6. "Amor mio"
En la habitación del mexicano, se podía oír las voces de cualquier película estadounidense. Y en la cama de este. El mexicano y el alemán se encontraban abrazados y una manta los cubría del fresco de la coche.
—No entiendo las películas que hace Alfred. —Comentó el alemán, mientras veía la típica escena donde el simple cocinero salvaba a todos.
—No hay mucho que entender. Son entretenidas. —Le comento el mayor al rubio. Y es que, él se divertía con esas películas, aunque muchas veces parecieran no tener sentido.
Poco a poco, la película los empezó a dormir. Y acabaron abrazados mientras que caían en los brazos de morfeo.
[...]
—No. —Dijo con firmeza Austria para después cruzarse de brazos. El ibérico se quejo ante la negativa.
—Vamos Austria. Yo se que sois el único que los puede separar. —Antonio quería que su pequeño México terminara con su relación con el alemán. Y sabia que Juan le hacia mi hoy caso a Roderich. ¿Por qué? No lo sabia.
—No Antonio, eso es indesente. —Le comento el austriaco al español. —Ademas... No encuentro nada malo que México salga con Alemania.
—¡Solo lo va a lastimar! —Exclamo el menor ante el aristócrata. —Los tengo que separar antes de que eso ocurra.
—Si supieras lo que paso entre ellos antes de ser pareja... —Murmuro bajo el austriaco.
—¿Dijiste algo? —Preguntó confundido, pues no había oído el murmuro del de lentes.
—Que estas exagerando. —Le mencionó. Levantando la mirada, cruzándose de brazos con molestia. —Ya te lo dije Antonio yo no los voy a separar. Deberías darle una oportunidad.
—¡No! No dejare a mi pequeño en manos de ese... ¡Ese país! —Exclamo mientras se cruzaba de brazos indignado. —Bien, si vos no me ayudáis encontraré a alguien que lo haga.
Se dio media vuelta y comenzó a caminar a la salida. Roderich suspiro, sabía de lo que Antonio era capaz de hacer, así que tendría que cuidar a la pareja que junto con Italia, le había costado tanto formar.
[...]
En el segundo día de junta, todos los países iban llegando a la sala de juntas. España se encontraba hablando con sus otras ex colonias. Se le veía animado.
La primera parte de la junta se llevo a cabo normal, pero el mexicano no se ha la aparecido en dicha junta. Al dar el momento del receso, Alemania mito hacia todos lados, pero entre los arbustos de afuera, donde todos comian, lo vio. ¿Eso era un sombrero de mariachi?
Se preguntó, pues logro ver uno de esos sombreros del traje que a veces ocupaba el moreno.
Se acerco a él, necesitaba hablar con su pareja. ¿Por que no había venido a la junta? España que lo veía a lo lejos, pensaba intervenir, pero no podía, porque Alemania aun no rompía con lo establecido.
Cuando estuvo a unos cuantos pasos, un mariachi empezó a tocar.
—Amorcito corazón
Yo tengo tentación
De un beso .—Canto el mexicano con su mejor voz, mostrando ese traje de charro color negro con toques dorados. El alemán lo miro sonrosado. —Que se prenda en el calor
De nuestro gran amor, mi amor.
—Yo quiero ser, un solo ser, un ser contigo
Te quiero ver, en el querer, para soñar. —Al estar bastante cerca el mexicano hizo que el alemán se sentara en una banca cerca de ahí. Mientras continuaba su canto.
—En la dulce sensación de un beso mordelon quisiera
Amorcito corazón, decirte mi pasión por ti.
El alemán empezaba a ponerse mas colorado cada ves. Y es que nunca se empero una serenata en una reunió mundial y menos dedicada a él. —Compañeros en el bien y el mal
Ni los años nos podrán pesar
Amorcito corazón seras mi amor.
Canto cerca de sus labios. Provocando escalofríos en el alemán. Antonio bufo ante ese gesto de su ex colonia. Pero tal ves su sangre hirvió mas, cuando vio como su pequeño besaba al fornido hombre.
Cuando se separaron, el germano cubrió su rostro avergonzado... Esas muestras de afecto lo hacían sentir la nación mas afortunada. El mexicano continuo cantando.
—En la dulce sensación de un beso mordelon quisiera
Amorcito corazón, decirte mi pasión por ti. —El latino se arrodillo frente al rubio y quito sus manos de su rostro. Quería demostrarle al mundo cuanto amaba a ese hombre. —Compañeros en el bien y el mal
Ni los años nos podrán pesar
Amorcito corazón seras mi amor.
En la ultima nota, beso los nudillos del fornido hombre, que estaba mas rojo que la salsa de tomates de Italia. El corazón le iba a mil y una gran sonrisa inundaba su rostro.
Y detrás de ellos, el grupo de fujoshis de Japón tomaban fotos y vídeo. El nipón no se quedo atrás. Le pareció algo tan bello, digno de retratarla en algún manga.
De hecho, el la mas completa discreción Austria hacia lo mismo.
Todos aplaudían por el pequeño show de la pareja. Los latinos le gritaban ánimos al mexicano, y una que otra broma.
Tal ves, los únicos molestos con aquel gesto. Eran España y Escocia.
El primero porque aun no admitía la relación de su pequeño con el alemán. Y el otro porque aun no aceptaba que el mexicano lo hubiera cambiado por el europeo.
[...]
Ya en su habitación, Alemania podía recordar lo pasado en la junta. Sonrio cual colegiada, abrazaba una almohada y sin poder evitarlo empezó a rodar por la cama emocionado.
En otra parte del hotel, México gritaba emocionado. Y es que hace años que no daba un detalle de ese modo. Además de que él y el alemán tendrían una cita al día siguiente.
Cayo en su cama emocionado. Mientras el corazón le latía rápidamente.
El otra parte del hotel, los latinos que había escuchado todo... Como todos los demás países. Planeaban la cita del moreno y el rubio.
—Ohayo Perez.
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