26. Sucesos.
N.A. Bueno, entramos en la recta final de esta historia, gracias por darse el tiempo de leer toda esta historia, los quiero <3
Casi tres días después de que el capitalino llegara, Juan, Yahir y Antonio junto a los demás se encontraban en el aeropuerto, listos para abordar el avión que los llevaría a su respectivo país.
Austria, Alemania, Prusia y Hungria decidieron guardar el secreto de que habían faltado al castigo impuesto.
Alemania y México estaban algo alejado para hablar con calma, aunque España los veía serio y con los brazos cruzados. Pero alejado y sin intervenir, podía ver la sonrisa en el rostro de su ex colonia... Suspiro, no le era fácil verlo crecer tan rápido.
—¿Responderas a mi llamadas? —Pregunto able el rubio al pelinegro.
—Por supuesto. —Contesto de la misma forma el mayor mientras veía los ojos azules de su pareja. —Te voy a extrañar.
Comento con voz nostálgica mientras tomaba las manos del rubio entre las suyas, Alemania beso los nudillos de su pareja con una sonrisa, diciéndole que dos meses pasaban rápido y que se verían más pronto de que esperaban. Juan asintió ante sus palabras y se dieron un pequeño beso.
Antonio tuvo que voltear para evitar ir a separarlos. Mientras negaba, luego de pensar abrazo a su ex esposo el capitalino dio un respingo por el acto del castaño.
—¡¿Q-que?! —Exclamo, pero al no recibir respuesta del ibérico solo se quedó ahí parado mientras Antonio hundía su rostro en el hombro de Ciudad de México.
—Mi niño esta creciendo. —Le dijo casi en un susurro, el chilango solo rodó los ojos.
—¿A penas te diste cuenta? —Pregunto con un leve toque de sarcasmo. A lo que el ibérico solo lo abrazo con fuerza. —Ya, ya, aun sigue siendo tu niño.
Dio torpes palmaditas en el hombro del mas alto, las mejillas de la capital estaban levemente coloreadas de rojo. Pero bueno ¿quién lo notaria? Para su "desgracia" cualquiera lo notaba.
Cuando el mexicano se separo del alemán con una sonrisa camino a donde sus padres, Juan levanto las cejas a modo de incógnita al ver a Antonio abrazado a Yahir pero no comento nada.
“—Tripulantes al avión 489-C con destino a la Ciudad de México, por favor de abordar.”
México y su capital empezaron a caminar aunque el hispano no soltaba a la capital. Cuando estuvieron frente a donde iban a abordar, Juan se despidió de los demás países.
—Ya sueltame Antonio. —Dijo con algo fe impaciencia el ibérico obedeció y luego abrazo a su ex colonia.
—Ya Toño, ya. —Dijo mientras daba ligeras palmadas, cuando el nombrado se separo, beso la frente del menor deseándoles un buen viaje.
Alemania se despidió con la mano cuando el menor volteo la mirada para verse una ultima ves, aunque, después se verían por videollamadas y después de eso hasta el día de la junta.
Por su parte Antonio ahora estaba abrazado a Austria, Gilbert veía a su amigo con "molestia", aunque su risa burlona lo delataba, porque Roderich se notaba incómodo por el abrazo de su ex pareja que parecía sollozar por los cambios que aceptaba de su ex colonia.
[...]
—Tokio, Japón; 2 meses y una semana mas tarde—
Una nueva junta mundial, Japón había sido quien pidiera hacer la reunión y, bueno todos sabían que Kiku tenia los mejores servicios para dichas reuniones.
Alemania se veía mucho más calmado, a pesar de no haber visto a México en el aeropuerto o en el hotel donde todos se hospedaban...
Cuando pregunto en recepción la capital japonesa no le dio informes del mexicano. Más que aun no llegaba.
Pero, a pesar de eso Ludwig tenia un asunto pendiente con cierto país mediterráneo adicto a la pasta.
El cual parecía estarlo evitando desde que le dijo que parecía que desde que tenia pareja pasaba mas tiempo junto a él; La mayoría del tiempo el rubio lo veía siempre a lado del país del sol naciente, así que, no había podido hablar con él como quisiera.
La llegada no fue como la esperaba del todo, pues a eso de las 2 de la mañana recibicio un mensaje de Juan diciendo que ya había llegado a la nación nipona. Eso lo hizo ronreir pero le extraño que llegara muy tarde y el día de junta a decir verdad.
A la mañana siguiente, Alemania se arreglo para la junta, tomó sus documentos y los puso en un portafolios, salio de la habitación encontrándose con Italia del norte.
—Veneciano. —Dijo con algo de seriedad, el castaño que estaba de espaldas dio un respingo al oír la voz de rubio.
—¡A-Alemania!... Ve~ —Exclamo el italiano. El mencionado levanto una ceja al verlo tan nervioso.
—¿Me esperabas o esperabas a tu hermano? —Pregunto. El italiano desvío un poco mirada y abrió los ojos, dejando ver sus ojos café claro.
—Esperaba a Alemania para hablar con él. —Dijo con si el fornido hombre fuera otra persona a la mencionada por el italiano a pesar de que, literalmente eran la misma persona. —¿Podemos hablar mientras caminamos a la sala de juntas?
El de ojos azules asintió y empezó a caminar a un lado del mediterráneo. Que se veía un poco mas calmado, aunque Ludwig no dudaba que en cualquier momento Italia pudiese salir corriendo evitando así que lo pudiera detener de alguna forma, porque (aun no entendía como) el castaño era mucho mas rápido que él cuando sentía miedo.
Mientras caminaban Italia hablo de cosas sencillas –Tal ves para calmar su propia tensión. El alemán contestaba suavemente a todo lo que su aliado le decía, se sorprendió a si mismo al darse cuenta que hablaba de una forma casual, no de forma autoritaria.
Y eso le agrado porque, hablaba de una forma tan casual que la tensión (o miedo) que Italia tenia se había disipado por completo... Era tan extraño.
—Alemania. —Llamo el italiano deteniéndose a escasos metros de la puerta de la junta. El nombrado volteo a verle, sus ojos azules se encontraron con café claro de su contrario y le parecieron tan profundos como la primera ves que los observo. —Yo... Lo siento.
—¿Por qué...? —No pudo continuar porque el mismo Feliciano no lo dejo continuar.
—Por hacerte sentir inseguro durante tu relación con mi primo. Se que, tú tenias dudas y yo me quede a tu lado haciéndote dudar más. —Alemania aun no comprendía a que veían las disculpas de su amigo, Italia pareció entenderlo. —Sólo quería estar seguro que no usabas a México para olvidarme...
¿Dónde había escuchado eso antes? Era casi lo mismo que Austria le dijo una ves y lo que España le había dicho cuando ambos hicieron las pases.
El fornido hombre no supo que decir ante el comentario del castaño...
Usualmente daba la explicación de que su relación con el latino no era para eso, pero él sentía que a las personas a las que les decía (incluido México), era porque tenia la obligación de hacerlo.
Pero... Pero ¿y ahora? No tenia ningún comentario para el joven delante suyo. Lo único que se le ocurrió fue avanzar a Italia, al estar frente a él levanto la mano, Veneciano cerro los ojos con fuerza, pero se extraño al sentir como el alemán acariciaba con suavidad su cabeza, desordenando sus castaños cabellos.
—Yo no haría tal cosa Italia y lo sabes. —Comento con una voz suave, amable... Que hizo al italiano temblar, él esperaba un regaño no una voz comprensiva. —Estuvo mal que no confiarás en mí.
—Lo siento... —Ludwig sintió que eso no era lo único por lo que Feliciano se quería disculpar, pero no lo presiono... Sabía que nada bueno podría salir si lo hacia.
—No te preocupes, seguimos siendo amigos. —Amigos... Esa palabra en algún momento pudo causarle dolor, pero, ahora solo sonrió porque, era verdad, era lo que eran y sabia que nada pasaria de ahí... O al menos no en ese momento o en un futuro cercano.
Italia lo miro, pero al final le devolvió la sonrisa al alemán, mientras se envolvían en un cálido abrazo. Al estar tan cerca el rubio pudo notar el ligero aroma del.mediterráneo un suave aroma a tomates, dulce y reconfortante como el mismo Italia.
Al separarse ambos volvieron a su camino a la sala de juntas, pues a lo lejos las demás naciones parecían ir acercándose para que esta diera como estaba planeado.
Antes de llegar, lograron divisar al país del sol naciente que parecía espiar con la puerta ligeramente abierta.
—¿Japón? —Llamo el fornido hombre, el nombrado dio un brinco en su lugar aunque no emitió sonido alguno. Solo se alejo de la puerta y cerro esta lo mas despacio posible.
—Doitsu-San, Italia-San. No los esperaba tan pronto. —Se le oía ligeramente nervioso.
—Pero si ya casi es hora de empezar. ¿Sucede algo Japón? —Pregunto el alemán, a lo que el japonés solo miro la entrada nuevamente.
—No se si sea conveniente entrar por el momento, la sala esta ocupada. —Comento con voz calma. Alemania pregunto que quienes estaban adentro. A lo que Japón suspiro. —México y Rusia están desde hace media hora allí dentro, yo solo me asome para saber si ya habían terminado de hablar.
Pero el europeo noto que el nipón escondía su mano detrás se él... Puede que Japón sea una persona calmada y neutra en muchas cosas, pero había algo que compartía con Hungría y era el emparejar a todos los de la sala de juntas... Por lo que no se le haría raro a Ludwig que Kiku escondiera una cámara detrás de él...
Después meditó lo que había dicho su aliado hace unos momentos y pidió permiso mientras entraba en la sala.
Ninguno de los países mencionados por su amigo se inmuto por la presencia del alemán... Aunque no aprecian haberse percatado de que la puerta había sido abierta.
México estaba sentado en una silla, particularmente la del propio Rusia (pues esta tenia la bandera del país detrás de esta), sus cabellos oscuros se movían por la ligera brisa que era provocada por la ventana abierta. Parecía acariciar algo (y decir también algo), cuando se fijo con atención en el regazo del latino, la cabeza de Rusia reposaba y lo que el moreno acariciaba era sus palatinados cabellos.
Ivan estaba sentado en el piso y recargado en el regazo del mexicano. No solo su cabeza sino que sus brazos también lo hacían. Alemania no entendía nada, pero si sintió celos de verlos tan cercanos. Aun no era capaz de perdonar al socialista por lo que hizo en el aeropuerto y haberlo llenado de dudas.
—México... —Llamo a su pareja, el mexicano no se detuvo en las caricias a la cabeza del eslavo, pero si volteo a ver a su pareja. —¿Qué esta pasando?
—Ohayo Perez.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top