---ꈊ---

Chanyeol

Miré los papeles frente a mi, luego al tipo que me los dió. Su mirada cansada lo hacía ver cómo un nene tratando de aguantar el sueño mientras come.

-¿Estás seguro de que son ellos?.

Resopló. -Oye, si no quieres creerlo no es mi problema, yo te traje la información, nunca te e dado información falsa, ¿No es así?.

-Tienes razón, lo lamento. Es solo que me cuesta creer todo lo que tuvieron que vivir para.. cómo sea, gracias por el trabajo-. Saqué de el cajón de mi escritorio un sobre, allá iba el pago de aquel chico. Se lo entregué y el solo lo tomó y lo metió a su saco. -¿No lo contarás?-. Pregunté jocoso.

-No, se que no me harías una mala jugada, a ti no te conviene que yo diga todo lo que sé de ti. No me harías eso porque, a diferencia tuya yo no tengo mucho que perder, en cambio tú sí.

Reí. -Vaya, Zhang Yixing es bastante bueno en esto. Por un momento me dió miedo.

Se levantó de la silla y con una sonrisa en los labios me hizo una reverencia y salió sin antes guiñarme un ojo. Seguí mirando todo lo que había escrito en esas hojas, incluso las pequeñas fotografías de aquella villa tan desolada e iracunda. Sin duda, me sentí bastante patético al siquiera sentir un poco de empatía por aquellos dos miserables, sabía que algo no andaba bien con aquellos dos cuando los miré la primera vez en la calle, a diferencia de ese día en la fiesta de cumpleaños, el chico más bajito, estaba bien vestido, ¿Cuál dijo que era su nombre?, Minsik, MinJin.

Dos toques en mi puerta, luego se abrió dejando ver la cara inconfundible de JongIn.

-¿Qué pasa?, estaba en una reunión con otro abogado, ¿Qué es eso tan importante que quieres decirme?.

Se sentó frente mío y entonces ya con su atención solamente en mi y en lo que iba a decir me dejé llevar, saqué toda aquella maldad que albergaba en mi, en mi ser tan vengativo y quisquilloso.

-¿Recuerdas a los chicos de tu fiesta?, el chico de traje azul y el bajito de traje negro-.

-¿Qué pasa con ellos?-. Indiferencia pura en su voz.

-Son chicos que llegaron de la villa Guryong, tal parece que escaparon de ahí y ahora quieren vivir a costas de los demás. Inventaron una historia tan tétrica y motivadora que fue difícil de creer. Los investigué, tienen pocos días que están aquí, por el momento se alojan en un hotel cerca de el río Han, es algo costoso pero supongo que no se están escatimando en nada.

-Me cuentas esto porque..

-Juguemos con ellos. Hace mucho que no me divertía con nadie, me imagino que tu tampoco.

-Oye, mis vacaciones en México no fueron solo para ver el paisaje-. Dijo divertido.

-Por supuesto-. Dije con la misma diversión. -Entonces que dices, ¿Les damos una valiosa lección a esos dos chiquillos queriendo jugar a ser hombres?.

Me miró con intensidad, suspiré, ahí venía su plática después de un rápido y muy certero análisis a mi persona.

-Hay algo de trasfondo. Lo veo en tu mirada, no quieres montar todo un show por unos chicos que te mintieron en una fiesta, hay algo más. Acaso, ¿Te interesa uno de esos hombres?-.

¡Bingo!. Sin duda JongIn era una persona para nada sutil, el siempre iba a lo directo, sin rodeos.

-Y si ese fuera el caso, ¿Habría algún problema?.

-Ninguno, al menos conmigo no. Tal vez para la malvada señorita Oh sí sería un problema, pero ella no importa ahora, yo te ayudo amigo-. Finalizó con un tono despreocupado y juguetón.

Oh Hani, la única persona a la que le podia hacer daño si se enteraba de ese pequeño detalle. Yo no importaba, después de todo, sabría cómo levantarme, dar la cara y seguir como si nada, en cambio ella no. Estaría tan deprimida como aquella ocasión en la que murió su gato, fue tanto su dolor que dejó de comer, dormía todo el día y dejó de ir a la escuela. Ella siempre era tan radiante, cálida y llena de vida, pero en aquel entonces era como si estuviera muerta en vida, su piel era pálida, bajó tanto de peso que su piel parecía que solo estaba forrando sus huesos, sus labios rosas tomaron una tonalidad casi blanca y andaba siempre despeinada.

No podría dejarla así otra vez, mi consciencia no me lo permitía, no tenía que ser yo quien le rompiera por primera vez el corazón, uno tan frágil y lleno de bondad, ella podía ser un dolor de cabeza muchas veces, pero aún así, no se merecía lo que le estaba haciendo.

-Chanyeol, ¿Qué piensas hacer?.

Tragué, arriesgando el pobre corazón de Hani decidí hacer mi propio juego, tal vez después mi conciencia me carcoma pero una oportunidad como la que se presentaba, nunca se podría volver a ver.

-Comencémos con seguirles la corriente, dejar que se confíen y después hacerles ver su error. Hay una cosa que quiero que hagas por mi. El chico bajito, quitalo de mi camino, se nota que es el más listo de los dos, pero hazle creer que no sospechamos de ellos, haz lo que quieras, coge con él o simplemente distrae al chico. No me importa.

-A sus órdenes mi jefe-. Dijo burlón y levantó la mano para llevarla a su frente en un saludo militar. -¿Y después?-. Preguntó.

-Mhh-. ¿Después qué?, ¿matarlos?, no era lo más viable, darles un buen susto era lo más congruente y lo que se sentía más divertido. -Demosle un buen susto a los dos, enseñarles que con gente equivocada pueden terminar mal, por suerte nosotros somos bastante buenos y les haremos retomar el buen camino-. Me reí sin querer.

JongIn me siguió y entonces como si fuésemos unos niñitos tramando una travesura, nos miramos con complicidad y nos reímos de lo crueles que podríamos llegar a ser, conocía a JongIn, desde que éramos niños, justo cuando cumplimos los doce años nuestras familias se conocieron, luego JongIn y yo formamos un lazo más profundo, durante ese tiempo, bastante tiempo, logré conocer facetas de él que jamás nadie se habría imaginado que tuviera. A veces el me podía dar miedo, sus pensamientos, sus sentimientos y sus acciones eran bastantes perturbadoras e inimaginables, él era lo que se podía conocer como un psicópata, sabia que no era mi amigo muy en el fondo, sabía que estaba a mi lado con propósitos extraños y desconocidos, pero el era lo más cercano a lo que muchos llaman amigo, entonces aprendí a aceptarlo, a quererlo tal cual era, a justificar su personalidad y todo lo que conlleva a ser él, incluso con aquella pequeña parte en dónde fingue preocuparse por mi, aunque en realidad solo me da las palabras que yo quiero escuchar, o que me dejan en un constante conflicto conmigo mismo.

El chico bajito, MinJin, KyungSoo o lo que sea, no lo había puesto en buenas manos, pero era un sacrificio, para que pudiera saciar una idea morbosa que recorrió mi mente, ¿yo era el más cuerdo?, no, tampoco era así, más sin embargo, solo quería acabar con la curiosidad y el interés que tenía hacia ese pequeño hombre con su brutal belleza.

-Bien. Pero ya sabes que a mí me gusta hacer las cosas a mi modo.

Ya lo sabía, me dejaba un poco ansioso el saber lo que haría pero no podía decir nada, no podía preguntar ni cuestionar nada, o me dejaría con más ansias.

-Entonces, que el juego comience.

---ꈊ---

Aahhhh, yaaaaa. Me emocioné al escribir el capítulo, ya empieza TODO.
No sé dejen llevar por nada, pues nada es lo que parece.
Sí, van a odiar a Chanyeol y a Kai peeeero.. también los van a amar muchísimo.

Aquí un spoiler de lo que se avecina, (tampoco les daré uno completo xd):

–A decir verdad, yo también pienso que usted es muy apuesto.

Lo miré con sorpresa y mi corazón dió un latido loco al escuchar ese pequeño comentario. –¿Yo?–. Pregunté y esperé expectante por la respuesta.

–Pues claro–. Me contestó con encanto. Se levantó de su asiento, se acercó a mí, y se sentó en el sillón, justo a mi lado, rodilla con rodilla, hombro a hombro. –Su belleza es como la de un atardecer.

••

«Beso.

Nosotros casi lo hacemos.

Casi nos besamos.

Quiero besarlo.»

–Entonces, no lo dudes más–. Escuché su susurro ronco, no              porque                 , pero me                  más y más. No                               , no debía.

No. No debía.

Pero su                                              cerca             , mis ojos seguían viendo                         , mi corazón seguía latiendo rápido, mi respiración se volvió errática y el hormigueo en mi cuerpo hizo presencia.

No. No debía. Pero quería.

Cada vez sentía su                 chocar con mi             ,su    rozar                          , su cercanía me ponía nervioso, aún así lo disfrutaba.

–No hay marcha atrás–. Dijo