12. "Promesa"
N.A: Admiremos todos, la belleza de Rusia 💖
El alemán y el italiano estaban tranquilamente desayunando, no había algo que los molestara en esos momento, el fornido hombre se sentía feliz, demasiado feliz.
—¡Alemania! —Se escucho por todo el comedor, todos los países que se encontraban ahí (que no eran muchos en realidad) voltearon a ver, incluido el nombrado. Se trataba del ibérico el cual se acerco al de ojos azules apenas este volteo. —¡¿Donde esta mi chaval?!
—Yo, no lo se... —Dijo con sinceridad el rubio.
—¿México? —Cuestiono la colombiana que pasaba por ahí. —Lo vi con Rusia yendo a la alberca.
—Ese tío... —Gruño el país de la pasión. Antes de poder decir algo, la colombiana informo que Argentina estaba con Francia y Estados unidos. —Uhg... ¡Italia! Vos ve a donde mi crió con Rusia y yo... ¡Ire a ver que Francia no toque a mi bebé!
Exclamó para salir corriendo a donde estaba el suramericano y los otros dos países.
El castaño se levanto, para pedir después a Alemania que lo acompañara, ambos fueron a donde Colombia les había dicho que estaba la pareja de europeo.
[....]
—¿Qué crees que estén haciendo Rusia y México? —Cuestiono el alemán al italiano.
—No lo se, México y Rusia son buenos amigos por lo que se. —Contestó el mediterráneo. Alemania trato de no pensar mal, pues debía confiar en su novio.
Al llegar al.lugar indicado, abrieron la puerta de este, una alberca semiolímpica se mostraba ante ellos. A pesar de tener una distancia de 25 metros, el europeo divisó al latino, sentado a la otra orilla de esta.
A su lado, la imponente figura de Rusia estaba sentado a un lado.
Alemania entrecerro los ojos para poder divisar algo, tal ves ellos... estuvo vieron nadando... Porque, solo podía ver como pies de ambos, chapoteaban en el agua y algo parecido a una manta, reposaba sobre loa hombros de algos.
—Creí que Rusia no sabia nadar. —Le comento al castaño el.fornido hombre.
—Tal ves ya aprendió. —Comentó su contrario mientras ambos caminaban por la orilla de la alberca, para acercarse a los otros dos países.
Al ya faltarles solo doblar la esquina y los 5 ó 6 metros para encontrarse frente a los otros, Italia llamo animado a su primo. Algo, que no molesto a Alemania, pero hizo chocar su mirada azulada con la amatista del ruso.
—¡México ve~! —El nombrado volteo y se le vio una sonrisa, se levantó y fue cuando el alemán noto que el moreno, solo tenia una toalla y su ropa interior sino se equivocaba.
Se sonrojo de inmediato.
—¡Italia! —Grito con la misma emoción el americano al mediterráneo, ambos se fundieron en un cálido abrazo. Cuando se separaron, el mexicano y el alemán se miraron. —¡Alemania!
Exclamó y se abalanzo al europeo, que lo recibió gustoso y con un suave beso en los labios. Ambos se se sonrieron al separarse.
—¿Qué los trae por aquí? —Pregunto el moreno alegre, separándose del menor y acercándose al ruso nuevamente. Cuando Ivan estuvo de pie, le sonrió al moreno, eso es algo que Alemania pudo notar a primera vista.
Italia le explicaba que España los había mandado, México suspiro y volteo a verlos, Rusia poso sus manos en los hombros del mas bajo y deslizó poco a poco, hasta que sus brazos rodearon al muchacho, en un abrazo y el rubio platinado pudo recargar su barbilla en la cabellera negra.
Alemania trato de no fruncir el ceño, más de lo que su expresión seria le daba.
Pues, Rusia estaba igual que el mexicano, en toalla y en ropa interior.
—Pues... Diganle a España que solo estábamos practicando algo de natación y que no piense cosas que no son. —Se le veía serio al decir aquello, pero después su expresión se relajo. —Rusia necesita entrenar, ya que no tiene mucho que aprendió a nadar.
Este asintió suavemente, pero no se despegó en ningún momento del moreno, Alemania podía notar como el agua que aun caía del cabello oscuro de Juan, se deslizaba por la blanca piel del socialista.
Pero, la voz del mexicano, preguntadonle, donde estuvo en la mañana, lo saco de sus celos iniciales.
—¿En la mañana? —Repitio la pregunta, el latino asintió. —Pues, aun estaba dormido... El cambio de horario me afecta mucho.
Menciono, esa explicación en parte era cierta, pero el fornido hombre, no supo como decirle, que el italiano despertó a su lado, sin que esto se pudiera mal pensar.
México asintió, ahora era hora de preguntar del alemán.... Su que no sabia que.
Por alguna razón el ambiente se empezó a sentir pesado, lo que provoco un susto en Italia que, se pego al brazo del alemán en busca de protección; Rusia solo sonreía de manera infantil, pero, un aura oscura lo rodeaba y aunque parecía que afectaría al menor debajo suyo, este no se inmuto por ello.
—Ahhh... Tengo hambre ¿ustedes no? —Dijo repentinamente el moreno, ambos europeos informaron que ya habían desayunado. —Bien... Rusia, ¿me podrías soltar, por favor?
Este hizo lo que le pidieron. Camino a unas bancas cercanas y tomo una prenda de ropa, se quito la toalla y se la puso. Era una camisa que le quedaba bastante grande.
El mexicano le pidió a Italia que lo acompañara a cambiarse, a lo que este asintio y siguió a su primo, dejando solos a los dos rubios.
—Rusia... —"Saludo" el alemán.
—Alemania. Valla, no pensé que nos buscarían tan pronto. —Dijo en un tono casi infantil el contrario. Por alguna razón el ex Nazi, veía con recelo al ex integrante de la URSS. —Pero estando España aquí, no.podía esperar demasiado.
—¿No has estado muy cerca de México? —Prwgubto con dureza, Rusia hizo.como.que pensaba y sonrió.
—No lo creo, yo creo que apenas estoy comenzando. Además, México y yo somos muy cercanos, y se que tú no le prohibirlas verme.
—Que te hace pensar que no puedo. —Ahora si tenia el ceño fruncido, Rusia ensacho su sonrisa y aquella aura se hizomas pesada. —Ademas, él no te haría caso para una relación.
—Alemania, se lo dije a Escocia y te lo digo ahora a ti. A comparación de Allistor, yo no fui, soy o seré tóxico para México... —Alemania podía jurar que esa sonrisa ya no era infantil, sino triunfal. —Además, de que yo no lo llamaría por otro nombre en el coito.
Alemania abrió los ojos a modo de sorpresa. ¡¿Cómo diablos Rusia sabia sobre ello?! El corazón le empezó a ir muy rápido y el pánico lo empezó a invadir, aunque no se mostró de esa forma ante el mas alto.
Ahora sabia.porque aquella sonrisa había cambiado tanto.
—Pero no te preocupes, yo no diré nada aun... Tal ves, ni falta hace que lo diga, papá España se hará cargo, porque él siempre acaba enterándose de todo. —Su sonrisa volvió a ser la de un niño pequeño. —México y yo eramos felices... Y, te prometo Alemania, que volveremos a ser lo. Es una promesa.
—Ohayo Perez.
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