10. Mis amigas
Mis amigas cambian de postura en el asiento. Entienden que la conversación es demasiado rara para haberlas convocado a una cita por lo que, aunque la conversación les parezca absurda, sé que en su interior sienten que hay algo muy importante en lo que estamos hablando. El riesgo de hablar de esto es alto. Aunque son mis amigas, son humanas, y no estoy segura del todo de cómo se comportarán.
De todos modos el riesgo que corro no es absoluto. Si ellas contasen a alguien que soy una extraterrestre, ¿quién les creería? Lo bueno de mi situación es que es tan inverosímil que es segura de por sí. Aunque de todos modos, tampoco quisiera que se corriese ese rumor, no me beneficiaría. A pesar de que he evaluado los riesgos, no deben contar nada a nadie.
—Ina, soy yo mucho más extraterrestre que tú. ¿Tú has visto cómo me miran en clase cuando como? —Evelin bromea sin dejar de reírse. Tiene una risa preciosa. Valentina se ríe también con ella.
A mi amiga siempre la he visto comer de una manera especial para ser una humana. Tiende a comer mucha fruta y muchos vegetales. Me he fijado que los chicos y chicas, en los recreos, suelen comer alimentos procedentes de bolsas, procesados. Tiene razón en lo que dice, he visto a nuestros compañeros bromear a su costa por comerse zanahorias crudas.
—De verdad. Es en serio. ¿Si viniese de otro planeta, seguiríais siendo mis amigas? —Vuelvo a preguntarles.
A pesar de su incredulidad, mis amigas cambian a un tono más serio. Las risas cesan por completo y parecen más reflexivas.
—Bueno —dice Evelin —, a ti podría permitirte cualquier cosa.
—No creo que importase mucho, ¿qué más da Islandia que otro planeta? Islandia está lejísimos, y no sé nada de ese país. ¡Casi ni sé señalarlo en el mapa! No le veo diferencia a que vinieses de otro planeta —Ante mi insistencia, Valentina se ha puesto muy seria. Sin embargo, se le ve muy cómoda con la situación. Se ha descalzado y está con las piernas cruzadas en el sofá—. Yo seguiría siendo la misma contigo.
—Es que no vengo de Islandia... Esa fue mi excusa. Tenía que decir un sitio —confieso.
—¿No vienes de Islandia? —pregunta Evelin muy sorprendida.
—No, no. Tuve que inventarme un país, ¡tenía que decir algo!, pero no vengo de ningún lugar de este planeta.
—¡Estás de broma! —dice Evelin con un gesto de que todavía alberga muchas dudas. No me cree, pero sólo en parte.
—Chicas... sólo puedo confiar en vosotras. Sois mis únicas amigas reales. —Mi tono de voz es ahora muy serio y penetrante. Trato de mostrarles total sinceridad.
—Ina, antes de que sigas. ¿Estás hablando totalmente en serio? —pregunta Valentina. Parece a punto de ceder.
—Completamente.
La niña resopla como si estuviese quitándose una carga enorme de la cabeza. Parece que lo estaba procesando y lo acaba de asimilar. Después de hacerlo, se recuesta sobre el respaldo del sofá, como si todavía fuese difícil para ella entenderlo. Sin embargo, parece que se le ha iluminado algo y ha encontrado sentido a mi frase.
—¡Por eso nunca vienes con tus padres al instituto!, ¡ni te vienen a buscar!, ¿verdad? Por eso no hay nadie aquí ahora.
—Sí. He venido sola a la Tierra.
Evelin se retuerce en el asiento. Todavía no quiere creérselo. Sin embargo, Valentina parece mucho más receptiva a la idea y eso le da seguridad. Creo que Evelin también está a punto de confiar en lo que les digo.
—¿No tienes miedo?, ¿no es peligroso? —pregunta Valentina. Parece que ya confía en mi palabra.
—Sí. Tuve muchísimo miedo y sigo teniéndolo. Por eso necesitaba que lo supieseis. Necesito vuestra ayuda, este mundo es muy diferente para mí y también peligroso. Estoy muy sola aquí, sin padres ni amigos. —No puedo evitar ablandarme un poco al contarles mi situación. Siento que podría ponerme a llorar en cualquier momento.
—¡Sí que tienes amigos!, ¡nos tienes a nosotras! —dice Valentina.
—Por eso mismo os lo estoy contando. Necesito que mis amigas sepan esto. —Pronuncio "amigas" remarcando que son ellas.
Evelin parece darse cuenta de que no tengo ningún motivo para contarles una mentira de semejante calibre. Desde que las conozco, hemos tenido muy buena relación y creo que me considera una chica de honor como para tomarles el pelo de esa manera. Me admira mucho desde el principio. Por eso, en un proceso de asimilación, abre mucho los ojos y se inclina hacia delante.
—¡Uao! —exclama. —Ina, nosotras te ayudaremos. Pídenos lo que quieras. Somos tus amigas, vengas de donde vengas.
—¡No me lo puedo creer! —exclama Valentina sacudiéndose en el sofá— ¿Una extraterrestre? ¡Es asombroso! —Se ríe. Después de mirarme durante un rato, pensativa, continúa hablando—. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué la Tierra? ¿Tienes una misión?
—Será muy largo de explicar, pero os lo contaré poco a poco. Antes tendría que deciros muchas cosas de mi planeta, cómo he venido...
—¿Has venido en OVNI? —interrumpe Evelin.
Me río.
—Sí, pero nosotros les llamamos deslizadoras. Te refieres a un "platillo volante", ¿no? Sí. He venido en uno de esos.
—¿Dónde está? —Evelin está muy sorprendida.
—Ya no está aquí. Se fueron cuando me dejaron.
—¿Quién te trajo? —vuelve a preguntarme.
—Espera, esto va a ser muy largo. Vayamos poco a poco. ¿Qué tal si comemos unas galletas?
Mis amigas sonríen. La tensión cesa por completo y aprueban la idea de abrir la caja. Ahora ya volvemos a ser como las amigas de siempre, aunque ese "siempre" sea de apenas unos días. Se relajan y adoptan una actitud más íntima, de querer saber mucho acerca de mí, con ilusión. Estoy contenta, creo que he acertado con estas chicas.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top