Capítulo IX
10 de julio de 1994. 7am.
12 de Grimmauld place. Habitación de Harry.
Narra Harry:
Salía del baño ya vestido con jeans azules casi negros y una camisa de algodón roja; cuando ví entrar por la ventana de mi cuarto a la lechuza más pequeña que he visto en mi vida, y ciertamente la más hiperactiva también. Me acerqué y ví que traía un pergamino enrollado atado a su pata izquierda, reconocí inmediatamente la letra de Ron.
Una vez retirada la carta me dispuse a leerla:
Harry y Mione:
Convencí a mi mamá de que me dejara pasar el resto del mes en Grimmauld place (con la condición de traerme a Ginny conmigo, al parecer su amiga Luna ahora vive allí también).
En otras noticias, papá consiguió entradas para la final del Mundial de Quidditch, ¡Irlanda vs Bulgaria!
Estaremos todos allí y podrán conocer a Bill pues a Charlie lo conocieron cuando lo de Norberto, ¿recuerdan?
Por favor pidanle a Sirius que nos permita el acceso del flú, llegaremos a eso de las 10 de la mañana.
Ron.
Pd: La lechuza, o pequeña bola de plumas como yo le digo, se llama Pigwidgeon, el nombre se lo puso Ginny; así que solo le digo Pig.
Pd2: Que dice Ginny que recuerde agradecerle a Sirius por haberme regalado a Pigwidgeon. ¿Lo harían por mí, en lo que llego? Gracias, chicos.
Me reí entre dientes y fui a buscar a Mione para mostrarle la carta, descalzo como estaba. La encontré en su habitación, luchando con su cabello, todavía en pijama.
—¿Necesitas ayuda con eso?—Le pregunté luego de que me diera el pase a su habitación—
—Como todas las mañanas—Me respondió, sonriendo al espejo—
A los cinco minutos entró Luna, cepillándose el cabello, llevaba puesto un sencillo vestido azul rey, un collar de corchos de cervezas mantequilla, y también iba descalza.
Cuando por fin logramos peinarnos Mione y yo, llamé a Dobby y le pedí que nos trajera a Luna y a mí el calzado del día.
Lo que menos esperaba al bajar a la Sala era ver a Draco Malfoy y su madre sentados juntos en el sillón de dos plazas.
8am.
12 de Grimmauld place. Sala principal.
Narrador externo:
La tención era palpable en el ambiente, pues era sabido por los presentes que Draco Malfoy y Harry Potter no se llevaban bien; sin embargo, Sirius se las arregló para salvar la situación, o tanto como podía ser salvada, explicando que le había pedido a Cissa ayudarlo con las clases de etiqueta Sangre Pura para Harry, Hermione y Luna.
Decir que los tres adolescentes habitantes de Grimmauld place estaban sorprendidos era decir poco. Y ni que decir de Draco Malfoy, él estaba en shock, pero tenía su máscara de indiferencia puesta.
Narcissa Malfoy dió una mirada escrutadora a los tres jóvenes. Asintió satisfecha antes de decir: —Será difícil, pero podré. Tenlo por seguro, primo.—Sirius asintió también, claramente complacido. —Creo que primero deberían ir a Gringotts por una prueba de Herencia y Sangre, especialmente para el joven Potter, aunque...—Miró a Hermione de pies a cabeza nuevamente —Sí, para la señorita Granger también.—añadió—
—Iremos después de desayunar.—dijo Sirius, antes de abrir el camino al comedor—
Durante el desayuno, Harry aprovechó para decirle a Sirius sobre la visita de Ron y Ginny al rededor de las 10, así como el agradecimiento de éste por la lechuza. De modo que antes de partir a Gringotts, el Lord de la Casa Black dió el pase a los hermanos Weasley, que por primera vez llegaron puntuales a algo.
El pintoresco grupo partió entonces al Callejón Diagón.
Fin del capítulo.
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