Capítulo 4: Avión.

América no dudó ni cinco segundos en salir corriendo del departamento.

-¡Amy! ¡¿Adónde vas?!

América no respondió. Primero fue corriendo hacia el departamento de la señora Brown quien no tardó en abrirle. La mujer se quedó extrañada al verla tan alterada y apresurada.

-¿América? ¿Pasó algo?

-¡Tengo que salir!-dijo América a toda prisa-. ¡¿Puede cuidar a Donna hasta que vuelva?!

Sin esperar a que respondiera, América reemprendió su frenética carrera escaleras arriba, hacia la azotea del edificio.

Tiró la puerta que daba a la azotea de una patada. Salió a encontrarse con la lluvia y el viento. Se acercó a la orilla y tragó saliva. Jamás había intentado algo similar antes, pero en ese momento no tenía más opción. Retrocedió varios pasos para tomar impulso, respiró hondo y empezó a correr. Justo cuando se le terminó el terreno para correr, saltó con todas sus fuerzas.

Por unos segundos, logró volar entre un par de edificios. Desafortunadamente, estaba tan fuera de sí en ese momento que perdió la poca concentración que tenía y casi se cae al vacío, pero logró aterrizar en otro tejado.

-¡Demonios, América, enfócate!-se regañó mentalmente mientras volvía a tomar carrera. Saltó nuevamente, y nuevamente no logró mantener el vuelo por mucho tiempo y volvió a caer, sólo que esta vez sí cayó del edificio a un callejón solitario y oscuro.

Molesta consigo misma, América se levantó y se sacudió la ropa.

-La tercera es la vencida, ¿no?-pensó-. Vamos América, has hecho esto antes. Bueno, no has volado tan alto antes, pero sí has volado. Es lo mismo, puedes hacerlo, tienes que hacerlo, por favor...

Respiró hondo y cerró los ojos. Nunca antes se había sentido tan presionada y lo peor era que ni siquiera sabía si lo iba a lograr. Nunca había volado tan alto. Nunca había tratado de mover algo tan pesado como un avión. En pocas palabras, nunca había experimentado cuáles eran los límites de sus poderes. No sabía si realmente era capaz de una hazaña tal como salvar un avión.

Pero ahora tenía que hacerlo. La vida de Stephen y Christine dependía de ella.

Volvió a tomar carrera en el callejón y cuando se sintió lista, dio un fuerte pisotón y se elevó a toda velocidad en el aire.

Empezó a volar sobre Nueva York. Conforme más se elevaba, sentía como el viento helado y la feroz lluvia azotaban su rostro. Nunca antes había sentido algo como eso. La vista era espectacular. Podía ver toda la ciudad de Nueva York a esa altura. Se distrajo por un momento con el panorama hasta que escuchó las sirenas de patrullas, bomberos y ambulancias que le recordaron que tenía un vuelo que alcanzar.

En medio de la lluvia, las nubes y los relámpagos, logró ver una bola de fuego en el cielo a varios kilómetros de donde estaba en ese momento.

-Sólo tengo que durar así el tiempo suficiente para aterrizar el avión sano y salvo-pensó América-. No puede ser tan difícil ¿o sí?

Mientras tanto.

En el avión, los pasajeros gritaban aterrados mientras el avión descendía más y más rápido. Los pilotos intentaban mantener el control, pero la situación no pintaba para mejor.

-¡Perdimos otro de los motores!-gritó el piloto-. ¡Mayday, mayday! ¡Prepárense para el impacto!

Pero en ese momento, el copiloto se percató de algo en el radar. Algo que no debía estar ahí.

-¡Se acerca un objeto volador no identificado hacia nosotros!-exclamó-. ¡Parece ser supersónico!

Y desde tierra, los civiles veían como en el cielo lluvioso y nocturno de Nueva York algo o alguien se acercaba a toda velocidad hacia el avión que estaba a punto de estrellarse contra la ciudad.

De pronto, uno de los motores se desprendió del avión y se estrelló contra la figura misteriosa. Pero para sorpresa de los que veían la escena, el motor se hizo pedazos mientras aquella figura seguía volando hacia el avión.

Volviendo con América.

-Bueno, no sentí nada, creo que estoy bien-dijo América revisándose luego de ser impactada por uno de los motores del avión-. Vamos a hacer esto.

Volvió a impulsarse a toda velocidad en el aire y, contra todo pronóstico, logró alcanzar el avión y sujetarlo por una de las alas para desviarlo lejos de la ciudad antes de sujetarlo por debajo y elevarlo, logrando nivelarlo.

-¡Sí, lo logré!-pensó América.

Pero entonces miró hacia adelante. Había redireccionado el avión rumbo al puente de Manhattan.

-¡Ay, por favor!-se quejó.

Con mucho esfuerzo, volvió a elevar el avión para esquivar el puente justo a tiempo.

-Tengo que aterrizar esta cosa ya-pensó América-. ¿Pero cómo? Quizás...

Otra cosa que nunca había hecho era abrir un portal tan grande, si eso era posible. Pero ya había logrado todo lo que hasta ese momento no sabía o ni siquiera creía que era posible. ¿Por qué no intentarlo?

Haciendo un gran esfuerzo para concentrarse, América proyectó el lugar al que quería llevar el avión en su mente y esperó.

-Funciona, funciona por favor-suplicaba en su mente mientras esperaba a que algo ocurriera.

Finalmente, un enorme portal en forma de estrella se abrió en el cielo, del tamaño justo y necesario para dejar pasar el avión a la ubicación que América deseaba.

Con mucho cuidado, América aterrizó el avión en medio del estadio vacío. Una vez a salvo, todos los pasajeros se asomaron por la ventana y miraron sorprendidos a la joven que les acababa de salvar la vida. En medio de los rostros que se asomaron, América distinguió a Stephen y Christine, quienes la miraban boquiabiertos. Ella les devolvió la mirada, no muy segura de si estaba en problemas o no, pero feliz y aliviada al ver que había logrado salvarlos. Un helicóptero de noticias comenzó a sobrevolar la zona mientras las sirenas de patrullas y ambulancias se acercaban cada vez más. Ante esto, América les dirigió un último saludo con la mano a los pasajeros antes de salir volando a toda velocidad.

-Estoy segura de que esto no pasará a mayores-pensó América.

Una hora después.

-Hace menos de una hora, una misteriosa figura voladora salvó a los pasajeros del vuelo 182 de American Airlines, aterrizando la aeronave en medio del Yankee Stadium...

-¿Superheroína o Superdestructora? Luego del rescate del vuelo 182, nos llegan informes que los restos de uno de los motores se estrellaron en Park Avenue, dejando una gran destrucción a su paso...

-Aunque se cree que la falla se debe a las condiciones meteorológicas, todavía se espera que se haga una investigación a fondo para determinar la causa del desplome del vuelo 182. Sin embargo, el verdadero tema de interés es la misteriosa niña voladora que salvó al avión y posiblemente incontables vidas más...

-La joven voladora que salvó al vuelo 182 se ha convertido en todo un fenómeno de internet en poco tiempo. Mientras algunas personas cuestionan sus intenciones, otros piensan que podría ser la nueva guardiana de Nueva York. Hasta el momento se desconoce su identidad, pero lo que sí es seguro es que será un tema de conversación por un largo tiempo...

América veía los informes de noticias en su celular, curiosa por saber lo que la gente opinaba sobre su heroico rescate.

-"Niña voladora salva el vuelo 182"-leyó América acostada en su cama-. Voy a necesitar un mejor nombre que ese. ¿Power Girl? No, eso suena muy tonto. ¿Ms. New York? No, ese parece nombre de concurso. Bueno, ya pensaré en algo.

Escucho que se abría la puerta del departamento y de inmediato guardó su celular para ir corriendo a recibir a sus padres.

-No sé adónde fue América, señor Strange-escuchó que decía la señora Brown-. Tocó a mi puerta pidiéndome que cuidara a la pequeña Donna, parecía que llevaba mucha prisa por alguna razón. ¿Pasó algo?

-Nada grave, señora Brown-respondió Stephen-. Lamento si le causamos algún inconveniente.

-En absoluto, ya acosté a la niña, por cierto-respondió amablemente la señora Brown-. Sabe que siempre puede contar conmigo para lo que...

-¡Están aquí, y están bien!

América corrió a abrazar a sus padres mientras la señora Brown veía la escena confundida.

-Bueno, eh, creo que me retiro-dijo al ver como América abrazaba a sus padres fuertemente-. Que pasen linda noche.

América no los soltó después de que la señora Brown dejó el apartamento.

-¡No puedo creer que realmente lo hice!-chilló América.

-No, ni nosotros-dijo Stephen con voz entrecortada por la falta de oxígeno, la joven los estaba abrazando muy fuerte.

-¡Perdón, perdón!-dijo América todavía emocionada-. Es que, estoy realmente impactada, jamás creí que podía hacer algo así.

-¿Estás bien?-preguntó Christine.

-¿Bien? ¡Estoy mejor que bien!-dijo América mientras caminaba de un lado a otro-. Es decir, jamás creí que pudiera volar tan alto ni que pudiera cargar algo tan pesado...

-América...

-Tampoco creí que fuera capaz de abrir un portal tan grande...

-América...

-Y ahora todo el mundo está hablando de mí, y eso me da miedo, y también me emociona, siempre he pensado que con estos poderes puedo hacer mucho más, sólo que nunca imaginé que tanto...

-¡América!-gritó Christine-. ¡¿Se puede saber en qué demonios estabas pensando?!

América detuvo su andar y volteó a ver sorprendida a sus padres.

-¿Perdón?-dijo América-. ¡Acabo de salvarles la vida, y a muchos otros, eso es lo único que importa!

-¿Lo único?-Stephen encendió la televisión en el canal de noticias-. Te expusiste, te dijimos una y mil veces que no mostraras tus poderes en público, y ahora estás allá afuera, todos saben que existe alguien como tú y ya no hay vuelta atrás.

-No quiero que la haya-respondió América.

-¿Disculpa?

-He tenido estos poderes desde hace años y lo único que había hecho hasta el momento con ellos era atrapar maleantes de bajo nivel no sólo por hacerles caso a ustedes, sino porque no creía que fuera capaz de otra cosa.

Señaló la pantalla.

-Pero hoy pude ver de lo que soy realmente capaz, igual que todo el mundo. No quiero seguir escondiéndome, no quiero seguir ocultando lo que soy como si tuviera que avergonzarme de ello. Así que no, esta vez, no pienso echarme para atrás.

-Van a venir por ti y lo sabes-dijo Stephen-. El mundo le tiene miedo a la gente como tú. Cuando te vean, sólo verán a una enemiga. ¿Es eso lo que quieres?

América apretó los puños enojada. Acababa de salvar un avión, y parecía que sus padres hubieran preferido que los dejara morir a ellos y a esas personas sólo para que no se expusiera.

-Creo que me iré a dormir-dijo molesta-. Fue una noche larga.

Sin más, dio media vuelta y regresó a su cuarto.

-América-dijo Christine-. ¡América!

-Déjala-dijo Stephen-. Está enojada, así no va a escucharnos, hay que darle espacio.

-¿Mami?-Donna salió de su cuarto rascándose la cabeza mientras bostezaba-. ¿Qué pasó?

-Nada, cariño-respondió Christine intentando serenarse-. Cosas de tu hermana, no te preocupes.

-¿Adonde fue Amy?-preguntó Donna. Por increíble que sonara, la niña no estaba al tanto de los poderes de América.

-Por ahí-respondió Stephen mientras la cargaba-. Mejor vamos a dormir, ¿te parece?

Donna asintió y Stephen se la llevó a su cuarto para volver a acostarla. Por suerte, la niña no tardaba más de cinco minutos en quedarse dormida. Una vez que su hija menos estuvo dormida, Stephen volvió a hablar con Christine, quien veía angustiada su celular.

-No se habla de otra cosa que no sea ella-dijo Christine mostrándole el celular a su esposo-. Stephen, tengo miedo.

-Tranquila, ya encontraremos una solución-dijo Stephen-. Si la hubieran reconocido, ya habrían venido por ella.

-No es sólo eso-dijo Christine-. Nunca la había visto así, tan enojada con nosotros. El tema de sus poderes siempre fue algo delicado, pero lo de esta noche, la forma en que reaccionó cuando la regañamos... me da miedo, me da miedo perderla.

Stephen abrazó a su esposa, quien parecía que quería llorar.

-Todo va a estar bien-dijo Stephen, queriendo convencer a su esposa y a si mismo de ello-. Todo va a estar bien...

En otro lugar.

Una mujer se encuentra fuera de una comisaría de policía esperando a alguien. Su cita llevaba bastante retraso y ella no era precisamente una mujer paciente.

Por fin, un vehículo negro se estaciona frente a ella y de él bajan varias personas vestidas de traje negro y uno de ellos se acerca a la mujer.

-Jefa Watanabe-saludó el hombre ofreciéndole la mano-. Siempre es un placer trabajar con usted.

Yuriko no le estrechó la mano.

-Sabe muy bien que para mí nunca será un placer trabajar con Control de Daños, agente Cleary-dijo Yuriko con voz seca.

El agente Peter Cleary sólo sonrió y sacó su celular.

-Como sea, supongo que ya vio esto, ¿o no?

En el vídeo, se apreciaba a América aterrizando el avión para después salir volando a toda velocidad.

-Sí, lo vimos-respondió Yuriko-. Creo que no se había visto una súper humana tan poderosa en mucho tiempo.

-Así es-respondió Cleary-. Una súper humana no autorizada por el gobierno es peligrosa, Jefa Watanabe. Ahora imagine todo este poder en manos de una niña.

-¿Qué es lo que quiere, Cleary?-preguntó Yuriko molesta.

-Acceso total y permiso para usar todos los medios y recursos que sean necesarios para capturar a esta niña-respondió Cleary-. Y apoyo policiaco no estaría mal.

Yuriko suspiró.

-Está bien-respondió-. Pero en cuanto esto termine, quiero que usted y sus matones se larguen de mi ciudad de inmediato. ¿Quedó claro?

Cleary sonrió aún más.

-Cristalino-respondió-. Traeré a mis agentes de inmediato, la veré pronto.

Mientras Cleary se iba, Yuriko suspiró.

-Cuanto antes encontremos a esa niña y terminemos con esto, mejor.

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