N.A: Música del día (?) sibquieren escucharla esta bien. Sino, también jsjsjsj

La expareja aun estaba frente a frente, el pelirrojo solo veía al menor con ojos de cachorro regañado.

—Hey Escocia. —Se oyó una voz con toque infantil. El nombrado volteo sintiendo escalofríos. —¿Por qué no te alejaos de mi pequeño? No creo que queráis una charla como la de la otra ves.

Allistor trago en seco, España caminaba hacia a él con una sonrisa en el rostro, una sonrisa que conocía bien.

—A-Antonio calmate... —Le menciono y dio dos pasos alejándose del mexicano. —Y-yo ya me iba, no hay necesidad de que hablemos.

Dicho esto, empezó a caminar de espaldas hacia la puerta. No perdería a España de vista, ese hombre era capaz de cualquier cosa si se descuidaba.
Cuando el pelirrojo cruzo el humbral para desaparecer de la sala de juntas. El español abrazo a su pequeña nación.

—Nunca vi a Escocia de ese modo. —Comento Alemania a lo lejos.

—Eso es, porque tú no conoces a Antonio aun. —Comentó el austriaco acomodando sus lentes. Dejo salir un suspiro y vio la puerta. ¿Qué rayos pretendía Allistor apareciendo en la vida de México otra ves?

Después de aquella escena por parte del escocés. Toda la junta volvió a su platica normal... Claro, si pelear se puede considerar una platica.
Tuvieron que pasar al menos unas dos horas para que la junta terminara, Alemania dio el anuncio de la siguiente junta el día de mañana y todos empezaron a retirarse.

El alemán suspiro, comenzó a acomodar sus papeles cuando alguien lo abrazo por detrás.
Volteo un poco la mirada y sonrió.

—¿Sucede algo México? —Pregunto, el menor tenia escondido el rostro entre la ropa del fornido hombre. Usaba el propio saco de este para ocultarse y su rostro estaba recargado en la espalda del alemán.

—Quiere... ¿Quiere que le cuente? —Preguntó, su voz era algo apagada. Si el alemán pudiera verlo, notaria las pequeñas lágrimas que amenazaban por salir de los ojos del menor.

Alemania ladeó la cabeza un poco. Tomo las manos del mexicano y giro para que ambos se vieran de frente.
Al soltar las manos del moreno, este lo volvió a abrazar y recargaba su me ton en el pecho ajeno. Para que ambos se vieran.

—No necesitas contarme si no quieres México. —Comento con amabilidad. Acariciando las mejillas de su contrario.

—Pero, usted es mi pareja. No debería ocultarle nada. —Comento, el alemán veía un toque de tristeza en sus ojos.

—Entonces, podrás contarmelo cuando creas correcto. No te presiones, yo puedo esperar. —El mexicano sonrió con amabilidad al igual que el mas alto.

Uniendo sus labios en un pequeño y suave beso.
Tan métodos estaban en su mundo que ni cuenta se habían dado de que aun había gente ahí, no era mucha pero...

—¡Considerate hombre muerto Alemania! —Oyeron exclamar a alguien. Ambos se voltearon viendo a España con el hacha de una estatua que decoraba el lugar.

—¡A-Antonio calmate! —Exclamo México, pero España ya iba por el alemán a paso apresurado y es que... ¡¿Por qué diablos besaba a su crió?! ¡A su pequeño! ¿Qué Gilbert  no le explico a su hermano, que el hijo de su mejor amigo estaba prohibido? ¡Bien claro se lo había dicho! ¡Esto era peor que cuando se entero que salia con Ivan!

Que alivio que Alemania tenia entrenamiento militar. Podía evitar los hachazos del ibérico y eso apenas con trabajo. El rubio cayó al oído y el castaño le lanzo el hacha con demasiada fuerza.... Alemania veía el hacha muy cerca de su entrepierna y es que Antonio había fallado por escazos 5 centímetros.

Y antes de que este sacara el hacha para darle el golpe de gracia al alemán. Cayó al piso inconsciente, logrando ver pedazos de cerámica en la cabeza del padre de los latinos.
Alemania también se dejo caer al piso. Otro poco y lo dejaban sin su wurst.

—Bien... Creo que solo es necesidad de explicarle todo. —Comento el mexicano, mientras se llevaba al inconsciente español lejos de la sala de juntas.

Ahora entendía las advertencias de Francia y Austria... Desde ahora, no volvería a dudar de lo que le dijesen esos dos, pensaba Alemania para si mismo.

[...]

Unas horas después. México y Alemania se encontraban frente a España, que miraba de mala manera a su compañero europeo.

—¿No vas a decir nada México? —Le preguntó molesto el ibérico a su pequeño.

—Solo si te calmas. —Le respondió. España dejo salir una risa que era obvio que era fingida.

—Pero si estoy calmado. —Era obvio que no. Lo bueno es que Austria ya se había llevado todo lo que pudiera dañar al alemán en esta charla con Antonio; México le dijo que no lo estaba, el mayor exclamó. —¡Coño que si estoy calmado!

—¿Quieres que llame a mamá acaso? —Exclamó levantándose de su lugar. España y él se miraron con receló y es que... Antonio prefería no meter en eso a su ex esposo por razones obvias... *CofCofRomanoCofCof*

—Bien, me calmare. —Se sentó de mala gana, con los brazos cruzados.

—Gracias. —Le menciono y suspiro. —Bien, como puedes ver... El señor Alemania y yo... Somos pareja.

El ibérico no decía nada, solo le dedicaba miradas de odio al alemán que no sabia que decir.

—Y me gustaría que tú lo aceptes. — continuó el mexicano.

—No. —Fue lo único que dijo el español. —No, no y no. Absolutamente no.

—¡¿Por qué no?!

—No, sois muy chico para tener pareja. Además de que no sabes cuales son las intenciones de... Este. —Lo señaló sin descaro. Alemania frincio ligeramente el ceño. —Tú sois mi crió y no dejare que otro idiota te rompa el corazón. No, no y no. Es mi ultima palabra.

—Al menos podrías ponerlo a prueba. —Rogo el latino, pero España se negó nuevamente. El pelinegro se colgó en las ropas del ibérico y lo miro con ojos llorosos. —Por favor... Haslo por mi... Por tu pequeño... Por favor Jefe España.

El alemán casi le da un ataque por la ternura que le causaba dicha escena. El español en cambio intentaba resistirse, pues después de la independencia del menor. Antonio lo mimaba con lo que podia y es que el mexicano sabia sacar provecho de su antiguo tutor.

—¡De acuerdo! Pero solo veo que están muy cerca y no dudaré en cortarle la cabeza a Alemania.

Dicho esto. Salio de la habitacion, México estaba feliz, pero ahora solo debía evitar mostrarse muy afectivo con el alemán frente al ibérico.

—Ohayo Perez.