¡Problemas con Tsunayoshi!

Hey! c: en el sueño de Tsuna se menciona una canción... la dejaré por aquí por si la quieren escuchar cuando llegue esa parte  [?]

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—Herbívoro, ven aquí — ordenó Kyoya mientras, con pasos lentos, se acercaba de a poco al castaño.
— ¡No! — Tsuna dio un paso para atrás, provocando que Kyoya se detuviera en seco, y bajó la mirada a la vez que apretaba sus puños—. Antes me daba mucho miedo esto, era tan inútil que ni siquiera podía pensarlo.
—No digas esas cosas.
—Ya es tiempo — Sawada le dedicó una sonrisa triste al azabache, cerró ambos ojos y dio otro paso hacia atrás; estaba a algunos cuantos centímetros de caer.
— ¡No! — El líder del comité se acercó de manera amenazadora al contrario hasta quedar a, lo mucho, un metro lejos de éste.
— ¡No te acerques más! — Sawada tutibeó, se alejó un poco más y observó a la multitud que estaba debajo de él—. ¡Si no fuera por mi culpa a ti nunca te hubiesen hecho daño!
— ... — Kyoya dejó su mirada en la espalda del castaño, no podía entender del todo—. No fue tu culpa.
— ¡Claro que lo fue! ¡Yo tenía que cuidar a Hibari-san y tenía que haber puesto atención en clases! — Un par de lágrimas salieron de los ojos castaños de Sawada y, con su antebrazo, las quitó para después ver al demonio de Namimori—. Perdóname, Hibari-san.
—Herbívoro, yo... — El guardián de la nube no pudo terminar de hablar debido a que Tsuna ya había saltado; a los pocos segundos de aquello él también saltó para rodear al castaño con su chamarra y acercarlo a él—. No puedes morir sin decirle antes a Kyoko que te gusta.
— ¡¿H-Hibari-san, qué haces?! — El décimo Vongola abrió los ojos como plato al ver enfrente suyo al líder del comité disciplinario e intentó zafarse de la chamarra, pero dejó de hacerlo cuando entendió el comentario del contrario—. ¿Kyoko-chan?
—Somos amigos, ¿no? — El azabache quería morderse la lengua después de haber dicho aquello, le hizo un nudo a las mangas de su chamarra y observó el rostro de Tsuna.
— ¿Por eso brincaste? — Inquirió el castaño mientras dejaba que varias lágrimas salieran de sus ojos y se desaparecieran en la caída.
—No — Hibari quitó algunas lágrimas del rostro de Tsuna, volteó a ver el edificio que estaba a un lado de él y después observó el suelo que, con cada segundo que transcurría, se estaba haciendo más grande.
— ¿E-Entonces?
—Si sobrevivo te diré.
— ¿Qué? ¿Cómo si sobrevives?
Kyoya cambió de lugar con Tsuna para que éste quedará más cerca del edificio y, con toda la fuerza que podía usar en ese momento, lo empujó haciendo que entrara al edificio por una ventana; supuso que las únicas heridas que se pudo haber hecho serían por los vidrios de la ventana, así que no habría problemas graves.

— ¡Tsuna!
— ¡Juudaimei!
— ¡Tsuna-kun!
— ¡Tsuna!
— ¡Sawada!
Yamamoto, Gokudera, Kyoko, Reborn y Ryohei corrieron rápidamente al final del corredor donde se encontraba el castaño acostado en el suelo con varios vidrios a su alrededor; al parecer todos iban con dirección a la azotea para evitar que Tsuna hiciera una locura, o al menos ese era el propósito.
— ¿Chicos? — El décimo Vongola levantó levemente el rostro para observar el pequeño grupo de personas que se le estaban acercando, con el rabillo del ojo logró ver la ventana rota por la que había entrado y, en pocos segundos, se desmayó.

Estaba lloviendo, o al menos eso podía asegurar el joven castaño por la sensación en su cuerpo de estar recibiendo pequeñas gotas de agua heladas; su mirada recorrió todo el lugar, era absoluta oscuridad y lo único que podía distinguir, aparte de él mismo, eran las gotas cristalinas cayendo cerca de él.
— ¿Estás consciente de lo que ibas a hacer? — Una voz que, posiblemente, provenía de la nada se hizo escuchar; la voz le resultaba familiar al castaño, por lo que no sintió miedo.
Una canción desconocida empezó a sonar, Tsuna le sería imposible saber de donde provenía, un pasillo extenso se iluminó dejando ver siluetas oscuras que sonreían de oreja a oreja; Sawada, por intuición, caminó hacia el pasillo con la intención de cruzarlo. Las siluetas empezaron a hacer comentarios hirientes conforme el joven avanzaba, pero éste los omitió ya que estaba concentrado en llegar al final del camino.
— ¿Lo estás, Tsuna? — La misma voz de antes formuló otra pregunta; al final del pasillo apareció un suelo de un blanco impecable y, no tan lejos de Tsuna, apareció también una cama celeste.
El décimo Vongola prefirió hacer caso omiso a aquella voz, se concentró en la canción que seguía sonando y, lentamente, se acercó a la cama celeste; Hibari se encontraba acostado en aquella cama, parecía estar demasiado tranquilo haciendo que el castaño se preocupara.
— ¿Hibari-san? — Sawada acercó su mano a la muñeca del azabache para saber si tenía pulso.
—Te diré si sobrevivo — la voz de Kyoya se hizo presente por todo el lugar, la cama desapareció dejando caer al carnívoro.
— ¡No! ¡Hibari-san! — Tsuna intentó tomar al contrario del brazo para evitar que siguiera cayendo, pero le fue imposible.
La canción se detuvo y volvió a llover.
— ¡Por favor, detente! — Suplicó el castaño mientras se agachaba para abrazar sus rodillas, cubrió sus ojos con ambas manos y se permitió llorar.
— ¿Ahora lo estás?
Sawada levantó la mirada en busca del dueño de aquella voz y, a lo lejos, logró divisar a Kyoya en el suelo y debajo de éste un gran charco de sangre; la lluvia intentaba llevarse parte de la sangre a donde quisiera que fuera el final de su recorrido.
— ¡Hibari! — El joven, como sus piernas no le respondían, se arrastró hasta donde estaba Kyoya sin importarle que se manchara de sangre y se subió un poco a éste para ver el rostro pálido del carnívoro.
—Somos amigos, ¿no? — De nuevo la voz del azabache se escuchó por todo el lugar haciendo que Tsuna empezara a llorar.
— ¡Perdón, soy un idiota! — Se disculpó un desesperado Tsuna al escuchar que la misma canción de antes se hacía presente—. ¡Perdón por ser tan egoísta y no pensar en los demás! ¡Perdón si antes no te tomaba como un amigo! ¡Perdón, perdón, perdón! ¡Kyoya, perdóname!

— ¡... perdón! — El castaño despertó con aquel grito haciendo que las personas que lo habían llevado a la enfermería voltearan a verlo sorprendido, se percató que ahora estaba en la realidad e intentó tomar aire para tranquilizarse.
— ¡Juudaimei! — Gokudera se lanzó a los brazos del castaño y no pudo evitar estallar en llanto; al parecer a Hayato fue quien más le había afectado aquella situación—. ¡Fue mi culpa por no cuidar bien de usted, no merezco ser su mano derecha!
— ¡Tsuna! ¡Qué bien! — Yamamoto hizo una sonrisa que proyectaba una inmensa felicidad, esperó a que el peliplateado se alejara de éste y le revolvió afectuosamente el cabello.
—Finalmente despiertas, Tsuna — comentó el tutor quien estaba sentado cerca de su alumno, se puso de pie en su silla y le apuntó con su pistola—. Todos están preocupados por ti.
— ¡Tsuna-kun! — Kyoko dejó caer las bebidas que llevaba y corrió para abrazar fuertemente al castaño; Sawada se ruborizó completamente e hizo una sonrisa tonta.
— ¡Sawada! ¡Nos preocupaste al extremo! — Ryohei tomó las bebidas que había en el suelo y las dejó sobre una pequeña mesa para que todos agarraran.
—Yo... Lo siento, chicos — el joven Vongola desvió la mirada en forma de disculpa, bajó de la camilla en la que se encontraba y sintió un ligero peso en sus hombros ocasionando que éste tomara la prenda que estaba colgando de aquel lugar: la chamarra oscura del carnívoro—. ¡Ah! ¿Y Hibari-san?
Todos quedaron en silencio y evitaron, a excepción de Reborn, hacer contacto visual con el castaño quien supuso que no había noticias buenas por las reacciones de sus amigos.
— ¿Reborn? ¿Sabes algo?

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Espero les haya gustado xD
❤✨
Los veré en la próxima!

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