La Familia Lutteo Capítulo 10 - "Por favor Luna ¡respira! ¡Respira!


Cita

Seguir me hace sufrir, pero parar me haría más daño.

Ver los demás sufrir, es incluso peor sufrir uno mismo.

Matteo

Algunos días pasaron desde que recuperemos a Karol. Ruggero y Luna estaban a su vigésimo tratamiento. Les quedaban diez a ambos. Y si al final, les quedaban parasitos en los pulmones, eso querría decir que vivirían el resto de sus vidas sufriendo y estando cerca de la muerte. Daba miedo...

Ahora era el fin de semana y esperaba con Karol a que Ruggero y Luna acabaran sus tratamientos. Karol hacía sus deberes y la ayudaba.

El médico : ¡Buenos días señor y señorita Balsano!

Matteo : Buenos días. ¿Ruggero y Luna ya terminaron?

El médico : Su hijo ya terminó pero su mujer todavía no.

Matteo : Está bien voy a buscarlo. Karol, te quedas aquí dos minutes mientras voy por tu hermano.

Karol : Está bien papi.

Salí del cuarto con el médico quien me llevó hacia la sala de operación de Ruggero.

Matteo : ¿Doctor? ¿Cuando acabará el tratamiento de Luna hoy? Dura más tiempo que de acostumbre y ella empezó antes que Ruggero.

El médico : Si, es porque debimos aumentar el tiempo y la intensidad del tratamiento. En vez de hacer una hora, hicimos dos.

Matteo : Si aumentan eso quiere decir que los parásitos no se destruyen, ¿no es así?

El médico : Eso. Son muy fuertes. Sólo logramos destruir unos quine desde el principio de los tratamientos.

Matteo : ¿Y cuántos son?

El médico : En los pulmones de Ruggero hay unos cien y en los pulmones de Luna hay miles al menos.

Matteo : Dios mío...

El médico : No se preocupe. Aumentamos la dosis del tratamiento para eliminarlos más rápido. Sólo esperamos que ella no haga una crisis o sino complicará las cosas. Vamos a tomar precauciones.

Matteo : Está bien...

Llegué a la sala de operación de Rugge. Tomé su mano y lo llevé al cuarto. Hacía eso todos los días con Ruggero y Luna porque no podían caminar mucho y estaban muy cansados después de la operación.

Matteo : ¿Cómo te fue hoy hijo?

Ruggero : Bien. Me acostumbro lentamente al nuevo tratamiento.

Matteo : ¿Y está efectivo doctor?

El médico : Muy efectivo. Nos queda unos cincuenta de parásitos y vamos a neutralizarlos rápido con los diez próximos tratamientos. Estamos bien con Ruggero.

Matteo : Me alegra. Me tranquilizo por él. ¿Vienes hijo? Vamos al cuarto con tu hermana.

Ruggero : Si vamos.

Así, le llevé al cuarto como todos los días. Karol aún estaba acá haciendo sus deberes.

Karol ¡Rugge! ¿Cómo te fue?

Ruggero : Muy bien. No me quedan muchos parásitos, estaré bien.

Karol : Me alegra, ¿y mamá?

Matteo : Aún no ha terminado ella.

Karol : No era mi pregunta. ¿Y por mamá? ¿Ella estará bien?

Matteo : No sé...

Karol : Está bien, entendí. No estamos seguros, ¿verdad?

Matteo : No sabemos lo que va a pasar con mamá... pero transmitámosla toda nuestra fuerza, para ella.

Karol : Si, tienes razón papi. ¡Vengan! Vengan a jugar a un juego de mesa para pasar el tiempo y pensar en otra cosa.

Jugábamos a un juego de mesa juntos esperando que el médico viniera a buscarme para llevar a Luna.

Luna

Estaba haciendo el tratamiento. Habían aumentado la duración y la intensidad del tratamiento. Sentía que mi pulmón iba a explotar. O se inflaba o se contraía pero, que sea el uno o el otro, el muy doloroso. Era como si me desgarraban el pulmón en pedazos, como si triturábamos a mi pulmón. Era como si tomábamos un trozo de papel y que lo rompíamos en miles de pedazos o que lo chafábamos antes de tirarlo a la basura. Ese papel desgarrado o chafado era mi pulmón. El dolor era insoportable. A veces gritada de dolor durante el tratamiento. Era un dolor. Era un sufrimiento.

Después de dos horas de dolor intensivo, había acabado. Abrí los ojos, las lágrimas que había aguantado durante el tratamiento corrían a lo largo de mis mejillas. Mi vista estaba turbia por el agua que se encontraba al interior, pero percibí una figura, una figura que reconocería entre miles. Sentí una mano pasar en mi mejilla, limpiando mis lágrimas. Por fin pude verle. A ÉL. Matteo estaba acá. Me sonreía. Aunque su sonrisa era dulce, sus ojos reflejaban mucha preocupación. Me acarició el pelo y me dio un tierno beso en mi cabeza. Luego, me llevó al estado nupcial y me besó antes de llevarme al cuarto. Me sujeté a él, puse mi cabeza en su pecho y escuché a su corazón latir. Cuando entré en el cuarto, di un beso en las mejillas de mis hijos, todavía en los brazos de Matteo. Luego él me acostó en la cama. Me besó una vez más y me acarició la mejilla susurrándome en el oído :

Matteo : Descansa mi vida.

Así que cerré los ojos y descansé en sus brazos.

Matteo

Ruggero y Karol merendaban. Luna estaba en mis brazos y la miraba dormir. Cuando fui a buscarla hace rato, le dolía mucho y mi corazón se estremeció. Le acaricié su pelo, amaba hacer eso. La besé en la mejilla. Disfrutaba mimarla, la cuidaba. Ella empezó a abrir los ojos despacio. Le di un beso en el cuello y la besé.

Luna : Mi amor.. gracias por cuidarme. Te amo.

Matteo : Yo también te amo mi vida. ¿Cómo fue el tratamiento hoy? ¿Te dolió mucho?

Susurraba para que los niños no escuchen.

Luna : Me dolió mucho... cada vez es peor... tengo miedo.

Tenía los ojos cristalizados.

Matteo : Mi pobre amorcito.

La abracé más fuerte en mis brazos y puse su cabeza en mi pecho. Le di un beso en la frente. Nos quedábamos así algunos minutos, cuando, de repente, su piel se volvió pálido. Ella levantó la cabeza y empezó a toser con fuerza, lo que llamaba la atención de los niños.

Matteo : ¿Mi amor? ¿Estás bien? ¿Qué pasa?

Luna tosía y se asfixiaba. Apreté el botón de emergencia para llamar a un médico.

Karol y Ruggero : ¡¿MAMÁ?!

Matteo : Llamé al médico. Mi amor, se fuerte, está llegando el doctor.

Se asfixiaba más y más. El médico llegó rápidamente.

El médico : ¿Qué está pasando?

Matteo : Luna... Luna está asfixiándose... ¡creo que está en crisis!

El médico : ¡Ay no! ¡Es lo que temía! ¡Los parásitos están atacando su pulmón! ¡Voy a traer la máquina de oxígeno ahora! ¡Vuelvo enseguida! ¡No se mueven!

El médico se fue a buscar a la máquina. Pedí a Karol y Ruggero que se calmaran y que no entren en pánico. Luna se ahogaba y sofocaba más. Intenta respirar en vano pero no había ningún aire en ella. Empezó a ser media inconsciente y empezó a marearse despacio y sufriendo. El médico volvió con enfermeros que le ayudaban a traer a la máquina. Me quedé al lado de ella, no quería soltarla. El médico instaló la máquina rápidamente. El médico aumentó poco a poco la fuerza del oxígeno para permitirle respirar. Pero nada...

Matteo Por favor Luna ¡respira! ¡RESPIRA!

Se asfixiaba de nuevo intentando recuperar el aire. Lo sabía, luchaba en vano para sobrevivir. La pregunta era, ¿logrará respirar de nuevo?











¿Qué pasara en el undécimo capítulo?

¿Qué les pareció el décimo capítulo?

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