20. "Incomodo"

Esas son las personas que mas amo <3






Berlín, Alemania; un mes después

En las calles de Berlín, el fornido hombre caminaba a un lado del italiano que lo había ido a visitar.
La platica era más sobre el mexicano, pues desde que se había ido de Londres no mostraba señales de vida.

—¿Entonces no a respondido llamadas, mensajes ni nada? —Pregunto Veneciano mientras lo miraba de reojo. El alemán negó con la cabeza.

—Nada, es extraño a decir verdad. Pero, Alfred me dijo que era algo muy común... Aunque también dijo, que debió empezar a contestar hace dos semanas por lo mucho. —Explicó lo que le había dicho el estadounidense, siendo el mas cercano a México.

El italiano suspiro, si que era algo extraño a decir verdad, pero no conocía lo suficiente a su primo en ese aspecto.
También le preguntó si España o muy poco probable Rusia se comunicaron con él. A lo que el rubio negó nuevamente, ninguno de los dos, aunque él no esperaba que lo hicieran.
Rusia, era obvio que lo detestaba y que no le hablaría, ni siquiera por algo como una disculpa; España, era un caso distinto a decir verdad, el ibérico no hablaría con el germano porque seguía enojado, además de que, quería hablar con México primero.

—Supongo que solo queda esperar. —Dijo mientras ambos cruzaban las calles para llegar a la casa del germano, pues estaba empezando a llover con bastante fuerza.

Cuando llegaron, no se habían mojado mucho, así que solo se secaron con una toalla la cabeza.
Ambos se encontraban en la sala, seguían conversando casi de cualquier cosa mientras la lluvia empeoraba poco a poco.

El alemán se sentó frente al italiano, el cual, sonreía suavemente, tranquilo de la vida.
Cuando el alemán cerro los ojos para descansar la vista un poco, no pudo evitar recordar lo acontecido en los días de la junta, al abrirlo, observo que Veneciano lo veía con una pequeña sonrisa.

—¿Alemania se encuentra bien? —Pregunto amable, levantándose un poco y tomando la mano del alemán en forma de apoyo.

—Italia... —Dijo suavemente mientras observaba sus manos. El castaño siempre había sido una buena persona, pero... —¿Por qué lo haces?

—¿Eh? —Exclamó con suavidad el mediterráneo observando.los ojos azules del germano.

—¡S-si! —Comentó con el tono algo subido, Italia se alejo un poco de su amigo. —¿Por qué lo haces? Cuando yo te quería e iba detrás tuyo, tú escapabas de mí... Y, ahora que tengo pareja, parece que quisieras estar a mi lado... ¿Qué pretendes?

El italiano tenia los ojos abiertos mostrando su hermoso tono café claro. Observaba al germano delante suyo, que se había parado justo antes de preguntar. 

---¿Pretender? ---Pregunto el mayor, logrando ver el semblante serio del alemán, más no uno serio, pero aun así se sentía bastante nervioso. ---Non ... non faccio finta di niente.

El fornido hombre estaba por decir algo, cuando cayó un relámpago, retumbando por la casa, haciendo temblar al italiano ligeramente, cuando el ruido se disperso, se logro oír la voz de Prusia que decía animado y nervioso al mismo tiempo.

---Oye tranquilo, solo fue un relámpago, no es para que me abraces tan fuerte. ---Ambos países, se miraron entre ellos para después caminar a la entrada, ahí encontraron al albino con un joven pelinegro abrazado fuertemente a él. Gilbert tenía una sonrisa ancha, mientras acariciaba aquella cabellera negra que no le pertenecía a Austria. Cuando el de ojos rojos se percato de los otras dos naciones exclamo. ---Hey! Schau, hier ist mein Bruder. Er kann dich jetzt beschützen. 

El rubio frunció ligeramente el ceño, cuando el joven se aparto de su hermano, abrió los ojos a modo de sorpresa.

---¡¿México?! ---Exclamo el menor, pues se suponía que tenían prohibido volar por tres meses y apenas llevaban uno. El mencionado se aparto totalmente de Prusia y sonrió nervioso "---Hola", dijo con voz nerviosa. ---¡¿Qué haces aquí?!

---B-bueno... Digamos que... El que tu capital y tú tengan gran parecido físico tiene sus ventajas... ---El mexicano volteo la mirada al decir todo aquello, el alemán frunció el ceño ligeramente al oír aquello. 

---¿Le robaste su pasaporte a tu capital? 

---Emmm... Robar es una palabra muy fea señor Alemania, más bien, las tome prestadas. ---El mexicano volteo a ver al alemán con esa sonrisa que lo caracterizaba, pero pareció desvanecerse un poco al ver al país detrás del fornido hombre. ---Italia.

---¡Messico! ---Exclamo con una sonrisa el italiano. El moreno volvió a sonreír, el mediterráneo se acerco a donde se encontraba su primo y se abrazaron. ---Estas empapado...

---OH, si, a Gilbert y a mí nos agarrara la tormenta y, acabamos empapados... Espero que los papeles no se hayan mojado... ---Eso ultimo lo murmuro, pero volvió a verlos.

---Pequeño Lud, ¿nos traerías unas toallas por favor? ---Pidió Prusia a lo que el menor asintió, para salir de la recepción, por lo pedido por su familiar.





(...)







---Debo decir que, estuvo mal lo que hiciste Juan. ---Comentaba el rubio mientras secaba el cabello del moreno, se oyó un suspiro. ---Pero me alegra verte. Me tenias preocupado, porque no...

---No quería desquitarme con usted. ---Interrumpió el menor. El alemán se detuvo y el pelinegro levanto la mirada. ---estaba enojado por lo del aeropuerto y, pues, como suelo actuar impulsiva mente... Ademas, de que usted no tiene la culpa de nada.

El fornido hombre asintió y beso la frente del mexicano, que ya no estaba tan mojado. El mayor después del beso, lo miro y lo tomo por las mejillas, para besarle en los labios, algo que el menor correspondió gustoso. Un beso, uno mas, la intensidad de estos iba subiendo poco a poco.

El germano se agacho un poco, para poder cargar al moreno por los muslos, el cual lo rodeo con sus piernas por la cintura. Los jadeos se hicieron presentes, el rubio acostó al moreno en la cama. Se separaron un poco, pero se volvieron a besar en segundos. Alemania empezó a palpar por debajo de la playera que le había prestado al mexicano, pudo sentir como la piel de este se erizaba.

El latino por su parte se apegaba mas a el fornido hombre, rozando sus hombrías, causando mas jadeos en ellos. Al parecer se habían olvidado que no eran los únicos en la casa. El mexicano dejo el rostro del germano y este recorrió con besos el cuello del moreno, que cerro los ojos ante el contacto, haciéndolo suspirar...











(...)







---¿Estas seguro? ---Murmuro con suavidad el germano, ninguno de los dos sabia como aun no eran descubiertos. Pero eso no importaba ahora, el germano estaba por penetrar a su pareja... Pero ambos habían parado en esos momentos.

México a pesar de haber disfrutado de las caricias y mimos del alemán, aun estaba ahí, la mala experiencia de la primera ves que lo hicieron. No quería ser confundido otra ves. Alemania por su parte no quería hacerlo sin el consentimiento de su pareja... Ademas de que su pesadilla seguía ahí... ¿Y si le pasaba lo mismo que a él? ¿Si Juan lo llamaba Austria durante el acto?

---Creo... ---Sonó la voz del mexicano casi como un susurro, sus manos se aferraron a las sabanas de la cama. ---Que deberíamos...

---¿Parar? ---Pregunto el germano, aun que no quisiera, no quería que el acto sexual fuera mas incomodo de lo que se estaba volviendo en esos momentos. El mayor desvió la mirada de su pareja y asintió. El rubio también asintió y se separo un poco del mexicano. ---Yo, ire a ducharme, cuando salga, tú puedes hacer lo mismo.

---Claro. ---Menciono con voz calma, el germano se alejo, para ir al cuarto de baño, el mexicano solo abrazo la almohada que estaba más cerca de él. Mientras suspiraba por lo acontecido hace unos momentos. Cerro los ojos mientras esperaba que el germano calmara sus necesidades con una ducha fría y algo de ayuda de su mano.



----Ohayo Perez.

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