Capítulo V
4 de julio de 1994. 9am.
12 de Grimmauld place. Sala principal.
Narra Sirius:
Esperaba sentado a que Harry y Hermione bajaran, pues hoy iríamos a Gringotts. Cuando llegamos hace tres días, nos sentamos a conversar largo y tendido luego que los chicos se instalaran; fue así que me dí cuenta de la hermandad que había surgido entre ellos, es tan raro ver una hermandad por la magia que me propuse llevarlos conmigo a Gringotts, para confirmarlo, por lo que ahora me encuentro esperando a que bajen.
Sabía que sería Hermione la primera en bajar, y que más atrás vendría Harry; no porque Harry se demore más en levantarse, sino porque le habría cedido el paso a Hermione. Ambos están acostumbrados a levantarse temprano.
Hermione venía con jeans azul oscuro, botas hasta la rodilla, una blusa roja, y su cabello castaño recogido en una trenza. Harry traía una playera verde oscuro que resaltaba sus ojos, jeans azules también, pero un poco más claros, y tenis azul marino. Todo de lo que compramos ayer. Silvé con aprobación, haciendo que ambos se sonrojaran.
—Buenos días, Sirius.—dijeron al unísono, aún sonrojados, causándome una sonrisa—
—Buenos días, chicos. Iremos a Gringotts luego de desayunar.—informé y luego me dirigí al comedor.
—¿A Gringotts? ¿A qué?—preguntó Hermione, adelantándome—
—A hacer unas pruebas de Herencia y Sangre.—respondí sin más. Me reí entre dientes, disfrutando del mutismo de ambos.
Nos sentamos al comedor, conmigo a la cabecera, Harry a mí derecha y Hermione a su lado. Pasé los dos últimos días enseñándoles la etiqueta básica de las familias Sangre Pura, porque si van a estar bajo el ala de la familia Black, van a estarlo con todo lo que implica, así si un día... No, mejor no pienso en eso.
Ni bien nos sentamos a desayunar, entró un búho inmenso por la ventana, dejando tras de sí un grueso sobre, con el escudo de Gringotts. Lo tomé intrigado y lo abrí para leerlo.
A Lord Sirius Orión Black.
Sí ha recibido este pergamino, es porque un miembro de la Ancestral y Noble Casa Black a quedado en condición de orfandad. Le hacemos llegar a usted directamente la información por ser el actual Jefe de la Familia Black.
Alphard Black dejó en nuestras manos un pergamino con indicaciones para proceder si un día llegara a faltar y su nieta Luna Pandora Lovegood Black quedara huérfana. Debe venir inmediatamente a Gringotts, donde se le dará dicho pergamino, pues hoy en la madrugada ha fallecido Xenophilus Lovegood, padre de la niña que a día de hoy cuenta con 13 años.
Cordiales saludos,
Gerente de cuentas de la Familia Black
Dejé el pergamino sobre la mesa y me puse de pie lentamente. Salí del comedor directo a mi habitación para poder cambiar mi ropa. A juzgar por el contenido de la carta, debo presentarme en Gringotts en calidad de Lord Black.
Bajé 10 minutos después, ataviado con una túnica de color negro tinta, con el escudo de la Casa Black bordado con hilos de oro en el lado izquierdo, justo sobre el corazón, y el anillo de Señorío en mi dedo anular derecho.
—¿Sirius? ¿Qué ocurre? ¿Qué decía en el pergamino?—preguntó Harry al verme entrar nuevamente en el comedor—
—Surgió un imprevisto, se necesita mi presencia en calidad de Lord Black. No sé cuánto tiempo me voy a demorar, estimo terminar en horas de la tarde, si quieren dejamos la salida a Gringotts para mañana. ¿O pueden esperar a la tarde?—Les dije—
—Creo que podemos esperar, Sirius. Pero si surge algo, no dudes en avisar.—pidió Hermione—
—Les mandaré un patronus en cualquier caso… No, ya sé lo que haré, llamaré a Remus.—dicho esto, le mandé un patronus a Lunático para que viniera a cuidar a los niños— Cuídense, chicos, y hagan caso a Remus.—no había terminado de hablar cuando oí el rugido del fuego en la chimenea.—
—¿Sirius?—Salí del comedor al oír el llamado de Remus en la sala de recepción—
—Lunático.—saludé al verle—
—Merlín y Morgana. No creí que llegaría el día en que viera a Sirius Orión Black como todo un Lord Sangre Pura.—dijo con un tono de diversión en su voz—
—Tsk. No molestes, Lunático.—A juzgar por su mirada, mi queja no hace sino aumentar su diversión—
—No pudiste llamarme en mejor momento, Canuto. Gracias.—dijo, esta vez con un tono de voz cansado—
—¿Rabastan?—pregunté en voz baja, obteniendo un asentimiento— Espero estar volviendo por la tarde, con compañía. Te explico cuando vuelva.—añadí al ver su ceja alzada— Nos vemos.—Entré a la chimenea y me fuí directo al Caldero Chorreante.
Fin del capítulo.
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