16. "Seamos sinceros"
N.A: Amo esa canción, oiganla si gustan, sino se ve, es "La chispa adecuada" de héroes del silencio, pero aquí la cantan con Bunburi.
Se alejaron de la mayor parte de la gente, la caminata fue silenciosa, tal ves, estaban guardando sus palabras para el momento adecuado.
Alemania veía de ves en cuando, por el rabillo del ojo al mayor, podía verlo calmo... ¿Por qué estaba tan calmado?
Bueno en realidad, el moreno estaba bastante nervioso, pero no quería mostrarse así, para que el alemán no se pusiera nervioso tambiem.
Después de caminar por varios minutos, llegaron donde se encontraba un gran árbol y debajo de su sombra, una banca de madera, ambos sin decirse nada, se sentaron.
Alemania veía al frente, no habia nada excepto que arboles, no había nadie paseando por ahí y el cielo estaba algo nublado, la voz del mexicano fue la causan de de apartar la vista del panorama.
—Yo, lo siento mucho, actúe inpulsibamente y dije cosas que eran solo de nosotros dos. —Fue directo, sabia que el alemán lo quería y, además no quería darle demasiadas vueltas al asunto.
—Le gritaste a un cuarto del mundo que te llame Italia cuando tuvimos sexo... —Mencionó el alemán, sin querer, como reproche. Juan bajo la cabeza, mirando el pasto que se movía ligeramente por el viento.—Además de que se lo contaste a Rusia...
—Lo se, no debí decir nada sin consultarle. Pero, Rusia es alguien en que confió demasiado, a pesar de ser alguien "terrorífico" siempre a cuidado de mí y, por eso se lo conté. —Interrumpio el moreno, sabia bien lo que había hecho. Pero ¿qué podía hacer ahora? Ya lo había hecho.
—¿Sabes que aun le gustas? —Pregunto el alemán volteando su mirar para poder verlo, el mexicano veía el piso como si fuese lo mas importante en esos momentos.
—Si, lo se. —Fue su respuesta, su voz salio algo monótona tras la confirmación. Suspiro. —Pero, yo no quiero volver con él, es un buen chico y todo... Pero al que amo es a usted.
Al oír aquellas palabras su corazón latió rápidamente y bajo la mirada al pasto, al igual que su pareja. Trato de calmarse, no quería se precipitado. Eso no era de él.
Aspiro algo de aire, lo contuvo y lo dejo salir poco a poco por la nariz.
—¿Enserio? —Pregunto bajo.
—¿Por qué duda de ello señor Alemania? —Fue el turno de preguntar del mexicano. El nombrado parpadeo un poco, tenía miedo de lo que pudiera pasar sino ocupaba las palabras adecuadas.
—Yo... No lo se, tal ves porque no estoy acostumbrado a aquellas palabras aun... —Trataba de explicar, el mexicano solo lo oía desde su lugar. —Ademas, sinceramente... Me siento algo inseguro, porque tú ya has tenido tantas parejas y tu familia lo mas seguro es que ya a conocido mejores que yo.... Que no se si pueda cumplir sus expectativas de un...
—No debería importarle la opinión de mi familia señor Alemania. —Interrumpio el mexicano sin verle, con su mirada al frente. —Tal ves, solo en lo mas mínimo, ellos lo único que quieren es que no me vuelva a pasar una relación como con Escocia o Estados Unidos... Y eso que no fue mala del todo; lo que quiero decir es que, usted es una gran persona, no intente imitar o superar a los otros, porque, eso no funciona... Se lo puedo asegurar...
Alemania no dijo nada, no encontraba las palabras correctas para decir. Suspiro, ¿qué debía decir ahora? ¿Cómo debía actuar?
—Yo lo amo tal y como es, no necesito que los supere, si quisiera eso... Hubiera vuelto con alguno. —Continuo el mayor, Alemania suspiro.
—¿Y, si tuvieras la oportunidad... Lo harías? —Pregunto, México lo miro. Ahora era el alemán quien miraba al frente. —¿Volverias con alguno?
—No, no lo creo... A excepción de Alfred no e vuelto con ninguno. —Sus ojos oscuros bajaron a donde estaban sus manos, las observo un poco y las cerro haciéndolas puños. —Veo que... Italia a pasado mas tiempo con usted...
Alemania lo miró, se había dado cuenta. México sonrió un poco.
—Debio decirme que mi primo durmió con usted... —El alemán abrionlos ojos a modo de sorpresa y un "¡¿Cómo...?!", pero el moreno no se oía molesto, hizo sus cabellos hacia atrás y comento. —Italia me lo comento cuando me acompaño a cambiarme. Sabe, a pesar de que soy una persona celosa, aunque no lo parezca, no me molesta... O, al menos no con mi primo.
—Lo siento... No sabia como decírtelo. —Su voz se oía algo decaída, pero seguía firme de algún modo.
—Señor Alemania, ¿por qué acepto mis sentimientos? ¿Por qué... Si lo llevábamos solo unos días juntos...?
El alemán no se espero esa pregunta, pero volteo ver al moreno, que lo. Día de igual manera, sus ojos azules, se conectaron con los ojos oscuros del mayor.
—Porque, me hacías y me haces sentir de muchas formas... Sinceramente en todo ese tiempo estuve confundido, no sabia si, amaba a Italia o sentía algo por ti... Era tan extraño, cuando te vi con Francia o Canadá, sentía celos, algo extraño... Porque, antes solo sentí celos una ves... Pero, ver que eras tan cariñoso con otros me molestaba o ver como te dejas abrazar por cualquiera, hace que mi sangre hierva, no se que hiciste conmigo México, pero, a veces me llega a asustar...
El mexicano dio una ligera risa al oír lo último, eso había aliviado un poco el ambiente, porque el alemán también sonrió. Suspiro y el país latino pregunto.
—Si se diera la oportunidad... ¿Volveria a conquistar a mi primo Italia? —Se había esfumado esa pequeña tranquilidad. Pero el alemán no aparto la mirada.
—¿Tú, volverías con esa persona que amas? —Devolvio la pregunta con una a, no estaba seguro de que responder, por eso lo había hecho, Juan bajo la mirada.
—No, porque esa persona ya es feliz, yo no voy a arruinar lo que a construido, porque... —El moreno se a como, para quedar sentado frente al alemán. —No estamos rotos, solo algo doblamos, pero podemos aprender a amar de nuevo.
El alemán, también cambio su posición como la del latino. Ambos estaban de frente.
—¿Por qué me amas México? ¿Qué viste en mí...?
—Que es una buena persona, porque, a pesar de los tiempos difíciles, trata de hacer lo mejor para su pueblo, no es perfecto y eso me gusta. No intenta agradable a todos y eso esta bien, porque no podemos ser amigos de todo mundo. —Las manos del mexicano tomaron la mano del rubio y las llevo a su pecho, el e ojos azules se sonrojo un poco. —Porque, hizo que mi corazón volviera a latir de forma desenfrenada... Porque me hizo volver a amar con locura, mi amor tiene fallos señor Alemania, soy impulsivo cuando me enojo, pero, no dude ni por un segundo, que a la persona que amo hoy y posiblemente mañana, sera usted.
El fornido hombre podía sentir el corazón del pelinegro latiendo con fuerza, eso lo hizo sonroja mas, sus palabras eran bellas y él, no sabia que decir, tal ves, en esos momentos no había que de ir algo... Tal ves si, pero el germano aun inexperto en eso, no sabia como actuar, que palabras usar, así que le dijo con sinceridad.
—Gracias... —El moreno no dijo nada y se abalanzo a él, besando sus labios. Una muestra de afecto, como aquella ves que Italia le había roto su corazón, donde en calor y el afecto del mexicano era lo único que necesitaba.
Quitó su mano del pecho ajeno y con la otra lo rodeo, seguía sin entender muchas cosas del amor, pero, lo había dicho, ese "niño" había hecho algo con él. Algo que lo asustaba de algún modo.
Al separarse, ambos se miraron, estaban tan cerca físicamente, que podían sentir la respiración del otro. México con una voz calmada, menciono.
—No a respondido mi pregunta. —Y es que él, también quería estar seguro, que el alemán no lo ocupaba para olvidar al mediterráneo. Alemania podía ver lo oscuro de sus ojos, no suspiro, contuvo la respiración.
—No, no intentaría nada con Veneciano, porque, te quiero cerca de mí... Y se, pelearía contra España, para que acepte lo nuestro. —Su abrazo se volvió un poco más fuerte, como que no quisiera que el mexicano se fuera. —Y, lamento no haber sido sincero antes.
El mexicano que tenia recargados sus brazos en el pecho del alemán, podía sentir sus latidos. De algún modo el pecho le dolió a Juan... Porque... Él aun no era del todo sincero. Siempre acabaría ocultado mucho, pero daría lo mejor de si, para el alemán.
[...]
Después de toda aquella charla, los dos regresaban tomados de la mano. Podría decirse que las cosas estaban mejor entre ellos. Estaban empapados, pues la lluvia en capital inglesa había caído repentinamente.
Ambos estaban por subir en el elevador, cuando los primos del latino se lo llevaron.
Alemania no dijo nada, solo dejo que se lo llevaran, debía estar solo un rato, pero, al parecer no podría, porque cuando las puertas del elevador se iban a cerrar, alguien las detuvo.
—Oh... Buenas tardes Alemania. —Su voz infantil, su sonrisa... El nombrado fruncido el ceño al verle.
—Rusia... —Dijo secamente, el eslavo entro en el elevador. H este se cerro, dejándolos en un espacio reducido, donde ambos se miraban con recelo y el aura comenzaba a hacerse pesado... Muy pesado.
Este al subir, a espaldas de ellos se veía la cuidad de Londres, su lluvia y sus luces, el rubio platinado volteo, como si viera la cuidad.
El germano no sabia que hacer o que decir, pero la voz del ruso se oyó por todo el elevador.
—Sabes que no lo a olvidado. —No era ese tono infantil, era como si estuviera serio.
—¿A quién? —Pregunto sin verle, solo podía ver su espalda, por el reflejo del ascensor.
—¿A quién más? A su primer amor, nunca lo a olvidado, solo busca sentir lo mismo con aquel que lo dejo. México es muy obvio.
—Él... Dijo que no volvería con esa persona. —Hablo algo dudoso el germano, Rusia sonrió al oír el tono de su voz.
—Claro que no lo hará, pero eso no signifique que no lo siga amando. Se aman mutuamente, pero, algo les impide estar juntos. —Rusia recargo su mano en el cristal, bajo sus ojos amatistas a la calle que se veía mas pequeña. —¿Te lo dijo? ¿No? Quién es esa persona...
—¿Tú lo sabes? —Rusia sonrió nuevamente. Asintió y el alemán bajo un poco la mirada. —¿Quién es?
El elevador se detuvo, era la parada del eslavo, este dio media vuelta para salir, pero en su pequeña caminata comento.
—La misma persona que esta con tu hermano. Buenas noches Alemania, Da. —Dijo al estar fuera, antes de poder detenerlas, las puestas se cerraron. Pudo ver su sonrisa infantil desaparecer y se quedo ahí.
—¿Austria?
—Ohayo Perez.
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