Capitulo 11
Era una mañana hermosa, ¿tan hermosa?, no, no lo crean así, era mucho más Adeline con su tremenda belleza que dejaba envidia para algunas de sus compañeras de clase. En fin, aquel día ocurrió un hecho nada agradable para aquella pequeña, la cuál se vió en aprietos cuando todos salieron a realizar actividad física.
— A ver, ya fue suficiente ejercicio, pueden jugar fútbol y las chicas voleibol — aclaró el maestro.
Y entonces, Ortelo y Welong se fueron a jugar, lo mismo hicieron Aminela y Adeline, pero cómo se había cansado de tanto jugar, Adeline quiso tomar un descanso. Uno del equipo contrario de los chicos del fut dijo que iba al baño con la manía de regresar no a jugar sino a molestar a la hermana de Welong y Ortelo.
—Hola Adeline, cómo estas? — la observaba con una mirada acosadora.
— Bien y tu? — Adeline.
— ¿No me puedes acompañar a un lugar? — le preguntó.
— Si, esta bien, vamos. – le respondió.
Cuando llegaron a los baños de hombres, el compañero la metió de un aventón y le cerró a la puerta del baño de hombres, lo que hizo fue horrible, quería darle un beso en la mejilla, pero ella se negaba, cómo en el instituto esto estaba prohibido, el pequeño sentía ua admiración por ella, pero fue demasiado lejos, que hasta de tanto probar con Adeline, le metió un golpe en el ojo y la dejó tirada en el suelo. Aminela la buscaba por todos lados y el director hacia lo mismo pero al notar que la puerta estaba cerrada del baño de los niños supuso que se encontraba ahí. Llamó a un cerrajero y en menos de poco tiempo, encontró a una niña tirada y con el ojo morado.
— Hay una niña golpeada, pero, que tenemos aquí, un chico asustado, que vaya sorpresa, ¿así que tú provocaste esto? — el cerrajero miró al niño con cara de enojo.
— Señor Director.
— Digame — director.
— La niña,eh, ¿sabe usted su nombre? — le preguntó.
— No, pues... — director.
— Yo si — se anticipó Aminela a responder.
— ¿De verdad? — cerrajero.
— Si, ella es mi hermana — Aminela.
— Lo siento pequeña, ella estará bien.—le respondió de forma amable aquel humilde trabajador.
— Aminela, ¿que haces aquí?, Oh por dios, ¡Adeline!, !que haces ahí!, ¡George!. — gritó Ortelo.
— ¿Que pasa?, ¿que pasa? — le respondió.
— ¡Hermanita!, ¡no! , tu fuiste maldito. — le reclamó a su compañero.
Entonces surgió el conflicto entre ambos, Welong aventó el primer golpe y no se dejaba vencer. Al final los agarraron y el director tuvo que llamar a los padres de familia, ya que de no hacerlo jamás esto se solucionaría.
— ¿Quién habla? — preguntó Blanca por teléfono.
— Señora, su hijo Welong esta en problemas, acaba de atacar a un compañero de la institución, del mismo salón, necesita presentarse ahora. — y colgó el director.
Pasaron unos minutos, al llegar, se presentó con una cara nada buena, pues iba con la intensidad a tope.
— Señoras, sus hijos han sido participes de violencia, por parte de Welong ahorcó al compañero que esta presente debido a que este mismo acoso a la hermana en los baños y la maltrato a escondidas. — director.
— ¿Entonces que procede? — respondió la madre del niño.
— Lo que procede es que su hijo es un acosador y punto. — Blanca.
— Mi hijo solo quiso defenderla. — aclaraba la sra.
Finalmente las cosas se arreglaron, se llego al acuerdo tan necesario.
— Señoras, madres de familia, hablé con los chicos, ya no volverá a suceder esto, ¿esta bien? — Director.
— Si, esta muy bien. — dijo la otra señora.
—Perfecto. — contestó Blanca.
El día de clases terminó y todos a la casa regresaron, llegaron comiendo, mientras que Adeline en el trayecto iba llorando, de una forma desconsoladora. Era muy complicado asimilar esa fuerte agresión, sin duda fue una escena que la dejó conmocionada, pero no del todo, ya que su abuela le cosía un lindo vestido para ella,...para aquella dulce princesa que al lucirlo por las calles de Aramelo atraía y acaparaba las miradas de la gente que la apreciaba.
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