Capítulo 14: El final y una nueva era.

América despertó. La cabeza ya no le dolía tanto y al mirarse, notó que ya no tenía heridas en ninguna parte de su cuerpo. Sonrió, parecía que todo había salido bien. Salió de la habitación en la que se encontraba y al entrar a un pasillo, notó que se encontraba en un lugar totalmente desconocido. Mientras caminaba, escuchó ruidos provenientes de algún lado. Se fue acercando lentamente hasta llegar a una sala de estar donde sus padres, Donna y los demás Vengadores se encontraban viendo las noticias.

-A pesar de la devastación causada durante el más reciente ataque alienígena contra nuestro planeta, los antiguos héroes más poderosos del mundo conocidos como los Vengadores han recuperado el favor de la opinión pública, particularmente la ya famosa niña voladora de Nueva York, bautizada por los internautas como Ms. América. En respuesta a los recientes acontecimientos, la Organización de las Naciones Unidas ha anunciado que se celebrará una reunión especial en Viena, Austria, para votar sobre la derogación de los Acuerdos de Sokovia. Además, luego de la evidencia presentada por la comisionada del Departamento de Policía de Nueva York, Yuriko Watanabe, sobre los malos manejos del Departamento de Control de Daños, la agencia gubernamental ha sido desmantelada y sus funciones pasarán a la recién reinstaurada S.H.I.E.L.D., cuyo director Nick Fury ha prometido que su agencia se compromete a cumplir con las funciones de Control de Daños sin hacer uso de sus métodos radicales. Muchos de los máximos representantes de Control de Daños, entre los que destacan el ex-secretario de Estado Thaddeus E. "Thunderbolt" Ross y el director de la agencia, Peter Cleary, están tras las rejas. Sin embargo, no todo han sido buenas noticias. Dos semanas después de los incidentes y la liberación de un misterioso agente químico en la atmósfera en forma de niebla, miles de millones de personas en todo el mundo se han visto afectadas por este misterioso fenómeno, encerrados inicialmente en extraños capullos, sólo para emerger hace pocas horas con poderes sobrenaturales inexplicables. A pesar de eso, la gente se ha mostrado optimista en cuanto a la reintegración de los héroes en la sociedad civil, señalando que la aparición de Ms. América podría marcar el inicio de una nueva generación de héroes...

-Vaya, parece que mi rostro podría aparecer en las loncheras muy pronto-dijo América, haciendo que todos voltearan.

-¡Amy!-Donna corrió hacia su hermana mayor, y ambas se abrazaron con fuerza, en especial América.

-Te extrañe, pequeña revoltosa-dijo América rascándole la cabeza.

-Y nosotros a ti niña-dijo Stephen acercándose junto a los demás.

-¿Siempre tienes el sueño así de pesado, mocosa?-preguntó Tony.

-Nah, sólo cuando peleo contra enormes sujetos morados del espacio-bromeó América-. A propósito, gracias, no lo hubiera logrado sin ustedes.

-Te equivocas, América-dijo Ancestral sonriendo-. El mundo no lo hubiera logrado sin ti.

-¿Eso creen?

-Tu primera misión no fue perfecta, y necesitas entrenamiento-dijo Steve-. Pero tienes la capacidad, y el corazón.

-Además, no puedes ser una heroína sin destruir un par de calles en el proceso-dijo Tony ganándose un golpe en el hombro de Natasha-. Pero ya en serio, lograste mucho más que sólo salvar al mundo, América, también lograste reparar algunas cosas por aquí.

América entonces se percató de que Steve tenía su típico escudo en un brazo, y también se había afeitado. Sonrió, nunca hubiera imaginado que ella sería la responsable de hacer que Tony Stark y Steve Rogers se reconciliaran.

-Quizás tus acciones logren que el mundo vuelva a aceptar a personas como nosotros poco a poco-dijo Wanda con tono melancólico-. Lo hiciste muy bien, los salvaste a todos.

América hizo una mueca.

-No a todos-dijo-. No a Visión.

-Bueno, como me dijo un buen amigo una vez-dijo Wanda sonriendo levemente-, nuestro deber es salvar al mayor número de gente, y a veces no salvas a todo el mundo. Y si no aprendemos a vivir con eso, a la siguiente tal vez nadie se salve.

-Bueno, niña, será mejor que te vistas-dijo Stephen dándole un paquete envuelto a América-. Nos esperan.

-¿Para qué?

Una hora después.

Es el funeral más triste al que todos los presentes hubieran asistido alguna vez. Los Vengadores, agentes de S.H.I.E.L.D. y los Guardianes de la Galaxia habían asistido, todos vestidos de negro, a honrar a Visión por su sacrificio durante la batalla contra Thanos. También se honró a Gamora, de los Guardianes, de quien descubrieron que había sido asesinada por el Titán Loco para conseguir la Gema del Alma, dejando devastado a Peter Quill, quien era su pareja. 

La familia Strange-Palmer fue parte del séquito. Aunque no conocieron bien a Visión, consideraron que debían estar presentes en su funeral, y los Vengadores los recibieron.

-¿Qué pasará ahora?-preguntó América al concluir la ceremonia.

-Bueno, debido a los recientes sucesos algunos miembros del equipo se irán por un tiempo-dijo Tony-. Thor tiene una sociedad asgardiana que reconstruir aquí en la Tierra, los Guardianes regresarán al espacio, Bruce decidió que va a pasar más tiempo con una prima que tiene en Los Ángeles mientras investiga más sobre su condición verde, Rhodey regresará a Washington, Clint volverá y todos los demás nos quedaremos en el Complejo.

-Pudo haber sido peor-dijo América.

-Creo que sí-dijo Tony-. Pero no lo fue gracias a ti. 

-¿Qué pasará con las gemas?

-Lo estuvimos pensando mucho-dijo Ancestral-. Me di cuenta de que tenías razón desde el principio, América. Nadie, ni siquiera los buenos, deberían tener tanto poder. Las gemas serán destruidas, Wanda ofreció ayudarnos con eso antes de volver a Sokovia. Nadie volverá a ser tentado por el poder de las Gemas del Infinito.

-Es bueno saberlo-dijo América.

-Ven, niña-dijo Stephen-, hay alguien que quiere conocerte.

-¿Ahora quién?

Frente a ellos, un hombre con un parche en un ojo se volteó a ver a América.

-América Palmer-Strange-dijo Fury-. Te has vuelto toda una celebridad en poco tiempo.

-Se-Se-Señor Fury-dijo América emocionada-. Es un honor conocerlo, señor.

-Por favor, sólo Fury. Me han dicho que tienes habilidades bastante especiales que fueron muy útiles a mi viejo equipo.

-Así es, señor-dijo América.

-Sin embargo, tu discurso mientras peleabas con Thanos fue lo que realmente captó mi curiosidad-dijo Fury-. ¿Realmente crees todo lo que dijiste?

-Al cien por ciento, señor-afirmó América-. Tal vez Thanos tenía un punto válido al decir que su solución, por muy genocida que fuera, hubiera sido eficaz. Pero aún así, es mucho más difícil mantenerse firme y hacer lo correcto que optar por una salida tan fácil. Y soy hija de doctores, señor Fury, prefiero el camino difícil.

Fury sonrió.

-Bien-dijo-. En ese caso, tengo una oferta para ti.

-¿Oferta?

-No sé si te has enterado, pero la explosión del motor de la nave de Thanos liberó un agente químico en la atmósfera que está causando ciertas mutaciones en algunas personas-dijo Fury-. Todos y cada uno de estos individuos desarrollarán poderes ahora o en el futuro cercano, poderes de los que no sabemos qué esperar y tampoco podemos saber qué porcentaje de esas personas se volverá en contra de la humanidad. El mundo necesitará más héroes que nunca.

América abrió los ojos sorprendida.

-¿Me está ofreciendo...?

Fury asintió.

-He visto muchos héroes a lo largo de los años, unos más poderosos que otros, cada uno especial a su manera-dijo-. Pero nunca había visto a una como tú. A diferencia de los demás héroes, tú no eres sólo alguien que aplasta cosas o lanza rayitos de las manos, después de tus palabras eres mucho más que eso.

-¿Qué puede ser más grande que un héroe?

-Un faro-dijo Fury-. Un faro de esperanza, un modelo a seguir. Después de lo que ocurrió, ten por seguro que muchos jóvenes como tú querrán seguir tu ejemplo. Ya sabes, levantarse, pelear por un mundo mejor, tú inspiraste a una nueva generación de superhéroes jóvenes que tratarán de hacer lo que tú hiciste con Thanos.

-¿Hay otros?-preguntó América-. ¿Hay otros como yo?

-Y hay que encontrarlos y reunirlos-dijo Fury-. América Palmer-Strange, ¿te interesaría unirte a la Iniciativa Jóvenes Vengadores?

América no supo qué responder. Pensó que estaba soñando, o que no había escuchado bien. ¿Nick Fury le había ofrecido empleo de superheroína? ¡Sí, demonios, sí que lo había hecho! La emoción la invadió por completo, aquel era su sueño desde hacía mucho tiempo, ayudar a otros, pelear por un mundo mejor, ser conocida como una heroína...

Pero entonces miró a sus padres, a su hermana. Su familia. Si aceptaba la oferta de Fury, si se unía a su nuevo grupo, ¿entonces lo dejaría todo atrás, incluyendo a su familia? No, no iba a hacer eso. Nunca.

-Aprecio la oferta, señor Fury-dijo América-. Pero no, gracias.

-¿No?

Stephen y Christine la miraron sorprendidos.

-Esta experiencia, pelear contra Thanos, me hizo darme cuenta que no cambiaría a mi familia por nada-dijo América-. Ni siquiera por cumplir mis sueños.

Fury se quedó sorprendido por la respuesta. Pero al mismo tiempo, estaba orgulloso.

-Si es lo que decides, entonces está bien-dijo sacando una tarjeta-. Pero si en algún momento cambias de opinión, aquí tienes mi número.

-Claro, muchas gracias.

Despidiéndose, Fury se alejó junto a Tony, dejando a América reunirse con su familia.

-¿Y ahora qué?-preguntó América.

-Vamos a casa-dijo Christine.

América sonrió. No podía estar más de acuerdo.

Seis meses después.

Luego de la batalla contra Thanos, América parecía haber dejado de lado completamente su sueño de ser una superheroína. Por obvias razones, ya no pudo volver a la escuela, y Stephen y Christine dejaron sus trabajos como doctores. Pero aún así, la familia estaba bien. De hecho, nunca habían estado tan bien.

Ancestral les había permitido vivir en el Santuario de Nueva York. Luego de prometerle a América que la ayudaría a buscar respuestas sobre sus poderes y su pasado, partió de vuelta a Kamar-Taj en busca de dichas respuestas, no sin antes nombrar a Stephen y Christine como guardianes del Santuario, responsabilidad que para Stephen se juntaría con su nueva vida como miembro de los Vengadores, posición que había aceptado de mala gana ante la insistencia de Tony. Hasta Donna había sido aceptada como estudiante del templo. La pequeña niña demostró en muy poco tiempo que tenía un don para las Artes Místicas como sus padres, superándolos por mucho en el manejo del anillo en poco tiempo. Aunque eso no resultó benéfico para nadie, ya que no pasaron muchos días antes de que Wong empezara a quejarse que faltaba comida en la cocina de Kamar-Taj. Tuvieron que quitarle el anillo.

En cuanto a América, ella no estaba segura de que seguía en su vida, pero sabía que podía irse despidiendo de la Universidad o de un empleo normal. De una vida normal, de hecho. Aunque ella ya había hecho las paces con eso, al fin y al cabo su vida nunca había sido normal desde que descubrió que tenía esos poderes, probablemente nunca lo fue mucho antes de eso. Lo único que la inquietaba era que no tenía la menor idea de qué hacer. Todos los días miraba la tarjeta que le había ofrecido Fury y pensaba en su oferta, sólo para volver a guardar la tarjeta en un mueble y olvidarse del asunto.

Un día, América bajó al estudio donde Stephen y Christine estudiaban algunos libros de proyección astral.

-¿Me querían ver?-preguntó al llegar.

-Sí, pasa-dijo Christine.

Aquello se sentía como en los viejos tiempos, cuando América se metía en problemas y ellos la llamaban para regañarla. Y nuevamente, América repasaba mentalmente todas las razones por las que podían regañarla esa vez, pero como hacía un tiempo que no salía del Santuario, no se le ocurrió ninguna.

-¿Ocurre algo?

-No sabemos-dijo Stephen cerrando el libro en sus manos-. Desde que nos mudamos aquí hace seis meses, te hemos notado muy... distraída.

América no entendió a lo que se refería.

-Sí, bueno, después de lo ocurrido con Thanos y ahora que vivimos aquí no tengo mucho que hacer-dijo-. Es natural que...

-América, Stephen y yo sabemos que nuestro único gran fracaso como tus tutores fue tratar de detenerte, que no fueras una heroína-dijo Christine-. Es decir, mírate, eres la niña que ayudó a vencer a Thanos y te ganaste el corazón de todos después de eso. Y aún así, aquí estás, en vez de estar allá afuera, cumpliendo tu sueño, viviendo tu vida.

América suspiró.

-Eso se acabó para mí-dijo-. Fue algo de una sola vez, ya no quiero más problemas. Sí, sé que Control de Daños ya no está y no hay quien nos persiga, y que Fury me ofreció unirme a su proyecto de superhéroes adolescentes...

-¿Entonces por qué no aceptaste?-preguntó Stephen-. ¿A qué le tienes miedo, niña?

América meditó un rato la pregunta.

-A perderlos-Stephen y Christine la miraron sorprendidos, y ella siguió-. Hace seis meses, cuando revelé mis poderes al mundo, les dije cosas horribles, les reclamé cosas que no tenía ningún derecho de reclamarles, y luego casi los pierdo cuando Thanos apareció. No quiero volver a sentir ese miedo, nunca. Y si ser una heroína significa sentirlo, entonces no quiero ser una heroína.

Ambos adultos sonrieron.

-¿Sabes?-dijo Christine-. Siempre pensamos que lo peor que nos podría pasar sería que si llegaba el día en que revelaras tus poderes, te irías. Pero es mucho peor ver cómo te encierras en esta casa embrujada, sin salir, sin perseguir tus sueños, sin ser quién realmente eres.

-Yo no...

-Te dije que fue un error haberte dicho que ocultaras tus poderes como si tuvieras que avergonzarte de ellos-dijo Stephen-. Y no he cambiado de opinión. Y en estos últimos meses no he visto que abras ni un solo portal aquí adentro, y mucho menos afuera.

América se acercó y se sentó junto a ellos.

-Es que... no quiero volver a alejarme de ustedes.

-Oh, cariño-dijo Christine acariciando su rostro-. Parte de la vida es dejar que las personas entre en la nuestra, pero también lo es dejarlas ir. Pero aún así, la marca que la gente deja en ti, sea buena o mala, siempre irá contigo, a todas partes. Y tú has dejado una muy buena marca en nosotros.

-Es cierto-dijo Stephen-. Antes de que llegaras, yo era un hombre roto, frío, arrogante, que sólo pensaba en si mismo. Y tú, América, me enseñaste como ser una mejor persona, como ser un buen padre, y si volviéramos a esa noche en la carretera, si pudiera volver a elegir entre dejarte ahí o llevarte conmigo, te volvería a llevar conmigo sin dudarlo.

-Y si no quieres alejarte de nosotros, no lo harás-dijo Christine-. Siempre serás bienvenida aquí, pero debes aceptar que Stephen y yo tenemos una responsabilidad aquí, un trabajo, un propósito. Debes salir a descubrir el tuyo.

América sonrió, conmovida.

-Tengo algo para ti-dijo Stephen haciendo aparecer un paquete en sus manos-. Luego de la batalla, la chaqueta que te regalamos quedó hecha trizas, así que se nos ocurrió darte esto.

América recibió el paquete y lo abrió, quedando sorprendida. Era una réplica exacta de la chaqueta que había recibido de cumpleaños.

-Está hecha con el material del traje que tenías puesto cuando te encontramos-dijo Christine-. Resulta que Wong también es muy bueno tejiendo.

-Gracias-dijo América poniéndosela. Entonces recordó que había algo de lo que quería hablar con ellos desde hacía seis meses-. Oigan, sobre lo que les dije, bueno, les grité hace seis meses, en nuestro antiguo departamento...

-América, está bien, de verdad-dijo Stephen para tranquilizarla-. Christine y yo... sabemos que no somos tus verdaderos padres. Y estamos bien con eso.

-Así es-dijo Christine.

América los miró a los ojos.

-Cierto, no son mis padres biológicos-dijo-. Solamente son... el hombre y la mujer que me recogieron en una autopista a mitad de la noche cuando no tenían que hacerlo. Los que me alimentaron y me vistieron durante años. Los que me ayudaron a hacer la tarea. Los que me enseñaron a cepillarme los dientes. Los que se quedaban conmigo en las noches cuando tenía pesadillas.

Sonrió.

-Para mí, eso es ser un padre y una madre.

Los tres se abrazaron fuertemente. Por una o por otra razón, los tres necesitaban escuchar esas palabras.

De pronto, cuando se separaron, un portal naranja se abrió arriba de sus cabezas y una niña con una galleta en la mano cayó en las piernas de Stephen.

-¡Donna!

-Eh... hola.

-¡¿Otra vez estabas robando comida en la alacena?!-dijo Stephen al ver la galleta-. ¡¿Quién te devolvió el anillo?!

Donna sonrió antes de salir corriendo por la casa.

-¡Vuelve aquí!-exclamó Christine.

Los tres salieron corriendo detrás de la niña por toda la casa hasta que la alcanzaron en la sala de estar. Pasaron el resto de la tarde jugando a ser personajes de Harry Potter, ver películas de Narnia y el Señor de los Anillos, ver quién podía comer más dulces y más rápido, culminando con una guerra de almohadas que terminó ganando América por mucho. La joven estaba feliz y se quedó dormida ahí, en el suelo de la sala de estar, junto al resto de su familia. 

Incluso si nunca descubría de dónde venía, quién era su familia biológica o porqué tenía esos poderes, América no necesitaba saber esas cosas. Ella ya tenía todo lo que quería, y más importante, lo que necesitaba.

FIN.































Escena poscréditos #1.

Al día siguiente, América sacó la tarjeta de su tocador y marcó el número telefónico.

-¿Sí, diga?

-¿Señor Fury?-dijo América-. Tal vez no me recuerde, soy...

-América Palmer-Strange, sí, te recuerdo-dijo Fury-. Además, no a todos les doy mi número.

-Supongo que entonces soy afortunada.

-Supongo. ¿Has considerado mi oferta?

-Sólo quiero hacerle una pregunta-dijo América-. ¿Realmente cree que tengo lo que se necesita para su grupo de héroes?

-Sí, lo creo-dijo Fury-. Pero creo que no importa lo que ni yo ni nadie más excepto tú crea, América. Así que dime, niña, ¿tú qué crees?

América sonrió.

-Que estoy lista-dijo-. ¿Qué tengo que hacer?

-El próximo lunes, a las diez de la mañana, en el Complejo de los Vengadores-dijo Fury-. Llega tarde por un segundo, y estás fuera.

-Ahí estaré, descuide-dijo América-. Hasta luego.

América colgó, emocionada y nerviosa a la vez de lo que se venía para ella en su vida. Pero en ese momento, notó que tenía algo rojo en la mano. Al mirarse en el espejo, notó que la nariz le sangraba ligeramente.

-¿Pero qué...?

Por un momento se sorprendió. Nunca antes le había pasado eso.

-Nah-dijo-. No debe ser nada.

Y se limpió antes de ir a contarle a su familia sobre la decisión que había tomado. 





























Escena poscréditos #2.

Isla Ryker.

En la cárcel, una persona con el rostro oculto entre las sombras se encontraba meditando en su celda hasta que uno de los guardias llamó.

-Disculpe-dijo el guardia sosteniendo un celular-. Tiene una llamada.

Aquella persona, sin revelar su rostro, agarró el celular y cogió la llamada.

-¿Tienes lo que te pedí?

-Pronto-dijo la voz de una mujer al otro lado de la línea-. Necesitamos un poco más de tiempo.

-No podemos arriesgarnos. Si alguien descubre lo que hacemos...

-No se preocupe. El mundo está ardiendo en este momento. Esos Inhumanos tienen a las autoridades muy distraídas en este momento como para que nos pongan atención.

-Eso espero. Si te atreves a arriesgar mi operación...

-Calma, no hay necesidad de alarmarnos-dijo la mujer-. Tendremos todo listo en el tiempo acordado. Y cuando así sea, Nueva York se arrodillará ante nosotros.

Desde las sombras, aquella persona sonrió con satisfacción.

-Eso es música para mis oídos.

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