Prólogo:

Me encuentro en la nada. No había nada más que un espacio blanco, solo podía pensar en varias cosas. Mis amigos, mi familia.

Sentía paz, sentía irá, y solamente podía pensar.

La humanidad al final cayó en la desesperación y la agonía, todo se fue por el “caño”. No recuerdo muy bien cuando dejé de vivir en ese mundo de puras tragedias, miseria, peleas, guerras, muerte. Todo eso era lo único que se veía casi siempre, un mundo hecho caos.

Flachsbak.

Yo era un simple humano. Uno el cual no podía escapar de su destino, la muerte. Nosotros estamos en guerra con seres que parecían a ver salido de la fantasía de un manga o novela ligera, se preguntaran ¿qué seres? Bueno, esos seres eran demonios, literalmente.

Los Demonios que salían de la Biblia, ya saben.

En aquel tiempo estaba con
varios compañeros a los cuales considero mis mejores amigos.

La situación de la humanidad era cada vez peor, cada día iban muriendo más personas, si estos no morían por la guerra, lo hacían por el hambre.

¿Cómo sucedió esto?.

Debido a que los demonios se revelaron al mundo y comenzaron su ataque, el miedo inundó al mundo, eso era muy malo, una vez que el miedo llegaba al corazón del ser humano se generaba la chispa para el caos... no tardó nada en pasar lo que pensé que pasaría... robos, violaciones, escasez de productos, narcotráfico, etc.

Todo ese potenciado a la séptima potencia, los gobiernos no podían hacer mucho.

El mundo entro en caos.

Para rematar la guerra con los demonios estaba a la vuelta de la esquina.

En fin, si la cosa no pudiera ponerse peor, se puso gracias a nuestros gobernantes... ¿A qué me refiero? bueno, llegó ese día que todos no se imaginaban, aquel que podrías llamar "el fin de la humanidad". Esos malditos maniáticos lanzaron
misiles nucleares con una gigantesca potencia de destrucción hacia las grandes concentraciones de demonios. Esto afectó al mundo entero. No había lugar en la tierra donde uno podía ocultarse. La policía y el ejército casi no podían hacer nada, o bueno, aquellos que aún tenían ese sentido del deber.

A uno no le quedaba de otra que aprender, “sobrevives o mueres”. Yo tenía 18 años cuando todo esto empezó, solo 18 míseros años.

Tenía que aprender rápido si quería sobrevivir, por suerte tenía a mis amigos, aquellos a los cuales podías decirles ”mejores amigos”, “hermanos y hermanas”. En total eran seis, de los cuales tres eran chicos y las otras tres eran chicas. Antes de que todo esto ocurriera, yo era una persona callada y muy poco sociable. Aunque en realidad no es que me detuviera en verdad. Logré tener a mis amigos porque ellos se acercaron a mi cuando tenía 14 años. Larga amistad. Ellos me enseñaron a dialogar. Me enseñaron a confiar en los demás, en ser amable. Esto se debía a que yo no confiaba en nadie, y con respecto a ser amable... simplemente no era muy bueno, pero ¿saben? Ellos sacaron lo mejor de mí.

Regresando al punto, habían pasado meses desde que eso había pasado. Obviamente para sobrevivir en un mundo de caos teníamos que hacer lo necesario para no morir, tampoco estábamos orgulloso de lo que hacíamos, pero no había otras opciones.

Un día estábamos en nuestro refugio, solamente soportando las bombas que caían, los disparos, los rugidos de las bestias, solo nos quedábamos en silencio tratando de ignorar todo eso, y esto fue hasta que derribaron la puerta. En este punto entraron unos soldados con armas de alto calibre. Estos simplemente nos amenazaron con sus armas, nos esposaron y nos cubrieron la cabeza con unos sacos negros.

Técnicamente nos secuestraron.
Después eso nos llevaron a su base, ¿cómo es qué lo es?, pues no había que ser un genio para saberlo, aparté, seguíamos vivos, no parecía que hubieran matado a alguno de los demás.

Cuando llegamos a un punto fijo, estos simplemente nos quitaron los sacos negros. En ese momento estábamos con unos sujetos con trajes.

Su puse que eran personajes importantes, y quizás los jefes de esto que había sucedido.

Ellos nos dijeron que si los ayudábamos a ganar la guerra, todo regresaría a la normalidad, aparte que nos darían lo que siempre hemos querido. Sinceramente no debíamos ser muy listos para saber que todo era una vil mentira, pero había algo claro. "Desobedezcannos y mueren".

No nos quedaba de otra que aceptar.

Desde ese día nos pusieron a entrenar arduamente, nos enseñaron distintas artes especializadas en el ámbito de matar, disparar todo tipo de
armas de corto y largo alcance, entre otras cosas.

Nosotros junto a varios grupos nos encargábamos de exterminar a los estorbos de nuestros superiores, y obviamente robábamos la información
de todo tipo. Había varias escalas y nos preparan para los demonios, por lo momento hacíamos lo que hacían los novatos. Esto no era nada fácil, después de todo, cada lugar siempre estaba completamente resguardado. Había sitios donde literalmente era un suicidio ir. Esto era algo muy peligroso, pero aun así seguimos con nuestras misiones.

Todo fue “normal” hasta ese día. Estábamos en un cuartel militar en Rusia.

Bueno, nuestro grupo y otros tres. Los invadimos de alguna manera, y aunque fue difícil lo habíamos conseguido, obviamente las pérdidas no se habían hecho esperar. Todo fue una masacre.

El objetivo era destruir todo lo que había, tampoco dejar rastros de algo. Y si podíamos, claro, sólo si podíamos salvar información acerca del armamento militar.

Se preguntarán ¿por que hicimos esto con un cuartel general de Rusia si estábamos en guerra con los demonios? Fácil, al parecer los demonios estaban haciendo un trato con los rusos y eso no se podía permitir.

Luego explicare mas detalladamente sobre eso.

En fin, yo estaba con mis compañeros adentro de un laboratorio. Estábamos
hablando mientras revisábamos lo que había.

—Oye Luci, ¿crees que esto termine alguna vez? —me preguntó mi amigo
Roberto con curiosidad.

Teníamos nombre en clave, ellos me llamaban por mi nombre en clave y en cambio yo los llamaba por su verdaderos nombres, no es que importara mucho.

—La verdad... lo dudo —le dije mientras rápidamente revisada la computadora.

Teníamos 25 minutos para salir antes de que todo el lugar se hiciera
pedazos.

—Tan serio como siempre. ¿Sabes? Extraño que seas amable y gracioso, extraño al que eras antes de todo esto —dijo mi amiga Laura triste.

—Sigo siendo el mismo... —dije secamente mientras finalizaba la extracción de información de aquella base de datos.

—No... antes eras de hacer bromas, hablar con otros, y ahora... desde que hacemos este “trabajo”, llegaste a cambiar completamente —dijo mi otro
amigo Ángel seriamente.

—En este momento, no hay tiempo para hacer bromas... solo importa nuestro objetivo actual... si dicen que matemos, lo haremos; si dicen que destruyamos una base entera, lo haremos. Dejen de hablar, tenemos órdenes, así que...

Antes de que siquiera pudiera terminar de hablar...

*Slap*

Cachetada recibí una cachetada que se escucho fuerte, de hecho lo fuerte, sangre salió de mi labio.

—¡Escucha muy bien! ¡Habremos matado a muchos, entre ellos inocentes, pero hay algo claro! ¡Seguimos siendo humanos! Seguimos perteneciendo a este veneno llamado "humanidad —me regañó Yesica molesta.

La mire seriamente y le dije con un tono de voz alto y molesto.

—¡Escucha muy bien, porque solo te lo diré una vez! Nosotros ya no somos “humanos”, dejamos de serlo hace tiempo, ¡yo y cada uno de ustedes!.

—Luci... en verdad has cambiado... recuerda esto... siempre hay que tener “fe” —me dijo mi último amigo Sebastián mientras me daba la espalda.

En ese momento el lugar comenzó a temblar bruscamente. Nos pusimos en alerta.

Aún así, yo solo me mantuve en silencio. Bueno, solo fue hasta que el reloj sonó, y esto se debía a que solamente nos quedaban 10 minutos.

Yo me di medía vuelta, y dije.

—Vámonos, esto ha acabado.

Cuando íbamos corriendo por las instalaciones sonaban las alarmas.

Corríamos hasta que llegamos a cierta parte. En ese punto nos detuvimos únicamente a esperar el ascensor. Fue cuestión que llegara, y cuando llego, simplemente nos subimos. No tardamos mucho en llegar a la superficie. Cuando salimos escuchamos unos ruidos de una cuenta regresiva, ante aquel particular sonido simplemente lo seguí, volteé a una habitación y vi el lugar de donde provenía el sonido. Sí, era un extraño aparato que decía 6... 5... 4...

En ese momento únicamente pude gritar.

—¡BOMBA!.

Todos corrimos, pero fue en vano. La bomba había detonado, y con esto destruyendo gran parte del lugar.

Todo era un desastre. Mi estado era deplorable, simplemente tenia pensamientos acerca de que todo sería mejor si simplemente estuviera muerto.

Volteaba lentamente a todas partes y solo podía ver a mis compañeros muertos, ¿mis compañeros?, Mis mejores amigos, pensé en ese momento que todo había acabado, hasta que escuche un particular grito.

—¡Luci! ¿Sigues vivo? —preguntó mi amiga Laura.

—La-Laura... no te... e-esfuerces... en hablar... ¿puedes... moverte? –le pregunté con mucha dificultad.

—Sí... apenas puedo moverme... ¿y tú? –me preguntaba con la misma dificultad que yo.

—No... Mis piernas... simplemente no responden... ¡Escucha! sal de aquí... tienes cinco minutos... y yo estoy atrapado... ... ... Por favor, sal de aquí —dije mientras soltaba unas lágrimas y una pequeña sonrisa.

—¡No, no, no! ¡No puedo simplemente abandonarte, Luci! —dijo ella mientras se levantaba con mucha dificultad. Esto obviamente se debía a que tenía casi todo su cuerpo herido.

—¡MALDITA SEA! ¡¿Acaso eres estúpida?! ¡Sal de aquí! ¡AHORA! —le grité ya molesto.

Ella simplemente estaba llorando.

—Vete... sigue viva por mí... No, por nosotros... espero verte del otro lado —dije mientras le mostraba mi última sonrisa.

Ella asintió en llantos, y con toda la dificultad del mundo... se fue.

Mientras caminaba se veía la gravedad de sus heridas, pero ella solo tenía que salir y escapar.

Yo me encontraba viendo el techo. Quedaban 2 minutos según mi reloj.

Decidí revisar mi traje y para ver si tenía algo de suerte. Solamente pude sonreír un poco.

Ahí estaba... el último cigarrillo que pude fumar en mi miserable vida.

Pensé que se me habían acabado en la última misión, así que con las pocas fuerzas que tenía... lo acerque al fuego de unos pedazos de madera que tenía al lado y lo encendí. En ese momento hice lo más sensato que me quedaba, “fumar”. Mientras llenaba mis pulmones con aquél adictivo y cancerígeno humo, me llegaban recuerdos de mi familia, el tiempo que convivía con ellos; recuerdos con mis amigos, aquellos con los que salía siempre a pasar un buen rato. Así se me pasó el tiempo recordando.

—30 segundos —murmuré.

Solo me puse a recordar todo lo que hice hasta ahora. Todo lo que perdí.

—He... he... he... he... amigos... nos veremos muy pronto —dije para luego fumar lo que quedaba del cigarrillo.

Luego de eso... solo escuche...

*¡¡¡Boom!!!*
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Fin del Flachsbak.

Ahora solo veo la nada. Un blanco absoluto. Siento la paz, pero también la ira.

Continuará.....
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Hola mis amigos.

Bueno, espero que les haya gustado.

Quiero decirles que tal vez, haga una versión mejorada del prólogo, tal vez, no es muy seguro.

Y nos vemos en un próximo capítulo, bye.

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