El Oeste Blanco

'Permitame que le manifieste cuan ardientemente la admiro y la amo'

Dazai frunce el ceño, con el libro entre las manos que cede ante sus ojos, el texto se extiende interminable, una vez revisa cuanto le queda para acabar su lectura, suspira.

Prefiere voltear a su acompañante, Chuuya. Quien siempre duerme en los viajes en tren, precisa razon por la cual acaban siempre en la estacion equivocada, o posterior a su destino original. 

Se encoge de hombros, no le importa donde acaba si es con Chuuya. 

El tren suelta un resoplido de vapor, Chuuya despierta viendole aturdido, Osamu ve la oportunidad de fastidiarlo.

"Usted me ha hechizado en cuerpo y alma..." Chuuya responde con un gracioso ceño fruncido, confundido ante su repentina declaración. Luego voltea al libro entre sus manos, volteando los ojos.

"Lo que sea" Resta importancia a lo que Dazai catalogaria como su momento romantico. "¿Esta es nuestra parada?" Inquiere estirandose, ignorando las miradas repelentes de una familia que esta en un cubículo frente a los de su lado.

Osamu se acomoda indiferente, tirando de su haori y cerrando en un movimiento el libro, con tanta gracia como extender un abanico. Responde seco "Lo sabrias si no te durmieras todo el camino. ¿Tienes anemia?" 

"Prefiero dormir todo el camino a ver tu cara por dos horas" Osamu puede contradecir eso, de hecho, pero decide levantarse y Chuuya le sigue con la mirada.

"Solo hay una forma de saber si es nuestra parada" Toma sus cosas, Chuuya resopla siguiéndolo e imitando su acción.

Ambos bajan del tren, pisando el establecimiento de madera vieja que rechina ante los pasos de los transeuntes, las mujeres arrastrando sus largos vestidos, erguidas por medio de incómodos corsés, con botines de cuero o cuerina de distintas calidades dependiendo de la clase social, lo unico que importaba en la a finales del siglo XIV. Siguiendo a sus esposos de la mano de pequeños niños o niñas. Raros y raras los caballeros o damas que iban sin compañia del sexo contrario. 

La diferencia de ellos dos, es que no caminaban como una pareja, o tomados de las manos en publico. Era inmoral, y visto como antinatural para los ojos predispuestos de la sociedad.

Chuuya caminaba con prisa, el castaño le seguia a paso despreocupado, Chuuya rompio la regla y le tomo de la mano para apresurarlo.

Una vez fue jalado respingo con indignacion, Chuuya trato de soltar su mano, el contrario decidio sostenerla con firmeza, encontrando los azules confundidos sonrio travieso.

"¿Usted baila, Señor Darcy?" Finge un tono meloso, Chuuya suspira con resignación, devuelve el gesto con un apretón suave y tembloroso.

"No si puedo evitarlo" Sonríe, no le importa ninguna mirada de desaprobación ajena, observa con suavidad la curiosa devoción en los ojos contrarios, quien camina junto a el a un destino del que ambos se arrepentirían.

Con seguridad caminarían hacia el infierno, mientras sea juntos. 

(De hecho, ya lo estan haciendo.)

"Oeste Blanco" Murmura el pelirrojo, mirando directamente al cartel de bienvenida.

"Te sirvieron las clases de ingles" Guiña su ojo al pelirrojo, este se ruboriza levemente y chasquea los dientes.

"Vete al demonio" Avanzan, pasando del cartel de bienvenida.

"¿Es alguna advertencia de que es un pueblo fantasma?" Se burla el de orbes cafés, posando sus manos por los brazos de Chuuya desde la espalda. "Deberíamos correr antes de que saquen sus palos puntiagudos y nos citen el primer versiculo del libro de Genesis" Aprisiona al mas bajo desde donde esta, añadiendo suspenso a su drama inventado. Chuuya voltea los ojos, lleva una mano a la muñeca de Osamu sobre su pecho y la jala, indicándole que lo suelte y caminen.

"A veces creo que eres muy pequeño" Suelta de la nada el castaño, caminando a su lado por la entrada del pequeño pueblo, haciendo un gesto con sus dedos indice y pulgar, dejando una distancia casi inexistente entre ellos. "Y quiero abrazarte y protegerte para que no te vayan a confundir con una hormiga y te aplasten, incluso el color es similar" Con una mirada melosa jala uno de sus rizos pelirrojos.

"Que te den por el culo" Insulta y manotea su dorso. 

"Solo si eres tu" Chuuya alza una ceja ante su provocacion, la cual mata despiadadamente cuando comenta al aire, sobando su mano. "Golpeas como un gato"

"Se mas discreto, idiota. No quiero que nos echen del maldito pueblo sin siquiera haber robado algo" Desliza una mirada de desaprobación junto a un ceño fruncido. "Deberiamos buscar una posada" 

"Cierto tonto nos obligo a pasar la noche en un pueblo desconocido porque se durmio, voy a ser tan libertino como quiera" Fulmina al pelirrojo con la mirada, y resiste hacer un puchero. Chuuya tambien frunce el entrecejo, entonces suspira, admitiendo la derrota.

Tocan la puerta en un hostal, escrito en prolijo ingles, 'God's Blessness' Osamu evita resoplar por el nombre y Chuuya le mira de reojo, un poco avergonzado.

"Puedo recompensar mi descuido, si es lo que quieres" Comenta al aire, el castaño jadea por la provocación, Chuuya suele ser asi, sutil, de igual forma no puede resistirse cuando el castaño es descarado.

"Ah, ¿si? Me pregunto que tienes en mente" Devuelve la mirada intensa y probablemente estaba a punto de besarle cuando-

"Solo si prometes mantenerte callado" Suspira cerca de sus labios, el ruido que proviene de cerrojos desde adentro les obliga a separarse agitados y con nerviosismo de que haya testigos de su arriesgada escena.

"Bienvenidos" Recibe una mujer joven, haciendo una reverencia. "Nuestras puertas estas abiertas, pasen, caballeros"

Ambos caminan a la par de la muchacha, cubierta de ropas humildes y un poco desgastadas. Una falda azul marino que llega a sus tobillos y un cinturón ancho marrón y maltratado en su cintura uniendo la prenda con una camisa blanca de mangas largas y abullonadas. Se mira formal de todas formas.

"Es un lugar muy acogedor" Halaga el castaño, mirando a su alrededor, dirige finalmente su mirada a la chica, esta voltea hacia el y encuentra sus ojos chocolate, enrojece. Asiente y agradece en un murmullo. "¿Tienen habitaciones de dos camas?" 

(En realidad, solo van a necesitar una, pero ella no tiene que saber eso.)

Ella le envia una mirada curiosa. "Por supuesto. ¿No son de por aqui?"

"Cielos. ¿Se nota demasiado?" Interviene el pelirrojo, con una sonrisa avergonzada. 

"Oh, no es nada. Los forasteros siempre son bienvenidos en el Oeste Blanco, el padre es muy calido. " Afirma con una sonrisa despreocupada, mientras saca algunas sabanas del gabinete.

"Un poco serio, pero arraigado a la palabra del creador" Añade caminando escaleras arriba. "¿Son hombres de Dios?" Los mira sobre su hombro, ambos se sorprenden y encuentran la mirada en el otro. Luego asienten dudosos, para evitar problemas.

"Si, algo asi" Responde el pelirrojo.

Ella le regala una sonrisa directa al pelirrojo, el la devuelve con un asentimiento cortes.

La muchacha cae en cuenta y sale de su trance, dejando las sabanas sobre el colchon y tomando una pequeña pizarra.

Tartamudeando y con gestos extraños pregunta "¿Sus nombres?" Debo... registrarlos."

Ambos hombres intercambian miradas y el pelirrojo habla primero "Chuuya Nakahara" Ella escribe con cierta lentitud y dificultad, el pelirrojo dicta nuevamente "Y el es Osamu Dazai"

El castaño lo fulmina con la mirada, luego a la unica presencia femenina.

"Ya veo" Termina, y sonríe con la pizarra a sus espaldas. "La cena es a las siete. Soy Mizuki, Tsujimura. Proximamente Sakaguchi."

"Un placer conocerla, señorita" Una calidez rodea su sonrisa, Osamu sigue a la chica con la mirada mientras ella sale. Luego imita la frase del pelirrojo con burla.

"Un plicir cinicirli siñiriti" Resopla, con ambas manos en las caderas recrimina al pelirrojo. "¿Por que no le pides matrimonio de una vez? Tonto" Le da la espalda, Chuuya se carcajea.

"¿Estas celoso? Lo oiste, tiene un prometido" 

Tsujimura lleva la pizarra a su pecho, apretandola con ilusion desbordante, luego se regaña a si misma por escuchar a escondidas. Por pecar con su corazon al obsevar al chico bajito.

Que lindos ojos azules...

                                                                              .↭.


"Chuuya..." Jadea sin aliento, flexiona una de sus piernas y la lleva a el hombro del mas bajo, estirándola a lo largo de su espalda. Chuuya le ayuda apoyando bien su pantorrilla, deja un beso en su muslo. "Por favor, Chuuya. Lo necesito..."

Muy bien, es es, en realidad, muy arriesgado, en especial porque la mañana es el momento de mas actividad. Pero probablemente, despues de un tiempo viajando, hacia falta parar en algun lugar para algo mas intenso que una cogida rapida y desordenada. No es que tengan todo el tiempo del mundo, pero tienen lo suficiente para esto.

Chuuya no es indiferente a sus suplicas, traga el liquido preseminal, saboreandolo también en los labios rosados del castaño.

"Lléname" Gime sobre sus labios, abrazandolo por la nuca. Enrolla sus piernas alrededor de la cintura desnuda del pelirrojo, suspira tembloroso al sentir piel a piel la hombría junto a la suya. Se restriega obscenamente. El erotismo inunda sus sentidos, el solo imaginar el dulce pecado y lo vulgar que debe verse ahora.

"Haras demasiado ruido, esto es riesgoso" Muerde la linea de su mandibula y saplica besos en su mejilla, descendiendo por su cuello.

"No tendria problema si esa chica nos ve" Provoca, Chuuya levanta la mirada, lo observa desde arriba incredulo.

"¿Haces todo esto por ella?" Frunce el ceño, algo irritado. "Sabes que no me interesa" 

"Pero ella no" Argumenta, clava sus uñas con posesion sobre los hombros blanquecinos del mas bajo. Hunde los tobillos en su espalda gimiendo. "Llename, Chuuya, por favor."

"No voy a follarte porque estés celoso" Trata de alejarse. Osamu le abraza con mas fuerza.

"No es por ella" Tartamudea. Luego resopla frustrado. "No quiero bajar y ver a un monton de extraños, quiero estar contigo" Toma una de las manos del mas bajo y la lleva a su boca. "Por favor"

Lame con lujuria, observando al pelirrojo a traves de sus pestañas, Chuuya se encuentra a si mismo en la delgada linea del decoro y discreción o cogérselo sin piedad. Y es un pecado, lo saben, pero es lo mas dulce que alguna vez pudieron probar, vale la pena unas cuantas eternidades en el infierno.

Sera sucio, rápido y certero, lo suficiente para que no los encuentren. Esta bien. Luego tendrán tiempo a solas para la delicadeza y tratos gentiles con amor, no es como que no estén acostumbrados ya a esta clase de situaciones.

"No puedes conformarte, ¿hm?" Susurra, devolviendole la mirada. El castaño gime contra sus dedos, ensalivandolos, asiente con cierta desesperacion. Chuuya los dirige a su entrada, y, mierda. 

Tiembla aparentando inexperiencia al observar la reaccion del mas alto, ahoga el grito en su boca cuando lo besa repentinamente y muere ahi, porque el bastardo no parece entender que no deben encontrarlos. 

"¿Dos dedos te fundieron el cerebro, idiota? Nos tiraran a la calle desnudos si nos encuentran" Dazai sonríe con travesura, sella sus labios y opta por gemir desde el fondo de su garganta, removiendose contra sus dedos por su cuenta.

Arremete ante la provocacion, y se inclina a sus labios, tirando de su labio inferior. Un escalofrio recorre la espina dorsal de el castaño y se presenta como una leve punzada de dolor mezclado con el placer, un poco de la dosis que lo mantiene con los pies en la tierra.

"Chuuya" Jadea contra sus labios, pasando sus manos por el torso de su amante y delineando curvas con sus dedos, buscando una distraccion ante la abrumadora oleada de niebla que lo perseguia, tensando y destensando sus musculos, su mandibula se apretaba en un intento de reprimir sonidos obscenos. 

"Por favor, Chuuya. Lo necesito" El movimiento de sus caderas busca invitar al contrario a una danza suave, arriesgada y seductora, indaga hasta desatar la rudeza con la que puede satisfacerle. No es demasiado difícil convencer al pelirrojo.

"¿Nakahara-san? ¿Dazai-san? El desayuno esta listo" Mizuki, la peliverde, llama desde abajo de las escaleras, el tacon de su desgastado botín amenaza con subir hasta la puerta en busqueda de sus nuevos residentes. Eso seria un desastre para los huespedes en cuestion. 

Dazai bufa, araña al pelirrojo buscando llamar su atencion, aunque ahora ya sea tarde, de hecho es hora del desayuno, y tambien Chuuya sabe que no pueden tardar mas.

"No ahora" Suspira el pelirrojo, Osamu frunce el ceño. "¡Bajaremos en un momento!" Responde con voz afable. Resopla divertido al ver la expresion del mas alto, aparta el flequillo de su frente y deja un beso ahi, parece de buen humor. "Vistete"

Chuuya lo abandona en la cama, y el queda descaradamente de piernas abiertas, Chuuya ignora su estado de animo mientras acomoda su camisa y su hakama, a pesar de que haya una ereccion ahi, sabra como disimularla.

"¿Me dejaras asi?" Cuestiona molesto, y tambien ligeramente incredulo.

"Eso es exactamente lo que estoy haciendo" Le guiña un ojo, Dazai le tira una almohada desde donde esta. Chuuya la esquiva y le envia una mirada ofendida. 

"Estupida babosa, ¿cuando te he hecho algo parecido? ¡No puedes hacerlo conmigo!" Se sienta de mala gana en el colchon, toma con brusquedad su yukata del suelo. 

Parecia gracioso, ambos eran tan dispares debido a que el castaño solia utilizar el yukata y kimono tradicional, sujeto a las normas. Chuuya era un poco mas rebelde, y se basaba en la nueva moda que consistian los pantalones. Aun asi, se veia atractivo. Rara vez usaba la yukata, su hakama marron apagado era un simbolo de su gran talento con las artes marciales. A veces usaba un haori para evitar llamar la atencion. Osamu solia molestarlo por su mal sentido de la moda, obvio irritaba a Chuuya.

"No es por venganza, son asuntos que se salen de mis manos" Resta importancia el pelirrojo, abre la puerta una vez el castaño se levanta y lo fulmina con la mirada. "Te lo recompensare luego" Susurra a su oido, aunque llame la atencion de Dazai, rueda los ojos y habla entre dientes.

"Siempre dices eso" Frunce el ceño bajando las escaleras.

"Y lo cumplo" Añade sencillo, le da una palmada en el trasero a la cual Osamu responde con un salto.

Mizuki los espera dejando algunas ollas sobre la mesa, acomoda los platos y levanta la mirada, sonrie al verlos a ambos, ignorando el humor de perros del castaño.

"Nakahara-san, Dazai-san" Se dirige a un pelinegro sentado en una de las sillas. "Este es Ango Sakaguchi, mi prometido"

Ahora si empezamos, me disculpan los parentesis dramaticos, los momentos de prolepsis son como mi genero literario jaja. Decidi que este capitulo empezara fuerte para mantener la dinamica, espero les haya gustado.

¡Muchas gracias por leer, votar y comentar 💕!





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