió tener apresado su rostro y obligarla a mirarle.
—Repite después de mí, ¿okay?
—Okay —Izuku dijo como pudo.
Su mejor amiga le miró con sus enormes ojos castaños que parecían perforar adentro de tu alma. Ella era aterradora. Puede que fuese pequeña, vistiera de rosa y amara los animé de patinadores gays, pero eso no quitaba que se volviese un demonio cuando se lo proponía.
—Ochako me va a patear el culo si sigo llorando —dijo ella con seriedad.
—Ochako me va a patear el... ¡hey!
Uraraka esbozó una media sonrisa maliciosa justo cuando la campana sonaba. La mayoría de estudiantes ya estaban esperando en sus pupitres, pero algunos atravesaron la entrada justo a tiempo y se dedicaron a dar palmaditas de aliento a Midoriya.
Él no tenía fuerzas para hablar en voz alta, pero Ochako respondía agradecimientos —y mendigaba propina por el servicio de entretenimiento— por él. Solo era capaz de darles una pequeña mueca que no lucía como de completa miseria.
Sintió que una imponente presencia se detenía a sus espaldas.
—Midoriya —dijo la voz ronca de Aizawa—, serás el último de la clase que exponga. Todos ya han aprobado, excepto Ashido y Kaminari que vendrán a las clases de verano. ¿Estás listo?
Ochako y él dieron un saltito al escuchar al profesor. Ambos giraron la cabeza para encontrarse con su maestro desgarbado, desaliñado y despeinado.
Le recordaba un poco a Ochako: Aizawa parecía bastante inofensivo con su andar pacífico y sus ganas de querer echarse a dormir para siempre, pero en el fondo era bastante aterrador.
—Él está lis-... —empezó a decir Ochako, pero Midoriya alzó una mano temblorosa para que no dijera nada. Ella quedó sorprendida.
—Estoy preparado, profesor Aizawa —dijo Midoriya—. Lo haré cuando usted me indique.
Ochako buscó su mano para darle un apretón de confianza. Aizawa asintió, indicándole con la cabeza que él entraría luego de que ellos dos lo hicieran.
Izuku se dio la vuelta. Ya podía escuchar el barullo del aula y a sus compañeros cuchicheando sobre quién sabe qué cosas —tal vez sobre él y su historia, tal vez sobre otro chisme más jugoso— así como el ajetreo de los pupitres y sillas arrastrándose por el suelo.
Tragó saliva. Estaba listo. Bueno, tenía que estarlo.
Sintió que su corazón enloquecía de solo pensar que tendría a casi una veintena de pares de ojos observándole mientras volcaba, públicamente la historia que había guardado tanto tiempo adentro de sí.
Pero en especial, Midoriya se sentía asquerosamente nervioso por tener que mirar a Shouto Todoroki a los ojos.
Había hecho lo posible por no dedicarle una sola mirada en los últimos días. Funcionó —no es como si Todoroki se esforzara en buscar su mirada, tampoco. La única vez que le miró de reojo, él seguía dolido por el sábado anterior en la fiesta.
Midoriya no sabía si se merecía la segunda oportunidad. Pero iba a arreglar las cosas. Eso hacía él, ¿no?
Ochako no le soltó la mano ni un minuto. Su mejor amiga no iba a abandonarlo.
Juntos, entonces, atravesaron el umbral de la puerta hacia el aula de la Clase A.
«Había muchas cosas que se podían decir sobre Deku.
Que era medio llorón, tal vez. O que no le gustaban los villanos que alteraban la paz en su ciudad. Que le apasionaban las letras y disfrutar de un buen libro que le llevara lejos de la realidad. Que era amante de los animé de deportes, del Katsudon que preparaba su madre por las noches, o que tenía devoción por All Might, el héroe que le devolvió la confianza.
Que tenía muchos amigos, también. Que le apasionaba ir a convenciones con Uravity cuando se quitaban los antifaces y los trajes, que debajo de todo lo que los civiles, los villanos y sus colegas héroes veían, eran dos jóvenes como todos los demás.
O que solía ser molestado por Ingenium por crear más problemas de los que solucionaba. Pero, ¿y eso qué? ¡Todos creamos más problemas de los que solucionamos! La clave siempre está en calzarse las botas, pisar con fuerza y afrontar las consecuencias de nuestros actos.
También podía decirse que tenía un amigo y rival. Ground Zero le molestaba muchas veces, pero Deku sabía que ambos en el fondo tenían miedo. Que ambos estaban aterrados de sus errores y si serían capaces de solucionarlos.
O incluso que descubrió, algo tarde, que tenía más amigos de los que pensaba.
Habían muchas cosas debajo de Deku, el Héroe Número 1, el Símbolo de la Paz. Debajo de la máscara que lo convertía en el héroe que salvaba el día con una sonrisa
Pero, ¿qué cosas no podían decirse de Deku?
Bueno, no podrían haber dicho que era bueno con las citas o el romance.
En otras palabras... era pésimo.
¿Cuántos rumores habían corrido sobre Deku y sus incontables amantes? Ni siquiera tenía tantos dedos para recordarlos.
Él no pretendía que alguien los contara. Nunca quiso que la gente lo supiera, pero así es como la vida era a veces. Un poco injusta, un poco inevitable.
Había creído que en su camino para ser héroe siempre faltaba algo. Y eso era, claro, la compañía romántica para el Héroe Número 1. ¡Por supuesto, qué grandes cosas hubieran dicho de eso! ¿Y si Deku salía con otro héroe del ranking? ¿O con uno de perfil más secreto y que diera pie a un sinfín de teorías de sus fanáticos?
Incluso él mismo cayó en el juego. Pensó que, así como la vida, el amor también era un paso inevitable.
Estuvo equivocado.
Y se había sentido mal por ello. Un inútil. ¡¿Cómo era posible que el gran Deku fuera capaz de arruinar aquello que todos los humanos —héroes, civiles y villanos— anhelaban con fervor?
Un gran héroe del mundo under —que prefería el anonimato— le ayudó a abrir los ojos. Le dijo que no necesitaba tener cientos de conquistas. Que sentirse solo estaba bien, y que nunca estarías solo mientras no te perdieras a ti mismo.
Después de todo, era uno mismo quién se acompañaría por el resto de los días. ¡Vaya chasco! ¿No?
Deku comprendió que no podía salvar a todas las personas de sus villanos personales. Y mucho menos podía hacerlo si no se enfrentaba primero a los suyos propios.
Primero creyó que aquello era un pensamiento deprimente. Y que él podría con todo. Que él podía ayudar a las personas con una sonrisa, que podía acompañar y amar a aquellos que lo necesitaran.
Pero, a la fuerza, tuvo que darle la razón al héroe desconocido.
Y Deku, entonces, comprendió que no podría salvarlos a todos. O, dicho de otra forma, no era el indicado para salvar a todos.
Por un instante, se sintió increíblemente solo. Sin embargo, luego recordó que no todo se reducía a salvar a los demás.
A veces... los demás podían salvarte a ti mismo.
Y pensó en Uravity e Ingenium. En All Might. En Froppy y Tsukuyomi. En Chargebolt, Cellophane, Pinky y también en Red Riot. En Ground Zero. En el héroe anónimo. También en Creati y Earphone Jack.
Incluso en Shouto. Todos ellos le habían salvado. De una u otra manera —a veces sin darse cuenta, a veces tras haberlo intentado un millón de veces.
Y pensó también en una última sonrisa. Esa que le devolvía la mirada cada mañana que se asomaba al espejo antes de calzarse la capucha de su traje y salir a patear traseros de villanos.
Esa... era la que más lo había ayudado. Solo después de comprenderlo. Después de los errores y sus pagas; después de ser valiente y enfrentar a los villanos internos. Que, aunque muchos no lo crean, consiguen ser más aterradores que los que siembran el terror en las calles.
Cuando la sonrisa comenzó a ser sincera, entendió que no necesitaba de un romance que los salvara a él y a su amado. Aquello era simplemente un plus en la vida de cualquiera.
Tenía amigos. Familia. Héroes.
Y se tenía a sí mismo: Deku, el Símbolo de la Paz».
Punto final.
Midoriya se quedó callado un instante mientras trataba de encontrar las agallas para levantar la mirada del papel que comenzaba a emborronarse por culpa de sus lágrimas.
No seas llorica, se regañó. ¡Ten un poco de dignidad!
Se obligó a mirar a sus compañeros. Todos aquellos ojos mirándole anonadados, estupefactos por el desenlace de los hechos. Midoriya había estado leyendo en voz alta cerca de cuarenta minutos —tuvo que parar varias veces para beber agua o se quedaría sin voz— pero no fue hasta el último fragmento de la historia que grandes lágrimas hicieron correr la tinta del papel.
Pero Izuku ya no pudo contenerlo más cuando llegó el primer aplauso. Primero un ruido seco, un solo par de palmas que se golpeaban entre sí mientras la persona que lo empezó se ponía de pie.
Era Kirishima.
El chico tenía una sonrisa de oreja a oreja que enseñaba todos sus dientes afilados. Izuku dejó escapar una pequeña carcajada incrédula mientras la intensidad de los aplausos aumentaba.
Le siguió Momo Yaoyorozu, que se secaba una diminuta lagrimita de su ojo derecho. Aoyama también se puso en pie —solo que con su grácil parsimonia— y aplaudió golpeando una de sus palmas con la punta de los dedos.
Los otros también lo imitaron. Kaminari. Mina. Ojiro. Sero. Tsuyu. Sato. Koda. Shoji. ¡Hasta Tokoyami...!
No le pasó por alto que Jirou y Hagakure también aplaudían de pie. La primera sonreía, pero ya no tristemente como lo hizo el lunes cuando le devolvió su laptop; era una sonrisa orgullosa, como la del resto de sus compañeros que vitoreaban y soltaban silbidos pese a las miradas furibundas de Aizawa.
—¡Bravo, Midoriya! —exclamó Kaminari con lágrimas fingidas—. ¡Denle un Oscar de Literatura...!
—¿No será un Nobel, tonto...? —Sero le codeó sin dejar de aplaudir.
—¿Quién dejó aquí estas cebollas? —Mina sorbió por la nariz—. ¡No se suponía que debía llorar, diablos!
Divisó a Iida y Ochako desde sus lugares. Ochako tenía los labios temblorosos y los ojos cubiertos de una película transparente que iba a desbordarse en cualquier momento. Iida se frotaba los ojos por debajo de las gafas fingiendo sutileza pero no fue hasta que Ochako le ofreció un pañuelo que se volvió loco.
—¡No estoy llorando, Ochako...! Sin querer me he picado con la punta de las gafas.
—Seguro —Ochako rodó los ojos—. Y yo no quiero lamerle los patines a Gran Torino.
Iida aceptó el pañuelo, por supuesto.
Kacchan no le miraba, pero golpeaba la mesa del pupitre de una manera casi silenciosa. Tal vez no era un aplauso como tal, pero a Izuku le alcanzaba.
Había hecho hasta lo imposible para no buscar el último asiento del aula. No es como si fuera fácil —tener a una docena y media de adolescentes aplaudiendo y chillando de pie no le dejaba concentrarse en muchas cosas.
Pero la curiosidad era mayor, pese a que no le gustaba aquello. La curiosidad era lo que solía llevarles a cometer miles y miles de errores.
Midoriya escaneó el aula hasta dar con él.
El mundo entero pareció quedarse en silencio cuando su mirada encontró finalmente a la suya.
Shouto estaba con la boca entreabierta y sus ojos que no parecían dar crédito de lo que ocurría. No estaba aplaudiendo. No se puso de pie.
Midoriya trató de no tomárselo personal.
Había algo en su mirada confundida que le hacía no poder enojarse con él. Tenía sus ojos tristes, aburridos y cansados; sumado a la sorpresa del momento. No le miraba a los ojos desde el sábado, y creyó que ya no volvería a sentir ese hueco el pecho.
Estaba equivocado.
—Muy bien, silencio —Aizawa alzó la voz para que todos terminaran con sus cánticos alocados—. Midoriya, debo decirte que tu trabajo ha superado mis expectativas. Ya había leído el escrito, pero creo que tu presentación frente a la clase te ha hecho ganarte la nota más alta.
Sus compañeros volvieron a romper en vítores y aplausos. La mayoría de ellos los lideraba Ochako como si se encontrara en plena cancha de fútbol.
Midoriya miró a Aizawa con curiosidad. Su maestro estaba sonriéndole. Pensó que se veía muchísimo más agradable y paternal de esa forma.
Esperaba que Toshinori también pudiera presenciar las sonrisas de Aizawa. Aunque el paquete con un enorme lazo azul, rojo y amarillo en su escritorio, le confirmaba exactamente aquello que deseaba.
—Te lo mereces —agregó Aizawa—. Se nota el esfuerzo y la dedicación que pusiste.
—No dormir por una semana entera valió la pena —musitó Midoriya.
El semblante de Aizawa se endureció otra vez.
—¿Qué has dicho...?
—¡Nada...! —Izuku chilló con un hilillo de voz—. ¡Eh...! ¿Preguntas, alguien?
En su atolondramiento, Midoriya se dio cuenta tarde que se suponía que esa era la línea de Aizawa. Bueno, ya no importaba: había al menos siete manos alzadas —y dos pertenecían a Kaminari— en ese mismo instante.
—Eh, Ashido —dijo Izuku tras señalar su mano.
—¿Qué te ha inspirado para ese final? —preguntó la muchacha con una mueca soñadora.
Midoriya esbozó una sonrisa tímida.
—Creo que la respuesta está por todo el texto, ¿no crees?
Pero, para que quedase claro, Midoriya miró de soslayo a sus dos mejores amigos. Ellos dos seguirían siendo la principal fuente de su inspiración —ojalá lo hubiese sabido desde siempre.
Izuku señaló entonces las dos manos de Kaminari. El muchacho se acomodó el cuello de la camisa con aires de superioridad.
—Midoriya... entre nosotros... —Le hizo una seña para que se acercara. Cuando Izuku lo hizo, murmuró—. ¿Hay algún epílogo que me aclare ciertas dudas que no me dejarán dormir respecto a, eh, ya sabes quiene-...? ¡AHHH!
Kaminari recibió un golpe en la cabeza por parte de la bufanda de Aizawa. La clase entera rió, y cualquier tensión que hubiese se disipó rápidamente.
No faltaba mucho tiempo para que la clase terminase. Era la última hora de literatura de todo el semestre.
Y, por primera vez, Midoriya sintió que lo disfrutaba.
Tal vez Ochako tenía razón y escribir era mucho más que un simple hobby.
Después de las felicitaciones, las palmaditas y las preguntas incómodas, Ochako comenzó a cansarse y tuvo que gritarles a todos a la salida de clases:
—¡Como sigan tocando y molestando a Deku, van a tener que pagarme!
Iida no tuvo reparos en intervenir, indignado.
—¡Te veo muy interesada en recaudar dinero de maneras fraudulentas, Ochako! —Iida se acomodó las gafas—. Además, Midoriya no es de tu propiedad.
—¿Y a ti qué? —Ella bufó—. ¿Te crees que voy a dejarte pagar todas nuestras citas...? ¡No soy ricachona como tú, necesito sustento...!
—¡Pero no a costa de nuestro mejor amigo!
Midoriya suspiró resignado mientras ambos empezaban a discutir solo para terminar besándose apasionadamente en medio del pasillo y solo para después continuar con la pelea.
Unos zapatitos repiquetearon en su dirección. Dio un respingo al descubrir que era Momo Yaoyorozu. Seguía viéndose tan guapa y etérea, como siempre.
Ella le sonreía con dulzura.
—Me ha encantado, Midoriya —asintió—. Si algún día decides publicar tus libros, no dudes en enviarme una invitación para la presentación.
Izuku no pudo evitar sonrojarse hasta las orejas. Momo lo descubrió, y se sintió bastante apenada por aquello, aunque era totalmente ajena a que era por su culpa.
—Me estás dando mucho crédito, Yaoyorozu —Midoriya agitó las manos, evitando mirarla—. Solo soy un ficker de pacotilla.
—Bueno, entonces no dudes en mandarme un link a tu nuevo blog —Le guiñó un ojo—. Dejaré mis estrellitas en cada capítulo.
Midoriya —que comenzaba a cuestionarse a sí mismo sobre si le gustaban las mujeres por lo mucho que Momo podía alborotar la canica de cualquiera— se sorprendió bastante cuando una segunda figura, más pequeña, apareció detrás del esbelto cuerpo de Momo.
Tuvo que ahogar un jadeo.
—Midoriya, felicidades —dijo Jirou Kyoka tras dar un asentimiento hacia él.
El rostro de Momo se iluminó por completo al ver a la muchacha.
—¡Kyoka! —dijo con su dulce vocecita—. Te estaba esperando.
Midoriya vio que el semblante de Jirou se petrificaba un instante. Ella intercambió una triste —y resignada— mirada de complicidad con él, antes de que abriera la boca para dirigirse a Yaoyorozu.
—Momo, ¿me acompañas? —Jirou preguntó—. Hay algo que quisiera decirte.
Midoriya sintió un nudo en la garganta al verlas alejarse. Yaoyorozu parloteaba animada mientras Jirou la miraba como si quisiera grabarse toda su luz y belleza para siempre.
Sacudió la cabeza para no pensar en ello. Aquello era un tema de las dos, y él no tenía manera de ayudar o siquiera de intervenir.
Si las cosas salían bien, o mal... todo dependía de Yaoyorozu y de Jirou.
—¿Por qué siempre tienes que llevarme la contraria? —escuchó a Iida exclamar hacia Uraraka—. ¡Podrías ser una novia considerada al menos una vez en la vida!
—Cariño, si fuese una novia considerada como tú le llamas... seguramente no te hubieses enamorado de mí.
Iida trató de ocultar su sonrojo con un resoplido. Ochako sonreía victoriosa, cruzando los brazos por encima del pecho.
—Estoy convencido de que me has hecho una brujería para que caiga por ti.
Midoriya se quedó duro en su lugar, sonriendo incómodamente a medida que Uraraka se acercaba hasta Iida, con sus dedos recorriéndole por el brazo hasta llegar a su corbata y apretarla con sus dedos para llenarla de arrugas.
Lo tironeó hacia abajo para que quedara a su altura.
—Eso no es lo que decías la otra vez, Tenya —ronroneó Ochako muy cerca de su rostro.
Midoriya —que en parte quería salvar a Iida de que le diera un síncope— alzó tímidamente un dedo para llamarles la atención.
—Eh... hay niños y vírgenes presentes —carraspeó—. ¡Controla esas hormonas, Ochako!
Iida consiguió zafarse del amarre de Uraraka mientras ella estaba distraída por la voz de Midoriya solo para erguir los hombros otra vez y acomodar histéricamente la tela de su corbata.
—Midoriya, no debes sentirte mal —comentó Iida—. Ochako y yo tampoco lo hemos hec-...
Ochako casi le metió la mano adentro de la boca para que no siguiera hablando.
—¡Como sea! —Ella exclamó—. Así que, Deku, ¿has analizado a nuestros compañeros? ¿Quién estaba en actitud sospechosa? ¿Has visto a alguien con potencial cara de ladrón?
—Yo creo que fue Mineta —Iida seguía planchando su corbata con las manos—. Fingía demasiado bien el estar conmovido por el relato.
—Tienes razón —Ochako agitó el dedo—. ¡Una popó de proporciones universales no puede sentirse conmovido por nada!
Midoriya suspiró con una sonrisa. Escuchó a sus mejores amigos especular acerca del ladrón —ladrona, aunque ellos no lo sabían— y todos los potenciales candidatos que podrían haber dejado la laptop en la sala de informática tras enviar un mensaje de texto en anónimo y jamás presentarse.
Esa era la historia que ellos dos conocían.
No es que a Izuku le gustara mentirles, pero creía que era lo más sensato: ninguno sabía quedarse callado, y las cosas estarían más tranquilas si nadie planeaba venganzas secretas por una estúpida laptop con historias sobre superhéroes homosexuales.
Jirou ya debía estar pagando sus propias consecuencias. Midoriya no sumaría más problemas al asunto.
—¿Y si ha sido Monoma? —continuó Ochako—. Es raro. Y malo. Y nos odia.
—Pero, ¿es intelectualmente capaz para hacer algo así...? —Iida pensó—. Parece un poco desequilibrado.
—¡Esos son los peores!
Midoriya se recargó contra uno de los casilleros hasta que sus mejores amigos decidieran que era suficiente de teorías conspirativas y pudieran dirigirse a la siguiente aula. Cerró los ojos un instante solo para poder rememorar todas las locuras vividas en aquel tiempo.
Las cuales acababan de terminar. Casi no podía creerse que su vida estaba a punto de volver a la normalidad.
O eso pensó... hasta que sintió una colonia que demasiado bien conocía, abrió los ojos y se encontró con la más grande sus locuras arrastrando los pies justo al frente suyo.
Izuku sintió que su corazón daba un vuelco tras ver la silueta caminar a su lado. Pasó casi como un rayo —veloz e inalcanzable. Hermoso y melancólico, solitario y enigmático.
Su cabello bicolor se agitó por la velocidad a la que iba. Solo fue capaz de ver sus sedosas hebras brillando con el foco incandescente del pasillo que atravesaba con sus largas piernas.
Hazlo, le dijo una voz en su interior. Podrías no tener otra oportunidad.
Midoriya se dejó llevar por lo que gritaba su corazón. Decidió apagar a la razón tan solo un instante, porque si lo pensaba demasiado... seguramente se arrepentiría y volvería al principio: cuando dejó un cabo suelto en su historia que le hizo perder el camino un millón de veces.
Trotó hasta que casi lo alcanzó. Pero como el otro iba más rápido, Midoriya no tuvo más opción que gritarle y llamar la atención de las pocas personas presentes:
—¡Todoroki!
Ochako fue la primera en reaccionar. Y hubiese corrido para arrastrar a Midoriya lejos de allí —hasta el Tíbet para internarlo en un monasterio, pensaba— pero Iida la apretó por la cintura pese a los intentos inútiles de ella por soltarse.
Midoriya no podía dejar de mirar a la espalda ancha de Todoroki. Él se había detenido al escuchar su nombre, pero estaba seguro que fue el reconocimiento de su voz el que le impedía girarse y enfrentarlo.
Mírame, suplicó para sus adentros. Mírame y acabemos con esto que nos está matando a los dos.
Contó los tortuosos segundos en los que Shouto no se giró. Solo vio el subir y bajar de sus hombros probablemente por su irregular respiración. Midoriya arrastró los pies, poco a poco, hasta que solo un metro de distancia los estaba separando.
Se arrepintió al instante —cuando el chico se giró, fue mucho más doloroso y agónico mirarle de cerca.
A sus bellos rasgos surcados por un indescifrable sentimiento.
Pero aquella sería la última vez, ¿no? Midoriya quería arreglar las cosas para que su pecho no punzara de dolor cada vez que tenía que verlo.
Por la culpa y también por las heridas sin cerrar desde el año anterior.
Vio que la nuez de Adán de Todoroki se movía inquieta. Estaba muy quieto en su lugar pese al acercamiento inevitable de Midoriya. No le quitaba de encima sus curiosos ojos de diferente color. No podía decir cuál de los dos era más intimidante.
Él se puso firme frente a él. Las piernas bien puestas contra el suelo y las manos apretadas contra sus costados. Parecía como si estaban esperando que el otro rompiera el hielo y se desatara la tormenta.
—Todoroki —repitió Midoriya con la voz sin temblar—. Tenemos que hablar.
—Pensé que el sábado me dejaste en claro todo lo que había que decir, Midoriya —Todoroki dijo.
Los dos se desafiaron solo unos segundos —u horas, ¿quién sabía ya cómo funcionaba el tiempo?— hasta que Izuku volvió a tomar la palabra.
Debía ser quien bajara la guardia si quería que el otro accediera a su petición. No era momento de mostrar sus inseguridades o desconfianza; debía ser lo suficientemente fuerte para plantar cara y enseñarle, no solo a Shouto sino al mundo, que era valiente y se enfrentaba a las consecuencias.
—Hay otra cosa que necesito decirte —casi suplicó pero sin perder la compostura—. Por favor, Todoroki.
Esperó uno, dos, tres, cuatro segundos. Cuando ya casi creía que Shouto se daría la vuelta y lo dejaría solo con sus palabras —por más de que se lo mereciera, en parte—, vio que el muchacho abría sus finos labios, para decir:
—De acuerdo —dijo Todoroki—. Hablemos. Ahora mismo.
Sé que merezco la pena de muerte, la horca, la silla eléctrica, la chancla... ¡Por dios, yo lo sé! ¡NO ME MATEN!
Yisus, no sé ni por dónde empezar xD no sé si me van a matar por la demora, por la revelación, por el cliffhanger O TODAS JUNTAS!!!!! Solo téngame piedad, tengo fics que terminar antes de ser asesinada brutalmente por una horda de lectores (?
Bueno, sobre la revelación... ¿quién se lo esperaba? c: Bueno, ya, sí sé (?) algunas personillas apuntaron hacia el culpable (que no diré aquí en la nota porque algunos las leen antes del capítulo y no spoilearé esto) pero nadie había adivinado los verdaderos motivos (no que recuede ;A;). Solo quiero aclararles que yo no odio a este personaje, LO AMO! Y pues mi motivo es porque estuve rompiéndome el coco mientras planeaba este fic, allá por enero/febrero... y me pregunté quién podía ser la opción más shockeante. Y bueno este fue mi veredicto HAHA traté de dejar pistas, algunas sutiles y otras obvias, y muchas otras falsas, claro (como el hecho de que ayudaba a Deku). Pero si siguen teniendo dudas, no duden en dejarlo en este apartado. ¡También sus opiniones! pero no le tiren kk ;m; si, cometió un error; si, fue feo... pero saben? TODOS en esta historia metieron la pata y muy feo. Pero de eso va LFDA. De saber reconocer los errores y tratar de enmendar el daño causado con completa sinceridad.
Sobre la demora, pues no tengo excusa u.u Bueno, sí tengo, pero no quiero poner una. Sí, estuve ocupada con mi tesis y con el maratón de DHYL pero podría haberme dado un tiempito para esto. Pero este capítulo me asustaba y necesitaba estar 100% preparada. Otra vez, me disculpo. Espero que una doble actu pueda compensarlo un poquito ♥️
Y el cliffhanger... de eso sí no me arrepiento ni un poquito c:<
¿Quién hará unas últimas teorías? ¡Recuerden que solo queda el último capítulo y el epílogo! ¡Y también será actu doble! Pueden dejarlas por aquí así nos divertimos (y sufrimos un poquito más) ——>
Este capítulo se lo dedico Miss_Shooting_Star ¿por qué? Porque no me quedan dudas de que ha sido la persona que más sufrió con toda la espera. Shutin, yo te amo, ya no te tires por la ventana por favor ;;;;; y también por el bellísimo dibujito que hizo sobre Lo Que Debería Haber Pasado En El Capítulo 18:
También para LadyDramones que tuvo que aguantar los dramas de ambas xD ♥️
Y bueno, no quiero extenderme más porque eso queda para el final (que NECESITO hacerlo para antes del 21 de diciembre porque haré otro maratón de DHYL y quiero escribir para navidad, pero conmigo ya no se ;-;). Mientras tanto, pueden disfrutar de alguno de los fics cortitos nuevos que subí: uno de Halloween (ufff aquí me doy cuenta lo mucho que tarde en actualizar LFDA) y otro KiriBaku. Y claro, siempre están invitados a De héroes y leyendas que está lleno de capítulos nuevos haha
Muchísimas pero muchísimas gracias por la espera ;;;; espero no haberles decepcionado con estos capítulos y que puedan disfrutarlos ♥️ gracias por sus votos y bellos comentarios. Me dan ánimos todos los días, sepan que les adoro muchísimo ;u;
Nos estaremos viendo pronto (espero) para el desenlace de esta historia. Besitos ♥️
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