3. - Inicio de clases y amistades.

Yukio estaba tirado boca abajo en su cama, estaba indignado por su presentación. Pero que más daba el no podía cambiar su naturaleza y si su lobo era omega solo quedaba aceptarlo tal y como es. Suspiró con pesadez.

Sus hermanos no habían dejado de molestarlo -según era cuidar para ellos- y no quería decir que le estaban fastidiando pero es exactamente lo que estaban haciendo. Apreciaba a sus hermanos mayores, los amaba enserio ¡pero él podía moverse por si solo!

¡Ni siquiera pudo ir el primer día de clases! Porque según sus hermanos su olor aún era muy fuerte. La madre de los Kasamatsu se había preocupado por el hecho de que su hijo parecía en lugar de disminuir el aroma, lo aumentaba. Si seguía así se tendría que llevar al doctor a que le recetaran supresores para el aroma.

La madre tocó la puerta de la habitación de su hijo, escuchando seguidamente un suave pase llevaba en sus manos una bandeja con chucherías para que su pequeño disfrutará. Los mayores de la casa no tardarían en llegar y ya se había encargado de dormir al pequeño Kazunari mientras que Tetsuya se entretenía viendo televisión, Yukio se enderezó ligeramente al ver a su madre.

-¿Quieres un poco?-ofreció la mujer tomando un plato lleno de gelatina de fresa- ¿o prefieres helado? -tentó señalando el helado de vainilla.

-Helado. -respondió con una pequeña sonrisa el pelinegro con mechas rosas.

La mujer enternecida tomó la copa rellena con tres bolas de helado de vainilla y entregándole una cuchara a su hijo, dejo los demás postres en la bandeja ya se los llevaría a Tetsuya quién seguro aceptaría todo lo que traía.

-¿Estás listo para ir mañana a la escuela? Puedes faltar aún si no te sientes bien. -dio una suave caricia en el cabello de Yukio, preocupada.

-Estoy bien mamá, estaba listo desde hace una semana. -le sonrió totalmente seguro en asistir el día siguiente a la escuela- Miyaji no ha dejado de llamarme desde que comenzaron las clases, insiste en que ya es hora de salir de casa, yo también lo creo.

Mientras conversaban acerca del día siguiente la puerta de la entrada de la casa se abrió, Daiki anunció su llegada y fue recibido por lo pequeños brazos de Tetsuya.

-Hola Tetsu, ¿dónde están Yukio y mamá? -preguntó.

-Arriba. -señalo las escaleras.- ¿iremos al parque más tarde?

-Claro, ¿te parece si llevamos a Yukio también? -El de cabellos celestes no dudo ni un segundo y asintió.

Daiki pensó que sería buena idea invitar a Yukio, ya que desde que sucedió su presentación no había salido de casa.

Claro, cualquier cosa el defendería a su hermano a toda costa, cualquier alfa que se le acercara amenazante no dudaría en matarle y no, no estaba exagerando.

Daiki se encaminó a la habitación de su hermano con un pequeño Tetsuya siguiéndole cada paso que daba mientras que le contaba lo que había hecho durante el día. Apenas iba a tocar cuando su madre salió y se sorprendió al ver a su hijo más alto -que definitivamente había sacado la altura de su tío- nunca se acostumbraría, la mujer soltó un pequeño chillido ante el susto para después reír un poco.

-Daiki, me vas a venir matando un día de estos. -regaño la mujer con diversión.

-Lo siento mamá -sonrió apenado el joven- ¿Yukio está bien? -pregunto preocupado por el hecho de ver a su madre saliendo de su habitación.

-Sí, esta perfecto y listo para mañana comenzar las clases, iba a llamar al director para informarle.

Daiki se hizo a un lado para dejar pasar a su mamá que caminaba a las escaleras pero antes le tendió una bandeja con comida -que no había notado- a Tetsuya.

-¿Comenzar ya? ¿Mañana? -su voz se escuchó desconcertada.

Algo decía que debían esperar un poquito más para que Yukio pudiera asistir a la escuela.

-Ya he hablado con tu hermano y dice que esta muy ansioso por ir a la escuela, espero que lo entiendan tus hermanos y tú, podrán cuidarlo dentro de ella, no habrá nada por que preocuparse. -antes de bajar y llevarse a Tetsuya con ella le regaló una sonrisa cálida al chico.

El de cabellos azulados inhaló profundo y entro en la habitación de Yukio, quién estaba en su teléfono leyendo algo muy concentrado.

-Hola Daiki. -saludó con voz calmada y una ligera sonrisa.

Daiki adoraba a su hermanito menor, se mataría si algo le pasará.

🌼

-¡A los columpios papá, columpios!

-Mamá dile a Tatsuya que no este fastidando.

-Alfa tonta.

-¡Kazunari te vas a caer no corras! ¡Tetsuya espera a tu hermano!

-Querida, ¿dónde está mi billetera?

Kasamatsu sonreía divertido ante la situación, no sabía como habían terminando con toda la familia fuera hasta Shuuzou y Haizaki habían prometido ir a la salida y no tardarían en llegar. Sabía el caos total que era su familia al salir, ya veía a su madre arrancarse cabello por cabello. Daiki le llevaba en su espalda observaba a su padre buscar su billetera desesperado -Kazunari le había pedido un helado- cuando vio sacar a su madre de su bolso la billetera de su padre mirando al hombre divertida.

-Sabía que la olvidarías. -se la tendió dejando salir una risa.

-Te amo, gracias. -beso la frente de su madre y se acerco a Kazunari para cargarlo en brazos.

-Daiki... dejame bajar. -se quejó Yukio al ver que se detenían a un lado del árbol que se encontraba enfrente de los juegos.

-Espera, con cuidado o te caerás. -advirtió.

Yukio saltó de la espalda del peliazulado y se sentó en el césped. Admirando el panorama tranquilo en dónde su familia se divertía, Daiki se sentó a su lado y dejo que se recostara en sus piernas haciéndose un ovillo haciendo reír al pelinegro por la vista tierna, y como Shuuzou había prometido, ahí estaba junto a Jimin.

-Hola familia. -saludo sonriendo a todos, hasta que vio al semi-pelirosa rendido en las piernas de uno de sus hermanos.- Yukio, ¿cómo estás hermanito? -hablo con voz melosa esta vez.

Yukio revoleó sus ojos ante la actitud de su hermano mayor.

-Bien -contestó cortante, casi desinteresado hiriendo completamente a su hermano, Shuuzou soltó un sonido lastimero que lo hizo reír, hasta que ese percató del chico a su lado- hola Haizaki senpai. -saludo al omega, quien se encontraba tímido detrás de su hermano, aún no terminaba de acostumbrarse que la mitad de la familia eran alfas.

-Hola Yukio, escuche que tuviste tu presentación, ¿ya éstas mejor? esas cosas a veces duelen mucho. -la voz de Haizaki era preocupada, Haizaki realmente se preocupaba por Yukio porque había sido el primero de saber de él y lo admitió en la familia al instante.

Y realmente le parecía muy agradable hablar con Yukio, tenían bastantes cosas en común y adoraba que Yukio le contará sobre Shuuzou.

-Estoy mejor senpai, gracias por preocuparte pero no dolió tanto como esperaba. -admitió sentándose para mirar mejor a sus mayores.

Shuuzou lo miraba expectante -y dolido por su comportamiento- esperando algo del casi pelirosa.

-¿Entonces no me vas a dar un abrazo? -dijo con tono indignado cruzándose de brazos.

El pequeño sin dudarlo saltó a los brazos del otro pelinegro, Haizaki rió por la actitud infantil de los dos hermanos. Daiki hizo un comentario burlón sobre como Yukio lo amaba ahora más que a Shuuzou quién gruño fingiendo molestia por saber aquello.

Era un alegre día para la familia Kasamatsu.

🌼

Ordenó su mochila de manera casi perfecta, si no fuera porque sabía que todo al llegar a casa sería un desastre. Desde hojas arrancadas hasta envolturas de comida chatarra tendría dentro.

Daiki lo esperaba en la entrada así que sin hacer esperar más a su hermano bajo a toda prisa despidiéndose de su madre, sus hermanos mayores tendrían clases hasta más tarde por lo que no los vio en el comedor más que a Kazunari y Tetsuya que se preparaban para ir al jardín y colegio.

-Hoy iremos en mi auto. -anunció Daiki con una sonrisa orgullosa.

-Presumido. -tosió el chico.

-¡No soy ningún presumido! -se quejo subiendo al auto, Yukio rió algo burlón e imitó la acción de Daiki y se adentró al auto.

Durante el transcurso hasta la escuela Yukio pensaba que seguro su amigo Miyaji llegaría con un sermón acerca de lo horrendo que había sido empezar su segundo año solo, aunque ese chico de solo no tenía nada, era la persona más sociable que había conocido en su vida.

Al llegar Daiki le indicó que debía esperarlo a la salida en la entrada o cerca del auto, también que si sucedía algo no dudará en llamarlo y el iría con él, que se cuidará de los alfas tontos y se divirtiera. Yukio se sintió como un niño pequeño al escuchar las indicaciones de su hermano, solo asintió ante todo lo que decía y depósito un beso en su mejilla con cariño.

Bajó del auto siendo analizado por varias personas que se encontraban casi alrededor del mismo, y era bastante obvio porque miraban el auto impresionados, si Daiki tenía un auto bastante increíble. Yukio maldijo a su presumido hermano, él felizmente pudo haber llegado en el autobús.

Comenzó a caminar fuera del estacionamiento de la preparatoria a la entrada de la misma sintiéndose un poco cohibido por las miradas que los chicos le daban, las chicas le sonreían simpáticas pero los chicos le daban miradas furtivas y sonrisas pícaras.

Que Dios lo ayude, porqué de los alfas no se salvaría.

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