Mientras acomodaba las mantas de su cama, para descansar, escuchó un ruido, similar a las pisadas de varias personas, se agachó quedando debajo de su cama.

Su respiración era pausada, al querer salir de su escondite diviso 2 pares de zapatos negros perfectamente betunados, que caminaban de un lado para otro de la habitación, buscándola.

Se tapó la boca para no gritar, vio salir a uno caminando hacia el pasillo, escuchando un leve sonido ya conocido, era un silenciador.

Luego escuchó la voz del segundo hombre decirle al intruso, no deberías meter tus narices en esto, abogaducho de cuarta, un forcejeo y dos tiros más.

Se quedó inmóvil, tapando su boca para no llorar, cuando sintió que la cama fue levantada de golpe y ella jalada por sus pies, tirando todo a su paso , porque si iba a morir esa noche, lo haría luchando hasta el final.

Sirius, sintiendo se lastimado más y más por la mujer, que lanzaba todo a su paso, la agarró de las muñecas y le dijo - ¡para Narcisa,  soy yo! Mírame, por favor, abre los ojos.

Narcisa abrió poco a poco sus ojos reconociendo el lugar, como el corredor, se giró quedando sentada en uno de los escalones y respiro aliviada.

-  ¿Qué ha sido, todo eso Sirius? ¿Quiénes eran esos hombres?.

No me digas que buscaban a mi hijo

Sirius trago grueso antes de contestar las preguntas de Narcisa.

- No, te buscaban a ti. Es una especie de trueque. Una princesa por otra.

Narcisa lo miraba descifrando su metáfora, luego de unos minutos le preguntó - ¿Flavio ya sabe que se casaron? 

Sirius solo asintió.

Prepara una maleta rápidamente con ropa tuya y de Draco, debo llevarte a un sitio seguro.

Ya me he contactado con Abraxas.

Salieron de la casa por la puerta de atrás para luego  subir a una limosina negra, que los esperaba escondida tras unos frondosos árboles, lista para llevarlos a un lugar seguro.

Narcisa sollozaba nerviosa, ya que temía por la vida de su hijo y su nuera, a pesar de estar en una cómoda habitación, no había podido dormir el resto de la noche.

Estaban hospedados en el Penthouse del  "The Charles Hotel", cuyo accionista mayoritario era Abraxas.

A pesar que no había dormido esa noche, Narcisa no había salido de la habitación, y no sabía que Abraxas dormía en la habitación de enfrente.

A la mañana siguiente, Sirius golpeó su puerta.

- Narcisa, ¿Te sientes bien?

- Si, estoy bien, muchas gracias.

- ¿Te molestaría acompañarnos a desayunar a mí y a Abraxas? - preguntó el moreno.

Narcisa, que ya estaba vestida y sin maquillaje, porque era bella al natural, abrió tímidamente la puerta, saliendo saludo a ambos hombres y se sentó en la mesa. En silencio, esperando una explicación.

Abraxas entendió su prudencia y dijo - Narcisa,  tú eres una mujer inteligente, has sabido criar muy bien a mi nieto, pero él, ya es un hombre, y debe aprender a que sus acciones traen consecuencias y enfrentarlas.

Yo estoy aquí, para protegerlos a los tres.

Si, a ti, a Draco y a su esposa de la ira de su padre, que por la ambición se ha olvidado que su hija es un ser humano, no un objeto para cambiarla por más poder.

Y lo peor de todo, su enojo es porque no pudo casarla con ese drogadicto de Zabini, que lo más probable es que convierta a la médica en adicta, antes que pueda concebir o peor aún matarla para quedarse con todo.

Flavio es muy inteligente, pero en mis años de experiencia, he aprendido que un buen par de esto y aquello más la experiencia de una mujer de raza negra, embrutecen el cerebro de cualquiera, por algo Loreine es llamada la viuda negra.

Casaba a la castaña con su hijo y una vez hecha al poder, sus matones se encargarían de Flavio.

Ahora me toca, a pesar de los gritos que darán los Greengrass, presentar al nuevo heredero de mi familia, y así demostrar que los Malfoy aún damos guerra.

Porque con la muerte de Abraxas, mi nieto, después de los patriarcas, solo hay mujeres que defender

No podemos contar con Edmundo, porque ya es un anciano, y al no tener heredero hombre tendrá que apoyarse en Draco.

Solo espero que tu muchacho, este dispuesto a dejarse formar, a no ser que sea igual o peor de lo que yo fui en mis años de juventud

Tuve que aprender a las malas, el lugar que tenía dentro de la mafia londinense.

Por no asumir la dirección de la mafia, he pagado con creces mi inmadurez.

He visto morir a mis seres queridos, primero a mis padres, la venganza por su muerte, me llevo a exigir un lugar en medio de estas escorias, que cobran con sangre, la traición y el robo.

Narcisa escuchaba horrorizada las historias sobre las muertes de los padres, esposa y hermanos del longevo Malfoy.

Varias veces tapó su boca con las manos, para que no la escuchará gritar, además la estaba pasando muy mal, porque su hijo estaba fuera de la ciudad con su esposa, disfrutando su luna de miel.

- Así fue como Al Capone, escogió a su sucesor entre los hijos de sus secuaces - explicaba Abraxas, antes de ser encarcelado en 1936 en USA, por evasión de impuestos, y enviado a la prisión de Alcatraz, muriendo 11 años después  de Bronconeumonía.

A pesar de tener un hijo, su madre lo alejó de esa vida. Mae era una buena mujer, inteligente y decidida, no permitiría que su hijo sufra el mismo final de su padre.

Abraxas, miraba consternado el sufrimiento que invadía el corazón de Narcisa, la pobre apenas y se imaginaba, lo que era esta vida de miserable.

Después de tantos años de vivir atemorizados por la posible muerte de los 28, así eran llamados, los descendientes de los primeros señores de la mafia londinense.

Abraxas habría aprendido a avanzar y a esperar su repentina muerte en cualquier momento, a pesar que vivía bien custodiado por más de 10 guardaespaldas, gente adiestrada para cualquier ataque.

En su interior, temía que Draco no quisiera asumir la carga de su familia, siendo justamente él, el último descendiente, ya que a pesar que Abraxas JR, también era descendiente, no era un muchacho fuerte, es más había indicios que habría nacido con debilidad por los de su misma especie.

Situación que afectaba su posible herencia y la seguridad de las mujeres de la familia, que al estar desprotegidas y abandonadas, serían rebajadas a los peores lugares dentro de esta egoísta sociedad.