Mientras entramos, varios alumnos se agolpan a mi alrededor como si fuese una extrate... Mejor dicho, como si fuese una estrella de cine, en especial chicos. Las chicas se ven más moderadas en su actitud y algunas me miran de lejos con extrañeza. Hay otros dos nuevos en clase, un chico y una chica. Sin embargo yo he sido la gran sensación.

-¿Cómo te llamas?

-¿De dónde eres?

-¿Eres de Europa?

-¿Eres de Asia?

Los chicos se abalanzan a mi alrededor invadiendo sin escrúpulos mi espacio vital. Se interrumpen unos a otros, intentan que converse con ellos por todos los medios. Quieren ser amables pero me están agobiando. Las mesas son de dos personas. Compiten por sentarse a mi lado, y al final uno, que parece el líder del grupo, se coloca de manera que me es imposible no sentarme con él. No puedo elegir, así que tomaré este pupitre. Al sentarme me doy cuenta de que la mesa está colocada a la perfección en el centro del aula. Es uno de los peores sitios, alrededor tengo a las chicas que me antes me intimidaron. La que parece la líder se sienta con el chico que me asaltó en el pasillo. Parece que aquí hay un ránking muy bien definido.

El chico que se sienta a mi lado parece también ser otro espécimen importante en la escala de popularidad. Las chicas esas me están mirando demasiado, creo que les ha molestado mi presencia. No me gusta su forma de mirarme.

-¿Cómo te llamas? -susurra el muchacho. Se le nota que estaba deseando hablarme. Aunque estuvo bromeando con los chicos de su alrededor en el momento de sentarse, en realidad estaba disimulando y ha fingido que sentarse aquí sea una coincidencia.

-Me llamo Ina. -Aquí en la Tierra, claro.

-Yo me llamo Peter. -Se abalanza hacia mí para darme dos besos. En ese momento se escuchan gritos.

-¡Eh! ¡Vamos Peter! -Varios chicos le corean como si fuese una especie de héroe.

-¡Vamos chicos! ¡Callaos! -grita la profesora desde lo lejos.

¡Salvada! Respiro hondo. Gracias a la voz de la profesora me he ahorrado darle dos besos al chico este. No me sentía nada cómoda con la situación y rechazarle habría sido un mal gesto. No me parece bien ser la hazaña de un chico. ¡Y eso que no saben quién soy en realidad! Ha sido sólo porque les parezco guapa. Es un buen aviso. Si ya por parecerles linda me tratan así, puedo meterme en un problema enorme si mi secreto sale a la luz. Aunque ya me avisaron antes de venir, ahora lo veo por mí misma. Tengo que recordarlo a toda costa.

-Este año tenemos tres alumnos nuevos. -Se monta un revuelo de cuchicheos en el que puedo notar que, en mayor medida, están hablando de mí. La frecuencia con la que todo el mundo se va girando para mirarme les delata.

La profesora también ha detectado mi aspecto especial. Me estoy poniendo nerviosa. ¿Me habrán pillado? Me repito una y otra vez lo que me dijo el consejo. Sé que llamo la atención por mi construcción corporal y por esa perfección de rasgos que aquí en la tierra consideran la belleza. Pero en esencia final, soy como cualquier humano con un aspecto impecable. Salvo eso, no deberían sospechar de mi auténtica naturaleza a no ser que haga algo raro. A pesar de eso es muy difícil mantenerme calmada rodeada de gente de otra especie fingiendo que soy como ellos. Si me pillasen sería un asunto grave. Se lo tomarían como una enorme traición.

Sin que sean conscientes de ello, les llamo la atención a todos, de eso no cabe duda, pero sé que si se acostumbran a verme, pronto dejarán de atosigarme. La profesora, al igual que los demás, se dirige hacia mí.

-¿Cómo te llamas? -Hay un silencio sepulcral.

-Ina.

-¿Anna? -pregunta de nuevo. Me ha oído mal.

-No, Ina.

-Ah vale. ¿De dónde vienes Ina?

Debí prepararme esta parte. Me he despistado por completo. He pasado los últimos días estudiando este idioma, las costumbres, los electrodomésticos, calles, gestos, capacidades humanas... He estado tan agobiada poniéndome al día que no he pensado en un lugar de procedencia. Me decido por un país lejano, uno que sea de muy lejos y al que vaya poca gente de vacaciones.

-De Islandia -No quiero extenderme. Ha sido un acierto escoger este país. Muchos países son visitados muy a menudo, pero uno con este clima acumulará menos turistas. Buena estrategia, así no me contradiré a mí misma en esta improvisación.

-¡Oh! -Los alumnos se revolucionan más todavía. ¿Es demasiado exótico para ellos? Estupendo, seguro que aquí nadie tiene a su abuela allí y no me van a preguntar si juego en tal plaza o si voy a tales cines.

-¡Qué interesante! ¿A qué se debe ese gran cambio? -pregunta la profesora inclinándose sobre su mesa. Ahora le resulto todavía más interesante.

Es un arma de doble filo. He ganado margen para construirme una buena coartada, pero al mismo tiempo me he transformado de pronto en alguien exótico para el instituto. Sé que va a correr la noticia como la electricidad. Esto es un desastre.

-Mi madre consiguió aquí un buen trabajo y decidió que nos viniésemos todos. -Sé que esta respuesta funcionará muy bien. Noto cómo todos los alumnos siguen sin quitarme ojo de encima. Me siento un tanto intimidada. Estoy deseando salir del centro de atención ya.

-Muy bien. Veo que hablas muy bien nuestro idioma. ¿Lo estudiabais allí en clase?

-No. Lo estudiaba con mi familia porque a mis padres les gustaba mucho que lo pudiese hablar. -Esto me hará todavía más interesante pero no me quiero arriesgar a que la profesora se entere de mi mentira. Si apenas he podido adaptarme a la Tierra, estoy como para aprenderme el plan de estudios de Islandia. No me quise arriesgar a decir algo que puedan comprobar por sí mismos.

-Pues hablas muy bien. De todas maneras, si necesitases ayuda puedes hablar conmigo y te apuntaré a las clases de refuerzo.

-Muchas gracias señorita. -¡Por fin algo de amabilidad! Creo que mis compañeros no se dan cuenta de que me siento acosada con tanta mirada.

La profesora se gira y mira a la otra chica nueva. Le pregunta su nombre con amabilidad. Por fin, el foco de atención se ha descentralizado de mí. Pero sigo notando cómo la gente está en especial interesada en cualquier cosa que tenga que ver conmigo.